FICHA TECNICA | |
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Fecha: | 18/10/2023 |
Distancia: | 27 km |
Desnivel positivo: | X m |
Dificultad: | Calcetinada |
Tiempo Invertido: | 8 h (con paradas a almozar y comer) |
"Chema, de tu bonhomía aprendimos que hay que esperar siempre al compañero, que no hay que dejar a nadie atrás en el camino. Por eso, querido amigo, te esperará tu Peña puntual cada mañana de domingo a las 8 en la Plaza, para que como siempre, nos alivies pedaleos y amenices almuerzos reponedores. Esa Peña de la que eres pilar y referencia, y que te buscará cada agosto en el principio de fiestas para que compartas una de tus pasiones con la chavalería. O cada otoño para organizar lo de Calcena. Y sabemos que como siempre llegas un poco antes, también nos esperarás en la cima cada ascensión senderista al Moncayo, con el almuerzo preparado con tomates de tu huerto, o en la cueva de Cosuenda para disfrutar de tu humanidad con quien se apunte"...
Calcena, 18 de noviembre de 2023
Querido Chema:
Este sábado 18 de noviembre de un otoño que no acaba de nacer, nos hemos conjurado cenefos y ciclistas para que nos acompañes en una nueva calcenada.
La senderista se iniciaba este año en Mesones para no acabar demasiado tarde la andada. Para ir a Mesones, en coche, a las 7.30 h estábamos en la plaza Chema Jr., Paco, Miguel, Rafa, Belén y Luis II esperando puntualmente a Javi, que ya sabes que suele ser de arrancar lento. Mezcla de boinas negras y cenefos a la que se sumaba a esas horas una cohorte de cafeteros que nos despidió camino de Mesones donde nos juntamos con Juan Carlos, otro boina negra y filósofo donde los haya, ataviado con una mochila de la que asomaba una prometedora botella de Isostar sabor de temporada. Con estos mimbres alumbramos esa mañanada por el GR90, camino de Calcena.
Ya sabes que esta primera parte de la ruta, hasta el encuentro con el Isuela, es escasa de atractivo. Afortunadamente la conversación aliviaba el duro cemento. Eso sí, nos conjuramos para que de política y del Zaragoza no se hablara: para no deprimirnos ni de lo uno ni de lo otro, que motivos hay. Así nos concentramos en disfrutar de un paisaje que nos ponía a nuestro alcance, en esa zona, zumaqueras y olivos con su mezcolanza de verdes, ocres y amarillos.
Llegados al río y próximos a las viejas construcciones mineras de Tierga, el GR90 se complica. Las zarzas lo invaden todo: penica de mantenimiento de un GR90 que se torna intransitable en esa zona. Aun así Juan Carlos, Javi, Miguel y su pantalón corto se empeñaron en seguir sin reblar. El resto tiramos monte arriba para sortear el bosque de espinas. Miguel pasó con menos problemas porque las espinas no podían con sus expuestas piernas. Rebotaban (sic). Con Juan Carlos se cebaron más y el pantalón aguantó lo que pudo.
Una vez reagrupados continuamos hacía Tierga; eso sí, con parada para dar cuenta del Isostar sabor garnacha de Juan Carlos, aderezado con queso con jalapeños, embutidos y otras sutilezas energéticas. Una vez pasado Tierga, llegó el momento cinéfilo del día cuando Juan Carlos concluyó lo que es inevitable cuando uno se topa con una película de Paco Martínez Soria: ¡qué no puedes dejar de verla! (mucha risa hubo… pero mucho de verdad también).
La zona de Tierga a Trasobares tiene un especial encanto por su maridaje con el río. Con él necesariamente nos topamos en un punto próximo a un azud donde remansa y toma aliento para seguir hacia Mesones. Es allí por donde se cruza por primera vez. Cada uno lo hizo a su aire, sea con los pies descalzos, con bolsas (menos aconsejable por lo que se vio) o con chanclas, que hasta los boinas negras se enternecen con la edad (bueno… Miguel no se enterneció). Tras unas fotos seguimos adelante para volver a cruzar el río en una zona de particular belleza que recuerda a “Muerte entre las flores” (no es Paco Martínez Soria, pero tampoco desmerece).
Desde allí, y ya separados del río, vamos camino de Trasobares donde nos espera La Ponderosa. Merece una foto a sus pies, aunque Belén no supo interpretarlo cuando lanzó la invitación Rafa. En La Ponderosa nos esperaba una maravillosa acogida para desplegar nuestras viandas y rematarlas, jarras mediante: ibéricos, quesos, sardinas, mejillones… Y por supuesto, café con dulce para todos, junto con un Cola-Cao (al final se enterneció) y un plus de orujo de crema para Paco. A la salida, foto de rigor y a Calcena. El del Cola-Cao, Miguel, tiró para adelante como si no hubiera un mañana. Sigue en forma. Es una zona fantástica que merece ser disfrutada. Y como no, el del orujo vuelve a hacerse su foto de “El último mohicano” en ese acantilado con vistas al río que domina la zona. Tras disfrutar del encinar, tocó subir cada uno a su aire. Por cierto, que Chema Jr. respetó al del orujo que llegó tras el del Cola-Cao. El resto, poco a poco.
La parte final de nuevo transcurre paralela al río y nos deja ese espectacular encuentro con Calcena, anunciada por su extraña torre para estos lares y dorada por un mortecino sol a esas horas. No más allá de las 16.30 h llegamos al puente que cruza por última vez el río, con Paco a la cola. Estiramientos varios, abrazos con los ciclistas, alguna cervecita y una última foto para recordar tu andada/marcha ciclista a Calcena. El resto, bien lo sabes Chema… se queda en Calcena.
.... ¡te queremos!