jueves, 28 de agosto de 2014

Las raquetas no son para el verano


FICHA TECNICA
 Fecha:   24/08/2014  
 Distancia:   12,3 km  
 Desnivel positivo:   1.050 m  
 Dificultad:   Moderado  
 Tiempo Invertido:   5h0m 
El avanzado fin de la temporada de verano nos mueve un año más a cumplir con el obligado ritual de ascender a esa montaña insignia de la provincia de Zaragoza.
Nuestro querido Moncayo nos acoge un año tras otro brindándonos caminos y paisajes que aunque repetidos no dejan de ser sorprendentes. Será que su omnipresente presencia provoca en nuestras almas sentimientos enfrentados como los de aquel que reniega de un dios que ya no ampara.
Habíamos elegido para esta jornada una ruta desde La Cueva de Agreda similar a la de otras ocasiones pero con una variante que a la postre no sería tanta.
Saliendo temprano, los primeros desde Morata y recogiendo algunos más en Nigüella nos presentamos en La Cueva a eso de las siete bien cumplidas: Luis, Luis I, Rafa, Javi Clemente, Angel, Fernando, Raul y un servidor.
La fresca mañana hace que algunos se rebocen hasta las cejas, aunque pronto la dura subida haría que nos sobrara ropa.
Tiramos por la GR-86 y aunque según la ruta escogida deberíamos haber girado a la izquierda para acceder al Moncayo por el Collado de Pasalobos (o de Castilla), a lo que nos damos cuenta ya estamos en el tramo que debería ser de bajada, por lo tanto y haciendo gala de practicidad, decidimos hacer la ruta al revés de lo planificado. Alguno recuerda la famosa frase de Rafa: "esto no era lo previsto".
Continuamos paralelos al arroyo que baja pleno de agua y su murmullo anima la marcha a estas horas de la mañana.
Pronto el camino se torna sendero y el sendero se empina sugiriendo bajar el ritmo y pararse a descansar con más frecuencia. Algunos ponen ritmo de sprinter en etapas de montaña, así la subida se hace más agradable que pesada. Recuerdo aquel dicho popular que sabiamente nos enseña que para llegar a la cumbre como un joven hay que subir como un anciano.
Seguimos por la GR y alcanzamos el punto en el que la subida se complica no por su dificultad técnica si no por su pronunciada pendiente. Comienza el ascenso por el barranco del Colladillo, un barranco de piedra, seco y muy empinado. Los pasos se hacen lentos y cortos, incluso en alguna ocasión nos vemos tentados de echar las manos al suelo para no perder estabilidad en algunos de los pasos rocosos que nos encontramos.
Un último esfuerzo y ya estamos en el Collado del Alto de las Piedras, collado que une el Cerro de San Juan y el Pico de San Miguel o Moncayo.
