Desde allá arriba os deseamos.... ¡¡FELIZ NAVIDAD!!
sábado, 24 de diciembre de 2011
NOCHEBUENA 2011: SUBIDICA A LA SIERRA
Desde allá arriba os deseamos.... ¡¡FELIZ NAVIDAD!!
domingo, 18 de diciembre de 2011
YA HEMOS LLEGADO... al final o Pirlo, ¡qué en paz descanse! o vinoterapia en el monte
Pronto percibimos que el día no iba a acompañar en exceso. No hacía mucho frío pero el cierzo era un mal compañero. Como es costumbre comenzamos arreglando España y al Real Zaragoza. Despotricamos lo justo contra Juárez (quizás mucho, pero es que lo de este mejicano es un expediente X), nos acordamos de la crisis y asumimos tácitamente la resignación que nos asola. Aunque esto dura poco porque con los primeros rayos de sol, animamos la marcha y empezamos a pensar en el almuerzo. Algo partido el grupo y con Luis II en retaguardia, afectado de gintonitis, vamos acercándonos a la zona de urbanización de La Muela. No faltan los ciclistas, por supuesto, ni tiros, que para eso estamos en un coto de caza. La andada tenía la opción de llegar hasta la zona de pinos y completar algo más de 25km, pero se decide acortar en solidaridad con los afectados (algo que se agradece desde la presidencia). Llegados a la chufa, miramos el paisaje (no comentamos mucho, porque no hay nada que comentar: feo) y volvemos. En el camino nos cruzamos con un cazador y una pequeña bandada de perdices que nos tememos quedó mermada.
En la primera zona resguardada, decidimos almorzar. Y aquí comenzamos el primer homenaje del día: Marqués de Riscal, Ribera del Duero y algo de Ribera de Jalón (por cierto damos el adiós oficial a nuestra bota que ha pasado a mejor vida), mejillones que quitan el hipo, sardinas, anchoas, fuet, queso y chorizo. Un completo. Hasta hemos mejorado el ajuar, con mantel y vasos de campaña incluidos. Miguel disfruta de una sesión de tonificación capilar con vinoterapia (http://es.wikipedia.org/wiki/Vinoterapia) y los demás disfrutamos del Riscal en su versión más convencional (ingesta primaria, que el cenefo es básico por naturaleza). Llegados al postre, la típica torta con té y petaca de Chivas para brindar por el año mariano que se nos avecina: salud que haya (o que haiga, up to you).
Tras los brindis, retomamos el camino. La vuelta tiene algo (poco) más de emboscada con vaivenes constantes. Para animarla, subimos incluso al punto geodésico (se rompe Ángel) y al castillo (se rompe Luis II, que ya iba para pocos trotes) que tan buenos recuerdos le traen a Ángel de sus años de policia militar. Hay incluso alguna carrera por ahí, con foto-finish incluida, que parece (según cuenta el interesado) se ha decantado para nuestro cenefo de honor y ciclista de origen. Y bueno... con estas llegamos de nuevo a Zaragoza por la zona de las ferias de Valdespartera (lago del Libro de la Selva). Allí un poco de expansión con tirolina y nos preparamos para ir a comer.
La primera parada es en La Hora, donde tomamos las habituales bebidas isotónicas para reponer sales (esperemos mejorar todavía más el buen recuerdo del bar con algún pellizquito). Tras ver como Ángel se emociona viendo a su Barsa ganar el Mundialito, nos acercamos al restaurante Jena para comer. En la entrada tenemos a algunos de los mencionados al prinpicio de la andada: Roberto, Edu Oriol, Juan Carlos y cia (el mancillado zaragocismo cenefo no está para mucho arrebato, así que nos concentramos más en la cía). Sentados a la mesa damos cuenta del menú. Buena elección (felicitamos a los organizadores), con verdurita, carne o pescado y regado con un excelente Pirlo del 2010. Nos da tiempo hasta para concentrarnos y reflexionar sobre este futuro nuestro. Y si no, vean al Papa Noel cenefo. Reflexiones sesudas que por supuesto nos llevan a proponer caminatas: rito ancestral cenefo siempre aderezado de un optimismo de graduación superior a la permitida legalmente. A eso añadimos los licores de la casa con los retomamos los brindis y los villancicos.
