jueves, 31 de diciembre de 2009

Primera Temporada: Epílogo

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Allá por el verano de 2008 bajando de El Frasno, camino de Morata, en una de estas conversaciones que por prudencia se deben sigilar, surgió un nombre para lo que hasta entonces era un sentimiento: Cenefos. Si el almuerzo, el vermú, la charlica y el ejercicio de una buena mañana en el monte nos reconfortaba, ¿por qué no darle continuidad?. Nos planteamos dejar la hibernación para un poco más allá de la jubilación, y seguir pateando senderos, sin abusar pero con continuidad, y empezamos 2009 con ese propósito. Incluso estrenamos nuestras ropas cenefas con orgullo, allá por la Sierra de Alcubierre… pero teníamos nuestras dudas. La familia, el trabajo, la pereza, el tiempo… la cosa empezó a diluirse. Sin embargo, asomando la primavera volvimos a la carga: llegó Tauste y la famosa calcetinada y poco antes de la Semana Santa asumimos el reto de la andada de Valdejalón: 30 km. Y luego llegó la Vicorada y disfrutamos como enanos por Vicort a pesar de esos 20 minutos de sobra. ¡Ya estábamos lanzados!. Luego llegó la ernestada, salidicas por esa Mularroya que nos están machacando y esas salidas con Luis I y nuestros compañeros de La Almunia. El verano nos animaba, y empezamos a compartir experiencias con nuestros amigos los ciclistas, que nos abrieron nuevas rutas y horizontes. Aún quedaba un reto: esa calcenada de 60 km que se nos clavó en el alma. Qué dura entonces y qué hermosa en la distancia.

Aprendimos para qué sirve el horizonte: para andar. Aprendimos que hay que caminar en compañía para llegar lejos. Y esa compañía fue llegando (aunque alguna la seguimos esperando). La Sección LA y Nigüella están con nosotros. ¡Hasta se nos agotaron las camisetas!. Hubo pájaras (algunas gloriosas), piques, algo de competitividad pese a todo, mucho de vino (ciclista y cenefo) y almuerzo. ¡Cómo olvidar ese chicken-in reglamentario en Alpartir preparado por la Sección LA!. Y las jarricas de cerveza del final. También hubo momentos tristes como aquella subida al Moncayo marcada por la ausencia. Es la vida, como el camino jalonado de dureza, de duro deambular a veces y de apacible belleza siempre, a poco que sepamos mirar, escuchar, meditar y dejarnos acompañar.

En esas fuimos llegando hasta aquí con casi todos en el camino. Alguno convaleciente, por poco tiempo. Pero con ilusión. Acabamos la primera temporada y esperemos que lleguen muchas más, que saldemos cuentas pendientes: Riglos, Pirineos, Camino de Santiago… ¿la Calcenada de 104?. Pero que poco a poco nuestra botas se vayan curtiendo de polvo, de aire limpio, de paisaje, de franca charla y animados almuerzos.

Salud compañeros para este 2010. Es mucho lo que nos queda por andar. Sólo hace falta dar el primer paso.
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domingo, 20 de diciembre de 2009

final de temporada 2009: Zaragoza-Cadrete-Zaragoza



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...más fotos                                                     Tiempo efectivo: 4 horas 36 minutos
Tiempo total: 5 horas 11 minutos
 .. Y se acabó. Se nos fue la primera temporada cenefa, y había que celebrarlo. Consensuamos el día 20, poco antes de la lotería y los excesos navideños para ir cogiendo el tranquillo a estos días. El objetivo: hacer ganica para ir a comer a El Cerdo, evocador nombre. Y para hacer ganica una salida alrededor de Zaragoza: evitamos así coger coches, que el cenefo es previsor. El pronóstico no era alentador: aventuraban uno de los días más fríos del año.
En la explanada de entrada del Parque Grande acordamos la quedada a las 8. Allí estábamos a dos grados bajo cero, Fernando, Carlos, Yuri, Juancho y Luis, esperando a Miguel Ángel que confió en Tuzsa para el dispositivo de salida. Con ligero retraso salimos sobre la 8.10 por el Parque Grande, camino de los Pinares de Venecia. A esas horas, con el sol a medio gas, el frío se deja notar, aunque ya son muchos los que están correteando por allá. Poco a poco la subida, sin ser exigente nos va haciendo entrar en calor. Llegamos al velódromo (al menos eso parece), el camino de tiro de bola y luego el cuarto cinturón para dejar ya Zaragoza y los pinares. El paisaje estepario está salpicado de la nieve caída esta semana. El frío arrecia y así nos lo recuerdan los múltiples ciclistas (inseparables compañeros durante esta temporada) que nos pasan. Camino de Valdeconsejo, vamos planificando lo que puede ser la próxima temporada. Sea por el frío, sea por el sol que empieza asomar, nos subimos arriba y llegamos a planificar salidas de varios días... no hay que emocionarse: paso a paso. Habrá que consolidar lo conseguido y seguir haciendo grupo. Sin embargo, son varias las ideas que cuajan y esperamos llevarlas a cabo.
Guiados por el GPS de Juancho y con Yuri y Fernando como liebres tiramos para el barranco de las Almunias, la zona más divertida y bonita del recorrido. Terreno erosionado con fuerza por el agua, que nos va a llevar a Cadrete. Antes, parada para almorzar y rendir el último homenaje de este año a la bota cenefa. Llegados a Cadrete, tenemos que coger asfalto para dirigirnos a la Fuente de la Junquera, que ya nos ha explicado brevemente un paisano (de un pequeño pueblo de Aragón) lo que fue y lo que es. Foto comunitaria, tozolón de Fernando y para adelante. Ah!, por una vez, los cenefos (que para eso es Navidad) hemos hecho una parada técnica en un bar de la localidad: reponemos líquidos y, ahora sí, para adelante.
De la Fuentes de la Junquera hasta Zaragoza, un paseico que salpicamos de más fotos en el Batallador, antes de aterrizar en el Parque de Bomberos, como meta de la etapa. De allí hasta el final, cervezas, vino, una buena comida y mejor compañia. Esto ya queda intramuros, que hasta los blogueros senderistas gustan cerrar los ojos para recordar según qué momentos.
Ha sido un placer, compañeros. El primer paso de la próxima temporada está al caer, y esperemos estar todos. ¡Ah!, y recordad: Nuestra Tierra pertenece al Cierzo (Juancho dixit).

Disfrutemos de unas hermosas Navidades y mucha salud, amor y amistad para este próximo año.

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lunes, 7 de diciembre de 2009

Aluenda again. (El Frasno-Aluenda-Nevera Erilla Alta-El Frasno)

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más fotos...                                   Tiempo efectivo: 3 horas 7 minutos
Tiempo total: 3 horas 41 minutos

Fracasada por la metereología la intentona de Riglos, o aguada más bien, dedicimos celebrar Santa Bárbara por Aluenda y aledaños. Diezmados por las fiestas, sólo nos apuntamos Juancho, Rafa, Luis y la mitad de Fernando (a la otra mitad se quedó en la cama). De alguno más se tuvo noticia sobre las 7 h, pero no parecía que superase un control laxo, muy laxo, de alcoholemia y su previa prudencia lo descartó. Bien hecho. Subimos desde Morata Rafa, Luis y la mitad de Fernando. Juancho, estrategia ACAC, subió desde Zaragoza. El punto de encuentro era el cementerio del Frasno, para salir camino de Aluenda.
Se emprende la subida por el camino de la izquierda, marcado por un letrero que anuncia la nevera de la Erilla Alta (antes tuvimos algún despiste menor). Enseguida el camino se empina y se hace exigente, amén de que el viento alborotaba y hacía del frío compañero de viaje. Lo que toca a esta alturas de otoño, incluso con cambio climático encima (a ver Copenhague qué nos traes para los que poco esperamos de la codicia humana). En el segundo desvio a la derecha, tomamos la pista que entre pinares nos ha de llevar a Aluenda. Es una zona más llevadera en la que vamos arreglando el mundo y desgranando esa economía sostenible que se nos viene encima (curioso el adjetivo sostenible, si miramos más abajo en qué se está convirtiendo Mularroya). El camino finalmente baja hasta la antigua carretera nacional, ya residual, que enfila la entrada al pueblo. Llegamos ya allí convencidos de que la perspectiva incial de llegar al Pico del Rayo se esfumaba dada las apreturas de horario. Así que nos concentramos en disfrutar de la senda que sale del hotel-restaurante y que está perfectamente anunciada como una PR hacía Viver de Vicort (11.5 km si no falla la memoria, tienen la culpa). Para los cenefos esta senda ya viene marcada como la PO. De inicio es un camino con algunas huertas que pronto se convierte en un sendero con vegetación tupida. Un maravilloso túnel de carrascas y encinas (creemos adivinar, pero agradeceremos precisiones técnicas sobre la vegetación de la zona) de aproximadamente 1 km, empinado (o encarrascado) que pone a prueba pulmones y piernas. Cada uno a su ritmo vamos llegando a la pista principal que conecta El Frasno con la Erilla Alta. Juancho, que se encuentra fuerte, la subió en 19 min. Los demás, más alejados y en procesión. A esas horas, parece que Fernando comenzaba a despertar. Dejamos constancia de que es la primera vez que le vemos flaquear, pero todo tiene su explicación.
Toca reponer fuerzas, y tiramos de almuerzo para compensar el esfuerzo. Escueto esta vez. Casi efímero. Además no está el tiempo para alegrías, por lo que retomamos la subida enseguida por la pista que nos ha de llevar a la carretera militar que sube a lo que conocemos como la Vicora, pico distinguible por la bolas allí instaladas. Punto militar de control aéreo. Lo suyo hubiera sido seguir por la pista que nos lleva a Viver, para afrontar luego la subida al pico del Rayo, pero el tiempo se nos había echado encima y no era cuestión de abusar. Así que decidimos como solución de urgencia visitar la nevera de la Erilla Alta. Está perfectamente señalizada. En la cima, justo antes de la carretera un camino a la derecha (según se sube) que baja unos centenares de metros para llevar a una vallado que rodea una preciosa construcción de piedra. Es la nevera que servía para la producción de hielo. Qué lejos quedan esos tiempos. Es lo que había. Tras la sesión de fotos correspondiente, decidimos regresar.
Ahora todo es cuesta abajo. En 45 minutos, estamos en nuestro punto de partida, con el tiempo justo para echar unas cañitas en el albergue. Y como dijo Rafa: tonificados.
Hasta la última del año compañeros. Recordad que es día 20, domingo.