Desde el collado la perspectiva del Pozo de San Miguel es espectacular y ventosa, así que no perdemos mucho tiempo más en el deleite visual y vamos rápidamente hacia la cumbre donde nos cobijaremos en los refugios de piedra que tantas veces nos han servido de improvisado comedor.
Compartimos almuerzo y botas, de vino quiero decir, pues esta vez se cumplió la máxima de que por cada tres persona hace falta una bota.
Fotos de rigor y tiramos para abajo ahora por el lado opuesto al que subimos. Un desceso tan vertiginoso como pedregoso nos conduce por un sendero escasamente marcado hasta el Collado de Pasalobos o de Castilla. En este punto el sendero continúa por la derecha hacía el Santuario pero nuestro destino es justamente el opuesto.
Revisamos la ruta a seguir y vemos que nos obliga a subir a la Peña Negrilla, justo en frente nuestro, y como el tiempo se nos va como el agua entre las manos, calculamos que ascender de nuevo hasta los 2.117m de esta peña nos llevará bastante tiempo, así que improvisamos ruta por la falda sur de la peña siguiendo un sendero, probablemente camino de animales salvajes, el nos va haciendo perder altitud muy lentamente.
En el camino vemos algún corzo que asustado de la presencia de semejante expedición huye despavorido ladera abajo a buscar refugio en sabe dios que escondite.
Nos paramos varias veces a observar la panorámica desde este camino y algunos no dan crédito al barranco por el que ascendimos unas pocos minutos antes, desde aquí parece imposible.
Llegados al punto en el que podríamos haber recuperado la ruta original, estimamos que nos llevará mucho tiempo hacer esa vuelta así que tomamos la directa animados por Luis I que nos dice un par de veces, o alguna más no lo recuerdo bien, que por ahí bajó con raquetas hace algún tiempo, pero estamos en agosto y ya se sabe que las raquetas no son para el verano.
Tomamos un barranco poco claro de andar pero que nos deja directos en el camino original, el de subida. Desde aquí la vuelta es un paseo suave solamente endurecido por el sol de justicia que nos hace sudar a gota gorda.
Terminada la vuelta, algo más de 12km según unos y 14km según otros, misterios de la tecnología GPS, y algo más de 1.000m de desnivel, se hace necesario un refrigerio y tras una serie de dudas nos decantamos por acercarnos a la plaza de La Cueva para allí tomar las jarras de rigor y salir bien escocidos de la espera y del coste del arreo.
No contentos y para que nadie se quedara con las ganas, en la vuelta paramos en el albergue de Calcena donde servicio y precios son más amistosos. Así que al final el sabor de boca es dulce.
Objetivo cumplido, simplemente despedirnos como como dirían los romanos de aquella época en que se le puso nombre a este gigante: "Vale Mon Canus, Omnia bene tibi eveniant".