Y después un poco de relajo en el Moulin Rouge... y para casa. Que toca concentrase para estos días.
Qué pasemos unos muy felices días con nuestras familias y que este amenazante 2012 (¿el año de la segunda estrella?) no lo sea tanto o si lo es, sea para bien en un futuro. Mucha salud, mucho amor y si viene acompañado de algo más de dinero mejor que mejor. Deseo cenefo que hacemos extensible a nuestros hermanos ciclistas y compañeros de camino en general.
Para acabar, las propuestas. Lamentablemente se ha cortado el sonido ambiente (la tecnología cenefa a la hora de levantar acta es sublime), pero queda la constancia:
- Propuesta #1: Garmo Negro en julio de 2012. Miguel Angel
- Propuesta #2: Alto del Picarro, rio Aranda. Carlos
- Propuesta #3: La Cocha. Angel
- Propuesta #4: Riglos en enero de 2012. Juanjo
- Propuesta #5: Herrera de los Navarros. Juanjo
- Propuesta #6: vuelta por Codos. Juanjo
- Propuesta #7: Samarcuello. Raul
- Propuesta #8: De la parroquia de Santa Ana, Morata, al Pilar. Angel
- Propuesta #9: Tramo del Camino de Santiago: Angel
- Propuesta #10: Cañón de Añisclo. Carlos
- Propuesta #11: Sirga del Jalón, vuelta completa. Angel
- Propuesta #12: Subida a Monte Perdido. Fernando
- Propuesta #13: Jorgeada. Luis
- Propuesta #14: Día de la Segunda Estrella. Juanjo
- Propuesta #15: El Tozal de Guara. Luis
- Propuesta #16: Ermita en Guara. Juanjo
- Propuesta #17: Ermita Virgen de la Sierra. Luis I
- Propuesta #18: Subida a La Cabrera. Juanjo
- Propuesta #19: Sendantonio y Lágrimas de San Lorenzo en Nigüella. Carlos
- Propuesta #20: Calcenada 104km. Angel
- Propuesta #21: Vuelta al AVZ. Carlos
Ahí están todas, la colaboración y participación Cenefa no tiene par ...
sábado, 12 de noviembre de 2011
ALQUÉZAR: "no habrá pan para los malvados"
sábado, 29 de octubre de 2011
Los cenefos se apuntan a un bombardero
La salida ha sido temprana para estar en Morata sobre las 7.30. Tras labores de jardinería, compra de pan en Los Pelos y recogida de Juancho, partimos para Calatayud sobre las 8.00. Hay que tomar la primera salida que marca a Soria y coger la nacional que va para allá. Pasado el puente sobre el Jalón, se sigue unos 10 minutos hasta tomar una carretera hacia la izquierda cerca de una curva (ojo con la cogida de carretera que se las trae). Luego ya es seguir hasta pasar una construcción y girar inmediatamente en la pista forestal de la derecha. Buscar para aparcar y en marcha hacia la cruz de Armantes.
La subida inicial la hemos hecho por una senda en un barranco, aunque poco después tomamos la ladera de la derecha el camino que nos ha de llevar arriba. Tiene poca pérdida. En todo momento se adivina un paisaje erosionado por el agua con varios puentes de piedra naturales: grandes losas de piedra que han quedado casi al aire por la erosión del terreno de debajo. El verde también llama la atención. Un pinar con un verde claro y vivo que contrasta con el cielo gris, y algo plomizo, aunque sin amenaza de lluvia. Hemos marcado un buen ritmo que para eso estaba Juanjo delante tirando.
