sábado, 24 de diciembre de 2011

NOCHEBUENA 2011: SUBIDICA A LA SIERRA

MORATA VISTO DESDE EL PUNTO GEODÉSICO DE SU SIERRA EN LA NOCHEBUENA DE 2011:






Desde allá arriba os deseamos.... ¡¡FELIZ NAVIDAD!!

domingo, 18 de diciembre de 2011

YA HEMOS LLEGADO... al final o Pirlo, ¡qué en paz descanse! o vinoterapia en el monte

Se acaba el año 2011 y con él la temporada cenefa. REcogen los estatutos que celebremos nuestra suerte de seguir en la brecha con una andadica justa para hacer buena gana e irnos juntos a comer. Y para desearnos, además de Feliz Navidad, que sea por muchos años los que podamos disfrutar de días como el de hoy. En estas ocasiones no importa en demasía el sitio, y siempre es obligado buscar algo aledaño a Zaragoza, sin necesidad e tirar de coche por si la celebración se adorna en exceso. Esta vez elegímos una ruta desde Valdespartera a La Muela y vuelta hasta Montecanal. Teníamos salida a eso de las 7.30 y desde diferentes sitios fuimos llegando Miguel, Raúl, Carlos, Ángel, Fernando, Juancho y los luises. A la estación del Mago de Oz nos llevó el tranvía como a tantos despojos de la noche de Zaragoza (algún cenefo se podía incluir, con moderación, entre ellos). Agrupados todos, comenzamos la andadica.
Pronto percibimos que el día no iba a acompañar en exceso. No hacía mucho frío pero el cierzo era un mal compañero. Como es costumbre comenzamos arreglando España y al Real Zaragoza. Despotricamos lo justo contra Juárez (quizás mucho, pero es que lo de este mejicano es un expediente X), nos acordamos de la crisis y asumimos tácitamente la resignación que nos asola. Aunque esto dura poco porque con los primeros rayos de sol, animamos la marcha y empezamos a pensar en el almuerzo. Algo partido el grupo y con Luis II en retaguardia, afectado de gintonitis, vamos acercándonos a la zona de urbanización de La Muela. No faltan los ciclistas, por supuesto, ni tiros, que para eso estamos en un coto de caza. La andada tenía la opción de llegar hasta la zona de pinos y completar algo más de 25km, pero se decide acortar en solidaridad con los afectados (algo que se agradece desde la presidencia). Llegados a la chufa, miramos el paisaje (no comentamos mucho, porque no hay nada que comentar: feo) y volvemos. En el camino nos cruzamos con un cazador y una pequeña bandada de perdices que nos tememos quedó mermada.
En la primera zona resguardada, decidimos almorzar. Y aquí comenzamos el primer homenaje del día: Marqués de Riscal, Ribera del Duero y algo de Ribera de Jalón (por cierto damos el adiós oficial a nuestra bota que ha pasado a mejor vida), mejillones que quitan el hipo, sardinas, anchoas, fuet, queso y chorizo. Un completo. Hasta hemos mejorado el ajuar, con mantel y vasos de campaña incluidos. Miguel disfruta de una sesión de tonificación capilar con vinoterapia (http://es.wikipedia.org/wiki/Vinoterapia) y los demás disfrutamos del Riscal en su versión más convencional (ingesta primaria, que el cenefo es básico por naturaleza). Llegados al postre, la típica torta con té y petaca de Chivas para brindar por el año mariano que se nos avecina: salud que haya (o que haiga, up to you).
Tras los brindis, retomamos el camino. La vuelta tiene algo (poco) más de emboscada con vaivenes constantes. Para animarla, subimos incluso al punto geodésico (se rompe Ángel) y al castillo (se rompe Luis II, que ya iba para pocos trotes) que tan buenos recuerdos le traen a Ángel de sus años de policia militar. Hay incluso alguna carrera por ahí, con foto-finish incluida, que parece (según cuenta el interesado) se ha decantado para nuestro cenefo de honor y ciclista de origen. Y bueno... con estas llegamos de nuevo a Zaragoza por la zona de las ferias de Valdespartera (lago del Libro de la Selva). Allí un poco de expansión con tirolina y nos preparamos para ir a comer.
La primera parada es en La Hora, donde tomamos las habituales bebidas isotónicas para reponer sales (esperemos mejorar todavía más el buen recuerdo del bar con algún pellizquito). Tras ver como Ángel se emociona viendo a su Barsa ganar el Mundialito, nos acercamos al restaurante Jena para comer. En la entrada tenemos a algunos de los mencionados al prinpicio de la andada: Roberto, Edu Oriol, Juan Carlos y cia (el mancillado zaragocismo cenefo no está para mucho arrebato, así que nos concentramos más en la cía). Sentados a la mesa damos cuenta del menú. Buena elección (felicitamos a los organizadores), con verdurita, carne o pescado y regado con un excelente Pirlo del 2010. Nos da tiempo hasta para concentrarnos y reflexionar sobre este futuro nuestro. Y si no, vean al Papa Noel cenefo. Reflexiones sesudas que por supuesto nos llevan a proponer caminatas: rito ancestral cenefo siempre aderezado de un optimismo de graduación superior a la permitida legalmente. A eso añadimos los licores de la casa con los retomamos los brindis y los villancicos.
Y después un poco de relajo en el Moulin Rouge... y para casa. Que toca concentrase para estos días.
Qué pasemos unos muy felices días con nuestras familias y que este amenazante 2012 (¿el año de la segunda estrella?) no lo sea tanto o si lo es, sea para bien en un futuro. Mucha salud, mucho amor y si viene acompañado de algo más de dinero mejor que mejor. Deseo cenefo que hacemos extensible a nuestros hermanos ciclistas y compañeros de camino en general.

