lunes, 13 de septiembre de 2010

... y 1000

... Y 1000
Nos faltaba un empujón. Poquito más de 20 km para completar los primeros mil kilómetros registrados por nuestro grupo. No nos las prometíamos tan felices cuando comenzamos hace escasamente dos años. Pero la constancia, aunque flojee cuando las obligaciones familiares arrecian, nos llevó hasta aquí y queríamos celebrarlo. Con una comida familiar en Nigüella, donde anida muchos fines de semana uno de los cenefos más constantes.
SALIDA
 La etapa conectaba Morata con Nigüella y allí estuvimos el primer núcleo cenefo: Rafa, Juancho, Fernando, Carlos y Luis, con Miguel Ángel, ya veterano, y Ángel que se ha sumado definitivamente a la causa.

Juancho lesionado no quiere perderse la ocasión, pero ya pinta mal su tendinitis rotuliana. Atribuida a su desmedido afán por aliviar estrés corriendo. Aunque hay vías más rápidas, para estirar un poco el día nos vamos primero camino de la Sierra y nos desviamos para tirar hacia Villanueva, ya fajeando la Sierra de Morata. En este tramo, Juancho se arrastra y ni los remedios químicos sirven para aliviar el dolor. Pinta mal el asunto y lo tenemos que convencer para que abondone llegados a Villanueva.

VILLANUEVAS DESDE LAS BRAGAS
Alcanzada la zona de las bragas, el paisaje que se nos ofrece es espectacular: Villanueva majestuosa, con un fondo de Mesones y Nigüella, que nos permite adivinar lo que nos queda de andada.
Aliviamos un poco el paso para no hacerle el trayecto tan penoso al traqueador, y alcanzamos en breve el río (el del bypass gracias a los travasistas aragoneses) en la zona de la papelera. En la fuente, debajo del tren y al pie de un hermoso sauce llorón damos cuenta del almuerzo comunitario: jamón con tomate y algo de vino (Pantana reserva), eso sí, en bidón.

Acabado el almuerzo, se retira Juancho en el coche escoba, compungido. El resto tiramos hacia Chodes tras cruzar el río. Alcanzado el pueblo, nos desviamos poco antes de la plaza, hacia la izquierda para tomar el GR-90 que nos ha de llevar hasta Arándiga. Subimos aquí el ritmo para intentar llegar a las 12.30, como habíamos prometido, a Nigüella. El acelerón nos deja algo resecos y decidimos que podemos aliviarnos en el Agustín. El reparto de cervezas fue desigual, pero todo cuenta. Tras las rondas pertinentes, seguimos por el GR-90 camino de las huertas siempre por la margen derecha del río. Estamos ya tocando Nigüella, que se adivina una vez cruzado el Aranda y remontado el monte que separa valles. Bonito espectáculo con Nigüella, Mesones y su castillo al fondo. Ya tocamos meta, y recien pasado el mediodía del 11-S cruzamos esa barrera simbólica de los 1000 km. Los primeros 1000 km.

NUEVAS CAMISETAS
Como había que celebrarlo nos dirijimos al bar, donde ya esperaban las familias y el lesionado. En el bar, estrenamos camisetas: rutilante estrella de los primeros 1000, y precioso escudo con el nombre de nuestro patrocinador, Esperemos que esta camiseta gris cemento, menos Portland que la anterior, nos lleve en breve a los 2000.

Tras debatir algunos puntos del no-estatuto cenefo y reponer sales con la bebida isotónica de cabecera, decidimos que era el momento del fin de fiesta. Así que nos fuimos a hacer el pertinente fuego (en lugar reglamentario) y dar cuenta de una excelente comida que nos habían organizado Miguel Ángel y Vicky a los que estaremos eternamente agradecidos: bebida a tutiplen, pancetica, longaniza, chorizo y costillas, amén de salchichas para los niños y ensaladas varias. Y por supuesto postre. Excelente. Y para dejar constancia allá por donde cumplimos los 1000 dejamos estaca y placa, que nos recuerden este día y sobre todo los venideros.




Ahora quedan los más fáciles: los siguientes. Alea jacta est.