Llega un momento que se adivina ya el monte cincelado al que nos dirigimos. No es mucho lo que se tarda. En menos de dos horas llegamos arriba y el paisaje cambia de repente. Del verde de los pinos, a una tonalidades de marrón que llena todo el paisaje. Resulta divertido, y espectacular, ver los castillos que se ha entretenido el tiempo en afinar a puro de soplo y paciencia. Algo de Far West en Oregón. Como siempre, arriba la foto de rigor, los típicos ciclistas que siempre llenan las mañanas del fin de semana y la disputa tecnológica por localizar sierras cenefas que la lejanía. Al poco tiramos para la cruz que es nuestro destino.
Allí nos disponemos a dar cuenta del almuerzo reglamentario. Reestrenamos la bota tras la labor de cirugía de Fernando. Ahora sí que hay que echarle valor. En todo caso el vino botable ayuda (a pesar de su caudal) a digerir un buen bocadillo de anchoas-chorizo-salchichón. Se ve que la escuela Fernando arrasa. Colofón con carajillo, excelente aportación de Miguel que nos va a calentar más de una mañana de este invierno. Realmente nos apuntamos a un bombardero.
Una vez hemos dado cuenta del almuerzo, bajada por otra pista. El paisaje es menos espectacular, pero sigue mericiendo la pena. Y poco antes de las 13.30 en el coche. Lo demás, imaginable: llegada al albergue, torreznitos, huevos con gamba, inglesitos, ración de calamares, pinchitos de tortillas varias... y reposición de líquidos y sales. Lo normal tras 20 km de marcha por la zona de Calatayud.
Finalmente, el propósito de enmienda llega al menos a la próxima salida que se prevé por Guara. Miguel nos iluminará o incluso el CAU. Al tiempo. Felicitamos desde aquí a los que se han dejado de sumar en esa vergonzosa cifra que ronda los cinco millones y a los que arriman algo más su cotidianidad a Zaragoza (a este último pájaro lo queremos ver volar algo más con nosotros). Se acabaron las frases hechas por hoy.
lunes, 29 de agosto de 2011
Moncayada 2011
La salida, ya sabemos que está en la casa rural que hay justo a la derecha a la entrada del pueblo. De allí parte una pista hacia el robledar, que ya no abandonaremos hasta el final. La subida inicial entre árboles, es agradable a esa hora de la mañana y nos permite sacudir algo el frío mañanero. Boni, que se encuentra muy bien-muy bien, Fernando y PFman van tirando a un ritmo excesivo y que últimamente se está convirtiendo en rutina. Así que formamos dos grupitos, con Rafa, Juan Carlos y Luis detrás, para bajar algo la media. Acabado el robledar se entra en una zona de arbustos, donde la pista ya es senda paralela la riachuelo que nace del principio del barranco que nos aguarda. Alguna foto, algún comentario sobre los restos de aviones y poquito más nos deja esta zona. Juan Carlos, que ya hizo la subida desde Beratón, se resiente algo y jura que esta zona es más dura que la de Beratón. En todo caso, primas hermanas.
Lo más duro llega cuando se cruza el riachuelo y embocamos el barranco que nos ha de llevar arriba. Es una subida dura, tanto por la pendiente como por el firme: una senda discontinua y un lecho de piedras, que te obligan a descansar alguna vez para no perder resuello. Bueno, salvo a PF que está como nunca. El grupo de cola, va a su ritmo, y alguna trampa cae por parte de Rafa que hasta se detiene a leer el periódico (recordemos que es el mejor aislante térmico para la botella de agua) para ir sosegando el ritmo cardiaco. Ya con el sol de cara y algo de brisa llegamos por fin arriba, donde nos reagrupamos. De allí a la cumbre ya es un auténtico paseo.