Para acabar, las propuestas. Lamentablemente se ha cortado el sonido ambiente (la tecnología cenefa a la hora de levantar acta es sublime), pero queda la constancia:

- Propuesta #1: Garmo Negro en julio de 2012. Miguel Angel
- Propuesta #2: Alto del Picarro, rio Aranda. Carlos
- Propuesta #3: La Cocha. Angel
- Propuesta #4: Riglos en enero de 2012. Juanjo
- Propuesta #5: Herrera de los Navarros. Juanjo
- Propuesta #6: vuelta por Codos. Juanjo
- Propuesta #7: Samarcuello. Raul
- Propuesta #8: De la parroquia de Santa Ana, Morata, al Pilar. Angel
- Propuesta #9: Tramo del Camino de Santiago: Angel
- Propuesta #10: Cañón de Añisclo. Carlos
- Propuesta #11: Sirga del Jalón, vuelta completa. Angel
- Propuesta #12: Subida a Monte Perdido. Fernando
- Propuesta #13: Jorgeada. Luis
- Propuesta #14: Día de la Segunda Estrella. Juanjo
- Propuesta #15: El Tozal de Guara. Luis
- Propuesta #16: Ermita en Guara. Juanjo
- Propuesta #17: Ermita Virgen de la Sierra. Luis I
- Propuesta #18: Subida a La Cabrera. Juanjo
- Propuesta #19: Sendantonio y Lágrimas de San Lorenzo en Nigüella. Carlos
- Propuesta #20: Calcenada 104km. Angel
- Propuesta #21: Vuelta al AVZ. Carlos

Ahí están todas, la colaboración y participación Cenefa no tiene par ...

sábado, 12 de noviembre de 2011

ALQUÉZAR: "no habrá pan para los malvados"


Miguel nos había preparado una circular por Guara, con salida y final en Alquézar. A lo largo de la semana se preparó la infraestructura: coches, horarios, tortilla de patata, latas de sardinas, embutidos varios, quesos de diversos pelajes, tortas, té de roca con anís… y pan del día. (arriesgamos a conseguirlo en Alquézar) Con esas partimos a las 6.00, Rafa, Fernando ,Juancho, Ana, Miguel, Raúl, Carlos y Luis. El viaje es tranquilo y en aproximadamente 1h 30min llegamos al pueblo, enclavado en un precioso paraje. Repartimos camisetas a los cenefos sección Isuela (CSI). Lo primero, por supuesto, buscar el horno. Mala idea. Lo segundo, buscar una panadería a falta de horno. Mala idea también; la única abre demasiado tarde para unos andarines como nosotros. Así que comenzamos a las 8.00h la ruta hacia Asque, descendiendo primero hacia el Vero por la zona de las pasarelas. Precioso lugar. El día, además, es maravilloso, con una temperatura excelente, quizás demasiada para noviembre. Con todo invita a disfrutar de la ruta de las pasarelas colgadas en el cauce del Vero.
Superada la zona de las pasarelas, seguimos el río, para cruzarlo e iniciar el camino hacia Asque (bien indicado en todo momento). La pista se empina pero es soportable. Con no demasiado esfuerzo llegamos a Asque. Breve dialogo con un local para concluir que estamos listos: no habrá pan tierno. La solución de ir a Colungo a probar suerte la desechamos para no arruinar la programación. Para más penitencia la bota CSI lleva más CH3-COOH del recomendable para un almuerzo, sobre todo si no hay ensalada que aliñar. Afortunadamente llevábamos un par de barras de emergencia, así que tiramos para arriba. Pasado Asque, encontramos un llano en el que nos disponemos a dar cuenta de las viandas. No se va a describir el almuerzo, porque es indescriptible. Lo resumiremos en el epíteto de Michaeleen Flynn: homérico. Anotaremos la reseña de bota infantil que apuntó Carlos para describir la bota cenefa. Habrá que poner remedio.
Después del alumuerzo continuamos. La marcha es algo más perezosa quizás debido al almuerzo (menos mal que no hubo pan). Quizás no, al fin y al cabo es una simple redistribución de masa (entre personas y lugares: de mochilas a estómagos). Sea como fuere, pronto llegamos a una zona plagada de buitres leonados, y una pronunciada pendiente que nos ha de llevar al barranco. Está la posibilidad de ir a la Cueva del Trucho (se llama así de sugerente), pero el cauce se estrecha y hay que arremangarse. Desistimos y seguimos camino hacia Álquezar. Descendemos al Vero denuevo y cruzamos por un extraño puente de piedra que según desde donde se observe parece cortado. Y ahí comienza una dura ascensión hasta la loma que protege Alquézar. Cada uno a su ritmo vamos dando cuenta de la pendiente. Fernando pudo decir la palabra mágica: minutada (predicha eso sí). 
En la cumbre, con Alquézar a 400 metros tenemos una breve discusión. Seguimos un poco más o nos vamos al bar. División de opiniones: Carlos y Ana optan por lo segundo. El resto tiramos para arriba con intención de visitar la zona de pinturas rupestres. Sin embargo un kilómetro antes de llegar desistimos (vamos justos de horario) y tomamos el camino de Alquézar por el barranco y la Baseta. Llegamos poco más allá de las 12.30h. El resto nos lo podemos imaginar: cervecitas y algo de comer. Después nos vamos para Zaragoza (algo accidentado el descenso, esperemos que no sea nada lo del Zafira). Enhorabuena a Miguel por su buena elección.
La próxima será la de la comida de Navidad: La Muela-Zaragoza, parece ser el recorrido elegido. Recordad que en este caso, el sendero solo sirve para calentar y hacer gana de comer. Pero para la siguiente se busca voluntario para preparar ruta. En todo caso, iremos todos preparando nuevas excursiones que nos amplíen horizontes (tirad de internet, amigos, conocidos, etc.).

