domingo, 26 de abril de 2015

CRESTEANDO POR ALGAIRÉN


FICHA TECNICA
 Fecha:   25/04/2015  
 Distancia:  11.6 km  
 Desnivel positivo:   795 m  
 Dificultad:   técnica  
 Tiempo Invertido:   4h17m (total)
En este puente de San Jorge nos animamos a subir al Cerro del Espino en los límites de Almonacid y Cosuenda. Allá nos fuimos los luises y Ernesto. Dejando el coche en la zona de las bodegas, en la parte de arriba de Almonacid, salimos para el monte camino de la senda botánica. Por ella vamos subiendo hacia la zona cercada en lo alto del monte. Es una subida dura y exigente, que te roba el aliento.

Ya en lo alto cresteamos hasta el cerro que se encuentra a 1188 m.  Es una bonita andada que nos sirve para hacer piernas en estas zonas rocosas. Entrenamiento para el Fragineto, como dice Luis.


Llegados al cerro, unas fotos y bajamos muy rápido, porque a pesar de la buena temperatura a primera hora, el vienta molesta y hace frío. En el descenso, nos resguardamos en un zona de piedras para protegernos del frío y damos cuenta del almuerzo. El descenso ya es vivo, y cuando llegamos a la pista que lleva a Almonacid, volvemos a tomas una senda que va paralela a la cresta y que nos lleva de nuevo a la zona del cercado y a la senda botánica del principio. No es una andada de muchos kilómetros pero es bastante completa y con unas vistas estupendas desde lo alto. Totalmente recomendable.


Fotos de la salida

UNA AÑO MÁS EN COSUENDA


FICHA TECNICA
 Fecha:   18/04/2015  
 Distancia:   29.2 km  
 Desnivel positivo:  1134 m  
 Dificultad:   calcetinada gorda  
 Tiempo Invertido:   7h45m (total)
 La primavera comienza en Cosuenda. Ha sido la máxima de estos últimos cinco años.  Este, con algo de retraso, volvimos a conectar Morata y Cosuenda un 18 de abril. Al llamamiento de Paco contestamos pocos cenefos, y aun con eso alguno se quedó por el camino. Menos mal que nuestros hermanos tenían bastante más quórum para la celebración. A las siete de la mañana (alguno, un poco más tarde) estábamos 9 en la plaza ávidos de kilómetros, monte y almuerzo: los luises, los pacos, javi, Antonio, los j. Carlos y Chema.

En esta ocasión evitamos ir a Mularroya y tiramos casi directos desde la cantera hasta algo más arriba del antiguo vivero, semi-cementerio de maquinaria… por ahora. Por la antigua gravera, tiramos por el camino paralelo al río camino de la Sardilla. Es una zona llana  que nos lleva pronto a las proximidades de las minas de plata de Alpartir. Por el camino se van quedando Pablo y su google, los azarollos de Paco (o sorbus aucuparia) y algún término complejo de nuestro idioma como caramullo. Solo la parte de las encinas es algo compleja por lo difícil del terreno. Demasiado virgen para mantener largo tiempo la verticalidad, y algo escarpado para mantener largo tiempo el resuello vivo. Con todo, y tras la parada obligada en las minas de plata, llegamos más pronto de lo previsto arriba, a la curva de la pista en la que solemos almorzar. En esta curva tocamos arrebato y fue un visto y no visto sembrar de viandas el camino y aligerar las botas (de vino) de nuestras mochilas. Un sin parar, vamos. A más de uno se le hizo dura la parada, excesivamente reponedora de sólido y líquido. Ni hambre ni sed, pareció ser el lema. Cuando ya todo estuvo saciado, hicimos la foto de rigor y tiramos para abajo, camino del valle de Tiermas.

En el pequeño ensanche que da entrada a la zona más frondosa del valle, nos reencontramos. Ya por entonces, nos costaba seguir el ritmo a algunos después de tan complejo almuerzo. Esta zona esta seriamente dañada por las lluvias de esta primavera, aunque aún mantiene viva la senda. Por allí, nos adentramos en tres grupos, y a un ritmo vivo, con el objetivo de llegar a la fuente, que se encuentra cerca del collado del Tío Francisco. En la reagrupación, más de uno aprovechó para aligerar peso, que no sé si es muy legal de cara a la subida que nos esperaba y en la que todos estábamos mirándonos con el rabillo del ojo.