En la cumbre, la foto de rigor para celebrar que un año más disfrutamos de la salud necesaria para visitar esta cumbre, y por supuesto bocadillo comunitario. Aquí no hay tanta fatiga y damos cumplida cuenta de la bota cenefa y de lo que se nos pone por delante. Incluida las latas de sardinas que ha aportado Juan Carlos y que están estupendas. Con pena, tiramos de nuevo para abajo. La bajada no es tan difícil como la subida, pero tampoco le anda a la zaga y más de uno se resiente, o incluso echa mano del Espidifen (otro recurso mágico, del que no hay que abusar). Con paciencia, llegamos de nuevo al coche poco más allá de las 12.30 h. Nos queda tiempo para ir al bar del pueblo (que está de fiestas) y dar cuenta de un vermucete reponedor con tapas incluidas. Reglamentario. Vuelta a casa, cervecita en el Albergue y fin de la temporada estival. Este año, mermada y con menos salidas de las habituales, por motivos diferentes que esperemos podamos remediar. Queda la propuesta para septiembre de subir un 3000. Así como la de regenerar el blog para lo que admitimos propuestas, a ver si ganamos algo de dinamismo.
sábado, 20 de agosto de 2011
LA OTRA CALCENADA
La de 40 y pico, es la otra Calcenada. Si las fuerzas son justas y no se quiere convertir la prueba en sufrimiento, es mejor acondicionar objetivos. A esta medida nos ajustamos Rafa, Boni (que iba muy bien) y Luis. Era el segundo año (salvo para Rafa) por lo que esta vez sí sabíamos lo que nos esperaba. Nos fuimos para Litago pronto para salir cuanto antes y evitar algo del implacabe sol del mediodía solar. En la salida nos encontramos a Eloy, que abandona y está a la espera del autobús, quien nos dio noticias de los colegas de la 104 y nos informó que uno de ellos iba tocado. Supusimos que sería Juancho que tenía alguna molestia los días anteriores.
Los primeros kilómetros se hicieron a buen ritmo. No hay cuestas importantes y el terreno es propicio para ir hablando a la vez que tirando millas sin desfondarnos. Por supuesto, Boni iba siempre delante tirando del grupo (o sea de la pareja). Ya en estas intentamos contactar con nuestros colegas pero no hubo ninguna respuesta. Hasta Añón no hubo problema ninguno: poco calor, buena charla y un ritmo adecuado que predecía que este año podríamos llegar poco después de las 15h (no vamos a hacer tiempo, simplemente a evitar el calor). En el camino vamos dejando a muchos de los que sufren la dureza de tanto kilometraje, aunque este año vemos menos cadáveres andantes que otros años, todo sea dicho.
Conforme van pasando las horas, el calor comienza a apretar y ya nos mina algo el buen ritmo inicial. Además, camino de Talamantes, tenemos que parar a reparar neumáticos con Rafa. Una vez más recomendamos los parches Compeed, milagrosos si se ponen cuando se sienten los primeros síntomas. La cuesta que hay poco antes de Talamantes es el primer duro escollo del día. Boni, que ya ha dejado muestras de que está muy bien este año, la sube como una exhalación. Los demás a nuestro ritmo terminamos la cuesta preludio de la Tonda, para ir directos a Talamantes. Aquí no tenemos prisa y reponemos bien, tanto viandas como neumáticos, que aún quedaba lo peor del día. Recordamos siempre aquello de "camina como un viejo para acaba como un joven" que nos tiene que llevar a Calcena. Es en Talamantes donde de nuevo nos topamos con Eloy, que después de perder el primer autobús de abandonos en Litago se decidió a continuar... y nos cogió. Realmente es sorprendente la intrahistoria de esta andada, ¿cómo puedes tirar la cuchara porque estás agotado y finalmente decidir que sigues 44 kilómetros más?
