FICHA TECNICA | |
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Fecha: | 06/02/2016 |
Distancia: | 13,5 km |
Desnivel positivo: | 500 m |
Dificultad: | El día Fácil, la noche complicada |
Tiempo Invertido: | 4h0m |
Cada vez que nuestro contador da un salto de miles los Cenefos tenemos la costumbre de celebrarlo de una manera especial: celebramos los 1.000km, también celebramos los 2.000 y como no podía ser de otra manera nos encargamos de celebrar los 3.000km como dios manda, con la correspondiente estrella en la camiseta Cenefa y la marcha-fiesta propiamente dicha.
Como dentro de decálogo Cenefo está el de buscar nuevos retos y nuevas experiencias, decidimos esta vez realizar una marcha por el Pirinieo para iniciarnos en la técnica de raquetas de nieve, aunque a la postre tuvimos que dejar las raquetas sin tocar pues este año no ha sido año de nieves, esperamos que si sea de bienes.
Esta vez la logística era mucho más complicada que de costumbre, con lo que nos cuesta generalmente organizar algo este proyecto parecía a priori irrealizable.
Pero si los Cenefos nos ponemos serios no hay objetivo imposible si nos lo proponemos y tras unas cuantas llamadas a alojamientos rurales y unas cuantas decisiones tortuosas, optamos por acercarnos por la zona de Selva de Oza y probar fortuna con la nieve.
Hacía allí salimos el sábado 6 de buena mañana para intentar aprovechar al máximo el día, en el coche de Angel a rebosar: Luises, Raúl, Angel, un servidor, raquetas, mochilas y otros enseres que aparecerán más adelante en esta crónica.
Llegamos pronto, ni siquiera el albergue donde debíamos pasar la noche estaba abierto así que decidimos comenzar a andar y luego descargaríamos nuestras pertenencias en el albergue.
Sin más dilación pero con algún que otro titubeo encontramos la pista que nos dirigirá por el valle del Aragón Subordán hasta Aguas Tuertas.
La escasez de nieve nos hizo descartar el uso de raquetas de nieve y menos portarlas durante todo el día con la esperanza que en cotas más altas pudiésemos hacer uso de ellas, nos queda esa espinita clavada que tendremos que sacarla en otra ocasión.
Sin raquetas pero con buen ritmo ascendemos por una pista que remonta el río por su margen derecha y poco a poco nuestros dormidos músculos comienzan a funcionar como un reloj.
El madrugón comienza a hacer mella en nuestros estómagos y decidimos hacer un paro en el camino para dar cuenta del obligado almuerzo. Como siempre, bota en mano, compartimos embutidos, pescados, olivas, postre, ...; un almuerzo Cenefo reglamentario.
Cumplido el almuerzo, continuamos por la pista en dirección a Aguas Tuertas. No había nieve, pero si hielo que hacía extremar la precaución para evitar caidas, que no pudo ser del todo.
El rodar por pista es rápido y alcanzamos la parte más alta a eso del medio día. Allí algún cúmulo de nieve nos ayuda a tomar alguna foto sorprendente de alta montaña.
Ante nuestro ojos se abre Aguas Tuertas, un impresionante valle que asciende hasta el ibón de Estanés y que debe su nombre a lo retorcido del rio que culebrea de un lado a otro, para delante y para detrás. Recordamos que tuerto en aragonés significa torcido y amén que el valle da crédito al nombre.
Nos deleitamos con las vistas de altura y bajura, y tras recorrer parcialmente al valle tiramos para abajo para no despistar mucho al día.
La bajada es algo más complicada que la subida pues las grandes placas de hielo dificultan el avance en algunos tramos, así Luis tiene que comprobar en sus huesos la suavidad y dureza del hielo. El susto es morrocotudo y los dolores costales acompañarán a nuestro compañero el resto del día, pero nada grave a la postre pero que le dejaría el cuerpo resentido unos cuantos días más.
