martes, 25 de agosto de 2009

Moncayada 2009. La crónica más triste



















morata_de_jalon_senderismo_15
Distancia recorrida: 23,64 kilómetros
Altitud min: 1.314 metros, max: 2.314 metros
Desnivel acum. subiendo: 1.543 metros, bajando: 1.455 metros
Grado de dificultad: Moderado
Tiempo efectivo: 5 horas 5 minutos
Tiempo total: 6 horas 18 minutos

Nos faltaba el Moncayo. Después de rodearlo en la calcenada, nos propusimos acabar vacaciones subiendo a este lujo de monte que tenemos al ladito de casa y hacerlo desde la zona soriana.
Quedamos con Paco (Aznar) para la excursión, excelente guía al que se unía una excelente mañana para subir, con una leve (solo leve) tregua del asfixiante calor que tuvimos toda la semana. La quedada tuvo que ser temprana: a las 6 am en la plaza de Morata para aprovechar algo de fresco y allá estábamos Javí Clemente, Juan Carlos y sus Paredes (que por fin se volvían a unir a los cenefos), Fernando, Luis y nuestro sherpa de lujo. Subimos por Tierga-Calcena, carretera dejada de la mano de los dioses que nos rigen y que abandonando Purojosa se empina en una hermosa zona boscosa para llegar a Beratón (a 1400 aprox. de altitud), ya Soria, origen de la subida. Llegado al pueblo, si se gira a mano derecha se llega a una fuente con un pequeño lavadero y merendero donde un cartel nos guía la senda de subida al Moncayo (la llamada PR-SO 88 de 11.5 km con peaje previo en la Lobera). Y allá, tras la foto de rigor, salimos para arriba a las 7.25 am.
De inicio pechada, subida corta pero que en frío nos arrebata el aliento y nos calienta para lo que viene. Pero en breve, el terreno se suaviza y entramos en zona arbolada (abunda en rebollos o robles como alguno apuntó) que permite un paseo agradable y suave hasta aprox. los 1600 m de altitud. Se asciende pero la pendiente es bastante llevadera, si bien Paco ya nos avisa que no todo es así, que en breve cada uno llevará el ritmo que pueda y en la Lobera nos veremos. Y en efecto al acabar la zona boscosa, los montes ya se imponen y el camino se empina. Comienza lo duro en una zona con poca vegetación, algo de brezo y enebros rastreros. El grupo se fragmenta y Paco tira para adelante, primero con Fernando (y su varita mágica) y luego en solitario demostrando que le sobran piernas. Detrás Javi y en cola Juan Carlos y Luis. Llegamos a los 2000 y nos reagrupamos para reponer algo de líquido. Y de allí a la Lobera donde ya apreciamos las zonas pedregosas, tarteras con lastras que sortean el camino y perlan toda esta zona montañosa de fuerte erosión. En la Lobera, que alcanzamos sobre las 9.40, foto en el vértice geodésico y con el Moncayo ya a al vista, tiramos de tobogán por una zona de pastoreo a la vista de los restos y llegamos al camino que asciende desde el Santuario, ya bastante transitado a esas horas de la mañana. Animando a Juan Carlos para que esprinte llegamos a la cima sobre las 10.35. Es el momento del chicken-in. Esta vez sí es reglamentario: chorizo, queso, jamón… bota de vino que enseguida sucumbe y trago del segador. Conocidas las excelencias de Castellvi, bajamos… y subimos de nuevo a la Lobera para ya descender a cuchillo hasta el camino de pinos que se ve a la izquierda desde la Lobera (mirando hacia Beratón). El descenso se hace duro por las piedras y el sofocante calor. Alcanzada la pista, se desciende poco a poco a Beratón donde llegamos sobre las 13.30. En la fuente reponemos líquido, algunos relajan pies y todos tomamos aliento.Llega el momento del regreso, para llegar cerca de las 15.00 al bar de la Estación donde celebramos con unas cervecitas una bonita mañana en el monte por excelencia de la zona, de la que dejamos constancia como siempre ha sido… Y sin embargo esta ha sido la crónica más triste. Faltaban Juancho y Rafa. Mucho ánimo, compañeros.

Calificaciones: Calcetinada-inflón

Gracias Paco y Javi por vuestra compañía.
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EXTRAS
Ruta wikiloc GPS

jueves, 20 de agosto de 2009

Caminado por nuestra Sierra. Morata de Jalón.


morata_de_jalon_senderismo_14Distancia recorrida: 10,58 kilómetros
Altitud min: 412 metros, max: 918 metros
Desnivel acum. subiendo: 598 metros, bajando: 598 metros
Grado de dificultad: Moderado
Tiempo efectivo: 2 horas 15 minutos
Tiempo total: 3 horas 3 minutos

fotos...
No había mucho tiempo por razones familiares varias (solo quedaba una ventana en la mañana de 8.30 a 11.30), pero sí ganas de hacer algo previo a la moncayada, así que decidimos algo rápido: subir al vértice geodésico de la sierra de Morata. A las 8.35 (tarde, pero es lo que había) comenzamos la caminata, partiendo como siempre del Albergue y tomamos barranco arriba para subir por la Umbria l'Aila (creemos que así se escribe la Umbría del Águila, este tema hay que aclararlo). Para los que quieran subir por pista hay que coger en la segunda bifurcación el camino de la derecha (hay marcada una estaca que señala el GR-90 que baja de El Frasno) y seguir todo recto para acabar cerca del cerro de la Atalaya desde donde se divisa, de frente, El Plano de El Frasno y a la derecha la Sierra de Morata que es el objetivo, ya subiendo por la cresta de la sierra (hay una pequeña senda) que delimita los términos municipales de El Frasno y Morata. En nuestro caso, decidimos subir parte de la Umbría por la izquierda y cruzarla posteriormente, para ya coger monte a través, orientados siempre por la referencia de Morata y Chodes que vemos a nuestra espalda.