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domingo, 15 de noviembre de 2009

La Calcenada de otoño...

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más fotos...              Tiempo efectivo: 4 horas 16 minutos
Tiempo total: 5 horas 8 minutos
La primavera-otoño que el cambio climático o las tormentas solares nos está regalando esta año nos hacía presagiar un excelente día para la calcenada de 2009. Con este ánimo partimos los cenefos desde Zaragoza a eso de las indecentes 6.15 de la mañana.
En dos coches con Juancho, Rafa, Ana, Fernando, Juan Carlos y Luis llegamos a eso de las 7.45, recien amanecido, a Calcena. Bello paraje para aquellos que no lo conozcan en el corazón arandino. ¡Lástima de carretera!. Un poco de cola para conseguir los dorsales, y menos para un chocolate o moscatel mañanero. En la entretenida, avistamos a Miguel y Carlos que han venido desde Nigüella para hacer la marcha con nosotros. Como hay que esperar bastante decidimos comenzar y reagruparnos en San Cristobal. Así que a eso de las 8.35 comenzamos a andar.
El primer tramo es exigente. Dejamos a nuestra espalda Calcena por una senda que comienza cruzando el río por la misma zona de aparcamiento. A la derecha unas paredes blanqueadas por los buitres, y al frente el monte que hay que subir. Prolongada y exigente, pronto se destacan Rafa y Fernando. En cola, Ana va poco a poco mermando fuerzas, así que decidimos dividir un poco más el grupo. Se llega a San Cristobal tras un desnivel de 400 m que hay que tomar con calma para no desgastarse. Allá nos esperan unos bocadillos de longaniza y panceta que resucitan al más pintado. Tras una espera aparece Ana, cual si hubiera coronado el Tourmalet tras sietes puertos de primera. Un poema. Admiramos el paisaje con el Moncayo (o mejor la Lobera) al fondo, fotos, recuperación y para adelante.
Todo para abajo incialmente por una pista que animamos con conversaciones varias: proyectos, posibles comidas y una curiosa teoría de Juan Carlos sobre la aceptación del cambio. En el siguiente avituallamiento ya nos alcanzan Miguel y Carlos y ahora toda una ligera subida que vamos haciendo a paso vivo. Las piernas responden y el día está esplendido para disfrutar de la andada. Enseguida llegamos al siguiente punto con fruta varia y una, de nuevo, maravillosa panorámica de la zona del Moncayo en la que se avistan las primeras nieves. Estamos aproximadamente en el km 9.5.
A partir de ahí, un descenso más o menos acusado que refrigeramos con bocadillo de jamón y, algunos, con un caldito, para enseguida llegar a la zona de la carretera.
Dejamos aquí constancia del atajo tramposo de algunos cenefos que pasan a cabeza. Son curvas varias que nos llevan a nuestro destino ansiado desde el principio: el barril de cerveza que nos espera a las puertas de Calcena. Tres cañitas, algún fruto seco reponen las 4 horitas de andada que hemos disfrutado. De allí a entregar dorsales, recoger camisetas y al coche para prepararnos para la comida.
En este caso la comida ha bajado de calidad con respecto al año pasado. Acabamos en un pis pas y coincidimos con un conocido de la gasolina. Colega de la Almunia al que mandamos un abrazo. Como el tema familia achucha un poco, levantamos el campamento a eso de las 14.30 para ir a tomar café a Nigüella donde nos despedimos de Miguel y Carlos. A partir de aquí, Rafa y Juan Carlos para Zaragoza, y el resto un rato en Morata y de nuevo a Zgz. Feliz día y feliz adios a la temporada de andadas populares. Salud para el que viene, compañeros. En nuestro recuerdo, y también en el teléfono (que no se lo ha querido perder), nuestro cenefo adoptivo que ya se recupera de su intervención y en breve no dudamos que volverá a discutir la calidad de nuestra bota, el paladar de nuestro vino y las exigencias de nuestros recorridos. Que así sea.
Calificaciones: paseo con chincheta al principio.

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domingo, 25 de octubre de 2009

AVZ: mandan mojones. Anillo Verde de Zaragoza (Del Puente de Santiago a la Prolongación Gómez Laguna)

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más fotos...                    Tiempo efectivo: 3 horas 51 minutos
Tiempo total: 4 horas 24 minutos
El anillo verde de Zaragoza (AVZ) fue el elegido para seguir haciendo piernas por Zaragoza. Allá fuimos los cenefos, tras una quedada a las 7.30 en el puente de Santiago. Desde Delicias amaneció Fernando, desde la Puerta del Carmen Juancho y Rafa, y desde Salvador Allende, Luis. Encontrados en el puente, iniciamos la ruta con el Ebro como compañia.
El camino está marcado por mojones cada 100 metros, según la guía consultada (pero por los mojones) y además pronto coincidos con las indicaciones de la GR99 que comparte. Se pueden apreciar en su vía urbana maravillas de la arquitectura moderna como el azud Belloch y el embarcadero del Sena. Enseguida, dejadas las Fuentes y los restos de botellón nos adentramos en las zonas de sotos que jalonan el Ebro. El ritmo es vivo, muy vivo, recordando la ernestada que también se hizo al lado del Ebro. Sea por el ritmo o por lo pronto de la mañana, cualquier amago de polémica se cierra pronto, si bien Fernando nos deja alguna frase que merece reseñarse. Para la próxima calcenada de verano: "tonterias las justas". Queda dicho.
De vez en cuando se ven gallináceas varias (fochas, garzas...) que habitan estos sotos y nos alegran la vista. Este camino natural de la Alfranca es un terreno llano pero muy agradable de hacer. Enseguida llegamos a un cruce de caminos donde abandonamos la compañía del Ebro y tiramos para la Cartuja, tomando el desvio de la derecha.
En el pueblo corredora y confusión. Ya empiezan a escasear los mojones y sufrimos el despiste. Cruzado el pueblo, finalmente llegamos al puente que cruza la autovía que lleva al Burgo. Tiramos para arriba hacia el Canal Imperial. Ya la zona empieza a ser menos verde, sin mojones y con poco incentivo.
Cruzamos por el barranco de la muerte, con Rafa añorando el nuevo campo de fútbol, al que promete Juancho ir con bastones. De allá tiramos para los montes de Torrero, avisando esclusas y atentos a los comentarios de Juancho sobre la obra de Pignatelli. El ritmo no se ha aflojado en ningún momento y se impone un descanso para el chicken-in reglamentario: vino, bocata y fruta.
Tras este alto nos metemos en la zona Torrero-La Paz en una zona ya urbana, que nos ha de llevar a las lindes del Parque Grande. Antes contemplamos un hermoso chopo que queda inmortalizado en la foto que ilustra la crónica. Foto de autor (estamos desentrañando el mensaje, parece ser que lo importante es el camino, pero no estamos del todo seguros).
Poco a poco, las fuerzas en algunos van mermándose, mientras Juancho y Fernando se suben arriba. Llegados a Casablanca (véase en el albúm la Casa que le da nombre) cambiamos orilla del Canal y enseguida dejamos su compañía para buscar ya la zona urbana y las cervezas de rigor. Aun dudamos si completar el anillo, pero vemos que va a ser a costa del vermú y finalmente decidimos ir a las Delicias como final de fiesta. Además llevamos a Rafa con inflón. Fernando aconseja para tirrar de jarra y comestibles: pimientos, salmueras, patatas bravas... comida y bebida energética para reponer sales.
Ha sido una buena mañana en los alrededores de Zaragoza.

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sábado, 17 de octubre de 2009

Otra mañana de Pilares en Zaragoza. La Puebla de Alfindén-Alfajarín-La Alfranca-La Puebla.



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más fotos...
Distancia recorrida: 20,16 kilómetros
Altitud min: 130 metros, max: 274 metros
Desnivel acum. subiendo: 610 metros, bajando: 598 metros
Tiempo efectivo: 3 horas 45 minutos
Tiempo total: 4 horas 43 minutos