Fotos de la salida

miércoles, 13 de agosto de 2014

Veraneando


FICHA TECNICA
 Fecha:  varios días
 Distancia:  algo más de 130 km  
 Desnivel positivo:   bastante m  
 Dificultad:  de todo
 Tiempo Invertido:  lo necesario
Es verano. Época de vacaciones. No es la época ideal para salir al monte, pero es la que mejor tenemos para dar rienda suelta a nuestra afición, y además para recopilar las varias andadas que hemos ido dejando sueltas por el camino, que ya son muchas, en particular en este mes de agosto. Allá va la relación de todas aquellas que no han tenido crónica por la pereza y la mala cabeza del cronista, que promete esmerarse en el futuro.
  • 24 de mayo de 2014: andada Maestro Zapatero organizada por los senderistas de Brea: 24 km
  • 6 de julio de 2014: bonita circular que parte desde Sediles al Pico El Rayo y vuelta a Sediles, pero por bajada distinta: 17.8 km
  • 12 de julio de 2014: salida de entrenamiento para preparar la Santabarbarada. Partimos desde Morata y por la Hoya de Sanz fuimos a Purroy para volver por detrás de Villanueva a Chodes y de allí a Morata: 12 km
  • 2 de agosto de 2014: salida bastante completa, por los tipos de terreno, desde Tobed, cerca de la Fuente Molina para subir la sierra y descender luego hacia Codos pasando por un denso barranco y vuelta por el GR de nuevo a Tobed: 18.9 km
  • 4 de agosto de 2014: Subida desde El Raso de la Cruz de Cosuenda hacia la Nevera, y desvío a la izquierda para subir a Valdemadera con bajada por la Peña La Tía hasta El Raso de nuevo: 8 km
  • 5 de agosto de 2014: Interesante salida desde Morata hacia las paredes, y desvío para ir a la Pared Perdida y de allí a la cueva del Sordo desde donde cresteamos para llegar a Jabacín, ascender al punto geodésico y bajar por Mularroya al pueblo: 14 km
  • 10 de agosto de 2014: salida de Morata a El Frasno y vuelta para probar el tobillo de Rafa que pasa la prueba: 16 km
  • 11 de agosto de 2014: subida a la Sierra diferente, pasando la Hoya de Sanz y subiendo desde la parte de Purroy para crestear, llegar al vértice/cruz y luego a la Atalaya desde donde volvemos a Morata: 15 km
  • 13 de agosto de 2014: subida desde la venta El Gorro de Aranda hasta la ermita de la Virgen de la Sierra y volver: 13.5 km.
En total 139.2 km de los que toma nota Miguel. Como hacer las crónicas de todas y cada una se antoja complicado, resumiremos el Chuk Day de hoy: la subida a la ermita de la Virgen de la Sierra desde Aranda.
Habíamos planificado subir a Aranda a probar los torreznos y de paso hacer la senda que bajamos en la caminata a Purujosa. Hubo una baja de última hora, que ya sentimos, pero a las 7.30 estábamos todos montadas en el coche de Fernando Alonso dispuestos a todo: los luises, Juancho, Rafa y el mismísimo Fernando. La subida desde Jarque a Aranda se hace por un asquito de carretera, pero salvado eso, llegamos con facilidad a la Venta que hay antes de llegar a Aranda, donde dejamos el coche. Desde allí parte una ruta que está bien marcada, hacia la Sierra. El primer tramo se hace por pista hasta llegar a una pequeña balsa donde se coge a mano derecha una senda. A partir de entonces es difícil perderse porque no hay cruces. Se trata de una hermosa senda, entre pinos carrascos, con bonitas vistas a la zona de Aranda, la serranía que separa Aranda de Calcena, Oseja, Pomer, etc. Son aproximadamente 3 km de senda, siempre empinada, aunque sin desniveles importantes, con lo que es fácil de llevar. Se llega al final a una zona sin árboles y allí nos queda todavía por salvar la subida final al Santuario que es la más dura. Es entonces cuando aparece Luis I para tirar de todos nosotros y dejarnos poco a poco, aunque aguantamos muy bien el tipo, y no es tanta la pérdida en meta: el santuario de la Virgen de la Sierra, curioso lugar que tenemos la suerte de visitar. Allí no perdemos demasiado tiempo. Algo de agua, foto y para abajo, evitando zizasear en demasía y bajando a cuchillo hasta la pista, que nos tiene que conducir de nuevo a Aranda. La verdad es que la bajada desmerece respecto a la senda, pero sigue siendo por una zona de pinar, con un más que agradable paisaje. Eso sí, ya vemos que peligran los torreznos de Aranda, por lo ajustado de la hora. Con algo más del retraso previsto, llegamos al coche y decidimos bajar a Morata a torreznar. Habrá que volver para tener criterio y comparar. Y nada, que lo demás fue algún que otro error al acronimar el personal unlocking key... El cine, que me pierde.