sábado, 29 de octubre de 2011

Los cenefos se apuntan a un bombardero

Vaya... resulta que no estábamos muertos. Quizás algo de parranda. Pero hecho el propósito de enmienda hemos vuelto a reunirnos para subir a otro de los mitos cenefos de este último año: la Sierra de Armantes. Hubo intentos que desbarató la lluvia o la pereza. Esta vez ha sido la buena.
La salida ha sido temprana para estar en Morata sobre las 7.30. Tras labores de jardinería, compra de pan en Los Pelos y recogida de Juancho, partimos para Calatayud sobre las 8.00. Hay que tomar la primera salida que marca a Soria y coger la nacional que va para allá. Pasado el puente sobre el Jalón, se sigue unos 10 minutos hasta tomar una carretera hacia la izquierda cerca de una curva (ojo con la cogida de carretera que se las trae). Luego ya es seguir hasta pasar una construcción y girar inmediatamente en la pista forestal de la derecha. Buscar para aparcar y en marcha hacia la cruz de Armantes.
La subida inicial la hemos hecho por una senda en un barranco, aunque poco después tomamos la ladera de la derecha el camino que nos ha de llevar arriba. Tiene poca pérdida. En todo momento se adivina un paisaje erosionado por el agua con varios puentes de piedra naturales: grandes losas de piedra que han quedado casi al aire por la erosión del terreno de debajo. El verde también llama la atención. Un pinar con un verde claro y vivo que contrasta con el cielo gris, y algo plomizo, aunque sin amenaza de lluvia. Hemos marcado un buen ritmo que para eso estaba Juanjo delante tirando.
Llega un momento que se adivina ya el monte cincelado al que nos dirigimos. No es mucho lo que se tarda. En menos de dos horas llegamos arriba y el paisaje cambia de repente. Del verde de los pinos, a una tonalidades de marrón que llena todo el paisaje. Resulta divertido, y espectacular, ver los castillos que se ha entretenido el tiempo en afinar a puro de soplo y paciencia. Algo de Far West en Oregón. Como siempre, arriba la foto de rigor, los típicos ciclistas que siempre llenan las mañanas del fin de semana y la disputa tecnológica por localizar sierras cenefas que la lejanía. Al poco tiramos para la cruz que es nuestro destino.
Allí nos disponemos a dar cuenta del almuerzo reglamentario. Reestrenamos la bota tras la labor de cirugía de Fernando. Ahora sí que hay que echarle valor. En todo caso el vino botable ayuda (a pesar de su caudal) a digerir un buen bocadillo de anchoas-chorizo-salchichón. Se ve que la escuela Fernando arrasa. Colofón con carajillo, excelente aportación de Miguel que nos va a calentar más de una mañana de este invierno. Realmente nos apuntamos a un bombardero.
Una vez hemos dado cuenta del almuerzo, bajada por otra pista. El paisaje es menos espectacular, pero sigue mericiendo la pena. Y poco antes de las 13.30 en el coche. Lo demás, imaginable: llegada al albergue, torreznitos, huevos con gamba, inglesitos, ración de calamares, pinchitos de tortillas varias... y reposición de líquidos y sales. Lo normal tras 20 km de marcha por la zona de Calatayud.
Finalmente, el propósito de enmienda llega al menos a la próxima salida que se prevé por Guara. Miguel nos iluminará o incluso el CAU. Al tiempo. Felicitamos desde aquí a los que se han dejado de sumar en esa vergonzosa cifra que ronda los cinco millones y a los que arriman algo más su cotidianidad a Zaragoza (a este último pájaro lo queremos ver volar algo más con nosotros). Se acabaron las frases hechas por hoy.

lunes, 29 de agosto de 2011

Moncayada 2011

Culminada la Calcenada, purgadas las fiestas de Morata y oliendo ya a final de verano, mandan los canones cenefos que subamos a rendir pleitesía al monte que nos apuntala Aragón por el Oeste. Esta vez, fuimos en masa como puede verse en la foto. Hubo, por supuesto, que madrugar y a eso de las 6.30 estábamos en el Albergue, con los coches preparados y las barras de pan recién salidas del horno de "Los Pelos". Como el año anterior, elegimos Cueva de Ágreda como punto de salida y allá nos fuimos. Hubo que sufrir esa carretera que deriva en Tierga hacia Calcena y Purujosa, y que hace de una zona preciosa de este desconocido Aragón, una pequeña tortura que siempre merece la pena. Pasado Beratón comenzamos a temer lo peor cuando vimos que el termómetro del coche baja a 2ºC (¡27 de agosto! y en una semana en la que la mínima en Morata era 25ºC). Íbamos preparados para el frío, pero no tanto. Nuestro gurú (www.eltiempo.es) tenía como predicción 8ºC sobre las 8.00 h en Cueva de Ágreda. Afortunadamente, el termómetro fue subiendo al acercarnos al destino, y en Cueva ya marcaba 6ºC: un frío de narices, pero no helador (una vez más, Maldonado la ha -o casi- clavado). Visto el panorama, nos pusimos rápido botas y polares, y para arriba.
La salida, ya sabemos que está en la casa rural que hay justo a la derecha a la entrada del pueblo. De allí parte una pista hacia el robledar, que ya no abandonaremos hasta el final. La subida inicial entre árboles, es agradable a esa hora de la mañana y nos permite sacudir algo el frío mañanero. Boni, que se encuentra muy bien-muy  bien, Fernando y PFman van tirando a un ritmo excesivo y que últimamente se está convirtiendo en rutina. Así que formamos dos grupitos, con Rafa, Juan Carlos y Luis detrás, para bajar algo la media. Acabado el robledar se entra en una zona de arbustos, donde la pista ya es senda paralela la riachuelo que nace del principio del barranco que nos aguarda. Alguna foto, algún comentario sobre los restos de aviones y poquito más nos deja esta zona. Juan Carlos, que ya hizo la subida desde Beratón, se resiente algo y jura que esta zona es más dura que la de Beratón. En todo caso, primas hermanas.
Lo más duro llega cuando se cruza el riachuelo y embocamos el barranco que nos ha de llevar arriba. Es una subida dura, tanto por la pendiente como por el firme: una senda discontinua y un lecho de piedras, que te obligan a descansar alguna vez para no perder resuello. Bueno, salvo a PF que está como nunca. El grupo de cola, va a su ritmo, y alguna trampa cae por parte de Rafa que hasta se detiene a leer el periódico (recordemos que es el mejor aislante térmico para la botella de agua) para ir sosegando el ritmo cardiaco. Ya con el sol de cara y algo de brisa llegamos por fin arriba, donde nos reagrupamos. De allí a la cumbre ya es un auténtico paseo.
En la cumbre, la foto de rigor para celebrar que un año más disfrutamos de la salud necesaria para visitar esta cumbre, y por supuesto bocadillo comunitario. Aquí no hay tanta fatiga y damos cumplida cuenta de la bota cenefa y de lo que se nos pone por delante. Incluida las latas de sardinas que ha aportado Juan Carlos y que están estupendas. Con pena, tiramos de nuevo para abajo. La bajada no es tan difícil como la subida, pero tampoco le anda a la zaga y más de uno se resiente, o incluso echa mano del Espidifen (otro recurso mágico, del que no hay que abusar). Con paciencia, llegamos de nuevo al coche poco más allá de las 12.30 h. Nos queda tiempo para ir al bar del pueblo (que está de fiestas) y dar cuenta de un vermucete reponedor con tapas incluidas. Reglamentario. Vuelta a casa, cervecita en el Albergue y fin de la temporada estival. Este año, mermada y con menos salidas de las habituales, por motivos diferentes que esperemos podamos remediar. Queda la propuesta para septiembre de subir un 3000. Así como la de regenerar el blog para lo que admitimos propuestas, a ver si ganamos algo de dinamismo.