Una vez recuperados, nos animamos a continuar. Después de Talamantes, el sol ya empieza a ser un compañero molesto, aunque afortunadamente este año soplaba algo de viento. Un exquisito remediaflojos, que algo aliviaba. En esta parte del trayecto tenemos otros compañeros más: los ciclistas. Parece increible que puedan bajar a la velocidad que bajan. Con estos, nos acercamos al penúltimo obstáculo del día: La Tonda. No tardamos mucho en avistar el monte. No es mucho el desnivel, aunque ya empiezan a pesar los kilómetros (no digamos para los de 104). Decidimos subirlo cada cual a su ritmo y lo cierto es que para Boni y Luis fue menos duro que el pasado año. Bien dosificado, no es para tanto. Desde la Tonda al barranco de Valdeplata, el trayecto se hace largo, y con menos alicientes que el pasado año. Ya comienza a pesar el sol y con las paradas, somos ya conscientes de que llegaremos como el año pasado. Por entonces ya habíamos recibido noticias de los colegas de la 104. Boni pudo contactar con Fernando (Rambo, no el cenefo) y le había comunicado que él y su amigo habían abandonado sobre los 40 kilómetros. De Juancho, Fernando y Miguel, no había noticias, aunque presumíamos que estarían ya en Calcena.
La última parada en Valdeplata también fue larga. Cañitas reparadoras, algo de sombra y alivio en los pies para el último tramo de carretera... lo peor del día. Realmente son poco más de 5 kilómetros de asfalto insufribles y feos. Lo peor de una buena andada. Una mala guinda. Con la experiencia del año pasado, lo que se hizo fue apretar dientes y seguir. En estos últimos kilómetros sí que vimos algún cadáver andante al que le costaba articular palabra. Pero como no hay mal que cien años dure, poco después de las 15.30 vimos la cúpula de la iglesia de Calcena. De nuevo, un hermoso faro que más de un naufrago agradece. Entramos en Calcena, sacando pecho y mostrando camiseta como no puede ser de otra manera. ¡Hasta los aplausos se agradecen!
Entregamos dorsales, recogemos camiseta y nos vamos en busca de nuestros colegas con los que no hemos podido contactar por teléfono. Llegados a la carpa instalada en las piscinas, nos encontramos con Fernando que nos anuncia que han acabado con éxito... aunque Juancho estaba en el hospital de campaña. Miguel, que acabo antes, se había ido a Morata (quedábamos cinco y un solo coche). Allá entramos y nos lo encontramos en la camilla explicándole al doctor las trayectorias de la cornada. Al principio nos pareció, por los vendajes del pie, que era un tema de ampollas, pero no. Mareos, problemas de tensión y fatiga. Se genera algo de confusión, por lo que suprimimos las cañas de rigor y nos vamos a recoger mochilas. Fernando ya nos informa de las varias molestias que ha ido acumulando Juancho a lo largo de la andada. Al volver, nos encontramos al mismo Juancho con su primer gotero. Nos vamos a comer para que descanse. La vuelta, es mejor y nos deja una de las imágenes para el recurdo. El corneado debajo de un árbol (para despejar el hospital y poder atender a más gente) con el segundo gotero atado a una rama. La prudencia (y el acojone) nos evita hacer la foto memorable. Rafa está dispuesto a llamar a una ambulancia o alquilar un helicóptero. Juancho ya avanza que está perfectamente y que su cuerpo se recupera inmediatamente. Se viene arriba. Como el médico nos tranquiliza y dice que simplemente había que hidratarlo para ponerlo a punto, decidimos emprender el viaje de regreso en el coche. Allí comprobamos que efectivamente, se había venido arriba... demasiado arriba. Vuelta a Litago, recogemos el segundo coche y todos, salvo dos mochilas de Juancho, llegamos al albergue sobre las 20 h. Cervecitas, una ducha y finalmente una cenita reparadora para celebrar que un año más, la salud nos ha acompañado para poder terminar la Calcenada... la buena y la otra.
