domingo, 18 de octubre de 2020

Ibón de Respomuso


FICHA TECNICA
 Fecha:   18/10/2020  
 Distancia:   18,52 km  
 Desnivel positivo:   901 m  
 Dificultad:   Moderado  
 Tiempo Invertido:   7h10m 
De vez en cuando los Cenefos realizamos alguna excursión especial por ser por territorios diferentes a los que solemos recorrer. Esta es una de esas excursiones.

Raul y yo andábamos preparando algo por los Pirineos para pasar un par de días y sin terminar de decidir nada a última hora pensamos en realizar una salida por el valle de Tena.

Elegimos esta vez una ruta cerca de Sallent de Gállego, queríamos visitar el Ibón y refugio de Respomuso. 

Salimos temprano de Zaragoza para comenzar a caminar sobre las 9:30 desde el embalse de La Sarra, cerca del citado pueblo.

A pesar de ser una hora poco madrugadora, la mañana era fresca, muy fresca diría yo, y exigía abrigarse concienzudamente. 


Comenzamos en el aparcamiento del embalse de La Sarra, enseguida tomamos un fácil sendero que nos introduce en un precioso hayedo otoñal que ha cubierto de cobrizas hojas el suelo. 

Más adelante el sendero se complica por lo empinado y porque hay que cruzar multitud de
torrentes cuyas aguas bajan a toda velocidad por las paredes de piedra del cañón que estamos atravesando.

Unos cuantos arroyos más, algo de hielo en el suelo, nieve en algunas ocasiones y dos horas de marcha nos hacen divisar la presa de Respomuso. Esta presa que se construyó en los años 50 para recrecer el ibón del mismo nombre y que ahora sirve para dar servicio a la central eléctrica que hay en el embalse de La Sarra. Viendo el agua, los montes y la presa vino a mi mente aquella canción de La Ronda de Boltaña, "El País Perdido", que en una de sus estrofas dice:

País de silencios de ausencias y olvidos
tristes montes y soledad.
País sin historia, pueblo sin raíces,
carrasca que se secará.
Sobrabas país, solo querían agua,
montañas y electricidad.

Ahí estamos.



Llegando al collado nos encontramos con la ermita de La Virgen de Las Nieves, a 2.119 m de altitud el nombre no podía estar mejor elegido. El edificio rodeado de nieve daba fe de su Virgen.

Echamos una ojeada rápida a la presa y continuamos para el refugio que ya divisamos desde la ermita.

En un momento nos encontramos en un lugar paradisiaco con cerveza fría de barril, un lujo asiático para nuestra seca boca. Así que bien pertrechados de jarras y con diversas viandas, nos disponemos a dar descanso a nuestra piernas y hacer trabajar a nuestros dientes: chorizo de León, bonito del norte, queso gamonéu, mejillones y tortas de anís; con las vistas, la tranquilidad y las jarras ¡¡Qué más se puede pedir a 2.200m!!

Terminado el refrigerio y con mucho dolor dejamos el refugio y el ibón, todavía nos quedan unas horas de descenso hasta el punto de partida. 

El descenso es largo y exigente, dado que la humedad, la nieve y el hielo nos hacen poner en la bajada los cinco sentidos. Menos mal que a estas horas el cambio de temperatura había sido radical y podíamos ir ligeros de ropa, en manga corta quiero decir.

Aún así, en un pis-pas de dos horas y media estamos de nuevo en el punto de inicio completando esta magnífica excursión que quedará para siempre en nuestras retinas.










Fotos de la salida