sábado, 20 de agosto de 2011

LA OTRA CALCENADA


La de 40 y pico, es la otra Calcenada. Si las fuerzas son justas y no se quiere convertir la prueba en sufrimiento, es mejor acondicionar objetivos. A esta medida nos ajustamos Rafa, Boni (que iba muy bien) y Luis. Era el segundo año (salvo para Rafa) por lo que esta vez sí sabíamos lo que nos esperaba. Nos fuimos para Litago pronto para salir cuanto antes y evitar algo del implacabe sol del mediodía solar. En la salida nos encontramos a Eloy, que abandona y está a la espera del autobús, quien nos dio noticias de los colegas de la 104 y nos informó que uno de ellos iba tocado. Supusimos que sería Juancho que tenía alguna molestia los días anteriores.
Los primeros kilómetros se hicieron a buen ritmo. No hay cuestas importantes y el terreno es propicio para ir hablando a la vez que tirando millas sin desfondarnos. Por supuesto, Boni iba siempre delante tirando del grupo (o sea de la pareja). Ya en estas intentamos contactar con nuestros colegas pero no hubo ninguna respuesta. Hasta Añón no hubo problema ninguno: poco calor, buena charla y un ritmo adecuado que predecía que este año podríamos llegar poco después de las 15h (no vamos a hacer tiempo, simplemente a evitar el calor). En el camino vamos dejando a muchos de los que sufren la dureza de tanto kilometraje, aunque este año vemos menos cadáveres andantes que otros años, todo sea dicho.


Conforme van pasando las horas, el calor comienza a apretar y ya nos mina algo el buen ritmo inicial. Además, camino de Talamantes, tenemos que parar a reparar neumáticos con Rafa. Una vez más recomendamos los parches Compeed, milagrosos si se ponen cuando se sienten los primeros síntomas. La cuesta que hay poco antes de Talamantes es el primer duro escollo del día. Boni, que ya ha dejado muestras de que está muy bien este año, la sube como una exhalación. Los demás a nuestro ritmo terminamos la cuesta preludio de la Tonda, para ir directos a Talamantes. Aquí no tenemos prisa y reponemos bien, tanto viandas como neumáticos, que aún quedaba lo peor del día. Recordamos siempre aquello de "camina como un viejo para acaba como un joven" que nos tiene que llevar a Calcena. Es en Talamantes donde de nuevo nos topamos con Eloy, que después de perder el primer autobús de abandonos en Litago se decidió a continuar... y nos cogió. Realmente es sorprendente la intrahistoria de esta andada, ¿cómo puedes tirar la cuchara porque estás agotado y finalmente decidir que sigues 44 kilómetros más?
Una vez recuperados, nos animamos a continuar. Después de Talamantes, el sol ya empieza a ser un compañero molesto, aunque afortunadamente este año soplaba algo de viento. Un exquisito remediaflojos, que algo aliviaba. En esta parte del trayecto tenemos otros compañeros más: los ciclistas. Parece increible que puedan bajar a la velocidad que bajan. Con estos, nos acercamos al penúltimo obstáculo del día: La Tonda. No tardamos mucho en avistar el monte. No es mucho el desnivel, aunque ya empiezan a pesar los kilómetros (no digamos para los de 104). Decidimos subirlo cada cual a su ritmo y lo cierto es que para Boni y Luis fue menos duro que el pasado año. Bien dosificado, no es para tanto. Desde la Tonda al barranco de Valdeplata, el trayecto se hace largo, y con menos alicientes que el pasado año. Ya comienza a pesar el sol y con las paradas, somos ya conscientes de que llegaremos como el año pasado. Por entonces ya habíamos recibido noticias de los colegas de la 104. Boni pudo contactar con Fernando (Rambo, no el cenefo) y le había comunicado que él y su amigo habían abandonado sobre los 40 kilómetros. De Juancho, Fernando y Miguel, no había noticias, aunque presumíamos que estarían ya en Calcena.
La última parada en Valdeplata también fue larga. Cañitas reparadoras, algo de sombra y alivio en los pies para el último tramo de carretera... lo peor del día. Realmente son poco más de 5 kilómetros de asfalto insufribles y feos. Lo peor de una buena andada. Una mala guinda. Con la experiencia del año pasado, lo que se hizo fue apretar dientes y seguir. En estos últimos kilómetros sí que vimos algún cadáver andante al que le costaba articular palabra. Pero como no hay mal que cien años dure, poco después de las 15.30 vimos la cúpula de la iglesia de Calcena. De nuevo, un hermoso faro que más de un naufrago agradece. Entramos en Calcena, sacando pecho y mostrando camiseta como no puede ser de otra manera. ¡Hasta los aplausos se agradecen!