Se van acabando las fiestas. Y seguimos calentando motores por los alrededores de Zaragoza. Había preparado Juancho una salida en torno a los galachos de la Alfranca para este fin de semana y a ella nos apuntamos los de casi siempre con sorpresas incluidas. Primero, cayó Luis I de la convocatoria, parece que por incompatibilidad con los horarios festivos, si bien las discrepancias con la bota y el vino cenefo puede haber tenido algo que ver. Segundo, recuperamos a Carlos, socio fundador que nos había abandonado durante un tiempo, sea por problemas físicos, sea por su renovada afición a las dos ruedas (léase motocicletas y no bicicletas). Con estas novedades amanecimos a las 7.20, hora de reagrupamiento, Juancho, Manu, Ana, Miguel Ángel, Carlos y Luis. El resto excusado o excusable.Para comenzar la etapa nos dirigimos primero a La Puebla de Alfindén, acompañados de una temperatura propia de estos meses o incluso de alguno venidero, y del cierzo.Chequeo al material (hoy hay pleno de indumentaria y GPS's) y repaso a las nuevas botas de Manu, para iniciar la andada por la cañada real de Barcelona camino de El Toro. Aquellos que hayan transitado por la carretera o autopista a/desde Barna, lo reconocen fácil: es el negro indultado de Osborne que preside el horizonte en lo alto de los montes blancos de la zona. En estos mismos nos adentramos. Paisaje duro, monegrino, donde los haya que han retratado ya nuestros cantautores y políticos con suerte dispar (juro que ha salido así, sin querer -me refiero a lo de disPAR-). Laberinto de caminos y sendas polvorientas, gozo de ciclistas y moteros, que nos van acercando al bicho. La estampa, arriba, es muy bonita. Con el sol del amanecer al fondo, el cielo inmaculado solo roto por el recuerdo de una España tan distinta, la de nuestros padres, que como dijo aquel no reconoce ya ni la madre que la parió. Fortunately. La estampa está de foto, pero la temperatura y el cierzo no. Así que aligerados de instantáneas, retomamos el polvo para dirigirnos a la Ermita de la Virgen de la Peña y las ruinas, se supone de un castillo, en Alfajarín. Una vez en ella, descendemos ya por el camino asfaltado que cruza por debajo de la carretera y nos lleva a Alfajarín pueblo por el que llaman barranco de la Virgen. Hay que atravesar el pueblo y ya bajar hacia el río que se adivina por el reguero arbolado del fondo.
El camino se nos hace ahora plano y monótono. Continuo de campos, acequias, alguna urbanización, corralizas, que nos va llevando hacia el río y la zona que perseguimos de los galachos. Bordeamos "las casa de los huertos" y "la torre bruil". En este tramo ya avisa Manu que sus pies reclaman atención. Aun con todo se aguanta hasta llegar a la orilla del Ebro, elegida para el chicken-in de rigor. Bota con rico vino argentino y refrigerio de apaño. En el repaso de pies, Manu ya lleva una rica ampolla que esperemos solo sea de las que habitualmente se incluyen en el precio de unas botas nuevas. Se remienda como se puede y continuamos camino, ya con el Ebro como compañero en todo momento. Una vez entrados a la reserva natural de los galachos de La Alfranca, el paisaje algo mejora, y el verde ya empieza a ser más habitual. No obstante, todos preocupados por el pie de Manu que no parece haber mejorado en exceso ni con el primer esparadrapo ni con el segundo intento con los parches de silicona. Incluso se baraja llamar a Luis I para recoger heridos. Valorado el cachondeo consiguiente, se decide seguir sufriendo y seguir hacia la finca de La Alfranca... hasta que la cosa ya no es sostenible. Seis kilometros antes del objetivo final (léase jarras de cervezas en La Puebla) se opta por dividir escuadrones y que una avanzadilla llegue a por uno de los coches. Elegidos Miguel, Carlos y Juancho para la misión, el resto continua hasta la Finca como fin de etapa. Allí comprobamos que no era una ampolla sino dos las que torturaban a Manu, una de ellas con bastante mala pinta. Raro que pudiera andar siquiera. La zona de la Finca, aunque solo de pasada, pudimos comprobar que tiene unas preciosas instalaciones. Al poco regresa Miguel con el coche para la recogida y llegamos, esta vez sí, al objetivo. Como ya es costumbre cenefa, jarras, brindis, un pequeño vermú, loas al encanto de los galachos de juslibol (no es un error), y algunas cosas más que dejamos intramuros y para casa, que son casi las 2 pm.
Muchas gracias a Juancho por la planificación y el vino.
Se acabó la temporada pilarista de este año. Salud para la próxima.

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sábado, 10 de octubre de 2009

Una mañana de pilares en Juslibol

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Distancia recorrida: 16,38 kilómetros
Altitud min: 179 metros, max: 316 metros
Desnivel acum. subiendo: 502 metros, bajando: 517 metros
Tiempo efecivo: 3 horas 22 minutos
Tiempo total: 3 horas 46 minutos

mas fotos...
Mañana de pilares. Para hacer piernas, Juancho nos ha organizado pequeñas salidas alrededor de nuestra ciudad de adopción, que hoy estrena sus fiestas. Para hoy, la selección es una ruta alrededor de los galachos de Juslibol.
Ya en la quedada, algunos, más jovenes, nos recuerdan lo que se cuece. La noche ha debido de ser dura. Para desoxigenar lo que no ha sido, quedamos a las 8 am en el pabellón de Juslibol: Ana, Juancho, Rafa, Miguel Ángel, Manu, Luis y el cenefo adoptivo, Luis I. Hacía arriba, como una premonición, encaramos la calle del Bar (literal) para retomar el camino que nos lleva, paralelo a los pinos, hacia las antenas. Lugar de descanso elegido por algunos para matar el sueño pilarista. Procurando no molestar hacemos unas fotos con Zaragoza en la distancia, y seguimos. Comienzan ya los primeros escarceos sobre lo idóneo o no de la tecnología cenefa. Alcanzamos el monte (cúmulo sulfatado) que domina los galachos y descansamos por unos instante para que Manu pueda reparar neumáticos. La ampolla ya es importante. Parece que la elección botas-plantillas-calcetines no ha sido la correcta y nos jura que las Notton van a dejar de importunar marchas cenefas por los siglos. Así sea, por su bien (el de Manu). Desde este montículo, se baraja alguna posibilidad de bajar a la orilla del río para llegar a Alfocea o bien continuar, como estaba planeado por el interior. Nos confiamos a nuestra tecnología.La zona, con algunos altibajos, tiene difícil catalogación. Para los profanos, secarral de la hostia. Alguna alambrada nos avisa de que los militares gustan de entrenarse por allá, si bien nos mantenemos en los límites. Divididos en dos grupos, con Manu, Ana y Luis en la cola, nos vamos acercando a Alfocea. Allá hay reagrupamiento, para tomar la carretera que nos conduce a Monzalbarba. Justo antes del puente hay unas indicaciones que señalan el camino paralelo al río y que llevan a los galachos de nuevo. Elegimos acortar la etapa inicialmente programada y tirar para allá.
Antes, refrigerio. Un chicken-in de alivio, con vino cenefo patrocinado por Rafa. Ya ha dejado dicho Luis I que a lo mejor Rafa entiende de vinos y que un poco mejor que otros días estaba. Hoy, sin embargo, el problema no era el vino sino la bota. Poca pitera. En fin, la competencia con la logística ciclista sigue complicada y habrá que cuidar hasta el último detalle para conseguir la certificación. Estamos en ello. Aliviados, retomamos el camino ya más agradable a la vista. Eso sí, los ciclistas están por todos lados. En todo momento está marcada la ruta (GR-99, si la memoria no falla). Manu sigue sufriendo y hubo que parar de nuevo. El pie derecho está cada vez más perjudicado.
Reagrupados en uno de los galachos, con la foto de rigor, tomamos ya la última parte de camino por la zona conocida de paseo en los galachos. Es ya la última parte del camino, que aligeramos para llegar antes de las doce al bar. Tinajo. Reminiscencia mejicana, que una vez dentro se convierte en tinaja, reminiscencia aragonesa. Jarras a discreción, chorizo y longaniza para celebrar la primera mañana de pilares. Planificamos la intendencia para el invierno y echamos una risas. Juan Carlos (al que mandamos un saludo) se nos suma vía telefónica, lo que deducimos por el parte del día que le trasmite Luis I: aquí estoy con los cenefos...
Ha sido un paseo (calificación por unanimidad) entretenido para hacer piernas y preparar pilares.
Felices fiestas compañeros.
Nota: parece que la próxima AZ (around Zaragoza) se proyecta para el 23-24. Anillo verde. Seguiremos en contacto.

domingo, 4 de octubre de 2009

La cabrera


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Distancia recorrida: 16,81 kilómetros
Altitud min: 577 metros, max: 1.419 metros
Desnivel acum. subiendo: 990 metros, bajando: 980 metros
Grado de dificultad: Moderado
Tiempo efectivo: 3 joras 33 minutos
Tiempo total: 4 horas 50 minutos