De nuevo en el punto de partida, celebramos el final de la marcha brindando con unas cervezas que Raúl había escondido al comenzar en un montón de nieve para que se refrescasen y la verdad es que frescas estaban.
Hemos de ir ahora al albergue para hacer el check-in y dejar todos los bartulos en la habitación. Aprovechamos también para reposar un rato y tomar un refriguerio.
El Albergue, Borda Bisaltico, casi vacío en esta época, es un fenomenal alojamiento para grupos de excusionistas como los Cenefos y en verdad que nos trataron muy bien. Borda Bisaltico, un lugar muy recomendable al que se puede volver si ninguna duda.
La cercanía a Hecho y Siresa nos anima a pasear por ambas localidades inspecionando los bares y tabernas que en ellas hay, así que la tarde se complica por momentos hasta que se hace la hora de la cena y en el albergue de nuevo damos buena cuenta de una copiosa cena regada por un buen vino y rematada con algún que otro gin tonic.
Algunos marchan a dormir pronto, otros aguantan un poco más y solo un par de ellos no hay manera de echarlos a dormir y entonces es cuando sucede, un gitano venido de Aranjuez aparece en escena y una y otra vez como letanía sus coplas que dicen:
El día siguiente amaneció feo: nieve, llovizna, ...; desayunamos tranquilos e intentamos acercarnos hasta Gabardito pero la carretera estaba peligrosa y decidimos abortar cualquier misión por la zona decantándonos por volver a Zaragoza y ya pararíamos por el camino a hacer algo de turismo.
Así fue que en Ayerbe tomamos un estupendo vermú en el Callejón de Beceite y tras visita al pueblo de Ardisa, bonito pueblo, llegamos a Zaragoza pasado el mediodía con el cuerpo cansado pero con la mente tranquila tras haber cumplido nuestro cometido, celebrar los 3000km andados por nuestro club.
Felicidades a todos los Cenefos por esos 3000km y pronto nos vemos con los 4000km.
P.D.: A continuación os pongo un vídeo con la canción original que facilitó parte del título de esta crónica.
Como dentro de decálogo Cenefo está el de buscar nuevos retos y nuevas experiencias, decidimos esta vez realizar una marcha por el Pirinieo para iniciarnos en la técnica de raquetas de nieve, aunque a la postre tuvimos que dejar las raquetas sin tocar pues este año no ha sido año de nieves, esperamos que si sea de bienes.
Esta vez la logística era mucho más complicada que de costumbre, con lo que nos cuesta generalmente organizar algo este proyecto parecía a priori irrealizable.
Pero si los Cenefos nos ponemos serios no hay objetivo imposible si nos lo proponemos y tras unas cuantas llamadas a alojamientos rurales y unas cuantas decisiones tortuosas, optamos por acercarnos por la zona de Selva de Oza y probar fortuna con la nieve.
Hacía allí salimos el sábado 6 de buena mañana para intentar aprovechar al máximo el día, en el coche de Angel a rebosar: Luises, Raúl, Angel, un servidor, raquetas, mochilas y otros enseres que aparecerán más adelante en esta crónica.
Llegamos pronto, ni siquiera el albergue donde debíamos pasar la noche estaba abierto así que decidimos comenzar a andar y luego descargaríamos nuestras pertenencias en el albergue.
Sin más dilación pero con algún que otro titubeo encontramos la pista que nos dirigirá por el valle del Aragón Subordán hasta Aguas Tuertas.
La escasez de nieve nos hizo descartar el uso de raquetas de nieve y menos portarlas durante todo el día con la esperanza que en cotas más altas pudiésemos hacer uso de ellas, nos queda esa espinita clavada que tendremos que sacarla en otra ocasión.
Sin raquetas pero con buen ritmo ascendemos por una pista que remonta el río por su margen derecha y poco a poco nuestros dormidos músculos comienzan a funcionar como un reloj.