Entregamos dorsales, recogemos camiseta y nos vamos en busca de nuestros colegas con los que no hemos podido contactar por teléfono. Llegados a la carpa instalada en las piscinas, nos encontramos con Fernando que nos anuncia que han acabado con éxito... aunque Juancho estaba en el hospital de campaña. Miguel, que acabo antes, se había ido a Morata (quedábamos cinco y un solo coche). Allá entramos y nos lo encontramos en la camilla explicándole al doctor las trayectorias de la cornada. Al principio nos pareció, por los vendajes del pie, que era un tema de ampollas, pero no. Mareos, problemas de tensión y fatiga. Se genera algo de confusión, por lo que suprimimos las cañas de rigor y nos vamos a recoger mochilas. Fernando ya nos informa de las varias molestias que ha ido acumulando Juancho a lo largo de la andada. Al volver, nos encontramos al mismo Juancho con su primer gotero. Nos vamos a comer para que descanse. La vuelta, es mejor y nos deja una de las imágenes para el recurdo. El corneado debajo de un árbol (para despejar el hospital y poder atender a más gente) con el segundo gotero atado a una rama. La prudencia (y el acojone) nos evita hacer la foto memorable. Rafa está dispuesto a llamar a una ambulancia o alquilar un helicóptero. Juancho ya avanza que está perfectamente y que su cuerpo se recupera inmediatamente. Se viene arriba. Como el médico nos tranquiliza y dice que simplemente había que hidratarlo para ponerlo a punto, decidimos emprender el viaje de regreso en el coche. Allí comprobamos que efectivamente, se había venido arriba... demasiado arriba. Vuelta a Litago, recogemos el segundo coche y todos, salvo dos mochilas de Juancho, llegamos al albergue sobre las 20 h. Cervecitas, una ducha y finalmente una cenita reparadora para celebrar que un año más, la salud nos ha acompañado para poder terminar la Calcenada... la buena y la otra.


PD. Dejamos constancia de que Boni ha ido muy bien y que se ha comprometido para la Jorgeada. Luis, después de varios licores, también... pero solo si están preparados. Y eso sí, a un ritmo diferente a Fernando y Juancho. Os dejamos también foto del día anterior en la despedida a los osados del 104. Aunque esta guerra la tienen que contar ellos. También instamos a que se nos mande fotos para incluirlas en un album único.

domingo, 24 de julio de 2011

Pretemporada cenefa: STAGE EN COSUENDA


Llega la Calcenada. Hay cenefos de 104 y otros de 40. Pero todos necesitan preparar la cita: algunos por lo que supone de reto y otros por su escaso kilometraje en esta primavera. Así que una parte de los cenefos (Fernando, Rafa y Luis) se han ido a Cosuenda a preparar la cita. No era mucho el reto que nos había preparado Fernando de una previa que había hecho con los hermanos ciclistas. Pero había que subir.
A las 7.30 salimos desde el Albergue camino de Cosuenda, donde seguimos por la calle principal hasta llegar a la bifurcación: calle de las Escuelas a la izquierda o un puente a la derecha. Esta última opción nos lleva a una calle que enseguida presenta un cartel que anuncia el Raso de la Cruz, en un desvío a la derecha. Tómese, y después de poco más de un kilómetro llegamos al Área Recreativa de aquel nombre, que en estas fechas está tomado por los mosquitos. Literal. Eran poco más de las 8 h. Mañana fría (¡pese a ser 23 del julio más templado que recordamos!) que nos obliga a iniciar la marcha con más ropa de prevista. Hubo una consulta a Paco para cerciorarnos de cómo llegar a los repetidores del Pico de Valdemadera. En todo caso, basta seguir la pista que sale del área recreativa y seguirla (no desviarse hacia la Nevera).
La pista es sencilla, no demasiado empinada y en breve se llega a una casa o residencia que parece ligada a alguna orden religiosa. En esta zona, llegamos a la carretera y vemos el objetivo a lo lejos (y a lo alto). Si se sigue la carretera y se está atento a las marcas se verá una senda que sale en la parte derecha de la carretera, justo en una curva pronunciada a la izquierda (tal y como se sube). Ya el portal de la senda promete. Zona de carrasca, muy cerrada, que da a la senda un aspecto abovedado. En todo caso es exigente y conviene tomársela con tranquilidad, sin cebarse, que hay tiempo para todo. Mejor subir a ritmo y disfrutar del paisaje. En este caso, Fernando, que va mucho más fino, tira hacia arriba con facilidad. Se llega con dificultad al punto en el que se encuentra con la senda que proviene de la Nevera, cruce de caminos que está marcado con una tablillas (todas estas sendas están bien marcadas, ¡qué gozada! y ¡qué envidia!). Parece que ya estamos, pero no es así. La última subida es dura, con un terreno en malas condiciones y la senda ya borrada y convertida en puro monte. Pero se llega. Con el resulelo justo a un plácido y reconfortante almuerzo: pan, tomate, salchichón, chorizo, jamón y longaniza. Un variado.
Repuestas las fuerzas, disfrutamos del mirador y el paisaje que nos ofrece, para comenzar el descenso por la misma zona hasta el cruce con la senda de la Nevera que tomamos ahora para ir al Raso de la Cruz. Como en la subida, se trata de una zona preciosa, con mucha vegetación, creciendo de forma desordenada y hermosa. No llegamos a desviarnos a la Nevera, para no retrasar mucho el final, y bajamos directo al Raso. La última parte la hacemos trotando y poco después de las 11h estamos de nuevo en la zona recreativa.
Después… limpieza de coche y visita al Albergue. Ya se sabe: refrigerio isotónico, después de 11 kilómetros. No muchos, pero muy recomendables.

LOS DÍAS QUE SALIMOS A ALMORZAR


Hay fines de semana que los cenefos nos enrocamos en la complacencia de una amistad a golpe de huevos fritos con jamón. Complacencia que destila ese aroma de pequeñas renuncias que el tiempo va asentando en nuestras vidas y que nos obliga a cubrir objetivos sencillos, alcanzables, exentos de frustraciones. Cuando eso ocurre, un pequeño paseo, viento fresco y Morata en bruto son suficientes para descubrir nuestro centro de gravedad, para reconocer nuestro lugar en el mundo. Algo de eso ocurrió los últimos fines de semana que decidimos re-repetir (acto de repetir dos veces) una andada previa, muy castiza: Albergue-Valle de los Fósiles-Jabacín-Paredes-Chodes-Albergue. Ya quedó descrita esta ruta hecha la pasada Semana Santa (véase Senda sin Polvo) y poco más queda por decir. No es ni la más bonita, ni la más exigente, ni la más sencilla. Pero es una ruta por nuestro pueblo. Kilómetros de complicidad para ir desentumeciendo piernas. Primero Fernando y Luis y un segundo fin de semana, los mismos acompañados de Ángel, José Antonio y José Manuel. Un escaso par de horas, con sabor a poco, para desembocar en un almuerzo, de regusto y poso. Nada de tonterías. A saco: huevos fritos, jamón, jarras y patatas fritas si toca. Y ya está, que no hay sofisticación en la felicidad. Hay fines de semana que toca salir a almorzar, señores. Y no hay más