fotos...
La hora era las 7:30 en la plaza de Morata, y desde Zaragoza llegamos Fernando H., Yuri y este que narra. Allí nos esperaba Manu, con Lezcano y Miguel. Desde allí nos dirigimos al punto de encuentro con Juan Carlos Mesones, que nos hizo las veces de anfitrión, guía y viandero. Dejamos los coches en la salida dirección Borja que hay en Illueca, junto a uno de los negocios de venta de calzado economico que hay en dicha población.
Cruzamos la carretera, y junto al cementerio comezamos la andada, eran las 8:00 de una mañana despejada que había dejado su paso una luna casi llena que nos alumbro el camino desde Zaragoza. Tomamos el camino que partía junto al Campo Santo illuecano y comenzamos las primeras rampas con la vista a frente de la Cabrera que majestuojemnte se ergía ante nosotros.
Dejamos ese camino para atrevesando un almendral, encaminarnos a la boca del primer tramo de la senda que nos conducirá a la cima. Este primer tramo, es exigente, y en palabras de los ciclistas se trata de un pechugazo. El primer tramo de la senda muere en un refugio, donde las vistas son espectaculares, y anuncían que la panoramica de La Cabrera lo será todavía más. El grupo viene dividido, ya se sabe que subiendo cada cual a su ritmo, y para hacer tiempo a que Manu, terminse el primer tramo de la subida, Juan Carlos nos lleva por una pista forestal hasta la fuente de Valdejuen, nombre que también lleva el refugio anteriormente citado. Trago de agua fresca, una fotos y nos quedamos perplejos al leer el cartel que hay junto al caño de agua que reza "TIRAR BASURAS ES DE CERDOS", los aragoneses somos así, y es gran verdad y da mucha bronca ir por el monte y encontrar algún rastro de algún "desalmado porcino".
Deshacemos nuestros pasos para dirigirnos hacia el refugio, e iniciar desde allí la segund parte de la senda de ascensión. El segundo tramo de la senda, sigue siendo otro pechugazo, aunque esta vez más corto, y vuelve a morir otra vez en el camino forestal corta a modo de faja e improvisado cortafuegos el verde de la falda de la sierra. Aquí Juan Carlos, nos comunica que Manu ha decidido dejar viva la Cabrera para otra vez, y que realizara un recorrido alternativo, sin tocar cima. Moraleja "La Cabrera no sabe de cigarros". Ya el grupo más compacto, comenzamos la parte finla de la ascensión, y merendándonos a paso marcial los dos últimos tramos de la senda, llegamos a la cima en 1:50 de ascensión. Miguel nos asegura que el la sube en 1:10, nadie conociéndole y viéndole andar sospecharía que miente.
Desde arriba las vistas preciosas... Desde la cima hacia el Norte y NE, podemos observar los principales pueblos del Aranda, como Brea, Illueca, Gotor y Jarque que se dominan a la perfección. También muy cerca, el Moncayo aparece como hermano mayor, y más lejos, cuando el aire limpia la atmósfera, aparecen los lejanos y admirados Pirineos. Por el Oeste, otras cumbres de esta misma Sierra de la Virgen parecen competir por la altura: el Pico de la Ermita de la Virgen de la Sierra sin ir más lejos, con sus 1417 m. y entre el Collado de Valdeleños y el de la Cruz de Piedra, se alza una altura 6 m. mayor que la nuestra, pero sin tanta entidad, el punto más alto del Risco del Gato. Por el SE, nos saluda la Sierra de Vicort, con sus bolas y su Pico del Rayo y más al Sur las Sierras de Cubel, de Pardos y la de Armantes con sus Castillejos.
En la cima, nos hacemos fotos bajo el vértice geodésico, y decimos buscar, un sitio a refugio del aire para acometer el chicken-in que ya nos habíamos merecido. Cresteando, y antes de parar, nos encontramos con los "señores del monte", osea los cazadores, y malpensando que les vamos a fastidiar su día, dicutimos brevemente sobre si debemos pasar o no... aunque a mi discutir con alguien que tiene un rifle en la mano, no me seduce, a decir verdad, no le seduciría ni a nuestro gran polemista cenefo (Rafa). Cresteando por la sierra y escuchando de fondo alqun que otro disparo, encontramos un acomodo junto a unas roca para darnos un homenaje. La bota ciclista, con vino Ribera del Duero, agua fresca de la sierra, y por si nuestros bocadillos fueran poco, Juan Carlos a salud de la celebración de los "Ibarzos" del día anterior trajo embutidos para todos (creo que hasta para dos docenas de cazadores que nos merodeaban habría habido). La conversación-discusión del almuerzo estuvo patrocinada por las hijas (¿?) de nuestro querido Zapatero.
Una vez recuperadas fuerzas, nos dirigimos cresteando hacia la Peña Guzman, y desde allí comenzamos el descenso, para ello Juan Carlos, se encargó la semana anterior de señalizar un recorrido de bajada, no marcado ni indicado, que entre rocas, pinos, encinas y quejigos nos conducirá hasta una pista forestal. Junto a esta pista, se sitúa una joya botánica y de gran valor ecológico "el alcornocal de Sestrica". la pista acabará muriendo en un camino asfaltado que nos llevará a la carretera que nos separa de Illueca. Desde allí para llegar al punto departida tomamos un camino, y tras casi cinco horas terminamos la jornada.
Despues lo que toca, jarras de cerveza, esta vez con unas exquisitas salmueras en Illueca, foto y a Zaragoza... el ACAC casi se complica!!!!
Gracias a Juan Carlos, Miguel y Lezcano por compartir esta hermosa mañana del Veranillo de San Martín.
Los cenefos ausentes, tienen una deuda desde hoy con La Cabrera.
Salud!

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domingo, 20 de septiembre de 2009

Crónica de un debú anunciado. La subida al Pico Buitre.


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Distancia recorrida: 16,18 kilómetros

Altitud min: 491 metros, max: 984 metros
Desnivel acum. subiendo: 752 metros, bajando: 768 metros
Grado de dificultad: Moderado
Tiempo efectivo: 3 horas 10 minutos
Tiempo total: 3 horas 53 minutos
fotos...
Esta semana estrenamos el nuevo sistema de quedada vía electrónica. El destino que nos seleccionó Fernando: el pico del Buitre de Alpartir, variedad de la intrusión al valle del amor que ya hicimos al principio de verano. Otro estreno esperado: Manu anunció su debú. Confluyendo en la Almunia allá salimos desde tres sitios: Zaragoza, Nigüella y Morata. Desde Zaragoza, Yuri, Juancho, Rafa (se dudaba, pero allá estuvo como un jabato) y Luis. Desde Nigüella, Miguel Ángel y Raúl. Desde Morata, Manu, Fernando (Hernández), Luis I (que ya anunció que no se perdería el debú de Manu) y las sorpresas de la jornada, Paco y Miguel. Estaba el equipo profesional casi al completo a falta del otro Paco (el maestro) al que deseamos una pronta y feliz recuperación. Todos, junto con Fernando (Alonso) nos fuímos hacia Alpartir.

Llegados allá salimos a las 7.50 hacia nuestro destino. En la salida, primer contratiempo: Manu descubre que algo falla en su cantimplora. Lo descubre algo tarde, vamos cuando está calado en salva sea la parte. Camino inicialmente del Valle de Tiernas, tomamos dirección PR-13 de acuerdo al poste del cruce de caminos, e iniciamos una progresiva subida al monte, inicialmente cultivado (época de almendras). Pronto se va rompiendo el grupo en tres. Manu, dosifica y anuncia que seguirá con su ritmo para no desfondarse antes de tiempo. En breve comienza una subida más pronunciada por una zona de pinares de bella factura. Toca pechugada y vamos espaciados con el ritmo que a cada uno le conviene. Poco antes de cima nos reagrupamos y esperamos a Manu, que fiel a su palabra, con su chin-chano, sube. Es más, no se le ve fundido sino todo lo contrario. Ya reagrupados llegamos arriba, donde nuestro guía Fernando nos jura que es la chufa del día. Pico del buitre. Surge la polémica: Luis I que es a la izquierda, Paco que hay que seguir un poco, los demás que dónde estamos. Seguimos... pero enseguida se despejan dudas, y esta vez sí. Hay que reconocerlo. Luis I tenía razón. Al César lo que es del César. El pico del buitre no estaba en la chufa que nos dijo Fernando. Hay que tirar monte a través para llegar a un bonito puntalico que domina dos valles y con una preciosa paronámica de la sierra de Algairén y Vicort. Muy recomendable. Arriba, chicken-in reglamentario y de nuevo duelo de botas, que gana por goleada la ciclista. Arreglamos un poco el mundo, proponemos calendarios comunes y antes de que nos venza el vino, para abajo de nuevo.

Seguimos brevemente el camino inicial para luego girar a la izquierda en el primer cruce de caminos. Allí tomamos un camino que nos ha de llevar al otro valle: el de Tiernas, que ya pateamos en julio. La sorpresa llega cuando vemos que Manu nos abandona para seguir por el mismo camino de subida. La respuesta la tendríamos mucho más tarde. La pista va bajando, si bien en un momento hay que tener cuidado ya que se abandona la pista principal para tomar una senda a la izquierda que nos llevará a otra pista unos metros más abajo. En breve alcanzamos el valle de Tiernas, un poco más abajo del paso cementado en el río Alpartir. El grueso del pelotón que va delante (Miguel, Yuri, Paco, Luis I, Fernando y Raul) deciden volver por la plaza del pino. Fernando decide volver por la zona de huertas y el resto seguimos, a cierta distancia, al equipo A. La subida, ya conocida, la tomamos con tranquilidad, y a ritmo llegamos a la plaza del pino donde nos reagrupamos y ya olemos la jarra de cerveza que nos están poniendo en el bar de Alpartir. Desde allí, cuesta abajo en la rodada. Paco nos anima a hacer las 9 sendas de Algairén, oferta muy tentadora que tenemos que estudiar.

En Alpartir, momentos de esparcimiento y refrigerio. Manu harto de andar solo, va poco a poco recobrando el brío, mientras surge la lección del día: en el monte, no hay que hace caso a Lezcano. Nos metemos un poco con Luis I, echamos unas risas, hacemos planes y al poco retomamos la estrategia ACAC. Se acabó. Una bonita mañana en un hermoso paraje.

Calificaciones.
Paseo.

Muchas gracias a nuestros amigos ciclistas por su invitación a la fiesta de la cerveza. Nos veremos, compañeros.

PD. Aprovechamos para aconsejar a los nostálgicos, con hijos pequeños, que vayan a ver Up. Preciosa película y hermosa banda sonora. Hasta la próxima.