Fotos de la salida

miércoles, 6 de agosto de 2014

La Mola de Colldejou


FICHA TECNICA
 Fecha:   31/07/2014 
 Distancia:   12,69 km  
 Desnivel positivo:   785 m  
 Dificultad:   Difícil 
 Tiempo Invertido:   4h05m 
Aprovechando el casi obligado desplazamiento de las vacaciones estivales, siempre está bien explorar otros territorios lejos de nuestra queridísima tierra.
En este caso coincidimos Raul y un servidor en La Pineda, en la Costa Daurada cerca de Salou.
Cerca, a unos 30km, se encuentra una empinada y encañonada sierra famosa por las rutas senderistas que en su seno se encuentran trazadas, la sierra de Llabería.
Allí se encuentra una montaña mítica de Tarragona, La Mola de Colldejou. 
Cuenta Polibio de Megalópolis en sus Historias, que cuando el general cartaginés Aníbal Barca se dirigía hacia el Pirineo y los Alpes, durante la Segunda Guerra Púnica, se encontró con la Gran Mola en las proximidades de Kesse, la que mas tarde sería llamada Tarraco.
Había cruzado el Ebro y pensó destruir la ciudad, tal como había hecho antes con Sagunto, para dirigirse después contra Roma. Una enorme montaña de caliza le impedía el paso hacia la costa.
Desenvainó su espada íbera de doble filo y golpeó la gran mole por su parte central intentando partirla en dos. No pudo, porque la dureza de la roca de estas tierras solo era comparable al valor y fiereza de sus habitantes, los íberos ilercavones…
Pero quedó la marca: un corte justo en la parte central de la montaña, el Tall del Mig, como se le conoce desde entonces…
Pues bien, la ruta a hacer este día era justamente cortar la Mola justo por su centro ascendiendo por un canal casi vertical, El Canal del Mig.
Salimos temprano de La Pineda y no sin perdernos llegamos a Colldejou media hora más tarde de lo previsto, lo que hace no estar atento de los carteles en las carreteras secundarias.
Desde el pueblo salimos por una senda limpia, bien marcada y empinada. Subimos bastante, casi alcanzamos la parte baja de la pared de la muela, pero nuestro destino quedaba todavía lejos pues debíamos rodear la muela para encontrar el canal casi en la cara opuesta de la muela.
Seguimos la GR-7 que nos deja en una carretera por la que hemos de seguir durante algunos metros atajando por donde podemos, para quitarnos algo de alquitrán.
Ya cuando divisamos La Torre de Fontaubella y la carretera nos dirige directamente a esta localidad tomamos un camino a la izquierda que sin compasión tira para arriba primero por piso agradable y poco a poco se va tornando sendero boscoso y umbrío.
Las pendientes cada vez mayores y la excasa, por no decir nula, señalización en realidad no es necesaria porque fuera del sendero es imposible hacer camino.
Cuando la pendiente parecía imposible, el terreno se nos muestra casi invencible. Avanzamos torpemente entre los espesos pinares hasta que alcanzamos una pedriza que bordeamos a un ritmo casi de cámara lenta.
Finalizada la pedriaza nos topamos con la pared de la muela, una pared vertical inexpugnable en apariencia y en la que debíamos buscar el único paso que nos permitiría subir los más de 100 metros que todavía nos quedaban de desnivel.
Como Murphy no se está quieto ni en estos lares, está vez tuvo que ser el GPS quien sufriera la mala suerte. La pared de piedra que casi nos envolvía hizo que el GPS se volviese loco y nosotros ante la disyuntiva de izquierda o derecha, fuimos hacia la derecha y justo era hacia donde no teníamos que ir.
Avanzando casi reptando en algunos tramos no veíamos luz y algún momento crítico hubo en el que casi nos volvemos para abajo, con lo pesada que debería ser esta bajada tan directa.
Nos damos una oportunidad más y tiramos ahora hacía la izquierda un poco más para encontrar casi de casualidad el Canal del Mig, una subida de grandes piedras escalonadas, buenos agarres, que no tiene excesiva dificultad técnica y poco expuesta, eso si mejor no sufrir de vértigo, pues en un momento se suben unos 100m de desnivel de forma casi vertical.
Finalizado el canal vemos la luz por fin y la planicie de la muela se extiende suavemente a ambos lados de nuestros ojos.
En la meseta apacentan multitud de cabras domésticas sin pastor ni perro que las cuide, ¿Quién va a atreverse a subir aquí? solo algún intrépido aventurero sin otra cosa mejor que hacer.
Relajamos un poco paseando por la muela y contemplando el paisaje que se nos ofrece desde este privilegiado mirador, pero hemos perdido mucho tiempo en la subida, así que hemos de bajar rápido, sin cumplir con el obligado rito del almuerzo siquiera.
Buscamos la ruta de bajada que es más clara y menos empinada que la de subida, eso si más larga y al final se hace pesada.
Alcanzamos el valle que nos llevará directos, ahora por pista forestal, de nuevo a la localidad de Colldejou. Fin de recorrido.

Nota:
Hemos calificado esta ruta como difícil no por la dificultad técnica, pues el único paso complicado es el canal de acceso a la muela y en realidad no tiene mucha complicación. Si no por lo mal señalizada, empinada y enmarañada de la senda que lleva a los pies del canal. No es una ruta recomendable para hacer solo, salvo que se conozca el camino a la perfección.
 

Fotos de la salida