lunes, 20 de junio de 2011

Sendantonio

 De nuevo, y como si de un rito ancestral se tratase, el Cenefo acude presto a la llamada de nuestro buenos amigos de Nigüella, ahora para celebrar con ellos una fiesta que han salvado del implacable baúl del olvido.
Será porque algún Cenefo es hijo adoptivo de la villa o porque siempre que coincidimos con las gentes de este lugar, nos quedamos prendados de hospitalidad y cariño, lo cual nos hace repetir una y otra vez y otra vez más.
Tocaba hoy celebrar la festividad de San Antonio, el otrora venerado santo quedó sin fiesta pues las prisas y otras exigencias de la modernidad, dieron al traste con el festejo popular, dejando al pobre santo soltero, sin compromiso y triste en su altar.
En ese afán de recuperar raices y tradiciones, este año un grupo de vecinos preparó una marcha popular por los montes y cabezos de los alrededores, culminando la marcha con una comida popular en el parque que hay junto al rio Isuela.
Esta marcha no es como otras, en cuanto a lo multitudinario, es más bien una reunión de amigos que paseando por los alrededores del pueblo, quieren disfrutar de una mañana de naturaleza, conversación, compañía y amistad.
Todo comenzaba a las 9 de la mañana, con el obligado desayuno popular. Chocolate caliente, bizcochos y moscatel. Miguel llegó puntual, la proximidad le ayudó, y Juanjo se hizo algo de rogar. La logística infantil le desbarató su planificación horaria.
De cualquier manera, en torno a las 9:15h partía la marcha desde el parque de Nigüella y se habían fijado dos recorridos: uno un poco más exigente de unos 10km con mucho monte a través y otro mucho más suave, de unos 4km por camino.
Unos veinte senderistas tomaron el recorrido exigente, mientras que media docena de niños de todas las edades y otra media docena de adultos hicieron el recorrido más corto.
Los Cenefos nos apuntamos al recorrido largo, por lo que a partir de ahora será en el que centremos la narración.
El primer tramo es un camino bastante bueno por el cual el grupo se mantenía compacto. Justo cuando acaba el camino, en una zona llamada Panchán, nuestro lider, Carlos, nos reune a todos para explicarnos que vamos a subir "a cuchillo" por una loma llena de aliagas, romeros, retamas, ...; así que mucho cuidado.
Terminada la arenga, el grupo comienza a ascender por lo que los Cenefos ya denominamos "loma Naik". Si se observan los dos picos de dicha loma desde el pueblo, la imagen divisada se asemeja al logotipo de una conocida marca deportiva, la cual no voy siquiera a mentar.
En realidad, estamos subiendo al cabezo de Matavacas. La subida es dura por lo agreste del terreno. El grupo se estira ligeramente, pero se vuelve a reorganizar en la cumbre. 
Superada la cumbre, con menos pendiente, vamos avanzando hacía la zona de Matavacas, y nos hemos de llevar un buen susto cuando JaviJ pisa una aliga XXXL y una punza, de la misma talla o superior, atraviesa la suela de la bota y parte del pie de nuestro compañero. Raudos, los Cenefos somos los primeros en prestar asistencia y lo que a primera vista parecía algo serio, queda solucionado con una simple tirita, de Bob Esponja o similar.
Descendemos para cruzar el camino que va hacía Arándiga, y Morata, y tenemos la primera baja. Alberto nos deja y decide no seguir haciendo el cabra, prefiere volver a Nigüella por el camino. Ya se sabe que los excesos de la noche se pagan por la mañana.
Todos menos uno, continuamos de nuevo hacia las crestas que flanquean la margen derecha del rio. Un ascenso algo menos duro que el anterior y de nuevo alcanzamos un punto con unas vistas privilegiadas. Al alcance de nuestra mano: el Pico del Rayo, la Sierra de Morata, la Sierra de la Virgen, todo el valle del Isuela, Monegre, la Buitrera y la Lezna, ...; explendido lugar para tirar unas cuantas fotos.
Continuamos ahora por un camino excasamente mantenido, el cual nos conduce hasta el mismísimo almuerzo.
Unos y otros reponen fuerzas al calor de la bota Cenefa, que merece especial mención pues sin duda fue la gran protagonista de cada una de las paradas que hacíamos. El cuero pasaba de mano en mano y de boca en boca casi sin descanso.
Terminado el almuerzo, continuamos por camino y dejando a nuestra izquierda al cabezo Royo tomamos dirección a Valdiuina. En el punto más alto de la cresta giramos a la derecha para comenzar el ascenso a la Zumaquera, que sería la última ascensión de la marcha. En la parte más alta, fotos, risas, bromas y ambiente festivo.
El descenso desde aquí es complicado pues hay mucha piedra suelta y abundante maleza. Pero, poco a poco todos vamos llegando hasta el camino que nos conducirá de nuevo al parque.
En el parque nos esperaban los que, habiendo acabado hace rato el recorrido corto, nos habían prepado un magnífico vermú: cervezas (calientes y frías), espárragos, vino, olivas, anchoas, patatas, atún, y los caracoles de Angel, menuda delicatessen.
Un generoso vermú nos abre puertas al plato fuerte del día, una paella para sesenta personas de la cual disfrutaron chicos, chacos y todo bicho viviente que tuviese el placer de probarla.
Café, tarta y ... algún licor. Llegó el momento de que PFman demostrase sus habilidades (skills) en la preparación de combinados de tónica, cualquier día le dan un premio también por esto. 
Bonito día el que nos ofrecieron nuestros amigos de Nigüella. Gracias por la invitación y no será la última vez que los Cenefos compartamos el día con vosotros.

sábado, 11 de junio de 2011

Maestro Zapatero_II

28 de mayo (ya hace unos días). No. No nos hemos olvidado del Maestro Zapatero. Una de nuestras andadas favoritas por su buena organización y la hospitalidad de la buena gente de Brea. Este año regresamos un buen puñado de cenefos a compartir la fiesta de esta hermosa zona cercana a nuestro Morata.