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domingo, 13 de septiembre de 2009

Nigüellada 2009

Distancia recorrida: 21,45 kilómetros
Altitud min: 443 metros, max: 763 metros
Desnivel acum. subiendo: 618 metros, bajando: 612 metros
Grado de dificultad: Moderado
Tiempo efectivo: 3 horas 59 minutos
Tiempo total: 4 horas 58 minutos

Nigüella. Este era el destino de turno elegido este fin de semana por cortesía de Miguel, cenefo adoptivo de la villa, que había planificado como ruta la que se hace en la andada del Maestro Zapatero. Y sin embargo Juancho aceptó. Allá salimos sobre las 6.30 de la mañana desde Zaragoza, Juancho y Luis II, en un coche, y Juan Carlos (sin sus paredes) en otro, para confluir en el punto de origen de toda marcha que se precie: el albergue. Nos esperaba Luis I que quería ver con sus propios ojos el estreno andarín de Manu. No pudo ser. Según el parte médico que transmitió el interesado por culpa de un ataque de gota. Según el parte médico que improvisó Luis I por culpa de un ataque de todo un pantano. Esto habrá que aclararlo Manu. Lo que es evidente es que podemos mandar el sastre todavía.
Llegamos a Nigüella a las 7.30, donde ya esperaba Miguel. Cogemos trastos y para adelante. Novedades en trastos: Juan Carlos estrena botas y Juancho, casi. Salomon inmaculadas, que motivan nuevo debate. Según Juancho, gracias a Ana. Según Luis I, imposible. Con estas, tiramos desde la plaza, calle abajo hacia un puente sobre el río Isuela, para coger un camino que enseguida empina para arriba y que finalmente nos ha de llevar a orillas del Aranda. En esta zona vimos un par de corzas que aprovecharon estas primeras horas de la mañana para bajar a beber agua al río (se intentó foto, pero la tecnología ha fallado como puede comprobarse en la sección más fotos). Al llegar al río, hay que cruzarlo. Ojo: dos veces (no es un error, si cruzas dos veces vuelves a la misma orilla del río pero es lo que dicta la orografía). Eso sí cruzamos por una zona cementada, por lo que basta descalzarse, cruzar con el agua, fría en los tobillos, secarte y seguir.
Continuamos con el río al lado hasta el Gallizno, una bonita zona al lado del Aranda con un refugio-merendero en muy buenas condiciones y una zona abierta con mesas al lado de la fuente. Allá llegamos sin habernos desgastado todavía y tomamos posiciones para el chicken-in. Reglamentario y con duelo de botas (de vino) incluído. Nos plegamos a la bota ciclista, más grande y con Ribera de Duero autóctono (sic, y elaborado para deleite del de la gota –o pantano- que nos ha fallado). Acabado el refrigerio, retomamos el camino. Por cierto, se han empeñado en asfaltarlo, resta encanto pero aumenta comodidad a los que van de merendola al Gallizno. Es un agradable paseo que nos termina conduciendo a la parte alta de Brea, donde tras algunas dudas tomamos un camino que nos ha de conducir a Mesones (está indicado, y ni tan siquiera es necesario entrar en Brea, basta girar a la derecha una vez alcanzada la localidad). Esta es la parte dura del trayecto, con una subida continua de unos dos kilómetros (cálculo a ojo, para detalles consultar wikiloc) para alcanzar el puntalico que hay detrás de Brea (unos minutos después que Luis I, llega el pelotón). Desde allá, descendemos hasta Mesones (en todo momento esta indicado), donde nos recibe su sensacional castillo. Algunos comentarios sobre iglesias, obras, alcaldías van jalonando el camino y haciéndolo más agradable.
En Mesones, surgen las dudas. A la salida del pueblo, tomamos un camino que desciende al Isuela (afluente del Aranda y este a su vez del Jalón al que confluye aguas abajo de Morata –por las dudas-) y allá buscamos un camino que nos tiene que llevar a Nigüella. Tras varios escarceos, concluimos que hay al llegar al río, tomar la chopera de la izquierda y seguir hasta ver el Isuela encajonado en una pared de cemento y por encima un camino. Ese es. Todo recto hasta Nigüella, donde llegamos sobre las 12.35 aproximadamente. Visitamos el bar, y nos refrigeramos de nuevo con un esplendido vermú. Muchas gracias Miguel.
Con la murria que surge después de un par de jarras de cerveza (poco para lo que tocaba, según Luis I, que se ha bebido toda la que cabe en la Casa Grande o casi, dicho esto sin exagerar), tomamos carretera de nuevo a Morata. Parada y cerveza en el albergue. Y cierre. Hasta la próxima.
Calificaciones: Paseo por unanimidad
Aviso: a partir de ahora la quedada se procurará hacer vía web. Atentos al correo para consultar cuándo se sale. Cualquier sugerencia, también es de apreciar que se use la web. A ver si dinamizamos el blog.

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martes, 25 de agosto de 2009

Moncayada 2009. La crónica más triste



















morata_de_jalon_senderismo_15
Distancia recorrida: 23,64 kilómetros
Altitud min: 1.314 metros, max: 2.314 metros
Desnivel acum. subiendo: 1.543 metros, bajando: 1.455 metros
Grado de dificultad: Moderado
Tiempo efectivo: 5 horas 5 minutos
Tiempo total: 6 horas 18 minutos

Nos faltaba el Moncayo. Después de rodearlo en la calcenada, nos propusimos acabar vacaciones subiendo a este lujo de monte que tenemos al ladito de casa y hacerlo desde la zona soriana.
Quedamos con Paco (Aznar) para la excursión, excelente guía al que se unía una excelente mañana para subir, con una leve (solo leve) tregua del asfixiante calor que tuvimos toda la semana. La quedada tuvo que ser temprana: a las 6 am en la plaza de Morata para aprovechar algo de fresco y allá estábamos Javí Clemente, Juan Carlos y sus Paredes (que por fin se volvían a unir a los cenefos), Fernando, Luis y nuestro sherpa de lujo. Subimos por Tierga-Calcena, carretera dejada de la mano de los dioses que nos rigen y que abandonando Purojosa se empina en una hermosa zona boscosa para llegar a Beratón (a 1400 aprox. de altitud), ya Soria, origen de la subida. Llegado al pueblo, si se gira a mano derecha se llega a una fuente con un pequeño lavadero y merendero donde un cartel nos guía la senda de subida al Moncayo (la llamada PR-SO 88 de 11.5 km con peaje previo en la Lobera). Y allá, tras la foto de rigor, salimos para arriba a las 7.25 am.
De inicio pechada, subida corta pero que en frío nos arrebata el aliento y nos calienta para lo que viene. Pero en breve, el terreno se suaviza y entramos en zona arbolada (abunda en rebollos o robles como alguno apuntó) que permite un paseo agradable y suave hasta aprox. los 1600 m de altitud. Se asciende pero la pendiente es bastante llevadera, si bien Paco ya nos avisa que no todo es así, que en breve cada uno llevará el ritmo que pueda y en la Lobera nos veremos. Y en efecto al acabar la zona boscosa, los montes ya se imponen y el camino se empina. Comienza lo duro en una zona con poca vegetación, algo de brezo y enebros rastreros. El grupo se fragmenta y Paco tira para adelante, primero con Fernando (y su varita mágica) y luego en solitario demostrando que le sobran piernas. Detrás Javi y en cola Juan Carlos y Luis. Llegamos a los 2000 y nos reagrupamos para reponer algo de líquido. Y de allí a la Lobera donde ya apreciamos las zonas pedregosas, tarteras con lastras que sortean el camino y perlan toda esta zona montañosa de fuerte erosión. En la Lobera, que alcanzamos sobre las 9.40, foto en el vértice geodésico y con el Moncayo ya a al vista, tiramos de tobogán por una zona de pastoreo a la vista de los restos y llegamos al camino que asciende desde el Santuario, ya bastante transitado a esas horas de la mañana. Animando a Juan Carlos para que esprinte llegamos a la cima sobre las 10.35. Es el momento del chicken-in. Esta vez sí es reglamentario: chorizo, queso, jamón… bota de vino que enseguida sucumbe y trago del segador. Conocidas las excelencias de Castellvi, bajamos… y subimos de nuevo a la Lobera para ya descender a cuchillo hasta el camino de pinos que se ve a la izquierda desde la Lobera (mirando hacia Beratón). El descenso se hace duro por las piedras y el sofocante calor. Alcanzada la pista, se desciende poco a poco a Beratón donde llegamos sobre las 13.30. En la fuente reponemos líquido, algunos relajan pies y todos tomamos aliento.Llega el momento del regreso, para llegar cerca de las 15.00 al bar de la Estación donde celebramos con unas cervecitas una bonita mañana en el monte por excelencia de la zona, de la que dejamos constancia como siempre ha sido… Y sin embargo esta ha sido la crónica más triste. Faltaban Juancho y Rafa. Mucho ánimo, compañeros.

Calificaciones: Calcetinada-inflón

Gracias Paco y Javi por vuestra compañía.
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EXTRAS
Ruta wikiloc GPS

jueves, 20 de agosto de 2009

Caminado por nuestra Sierra. Morata de Jalón.


morata_de_jalon_senderismo_14Distancia recorrida: 10,58 kilómetros
Altitud min: 412 metros, max: 918 metros
Desnivel acum. subiendo: 598 metros, bajando: 598 metros
Grado de dificultad: Moderado
Tiempo efectivo: 2 horas 15 minutos
Tiempo total: 3 horas 3 minutos

fotos...
No había mucho tiempo por razones familiares varias (solo quedaba una ventana en la mañana de 8.30 a 11.30), pero sí ganas de hacer algo previo a la moncayada, así que decidimos algo rápido: subir al vértice geodésico de la sierra de Morata. A las 8.35 (tarde, pero es lo que había) comenzamos la caminata, partiendo como siempre del Albergue y tomamos barranco arriba para subir por la Umbria l'Aila (creemos que así se escribe la Umbría del Águila, este tema hay que aclararlo). Para los que quieran subir por pista hay que coger en la segunda bifurcación el camino de la derecha (hay marcada una estaca que señala el GR-90 que baja de El Frasno) y seguir todo recto para acabar cerca del cerro de la Atalaya desde donde se divisa, de frente, El Plano de El Frasno y a la derecha la Sierra de Morata que es el objetivo, ya subiendo por la cresta de la sierra (hay una pequeña senda) que delimita los términos municipales de El Frasno y Morata. En nuestro caso, decidimos subir parte de la Umbría por la izquierda y cruzarla posteriormente, para ya coger monte a través, orientados siempre por la referencia de Morata y Chodes que vemos a nuestra espalda.

La caminata es exigente y nos permite eliminar algo de las toxinas acumuladas en las fiestas. El monte está tremendamente seco después de una primavera poco benévola y un tórrido verano. Hoy, no es una excepción y Lorenzo pega de lo lindo. Además, por las urgencias solo hemos cogido una botella de agua, por lo que el alivio es poco o nada. Llegada a la senda que parte de la Atalaya, tenemos algo de sombra, y menos pendiente, con lo que la caminata se dulcifica un poco. El paisaje, eso sí, es precioso con una buena perspectiva de Morata y las serranias que le rodean. Para andar, una gozadica. Con algún descanso para retomar fuerzas, llegamos a las 10:20 al vértice geodésico y tomamos las fotos de rigor para dejar constancia.