PD. Dejamos constancia de que Boni ha ido muy bien y que se ha comprometido para la Jorgeada. Luis, después de varios licores, también... pero solo si están preparados. Y eso sí, a un ritmo diferente a Fernando y Juancho. Os dejamos también foto del día anterior en la despedida a los osados del 104. Aunque esta guerra la tienen que contar ellos. También instamos a que se nos mande fotos para incluirlas en un album único.
domingo, 24 de julio de 2011
Pretemporada cenefa: STAGE EN COSUENDA
Llega la Calcenada. Hay cenefos de 104 y otros de 40. Pero todos necesitan preparar la cita: algunos por lo que supone de reto y otros por su escaso kilometraje en esta primavera. Así que una parte de los cenefos (Fernando, Rafa y Luis) se han ido a Cosuenda a preparar la cita. No era mucho el reto que nos había preparado Fernando de una previa que había hecho con los hermanos ciclistas. Pero había que subir.
A las 7.30 salimos desde el Albergue camino de Cosuenda, donde seguimos por la calle principal hasta llegar a la bifurcación: calle de las Escuelas a la izquierda o un puente a la derecha. Esta última opción nos lleva a una calle que enseguida presenta un cartel que anuncia el Raso de la Cruz, en un desvío a la derecha. Tómese, y después de poco más de un kilómetro llegamos al Área Recreativa de aquel nombre, que en estas fechas está tomado por los mosquitos. Literal. Eran poco más de las 8 h. Mañana fría (¡pese a ser 23 del julio más templado que recordamos!) que nos obliga a iniciar la marcha con más ropa de prevista. Hubo una consulta a Paco para cerciorarnos de cómo llegar a los repetidores del Pico de Valdemadera. En todo caso, basta seguir la pista que sale del área recreativa y seguirla (no desviarse hacia la Nevera).
La pista es sencilla, no demasiado empinada y en breve se llega a una casa o residencia que parece ligada a alguna orden religiosa. En esta zona, llegamos a la carretera y vemos el objetivo a lo lejos (y a lo alto). Si se sigue la carretera y se está atento a las marcas se verá una senda que sale en la parte derecha de la carretera, justo en una curva pronunciada a la izquierda (tal y como se sube). Ya el portal de la senda promete. Zona de carrasca, muy cerrada, que da a la senda un aspecto abovedado. En todo caso es exigente y conviene tomársela con tranquilidad, sin cebarse, que hay tiempo para todo. Mejor subir a ritmo y disfrutar del paisaje. En este caso, Fernando, que va mucho más fino, tira hacia arriba con facilidad. Se llega con dificultad al punto en el que se encuentra con la senda que proviene de la Nevera, cruce de caminos que está marcado con una tablillas (todas estas sendas están bien marcadas, ¡qué gozada! y ¡qué envidia!). Parece que ya estamos, pero no es así. La última subida es dura, con un terreno en malas condiciones y la senda ya borrada y convertida en puro monte. Pero se llega. Con el resulelo justo a un plácido y reconfortante almuerzo: pan, tomate, salchichón, chorizo, jamón y longaniza. Un variado.
Repuestas las fuerzas, disfrutamos del mirador y el paisaje que nos ofrece, para comenzar el descenso por la misma zona hasta el cruce con la senda de la Nevera que tomamos ahora para ir al Raso de la Cruz. Como en la subida, se trata de una zona preciosa, con mucha vegetación, creciendo de forma desordenada y hermosa. No llegamos a desviarnos a la Nevera, para no retrasar mucho el final, y bajamos directo al Raso. La última parte la hacemos trotando y poco después de las 11h estamos de nuevo en la zona recreativa.
Después… limpieza de coche y visita al Albergue. Ya se sabe: refrigerio isotónico, después de 11 kilómetros. No muchos, pero muy recomendables.