El día, además, acompañó. Una preciosa mañana de primavera, con su calorcito justo para andar, nos reunió a mucha gente de la zona. La andada, ya sabíamos, es suave, salvo esa subida inicial al monte al que da la espalda Brea. Una vez vencido, y con el Monegré al fondo, ya se adivina el valle que nos llevará a Mesones. El camino se dulcifica, se hace llano e invita a la charla. El ritmito que llevamos, esta vez todos incluido Fernando, es suave, trote de disfrute. Hasta alguna cerveza en el camino llegamos a catar.
Llegados a Mesones, subimos de nuevo al castillo. Ese que no deja de sorprender, incluso a los que estamos acostumbrados a él. Preciosa joyita, quizás no suficientemente explotada. Allí, algo de fruta y charla con nuestro buen amigo Juan Carlos. Superado Mesones, el camino nos lleva a Nigüella, de la que descubrimos una vista diferentes gracias a Miguel. Aquí la dejamos, con su monte Nike al fondo. Además de la preciosa vista, Nigüella nos ofrece un precioso bar, cervecita fresca y un bocata de jamón con tomate en su parque, que invita a rematar allí mismo la caminata. Con todo, somos cumplidores y tomamos de nuevo el camino para ir al Gollizno. Este año vamos por una ruta distinta, aunque el final es el mismo: el grifo de cerveza. De nuevo reagrupación de pelotón de cola. Este año abusamos un poco menos de la reposición salina y tiramos para Brea con Serrat y echando de menos a los chamanes. Aun con todo, el camino hasta Brea sigue siendo muy agradable, sobre todo cuando tenemos el río de compañero.
Y después de casi seis horitas de andada, charla, cervecitas... llegamos a Brea. Lo justo para una jarra con pescado y aceitunas, una buena comida  y un café. En el remate coincidimos con los hermanos ciclistas y Juan Carlos, amén de impugnar la hazaña de PFman, nos prometió que nos organizaría una subidita a la Cabrera. A ver si estas obligaciones de final de curso nos permiten elegir un fin de semana que nos case a todos, y allá iremos.

sábado, 4 de junio de 2011

Born to run

Ha sido una semana un poco frenética... tanto que no ha habido reposo y tiempo para dar cumplida cuenta de lo bueno que sucede en las huestes cenefas. Que no son tiempos de alborozo, como para no disfrutrar del momento, ese carpe diem de Robin Williams en su Dead Poets Society que nos arrebató tiempos ha. Y aquí va, la última carrerita del que sube al Pico del Mediodia en la ruta a San Martín de la Valdonsera en 35 minutos y baja en 25:

Me propongo deshilarte mis credos
del deseo de tu cuerpo engendrado
en sueños de arroparlo recostado,
en la almohada de mis dudas y enredos.

Me propongo descoser de mis dedos
todas las caricias que te he guardado,
y entre tus lunares hechos pecado,
esparcirlas desnudas de mis miedos.

Me propongo a proponerte los besos
que te escondo entre los versos que aireo
frenando mis anhelos más traviesos.

Propuestas de un futuro zarandeo,
sueños en tu cuerpo, hechos sucesos
y sueños en mi cuerpo, hechos deseo…

¡Enhorabuena, Juancho, por tu primer premio en el certamen literario Villa de Ermua! 

domingo, 22 de mayo de 2011

La joyita de San Martín de la Val d'Onsera


Por fin. Con este apego a lo cercano, motivado también por la limitación ACAC (acomeracasa) de nuestro compromiso familiar, hemos ido posponiendo muchas de las hermosas rutas que nos ofrece nuestra Comunidad y limitándonos al hábitat cenefo. Una de ellas era la de San Martín de la Val d’onsera. Y cierto es que realmente no está tan lejos y sobre todo que merece la pena el hermoso paseo que se nos ofrece por esta zona: un lujo, que a veces nuestros vecinos gabachos aprecian mejor que nosotros. Pero este 22 de mayo, jornada de indignada posreflexión, hemos roto la pereza.

A eso de las 6.45 salíamos camino de Huesca, después de recoger el conductor (léase Luis) puntualmente a Juancho, Fernando y Miguel. El camino, tranquilo y entretenido con la sugerente voz del GPS del iPhone de Juancho. Cogida la carretera hacía Lérida, algún reproche llevamos, porque las sugerencias no eran puntualmente atendidas y aun conseguimos despistar nuestra ruta. Eso sí, ¡por la necesidad de pan con el que atender nuestros bocadillos!. No mucho más allá de Huesca, queda el desvío a Loporzano, pueblo de paso y hermosa panadería. Abierta ya a eso de las 8 de la mañana. Hay que continuar, ojo avizor, hasta San Julián de Banzo. La carretera no es una maravilla, pero se lleva. Pasando San Julián se continúa hasta ver una pista de tierra en mal estado, que nos ha de llevar al pequeño aparcamiento en el que comienza la excursión.

En breve, se llega a un barranco, que una vez pasado nos lleva a una pista paralela al barranco y que finalmente concluye en él. Caminamos encajonados por esta zona que se abre un poco, para seguir una senda a la derecha, dejando el barranco principal, pero que nos lleva a otro que impresiona, eso sí, menos. Es un maravilloso paseo, en una umbría queda, y con alta humedad (difícil no romper a sudar) que llega a la puerta del cierzo en el cruce de caminos que está marcado con unas tablillas. No hay pérdida en ningún caso, porque la senda a San Martín está bien señalizada. Tiramos ahí para la izquierda e iniciamos un ascenso más rápido hacia las paredes.