Reanudada la marcha, nos encontramos enseguida con la senda del Tío Francisco. Allí cada uno sube a su marcha y por lo que parece, por primera vez en mucho tiempo no hay disputa por la primera posición, o al menos eso nos dicen a los que tuvimos que llegar ligeramente (este año, sí; solo ligeramente) más retrasados.  Desde allí, todo es bajada hasta Cosuenda. Con un ritmo más que vivo completamos los 28.8 km de este año.

Y ni que decir tiene que a partir de la llegada, todo es fiesta. Como siempre Silverio nos aguarda con la bogueda preparada. Con unos amigos suyos compartimos carabineros, chuleticas y buen vino. Excelente ambiente y las canciones tradicionales, antes de ir recogiendo velas los más madrugadores. Pasan los años y seguimos disfrutando como el primero. Gracias a Paco por seguir animándonos a esta marcha y a disfrutar de monte y buena comida.




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Fotos de la salida

jueves, 2 de abril de 2015

Anento: "si vas por abajo, nos vas por arriba"


FICHA TECNICA
 Fecha:   02/04/2015 
 Distancia:   12.51 km  
 Desnivel positivo:   155 m  
 Dificultad:   Fácil 
 Tiempo Invertido:   2h07m (andando) 


El Jueves Santo congrega algo más de gente. Esta vez a los luises, y los de Tierra se unieron Minino y Fer, para completar una excursión a Anento, recientemente designado como uno de los pueblos más bonitos de España. Después de unos tiras y aflojas con los coches, conseguimos salir a eso de las 7.30 para allá. Aún dio tiempo de parar en Cariñena donde los más se repusieron con un café. En poco menos de una hora llegamos a Anento, situado en un buen enclave que anima al senderismo. Una vez colocadas las botas, nos salió a recibir una perrita, Guay o Walley, que nos enseñó el camino y no se despegó de nosotros durante todo el trayecto, hasta ya alcanzado de nuevo Anento varias horas después.
Por el camino del Castillo y Aguallueve salimos del pueblo. Nos dio tiempo de desviarnos y ver lo que queda de, lo que debió ser, un bonito castillo que corona el pueblo. Después nos dirigimos a nuestra ruta. Ya en la zona de Aguallueve hubo alguna que otra disputa, que si por arriba que si por abajo, aunque seguimos al guía que había estado previamente aquí. Tomada la ruta de arriba, el camino transcurre en una zona pedregosa, en la zona alta que encierra un valle. Es difícil seguir la senda en ese terreno, marcada con flechas azules en el suelo pero que se ven solo a ratos, por lo que más de una vez nos perdemos. Bueno, todos no, que la perra bien sabe por dónde va en todo momento. Merece la pena el paisaje y es desde luego una de estas rutas recomendables, salpicada en todo momento por agua manando de los sitios más insospechados (incluido un grifo directamente acoplado a un pino en la zona de castillo, que llama la atención por lo insólito). Llega un momento en el que se distingue en el valle lo que es el merendero, junto a una balsa; ese es nuestro destino. Lo difícil es bajar, por lo que se rodea todo el cortado hasta seguir una pequeña senda que desciende vertiginosa hasta abajo. Allí, como en equilibrio, sorprende un árbol de cuyas raices mana un chorro de agua, como una ducha. De nuevo, curioso lo de este pueblo con el agua.
Lo que nos queda después de tan buena caminata es dar cuenta del almuerzo. Ya antes hemos consensuado cambiar nuestra estrategia ACAC por CAC directamente. Embutido, sardinas, piparras, calamares, queso, lomo y rosquillas. Y dos botas de las que se da cuenta. También la perra da cuenta de lo que se le da como pago a tan buena guía. Contamos varias anécdotas, incluida la  de John Danis, que no tiene precio y nos permite acabar con una sonrisa la mañana. Como últimamente el almuerzo se nos extiende bastante más de lo previsto, tenemos que tomar la pista de vuelta lo más rápido posible para llegar al pueblo ya cerca de las 13h. Solo queda tiempo para una cervecita rápida.
Y así acabamos esta salida de Jueves Santo. Una buena ruta que esperemos sea la antesala de una estupenda temporada.
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Fotos de la salida

miércoles, 1 de abril de 2015

SEMANA DE PASIÓN


FICHA TECNICA
 Fecha:   30/03/-01/04/2015 
 Distancia:   27.60 km  
 Desnivel positivo:   NO SÉ m  
 Dificultad:   Fácil 
 Tiempo Invertido:   unas 6 horas