LOS DÍAS QUE SALIMOS A ALMORZAR
Hay fines de semana que los cenefos nos enrocamos en la complacencia de una amistad a golpe de huevos fritos con jamón. Complacencia que destila ese aroma de pequeñas renuncias que el tiempo va asentando en nuestras vidas y que nos obliga a cubrir objetivos sencillos, alcanzables, exentos de frustraciones. Cuando eso ocurre, un pequeño paseo, viento fresco y Morata en bruto son suficientes para descubrir nuestro centro de gravedad, para reconocer nuestro lugar en el mundo. Algo de eso ocurrió los últimos fines de semana que decidimos re-repetir (acto de repetir dos veces) una andada previa, muy castiza: Albergue-Valle de los Fósiles-Jabacín-Paredes-Chodes-Albergue. Ya quedó descrita esta ruta hecha la pasada Semana Santa (véase Senda sin Polvo) y poco más queda por decir. No es ni la más bonita, ni la más exigente, ni la más sencilla. Pero es una ruta por nuestro pueblo. Kilómetros de complicidad para ir desentumeciendo piernas. Primero Fernando y Luis y un segundo fin de semana, los mismos acompañados de Ángel, José Antonio y José Manuel. Un escaso par de horas, con sabor a poco, para desembocar en un almuerzo, de regusto y poso. Nada de tonterías. A saco: huevos fritos, jamón, jarras y patatas fritas si toca. Y ya está, que no hay sofisticación en la felicidad. Hay fines de semana que toca salir a almorzar, señores. Y no hay más
lunes, 20 de junio de 2011
Sendantonio
El descenso desde aquí es complicado pues hay mucha piedra suelta y abundante maleza. Pero, poco a poco todos vamos llegando hasta el camino que nos conducirá de nuevo al parque.
sábado, 11 de junio de 2011
Maestro Zapatero_II
El día, además, acompañó. Una preciosa mañana de primavera, con su calorcito justo para andar, nos reunió a mucha gente de la zona. La andada, ya sabíamos, es suave, salvo esa subida inicial al monte al que da la espalda Brea. Una vez vencido, y con el Monegré al fondo, ya se adivina el valle que nos llevará a Mesones. El camino se dulcifica, se hace llano e invita a la charla. El ritmito que llevamos, esta vez todos incluido Fernando, es suave, trote de disfrute. Hasta alguna cerveza en el camino llegamos a catar.
Llegados a Mesones, subimos de nuevo al castillo. Ese que no deja de sorprender, incluso a los que estamos acostumbrados a él. Preciosa joyita, quizás no suficientemente explotada. Allí, algo de fruta y charla con nuestro buen amigo Juan Carlos. Superado Mesones, el camino nos lleva a Nigüella, de la que descubrimos una vista diferentes gracias a Miguel. Aquí la dejamos, con su monte Nike al fondo. Además de la preciosa vista, Nigüella nos ofrece un precioso bar, cervecita fresca y un bocata de jamón con tomate en su parque, que invita a rematar allí mismo la caminata. Con todo, somos cumplidores y tomamos de nuevo el camino para ir al Gollizno. Este año vamos por una ruta distinta, aunque el final es el mismo: el grifo de cerveza. De nuevo reagrupación de pelotón de cola. Este año abusamos un poco menos de la reposición salina y tiramos para Brea con Serrat y echando de menos a los chamanes. Aun con todo, el camino hasta Brea sigue siendo muy agradable, sobre todo cuando tenemos el río de compañero.
Y después de casi seis horitas de andada, charla, cervecitas... llegamos a Brea. Lo justo para una jarra con pescado y aceitunas, una buena comida y un café. En el remate coincidimos con los hermanos ciclistas y Juan Carlos, amén de impugnar la hazaña de PFman, nos prometió que nos organizaría una subidita a la Cabrera. A ver si estas obligaciones de final de curso nos permiten elegir un fin de semana que nos case a todos, y allá iremos.
sábado, 4 de junio de 2011
Born to run
Me propongo deshilarte mis credos
del deseo de tu cuerpo engendrado
en sueños de arroparlo recostado,
en la almohada de mis dudas y enredos.