El madrugón comienza a hacer mella en nuestros estómagos y decidimos hacer un paro en el camino para dar cuenta del obligado almuerzo. Como siempre, bota en mano, compartimos embutidos, pescados, olivas, postre, ...; un almuerzo Cenefo reglamentario.
Cumplido el almuerzo, continuamos por la pista en dirección a Aguas Tuertas. No había nieve, pero si hielo que hacía extremar la precaución para evitar caidas, que no pudo ser del todo.
El rodar por pista es rápido y alcanzamos la parte más alta a eso del medio día. Allí algún cúmulo de nieve nos ayuda a tomar alguna foto sorprendente de alta montaña.
Ante nuestro ojos se abre Aguas Tuertas, un impresionante valle que asciende hasta el ibón de Estanés y que debe su nombre a lo retorcido del rio que culebrea de un lado a otro, para delante y para detrás. Recordamos que tuerto en aragonés significa torcido y amén que el valle da crédito al nombre.
Nos deleitamos con las vistas de altura y bajura, y tras recorrer parcialmente al valle tiramos para abajo para no despistar mucho al día.
La bajada es algo más complicada que la subida pues las grandes placas de hielo dificultan el avance en algunos tramos, así Luis tiene que comprobar en sus huesos la suavidad y dureza del hielo. El susto es morrocotudo y los dolores costales acompañarán a nuestro compañero el resto del día, pero nada grave a la postre pero que le dejaría el cuerpo resentido unos cuantos días más.
De nuevo en el punto de partida, celebramos el final de la marcha brindando con unas cervezas que Raúl había escondido al comenzar en un montón de nieve para que se refrescasen y la verdad es que frescas estaban.
Hemos de ir ahora al albergue para hacer el check-in y dejar todos los bartulos en la habitación. Aprovechamos también para reposar un rato y tomar un refriguerio.
El Albergue, Borda Bisaltico, casi vacío en esta época, es un fenomenal alojamiento para grupos de excusionistas como los Cenefos y en verdad que nos trataron muy bien. Borda Bisaltico, un lugar muy recomendable al que se puede volver si ninguna duda.
La cercanía a Hecho y Siresa nos anima a pasear por ambas localidades inspecionando los bares y tabernas que en ellas hay, así que la tarde se complica por momentos hasta que se hace la hora de la cena y en el albergue de nuevo damos buena cuenta de una copiosa cena regada por un buen vino y rematada con algún que otro gin tonic.
Algunos marchan a dormir pronto, otros aguantan un poco más y solo un par de ellos no hay manera de echarlos a dormir y entonces es cuando sucede, un gitano venido de Aranjuez aparece en escena y una y otra vez como letanía sus coplas que dicen:
"En el rocío conocí
a un gitano de Aranjuez
que se metió por la nariz
Sierra Nevada.
Chupa de cuero un vacilón
llevaba un radiocasette
40 vatios de Camarón
por la mañana."
Así repetición tras repetición el gitano se fue cansando y agotado durmió a pierna suelta.El día siguiente amaneció feo: nieve, llovizna, ...; desayunamos tranquilos e intentamos acercarnos hasta Gabardito pero la carretera estaba peligrosa y decidimos abortar cualquier misión por la zona decantándonos por volver a Zaragoza y ya pararíamos por el camino a hacer algo de turismo.
Así fue que en Ayerbe tomamos un estupendo vermú en el Callejón de Beceite y tras visita al pueblo de Ardisa, bonito pueblo, llegamos a Zaragoza pasado el mediodía con el cuerpo cansado pero con la mente tranquila tras haber cumplido nuestro cometido, celebrar los 3000km andados por nuestro club.
Felicidades a todos los Cenefos por esos 3000km y pronto nos vemos con los 4000km.
P.D.: A continuación os pongo un vídeo con la canción original que facilitó parte del título de esta crónica.