Varias son las posibilidades de bajada, pero dada las urgencias de la mañana, tiramos de frente para coger el camino que va por el barranco de la Sierra. En este aceleramos, recordando tiempos de ernestada: más de 8 km/h de tirada en esta zona nos despierta todavía más la ya de por sí desbravada sed que llevamos por nuestra mala cabeza. En breve, llegamos a Morata y desesperados tiramos para el Albergue donde tres cervecitas por barba aflojan un poco la sed y nos reconfortan con este pequeño placer que supone echarte al monte. Han sido unos 10 km y poco más de dos horas de andada real (véase ficha técnica, que para eso está).

Calificaciones:
Paseo, eso sí, pelín exigente por las subidas monte a través que siempre se notan.

Postdata: Pedimos público perdón al cenefo in pectore. Decidimos muy a última hora la caminata y no avisamos Nostra culpa. Avisamos, no obstante, que la repetiremos.

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jueves, 13 de agosto de 2009

Morata-Chodes-Las Torcas-Jabacín-Mulrroya-Morata


morata_de_jalon_senderismo_12
Distancia recorrida: 14,97 kilómetros

Altitud min: 386 metros, max: 526 metros
Desnivel acum. subiendo: 337 metros, bajando: 339 metros
Grado de dificultad: Fácil
Tiempo: 3 horas 26 minutos
fotos...
Un clásico. Para retomar la actividad después de la Calcenada, un pequeño paseo de 15 kilómetros, por los bellos alrededores de Morata. Quedamos los cenefos en el sitio de costumbre: el albergue a las 8.00 am. Un poco de charlica y decidimos hacer este clásico de los los muchos andarines y andarinas de este pueblo: ir a las paredes y de allí subir a Jabacín para regresar por Mularroya.
Si bien es posible ir por el camino del cementerio adelante, decidimos salir primero hacia Chodes por el camino del Barranco, que nos ha de llevar al hermoso puente de Capurnos, un puente de sillería (siglo XVII) de un único ojo que rehabilitaron recientemente y enclavado en una preciosa zona de huerta, que nos trae recuerdos de las muchas meriendas que por allá celebramos cuando “andar”, ya fuera a pie o en bicicleta, no era ni cardiosaludable, ni un deporte, ni una afición, sino simplemente lo que tocaba.
El camino hacia Chodes, ahora asfaltado, es breve y una vez llegado al pueblo, se gira a la derecha para ir hacía la cantera. Enseguida pasamos a camino que seguimos recto sin desviarnos: es el camino a las Torcas. A la derecha vamos dejando la única pared de lo que fue el castillo de Chodes. En el trayecto vamos saludando a varios grupos que han salido a hacer la ronda a las paredes aprovechando el frescor de la mañana. Enseguida se alcanza la orilla del río, y se ve majestuosa la que conocemos como Peña Agujereada, así como las bonitas paredes de roca que han dado fama a esta zona entre los amantes de la escalada. Cruzada la vía del tren (que pasa el monte a través de un túnel), abandonamos el camino para coger una senda a la izquierda que rodea el monte. La senda paralela al río, transcurre entre choperas, para llegar de nuevo a la vía del tren al otro lado del túnel. Allí cruzamos el puente con mucha precaución y seguimos unos metros paralelos a la orilla del tren, hasta ver una senda a mano derecha. De nuevo nos lleva al río entre una zona de vegetación, choperas y, curiosamente, olivares. Hay que tener cuidado porque en alguna zona se encajona y hay zarzales que dificultan el paso. El paseo es divertido y sencillo hasta llegar a una zona despejada de árboles, que coincide con la parte final del barranco que desciende de Jabacín. En la parte derecha del barranco se observa una senda (continuación de la que hemos seguido por la orilla del río) que es la que tomamos para ascender hasta la paridera de Jabacín. Conviene girarse en el camino y admirar las hermosas peñas que homenajean a nuestro río en esta zona. Incluso el Ave, al fondo, se pliega al ritual. Para los amantes de las cuevas, se deja alguna a mano derecha (inconfundible por la enorme boca de entrada).


Llegada a la paridera, hay que cruzar la autovía (hay un túnel) para retomar un camino que nos ha de llevar a Mularroya. Enseguida se adivina al fondo la zona todavía forestal y la zona ya mutilada de lo que ha sido este bello paraje. Con la jota, y la mala leche, en la garganta, bajamos para llegar a la antigua carretera a la altura de los Palacios. Allí, en lo que fue una zona de descanso, hacemos el pertinente chicken-in que debemos agradecer a Fernando: bocadillo reglamentario, algo de fruta, trago de agua, charradica y adelante. Pasados los Palacios, se observa enseguida un camino a la derecha, que inicialmente transcurre entre pinos. Este, nos ha de llevar ya a la zona de la cantera que hay a la salida de Morata. Cruzamos de nuevo la autovía, y por la carretera se sigue hasta el pueblo. Alternativamente, justo antes de la señal que anuncia Morata a 0.3 km se puede coger un camino para cruzar la carretera y bajar por el barranco hasta la Fuente y de allí al albergue. Fin de la etapa.
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lunes, 10 de agosto de 2009

The First and the Last. Calcenada 2009


morata_de_jalon_senderismo_11
Distancia recorrida: 60,27 kilómetros

Altitud min: 742 metros, max: 1.493 metros
Desnivel acum. subiendo: 1.446 metros, bajando: 1.478 metros
Grado de dificultad: Difícil
Tiempo efectivo: 12 horas 8 minutos
Tiempo total: 14 horas un minuto

fotos...
Era un mito. Los cenefos habíamos oído hablar de la Calcenada de verano, una prueba hermosa por lo dura, como lo es el paisaje del somontano del Moncayo. Teníamos algunas referencias directas aunque algo confusas, además de la entrañable Calcenada de otoño en la que participamos, y decidimos probarnos. Eso sí, seleccionamos los 60 km que se ofrecían como alternativa a los 104, inalcanzables para nuestras perspectivas actuales: Calcena-Litago, una calcetinada de las gordas.

Alguno no llegamos en las mejores condiciones y las sensaciones previas no eran optimistas. Aun con todo, a las cuatro en el albergue estábamos Fernando, Juancho y Luis con su respectivo lío de mochilas, listos para salir y allá que fuimos acompañados de Javi que no quiso perderse la salida. El ambiente era el de una prueba deportiva más próxima a la competición que a una andada popular. Mucho profesional, muchas ganas de mejorar tiempos y nervios en la salida. Unos consejos de cajón antes de salir (no fumís y no tirís nada al suelo… y debemos decir que no todos lo cumplieron), una canción para relajar músculo y las 6 pm, según horario, salimos hacia Purujosa. Hermoso pueblo que ya casi se nos escapa de Aragón, enclavado en una zona privilegiada, pero dura, lo que hace tan comprensible la desbandada que hubo como el lento rebrote que hay. Allá, primer avituallamiento: Aquarius, agua, naranja y plátano. Una charladica con unos conocidos de Fernando que nos anuncian la pechada que nos viene encima y para arriba. Muy para arriba, camino de Soria. En breve entramos en el Parque Natural del Moncayo (recomendable, al menos lo que vimos) y afrontamos subidas duras. Son momentos de concentración y sudor, mucho sudor. Cuando llegamos arriba, nuevo avituallamiento: Aquarius a litros, agua, naranja y plátano (los frutos secos se los comieron los caballos). En este punto el camino se hace más amigable, camino de Borobia, ya en Soria, donde nos espera la cena (justo antes de llegar nos adelantan los primeros corredores que han salido a las 8 pm). Llegamos al pabellón de Borobia sobre las 10 pm, entre el alborozo de la gente del pueblo (cansada más bien de jalear a los muchos que llegaron antes). El chicken-in escueto. A puro de sumar bocadillos de jamón cocido con tomate, hicimos un amago de cena que apañamos con una naranja de postre, alguna cerveza y una llamada a la familia para confirmar que se habían hecho los primeros 20 km sin problemas y seguíamos adelante. Recogemos polares de las mochilas que mandamos a Borobia (mochila 1, información vital para Fernando que nunca llegó a entender bien esto de las mochilas, sus idas y venidas) y para adelante. Al salir, nos encontramos con un amigo de Zaragoza: el Cierzo. Y estaba para pocas bromas. La temperatura por debajo de 15ºC y el Cierzo alborotado no presagiaba nada bueno. Aguantando el frío nos fuimos al avituallamiento de Beratón (para los del chiste fácil: no vimos a Ton) por una zona de pastos, de buena pista y fácil de hacer. Llegamos sobre las 11:25 pm, acumulando dos avituallamientos de Aquarius, agua, naranja y plátano. Estábamos en el ecuador de la andada y, Cierzo aparte, las sensaciones eran buenas. Partimos para la Cueva de Ágreda, con un paisaje intuido más bonito, con multitud de sendas señalizadas y que adivinan un entrañable lugar para los amigos de la andada. En la Cueva sobre la 1:30 am, nos reciben los senderistas de Brea que se ocupan del avituallamiento (se obvia por concocido) y vimos un ejemplo palmario de un SNB importante (se apunta la terminología PO para estas visitas de Monsieur Masseau). Aturdidos salimos para la Aldehuela, siguiente punto de avituallamiento sólido.