En ellas, pronto se vuelve a alcanzar otro cruce que marca la divergencia entre la subida por la vía ferrata, la Viñeta, el camino de los Burros. Ambos tienen igual destino, pero merece la pena seguir por la primera. Curiosa además la placa del joven que en aquel punto se despeñó, nada menos que en 1843. Plegaria dejamos. Por cierto, reabrimos en esta zona un debate que creíamos cerrado. Sirga o silga. Rafael, contumaz como bien sabemos, sigue teniendo cancha. Aunque rara vez participa en comentarios esperamos alguno para resarcirse (quia). La foto al menos se la brindamos.

La subida por este paso es preciosa y poco exigente. Basta con tener precaución. Se llega a una zona espectacular, el pico del mediodía, que bien merece la caminata. Y a las vistas, podemos sumar un descenso al barranco para acudir a la recogida ermita de San Martín de la Val d’onsera. No vamos a describir. Se va o no se va. Allí estuvimos admirando la joyita, disfrutando de la cascada y encajando este puzle que nos lleva a no entender lo poco que somos y a lo mucho que llega nuestra obcecación. Reflexionamos, eso sí, con la ayuda de la bota cenefa, y el delicioso pan de Loporzano. Que esta vez sí que hubo pan para tanto chorizo (sic, plaza del Sol: salus populi suprema lex est). Debemos loar el torto de Peñaflor y el carajillo con güisqui (caliente y en termo) que nos trajo Miguel. Excelente. Para perdonarle (o casi) su ulterior mala memoria.

Como todo es efímero, y a la vista de los numerosos y cada vez más cercanos buitres que nos rondaban, decidimos que era la hora de afrontar la previsible dura subida, que no lo fue tanto. De nuevo en la cima una foto, bajada de pantalones e intercambio de opiniones con los franceses de Guara (unos de ellos). Para no repetir, decidimos bajar desde la cima por el camino de los Burros (así te das cuenta de que es mejor subir por el otro lado, porque la sendita se las trae si hay que hacerla hacia arriba). Animados ya, incluso corremos cuesta abajo con el objetivo de alcanzar el coche poco después del mediodía, lo que nos hubiera situado en casa sobre las 14.30, previa reposición salina. Pero casi al final, Miguel se dio cuenta de que se había dejado el móvil en la cima. Cundió algo el pánico hasta que PFman salió disparado hacia arriba. El asunto, distorsionó un poco el final, pero afortunadamente, todo acabó bien. Hubo rescate y machada (perdón).

Para celebrarlo, y tras avisar del retraso, decidimos mitigar la sed en Barluenga y su club. Para visitar. A 0.7 la cerveza (no era Ámbar, eso sí; pero la perfección no existe), dejamos escaso el mostrador para tanto casco (salvo el conductor, que el cenefo es animal consciente). Recobrado el orden lógico de toda excursión que se precie, volvimos por donde llegamos y tras algunas dudas, conseguimos dejar a cada cual en su nido.

En la crónica, ningún cabreo, medalla para el carajillo, recordatorio para el contador caídas que estrenó Fernando y a Juancho, mil gracias. Y nada más. ¡Qué ustedes hayan reflexionado (o no) bien!

viernes, 29 de abril de 2011

CRONOESCALADA


Sábado, 23 de abril. San Jorge. El día anterior, Viernes Santo, en vista de lo complicado del tiempo, decidimos hacer una salida corta y comenzar a las 9h. A esa hora acudimos, ya sea al albergue o a la Plaza, Javi G., Antonio, Dani, Ángel, Fernando Juancho, Rafa y los Luises. Los que en principio habíamos quedado. En la plaza nos encontramos un nutrido grupo de colegas, con Paco a la cabeza, que también habían decidido despedir la Semana Santa con una andada. Ellos lo tenían claro: subida a la Sierra. Nosotros no tanto, así que decidimos lo lógico: andada comunitaria. La subida al punto geodésico de nuestra Sierra, por el barranco, es un clásico, con tiempos de subida, según nos han referido, que dan escalofríos. Así que se presentía movimiento.

Y así fue. El inicio fue bravo, con Ángel a la cabeza, que se dispara en busca del primer grupo. En todo caso, el ritmo era llevadero, pero lo mantenido de la subida hizo que aparecieran las primeras diferencias. Atrás iban quedando Dani y Rafa. Grupo al que se sumo Luis para ir aliviando tensiones y de paso evitar la falta de resuello que se presumía adelante. No obstante, las cosas estaban calientes detrás. Rafa, se acordaba de aquella máxima cenefa: “Si quieres ir rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en compañía” y maldecía una y otra vez. A Dani, algo castigado por el resfriado y con poco rodaje, la cuesta se le iba haciendo cada vez más dura y tuvo mérito que no abandonara. Tentado estuvo. Nos dejó la frase del día: “He salido a una andada, no a una cronoescalada”. En todo caso, si nos olvidamos de tiempos, el paseo es totalmente recomendable. Una subida exigente, un bonito paisaje, y una mezcla de senda y monte, justo en la puerta de casa, que nos permite un buen entrenamiento.

Con paciencia fuimos llegando arriba. La cima estaba mucho más concurrida que la plaza del pueblo seguro. Nutrido grupo que queda reflejado en la foto que se acompaña y de la que se desgajó Rafa. Aun hubo tiempo para alguna incorporación más, y al poco, tirar para la Atalaya. El monte está realmente impresionante y la mañana acompaña. Ahora sí, vamos cada uno a nuestro ritmo disfrutando de la andada sin excesivas prisas. En la Atalaya tenemos tiempo para un foto y unas cuantas risas, antes de descender de nuevo hacia el pueblo por el camino que va paralelo a la, ya antigua, autovía.

Allí, la mayoría nos dirigimos al Albergue para dar cuenta de una cervecitas y alguna tapita. Ya se sabe: cervezas varias, algo de picar, debates sobre cómo organizar rutas senderistas en Morata y poquito más.

Luego nos quedamos unos pocos a disfrutar del maravilloso rancho que nos había preparado Lourdes. Realmente impresionante. Comida de hermandad por todo lo alto, que disfrutamos y esperamos que se pueda repetir próximamente. Hubo jotas, buena gana y mejor humor. Ya cantamos en su momento las alabanzas pertinentes por la hospitalidad que nos dispensaron, pero la dejamos patente, y por escrito, en esta crónica. Gracias.