El cenefo suele desperezarse cuando ya la primavera ha pintado de esperanza nuestros montes. Antes, como diría Luis I, se pierde en líneas y bingos, incapaz de fijar día para quitarse la murria invernal. Pero cuando huele el calor, como en Groundhog Day, cada Semana Santa sale de su madriguera, coge sus palos y arremete con lo que Luis I prepara, sea monte, sea torrezno o bota de vino, con la pequeña esperanza de que sean muchos los que se junten y que sean muchos los años que estemos atrapados.
Este año, hemos vuelto a cumplir con una semana de pasión que comenzó en Inogés, solo los luises, y con la intención de subir al Pico del Rayo. Una bonita subida, que comienza cerca de la ermita. Senda entre carrascas y pinos, en un bonito paisaje totalmente recomendable. Una exigente subida hasta la pista en la que siempre hay que estar muy atentos a los mojones. Conviene también dosificar el resuello, que hay bastante que subir y no hay que quemarse en exceso. La pista da algo de alivio, pero queda siempre la parte más dura: la subida al pico, por la zona no arbolada. El lunes de pasión tuvo la complicación del viento en la última parte, y allí cuando pega, pega. Así que… tocar chufa y para abajo. Esta vez tomamos la pista hacia las antenas, para luego cruzar en diagonal hacia la caseta blanca. El camino está marcado con pintura verde en los troncos de los pinos, aunque… hay que buscarlos. Antes de descender, visto que se calmó el viento decidimos hacer base y sacar sardinas, queso y vino para un almuerzo ligero de 75 minutos. Poca hambre nos quedó. Saciados, descendimos por una maravillosa alfombra de musgo entre acebos y pinos hasta la caseta y de allí a Inogés. Esta vuelta no es tan bonita como la subida, pero sigue mereciendo la pena. Fueron 10 kilómetros estupendos.
El martes de pasión decidimos aumentar un par de puntos más el nivel de exigencia. Nos referimos al nivel del almuerzo por supuesto, así que decidimos ir a La Gallega. Esta vez subimos a cuatro los valientes con Rafa y Alex. Salimos prontico y nos fuimos por la senda que conecta la pista que arranca en el valle de los fósiles con Jabacín. Allí se atraviesa la autovía y se sube a La Perdiz. Es la parte más dura, pero son apenas 70 metros. Desde allí, y revisado el estropicio de Mullarroya nos dirigimos todo cuesta abajo hacia La Almunia, por la zona de la urbanización de La Umbría y finalmente nos desviamos en la acequia, hacia la izquierda para salir a La Gallega. Nos recibe Belén y nos damos un estupendo refrigerio de pulpo a la gallega, jamoncito de cerda, par de huevos fritos y cia (los que querían compañía, que más de uno hubo). Vino con gaseosa y orujito. En definitiva un buen plan que solo podía estropearse con una dura vuelta andando a Morata. El plan A nos falló, el plan B era Roberto y estaba con nosotros (se nos unió con la bicicleta). Luis I tenía callado su plan C: Belén y su coche. Nos salvaron. También fueron 10 kilómetros y muchas más kcal.

El miércoles de pasión fue algo más modesto. Había que acabar pronto, así que se previó una salida a la pared perdida. Salida hacia las paredes negras y coger la senda que sale en la curva justo antes de descender a la parte del río. Por ella cruzamos la zona de monte al siguiente valle, donde está la pared perdida. Es una zona de romeros y aliagas que superan el par de metros. Siguiendo mojones se puede abrir paso por esta zona densa de vegetación. Nos desviamos a la izquierda para ir hacia Jabacín, pasando por la cuerva de la Graja, a la que subimos para recordar infancia. Jabacín arriba llegamos de nuevo a la senda que recorrimos el día anterior, aunque esta vez la deshacemos. En breve llegamos a Morata y de allí a la brasa del Togi, para dar cuenta de torreznillos y algún otro derivado porcino. Han sido 7.60 km suaves.
En total, y antes del Jueves Santo, han sido 27.60 km a anotar. Para fotos ver guasap.


Fotos de la salida