Al salir del pueblo, Juancho enciende las alarmas: algo falla. Vamos a obviar detalles, pero si dejar constancia de la importancia de llevar un buen botiquín, del efecto lubricante y mágico de derivados siliconados, parafínicos, etc. Damos las gracias a Labocane que nos salvó la marcha. (Información para el cenefo caribeño: ya predijiste hace un año que esto podía suceder con este tipo de cremitas). Lubricados, seguimos un camino que se empina cada vez más, para llegar a la máxima altura (1500) que alcanzamos en la marcha. Nos adentramos ya en una zona que se adivina cada vez más hermosa y boscosa para llegar a la Aldehuela (kilómetro 40), tras un prolongado descenso sobre las 3:30 am. Avituallamiento y revise de mochilas. Nada especial. Bocadillos de jamón, Aquarius, naranja y plátano. Como el frío arrecia, también hay leche caliente con café o Cola-Cao. Descansamos un buen rato, acumulamos tema de conversación con rubia incluida y salimos ya convencidos de que podemos llegar. Ahora casi todo es cuesta abajo, aunque no pueda decirse que más fácil porque las bisagras fallan ya, y se acusa más al descender.

Abandonamos la provincia de Soria, para entrar de nuevo en la parte aragonesa del parque sobre las 5:20am. Esta zona, más llana y agradable es de una andada fácil. Alcanzamos el kilómetro 50 poco antes de San Martín de la Virgen del Moncayo, donde llegamos bien, sin excesivos problemas físicos y convencidos de que todo esta hecho. Craso error. Allí, lo de siempre: Aquarius, agua, naranja, plátano y un lugareño con una cogorza de preocupar que nos entretiene un rato. Poco. Salimos, unidos a dos parejas, que pronto queda en una: Cigarritos y su, creíamos, acompañante que pronto tomó las de Villadiego. El camino sigue siendo pista de no excesiva dureza, pero poco a poco la cosa se va complicando, conforme nos recibe el día (momento Cigarritos imborrable). Fernando, el mejor de los tres aparentemente, no siente los dedos que ha conseguido salvar con esparadrapo. Juancho, con las rodillas un poco machacadas da pena cuesta abajo y Luis siente ya las primeras ampollas en el pie derecho (dos). Como podemos, se alcanza Lituénigo, a las 7:10am. Avituallamiento reglamentario donde ya hemos tirado de Don Rafael para recordar dónde se pueden meter el Aquarius. Solo quedan 3,6 km para el final: Litago. Pero fue un arrastrase continuo por una pista que subía y bajaba de forma infernal, o al menos nos lo parecía. Nos sobraron estos diez kilómetros. En los 50 se acabó lo divertido. Pero, aun sin la frase mágica, había que llegar. Y se hizo. Eran las 8.08 am de la mañana cuando cruzamos la meta en Litago. Objetivo cumplido. Recogemos mochilas (salvo una, perdida por la organización), almorzamos (nada especial) esperamos al abuelo-escoba y en el autobús de la organización regresamos a Calcena.

Recuperamos allí aliento (y la mochila perdida) y algo del chicken-out a base de cervecita. Nos unimos a Miguel, el otro representante de Morata en la marcha, que tuvo muy mala suerte, pero un valor impresionante. Tras descansar, emprendimos el regreso al pueblo para llegar al albergue, punto de partida, sobre las 1 pm. Y así, los cenefos hicimos dos veces la calcenada en una noche. Se consiguió, y estamos muy satisfechos y llenos de los muchos recuerdos y anécdotas que deja una noche intensa en el monte. También es bueno echar en la mochila nuevas lecciones: saber dosificarte, conocer tus límites en cada momento, incluso aprender a sufrir para alcanzar objetivos. Se aprende, y mucho. Pero nuestras metas cotidianas tienen ser más simples: algo de charrada, bastante de ejercicio (no hay que perder de vista que también es un deporte), un mucho de paisaje y un almuerzo o vermú en su defecto o incluso de forma aditiva. Eso sí, comprobamos la verdad de nuestro lema usurpado: si quieres llegar lejos, camina en compañía. Qué no nos falte nunca. Y esto va también por nuestras chicas, que nos tienen que aguantar.

Calificación: Inflón-inflón por unanimidad.

PD. Rodeado el Moncayo, solo nos falta coronarlo. En breve y sin excesos.
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EXTRAS
Ruta gps wikiloc
Página oficial Calcenada

domingo, 2 de agosto de 2009

SEE YOU LATER, CYCLISTS: Aluenda-Viver de Vicor-Tobed

morata_de_jalon_senderismo_10mas fotos...
Tras varias semanas intentando hace coincidir una fecha y un destino atractivo, por fin salimos ( perfectamente duchados y sin “olores” aparentes ) con nuestros amigos de la “Peña Ciclista” de Morata, tal como reza el nombre en sus uniformes.


La logística fue algo más dura de lo habitual para nuestro grupo, ya que al carecer las cenefas de documentación para manejar vehículos, tuvimos que levantarnos una hora antes para poder dejar un coche al final del recorrido ( en Tobed ).Nada más salir del pueblo nos topamos con una parte del grupo que había decidido salir directamente desde Morata para intentar darnos caza antes de finalizar la etapa. Así que a las 07:25 nos presentamos en la plaza de Aluenda el que suscribe y su hermano Wancho. Allí nos esperaban desde hacía un ratico Luis I ( Lezcano ), Paco “ el maestro”, Juan Carlos, Luis Enrique y Javi Catalán. Tras breves saludos y presentaciones, y una vez ajustadas las correas y cinchas de nuestras botas y mochilas, salimos para afrontar la parte más dura de la andada: la senda de Aluenda, vieja conocida nuestra ya que al año pasado la subimos en compañía de Javi Gasca. Wancho empieza poniendo un ritmo bastante rápido y enseguida el grupo se divide en 3. La verdad es que yo recordaba la ascensión más dura, pero también más bonita, ya que el otoño suele dar a las sendas con mucha umbría, como ésta, un aroma de bosquejo y tierra húmeda que por momentos te hace recordar…. en fin. Que en 25 minutos estábamos casi todos arriba esperando a los últimos y después de una larga espera ( nos quedamos bastante fríos ) y varias llamadas de teléfono, Luís y Juan Carlos tuvieron que desandar el camino porque Javi sufrió un percance. “Lo que pasa en el campo, se queda en el vestuario”. El caso es que el septeto se convirtió en sexteto para el resto del día. En 15 minutos más llegamos al cruce con la carretera militar que sube a la Vícora. Y poco más tarde nos encontrábamos andando por la pista forestal que recorre la faja de la sierra. El otro grupo seguía llamando por teléfono para saber por dónde íbamos. Por un momento recordé las viejas películas del Oeste donde el grupo de los “buenos” perseguían a los forajidos ( tirotiroriiiiii, tooooriiiroooooo – música de “La muerte tenía un precio” ). Wancho oteaba el horizonte para ver la nube de polvo acercarse, pero éstos, al parecer, eran más sigilosos y no nos mostraban su posición, con lo que el miedo a verlos aparecer por algún cortado empezaba a atenazar nuestras piernas. Intentamos abstraernos de la situación y continuamos disfrutando de las magníficas vistas y de las experiencias de los más veteranos. Así aprendimos que la mejor forma de atacar el Pico del Rayo es “a cuchillo por la sierra” y que cresteando se recorta bastante el camino hasta Viver ( además de poder disfrutar de las bellas vistas de los dos valles.
A las 09:30, en un recodo protegido, y a los pies del Pico del Rayo, nos dimos el homenaje pertinente ( Chiken in ). Longaniza, queso, alguna anchoa, jamón y vino de guarda de la bota de Lezcano ( es de guarda porque Luis lo tenía “guardao” desde antes de su operación ). Yo ya no me hubiera movido de aquí, pero alguien vio la nube de polvo acercarse y, tras recoger rápidamente los restos de nuestro avituallamiento, iniciamos la marcha hacia Viver de Vicor. Juan Carlos impuso un ritmo frenético y en mi intento por seguirle casi pierdo medio pulmón. Que situación más frenética. Los “buenos” encorriéndonos por detrás, y algunos de los nuestros “tirando a muerte” por delante. Así que tomé la decisión de relajarme y disfrutar del resto del camino a mi ritmico. A las 11:30 llegamos a Viver. El pueblo sigue igual. Me recordó mucho a Miravete de la Sierra, el pueblo donde nunca pasa nada. Ni rastro de la amiga de Wancho ( nuestro gozo en un pozo ). Recarga de agua en la fuente. Tenemos que hacer cola porque otro grupo de ciclistas la tienen controlada. ¡¡ Diosss¡¡ Están por todas partes¡¡¡. Cargamos agua en un descuido suyo y salimos hacia la senda de Tobed. Territorio nuevo para los cenefos. De nuevo, tras una aproximación por otra pista forestal ( todas perfectamente señalizadas ), giramos a la izquierda y subimos por la senda de Tobed. Nuestros pasos van acompañados de interesantes conversaciones. Paco me cuenta su experiencia en el Camino de Santiago ( que los Cenefos pensamos empezar a andar este año ), y hablamos de muchos de los valores que afloran entre los que abordan esta experiencia ( solidaridad, compañerismo, igualdad… ) y que nuestra sociedad tiene bastante “enterrados”. Tras un nuevo y erróneo “ ¡es por aquí, es por aquí! “ de Lezcano, su camino es más “jodido” y acaba confluyendo en el original perfectamente señalizado unos metros más allá ( y un puntalico menos aquí ). Ya vemos el pueblo. No vemos la nube ( tí torí torí torí totiiiiiiiiiiiiiii ). Iniciamos el descenso hacia el pueblo por una senda serpenteante entre el bosque de coníferas sin prisa pero sin pausa. El suelo está muy resbaladizo por el acumulo de hojas de pino. Hay que tener mucho cuidado especialmente en las curvas pues “esbaran“ mucho. Media hora más tarde estamos ya en Tobed. Paco y yo nos vamos a refrescar a la fuente. El resto se está refrescando con cervezas en las piscinas. Allí llegamos un poco más tarde y nos hacemos la foto de rigor. Risas, anécdotas, más cervezas, logos en las camisetas, nuevos proyectos, el alto de Valdemadera al fondo, y…. llegan las primeras unidades del grupo que ha salido directamente de Morata. Un breve saludo y volvemos a casa. Ya en el coche una reflexión de película. O los buenos no son tan buenos. O los malos tampoco lo somos tanto. Nos vemos en otra, amigos ciclistas.