Me propongo descoser de mis dedos
todas las caricias que te he guardado,
y entre tus lunares hechos pecado,
esparcirlas desnudas de mis miedos.
Me propongo a proponerte los besos
que te escondo entre los versos que aireo
frenando mis anhelos más traviesos.
Propuestas de un futuro zarandeo,
sueños en tu cuerpo, hechos sucesos
y sueños en mi cuerpo, hechos deseo…
¡Enhorabuena, Juancho, por tu primer premio en el certamen literario Villa de Ermua!
domingo, 22 de mayo de 2011
La joyita de San Martín de la Val d'Onsera
viernes, 29 de abril de 2011
CRONOESCALADA
Sábado, 23 de abril. San Jorge. El día anterior, Viernes Santo, en vista de lo complicado del tiempo, decidimos hacer una salida corta y comenzar a las 9h. A esa hora acudimos, ya sea al albergue o a la Plaza, Javi G., Antonio, Dani, Ángel, Fernando Juancho, Rafa y los Luises. Los que en principio habíamos quedado. En la plaza nos encontramos un nutrido grupo de colegas, con Paco a la cabeza, que también habían decidido despedir la Semana Santa con una andada. Ellos lo tenían claro: subida a la Sierra. Nosotros no tanto, así que decidimos lo lógico: andada comunitaria. La subida al punto geodésico de nuestra Sierra, por el barranco, es un clásico, con tiempos de subida, según nos han referido, que dan escalofríos. Así que se presentía movimiento.
Y así fue. El inicio fue bravo, con Ángel a la cabeza, que se dispara en busca del primer grupo. En todo caso, el ritmo era llevadero, pero lo mantenido de la subida hizo que aparecieran las primeras diferencias. Atrás iban quedando Dani y Rafa. Grupo al que se sumo Luis para ir aliviando tensiones y de paso evitar la falta de resuello que se presumía adelante. No obstante, las cosas estaban calientes detrás. Rafa, se acordaba de aquella máxima cenefa: “Si quieres ir rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en compañía” y maldecía una y otra vez. A Dani, algo castigado por el resfriado y con poco rodaje, la cuesta se le iba haciendo cada vez más dura y tuvo mérito que no abandonara. Tentado estuvo. Nos dejó la frase del día: “He salido a una andada, no a una cronoescalada”. En todo caso, si nos olvidamos de tiempos, el paseo es totalmente recomendable. Una subida exigente, un bonito paisaje, y una mezcla de senda y monte, justo en la puerta de casa, que nos permite un buen entrenamiento.
Con paciencia fuimos llegando arriba. La cima estaba mucho más concurrida que la plaza del pueblo seguro. Nutrido grupo que queda reflejado en la foto que se acompaña y de la que se desgajó Rafa. Aun hubo tiempo para alguna incorporación más, y al poco, tirar para la Atalaya. El monte está realmente impresionante y la mañana acompaña. Ahora sí, vamos cada uno a nuestro ritmo disfrutando de la andada sin excesivas prisas. En la Atalaya tenemos tiempo para un foto y unas cuantas risas, antes de descender de nuevo hacia el pueblo por el camino que va paralelo a la, ya antigua, autovía.
Allí, la mayoría nos dirigimos al Albergue para dar cuenta de una cervecitas y alguna tapita. Ya se sabe: cervezas varias, algo de picar, debates sobre cómo organizar rutas senderistas en Morata y poquito más.
Luego nos quedamos unos pocos a disfrutar del maravilloso rancho que nos había preparado Lourdes. Realmente impresionante. Comida de hermandad por todo lo alto, que disfrutamos y esperamos que se pueda repetir próximamente. Hubo jotas, buena gana y mejor humor. Ya cantamos en su momento las alabanzas pertinentes por la hospitalidad que nos dispensaron, pero la dejamos patente, y por escrito, en esta crónica. Gracias.