Gracias a Luis Lezcano, Paco, Juan Carlos y Luis Enrique por compartir esta andada con nosotros. Ha sido un placer, de verdad. También un recuerdo especial para nuestro Camarlengo y presidente ( Luis Oriol ). Me cago en Canadá y en sus sierras mecánicas sin freno de seguridad que por poco trunca la incipiente carrera de senderista de Luis.. Ponte bueno pronto que la Calcenada os espera dentro de unos días.
Calificaciones: Javi Catalán: Monsieur Masseau.
Wancho y Rafa : Paseo entretenido.

domingo, 26 de julio de 2009

BORRAJAS' WATER: La Nevera de Cosuenda y el pico de Valdemadera


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mas fotos...

La hora de salida era las siete, el autobús desde Morata se quedó solo con el conductor. Uno a uno, todos los cenefos fueron excusando su presencia. El camarlengo, el único absuelto después de protagonizar su particular versión de "La matanza de Texas", el resto culparon al pino que ya no dará más sombra.

En LA me esperaba Alfonso, convertido por méritos propios en cenefo de facto. Juntos pasamos a recoger a Manolo "el bony", explendido atleta y no mejor guía de la zona, con quién dio gusto compartir mañana.
Nos dirigimos a Cosuenda, pueblo que pertenece a la comarca de Cariñena, situado en las faldas de la Sierra de Algairén, hábitat cenefo por excelencia.
Desde allí fuimos por un camino sin asfaltar, hasta el paraje conocido como "el Raso de la Cruz" dónde dejamos el coche y comprobamos en un cartel informativo, que desde allí nacen varios recorridos alternativos perfectamente señalizados. Se puede entre otros ir a La Nevera, a Valdemadera o al Mirador de la Falguera.
La caminata comenzó por un camino que transcurría entre carrascas. La sombra tan apreciada en estos días tan calurosos nos acompañó durante gran parte del camino. También tuvimos otros compañeros de viaje, estos si molestos, los mosquitos (ya lo decía yo!). Un kilómetro más tarde en lugar conocido como "el sitio del emparrado" tomamos la senda hacia La Nevera. Y que senda! Una sucesión de repechos de pendientes increibles, donde precisamos más de dos paradas para tomar el oxígeno faltante.
La nevera, o lo que de ella queda, es una edificación de mampostería que en tiempos estuvo cubierta con una cúpula y donde se distingue lo que fue su puerta de entrada.
Alcnzada La Nevera, donde inmortalizamos la ascensión, nos dirigimos hacia el pico de Valdemadera, en cuya cima abelrga un repetidor de televisión situadoa 1320 metros. Desde la cima pudimos contemplar una maravillosa vista de nuestra sierra. La Vicora, el Pico del Rayo, y a sus pies distinguimos Santa Cruz, Inogés y Codos. El esfuerzo mereció la pena.
La bajada la realizamos por el camino que desde el repetidor indicaba dirección a Aguarón, para reencontrarnos a mitad de bajada con la bella senda de ascensión.
Han sido 8,12 km en total con casi 600 metros de desnivel de subida.
En Cosuenda,para cumplir con el deber cenefo,ejecutamos el chicken-out: huevos fritos custodiados con la afamada longaniza del lugar.
Cenefos: apliquense! Tienen una deuda con esta senda!!
Calificación: paseo jodido, me faltaron dos horitas más.
PD: espero que la crónica quede a la altura de nuestro Camarlengo, a quien desde estas líneas le deseo una pronta recuperación.
Cenefos: el desafío esta cerca...

Extras:
Ruta gps wikiloc

lunes, 20 de julio de 2009

CHICKEN-IN, CHICKEN-OUT: Una incursión al Valle del Amor

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fotos...
Yes, she can. Había apuestas sobre nuestra bloguera mayor: ¿se uniría alguna vez a las huestes cenefas?, ¿cruzarían sus botas pasos e inquietudes con sus compañeras cenefas, o volverían a dejarlas en la estacada? El objetivo era atractivo: Alpartir y su Valle del Amor. Elegido por los colegas de La Almunia para compartir una mañana de sábado. A las 7.00 h, hora de salida desde Morata con los coches, solo estábamos presentes ese 18 de julio, Fernando, Lezcano, Miguel Ángel y el narrador. Con retraso, llegó Juancho y adivinamos a Yuri, confirmamos a Rafa, y nos mantuvimos en suspenso hasta llegar a La Almunia, donde por fin comprobamos que era el día. Estaba. Y con camiseta cenefa.


Con retraso llegamos en coche a Alpartir, para comenzar a las 7.30 a andar por el camino que hay en la parte derecha del pueblo (tal y como se entra desde L.A.) y que nos lleva a un cruce de caminos que conduce bien al Convento de San Cristóbal (véase Around the Reservoir 2) o al Valle de Tiernas, nuestro objetivo. He aquí la primera polémica: los que más conocen el terreno, y que nos acompañan, lo denominan el Valle de Tiermas, según lo han oído de siempre.
Parece ser que su nombre oficial es Tiernas, que proviene, como no podía ser de otra manera tratándose de un valle, de río Tiernas, preludio del río Alpartir.

El paseo es, de entrada, precioso. Mañana de verano fresquita, zona de sombra sembrada de huertecitas, donde se aprecia el encanto del agua (basta ver el tamaño de las higueras). Camino al trote cochinero que divide al grupo ya en dos: el inquieto y el expectante. Ambos, enfrascados en sus conversaciones, confluyen en la cueva del Moro sobre las 8.15, donde se divide el camino. Seguimos por la izquierda para ya empezar a subir. Una paradita para repasar neumáticos a la bloguera, que estrenaba botas y ya se sabe. Sin abandonar el camino, llegamos a un punto en el que se corta con el río Alpartir (del río solo el rastro) y sigue en zona cementada, que lleva a un nuevo cruce de caminos. Son las 8.45 y se inicia el debate. Regresamos por la izquierda a Alpartir o por la derecha vamos a nuestro objetivo: el Valle del Amor. Consultada la bloguera sobre su situación, decidimos la derecha. Seguimos subiendo y encontramos preciosas sendas que tenemos que probar algún día. Llegamos ya a un pequeño descampado con un cartel que anuncia la flora y fauna de la zona. Si seguimos recto en breve llegamos a un cruce: a la derecha un sendero de PR marcado, a la izquierda algo parecido a una senda que fue, llena de vegetación. Aquí Luis no duda y nos dice que la izquierda es la buena. Apartamos hierbajos, caminamos unos metros y comprobamos que derecha e izquierda confluyen unos metros más allá (hermosa lección política que la prudencia cenefa no comenta) a los pies de la casa cubierta de hiedra que alojó la comuna que allí habitó. Hemos llegado al Valle del Amor (son las 9.00 h) y seguimos repasando la zona, haciendo fotos y Juancho respirando hormonas. Sobre las 9.15 h decidimos regresar, para no retrasar en demasía el horario de almuerzo prometido.

Vuelta sobre nuestros pasos. Dejamos constancia de un nuevo aforismo en el devenir cenefo: Andar, andan muchos, pero nunca nos encontramos a nadie (Alfonso dixit). Volvemos al cruce sobre el río Alpartir y ahora sí cogemos el camino a Alpartir. Aquí llega lo duro. El camino sigue siendo precioso, rodeado de pinos por todas partes. Empinado. Bastante empinado, y si no que se lo pregunten a Ana. Pechada. Luis hace la goma para indicarnos los cruces que debemos tomar y da muestras una vez más de que se crece cuando el camino pica hacia arriba. Definitivamente está hecho un roble. Con la subida nos hemos dividido en tres grupos: el inquieto (que ya sigue solo hasta destino), Miguel Ángel y el empleado del mes (definición del narrador aportada por Yuri) y la familia (familia que camina unida, permanece unida). Decide el grupo intermedio esperar al furgón de cola y hacemos los últimos metros de subida todos juntos (se une Luis, que nos hace de guía), para llegar al puntalico sobre las 10.25 h. Plaza del Pino, donde se adivina a lo lejos Alpartir. Ya es todo cuesta abajo, siguiendo el olor a huevo frito. Olor que aturulla a Yuri, que baja cual flecha a un destino desconocido (literal, porque nadie le dijo dónde íbamos). Lo rescatamos del despiste y llegamos al bar al pie de la Iglesia sobre las 10.50 h. Y aquí nos sueltan todas las gallinas de Alpartir. Y todas entran. Y bien. Hermoso día, mejor paisaje, delicioso almuerzo (huevos fritos con patatas, longaniza o jamón y ajos tiernos) y fenomenal compañía. Gracias a todos por la mañana.

Esta vez, la ficha técnica va aparte. Nueva sección que se incorpora al blog (a cambio la sección fotos flojea por deficiencias técnicas no previstas). Dejamos eso sí constancia de las calificaciones: Paseo, salvo Ana que no tiene fuerzas para opinar (pongamos calcetinada-inflón, para esta primera vez). Pero, como todo: ¡sólo es empezar!.

Agradecimientos:
Bienvenidos Ana y Miguel Ángel al club cenefo. Gracias a nuestros expertos compañeros por abrirnos este paraje, al que tenemos que volver.

Ultimo aforismo : Si salís a la Sierra, avisadme que iré con vosotros (Cenefo in pectore dixit). ¡Queda escrito!

Extras:
Ruta gps wikiloc
Artículo Heraldo de Aragón 5/03/09 pág1 pág 2