La caminata es exigente y nos permite eliminar algo de las toxinas acumuladas en las fiestas. El monte está tremendamente seco después de una primavera poco benévola y un tórrido verano. Hoy, no es una excepción y Lorenzo pega de lo lindo. Además, por las urgencias solo hemos cogido una botella de agua, por lo que el alivio es poco o nada. Llegada a la senda que parte de la Atalaya, tenemos algo de sombra, y menos pendiente, con lo que la caminata se dulcifica un poco. El paisaje, eso sí, es precioso con una buena perspectiva de Morata y las serranias que le rodean. Para andar, una gozadica. Con algún descanso para retomar fuerzas, llegamos a las 10:20 al vértice geodésico y tomamos las fotos de rigor para dejar constancia.

Varias son las posibilidades de bajada, pero dada las urgencias de la mañana, tiramos de frente para coger el camino que va por el barranco de la Sierra. En este aceleramos, recordando tiempos de ernestada: más de 8 km/h de tirada en esta zona nos despierta todavía más la ya de por sí desbravada sed que llevamos por nuestra mala cabeza. En breve, llegamos a Morata y desesperados tiramos para el Albergue donde tres cervecitas por barba aflojan un poco la sed y nos reconfortan con este pequeño placer que supone echarte al monte. Han sido unos 10 km y poco más de dos horas de andada real (véase ficha técnica, que para eso está).

Calificaciones:
Paseo, eso sí, pelín exigente por las subidas monte a través que siempre se notan.

Postdata: Pedimos público perdón al cenefo in pectore. Decidimos muy a última hora la caminata y no avisamos Nostra culpa. Avisamos, no obstante, que la repetiremos.

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jueves, 13 de agosto de 2009

Morata-Chodes-Las Torcas-Jabacín-Mulrroya-Morata


morata_de_jalon_senderismo_12
Distancia recorrida: 14,97 kilómetros

Altitud min: 386 metros, max: 526 metros
Desnivel acum. subiendo: 337 metros, bajando: 339 metros
Grado de dificultad: Fácil
Tiempo: 3 horas 26 minutos
fotos...
Un clásico. Para retomar la actividad después de la Calcenada, un pequeño paseo de 15 kilómetros, por los bellos alrededores de Morata. Quedamos los cenefos en el sitio de costumbre: el albergue a las 8.00 am. Un poco de charlica y decidimos hacer este clásico de los los muchos andarines y andarinas de este pueblo: ir a las paredes y de allí subir a Jabacín para regresar por Mularroya.
Si bien es posible ir por el camino del cementerio adelante, decidimos salir primero hacia Chodes por el camino del Barranco, que nos ha de llevar al hermoso puente de Capurnos, un puente de sillería (siglo XVII) de un único ojo que rehabilitaron recientemente y enclavado en una preciosa zona de huerta, que nos trae recuerdos de las muchas meriendas que por allá celebramos cuando “andar”, ya fuera a pie o en bicicleta, no era ni cardiosaludable, ni un deporte, ni una afición, sino simplemente lo que tocaba.
El camino hacia Chodes, ahora asfaltado, es breve y una vez llegado al pueblo, se gira a la derecha para ir hacía la cantera. Enseguida pasamos a camino que seguimos recto sin desviarnos: es el camino a las Torcas. A la derecha vamos dejando la única pared de lo que fue el castillo de Chodes. En el trayecto vamos saludando a varios grupos que han salido a hacer la ronda a las paredes aprovechando el frescor de la mañana. Enseguida se alcanza la orilla del río, y se ve majestuosa la que conocemos como Peña Agujereada, así como las bonitas paredes de roca que han dado fama a esta zona entre los amantes de la escalada. Cruzada la vía del tren (que pasa el monte a través de un túnel), abandonamos el camino para coger una senda a la izquierda que rodea el monte. La senda paralela al río, transcurre entre choperas, para llegar de nuevo a la vía del tren al otro lado del túnel. Allí cruzamos el puente con mucha precaución y seguimos unos metros paralelos a la orilla del tren, hasta ver una senda a mano derecha. De nuevo nos lleva al río entre una zona de vegetación, choperas y, curiosamente, olivares. Hay que tener cuidado porque en alguna zona se encajona y hay zarzales que dificultan el paso. El paseo es divertido y sencillo hasta llegar a una zona despejada de árboles, que coincide con la parte final del barranco que desciende de Jabacín. En la parte derecha del barranco se observa una senda (continuación de la que hemos seguido por la orilla del río) que es la que tomamos para ascender hasta la paridera de Jabacín. Conviene girarse en el camino y admirar las hermosas peñas que homenajean a nuestro río en esta zona. Incluso el Ave, al fondo, se pliega al ritual. Para los amantes de las cuevas, se deja alguna a mano derecha (inconfundible por la enorme boca de entrada).


Llegada a la paridera, hay que cruzar la autovía (hay un túnel) para retomar un camino que nos ha de llevar a Mularroya. Enseguida se adivina al fondo la zona todavía forestal y la zona ya mutilada de lo que ha sido este bello paraje. Con la jota, y la mala leche, en la garganta, bajamos para llegar a la antigua carretera a la altura de los Palacios. Allí, en lo que fue una zona de descanso, hacemos el pertinente chicken-in que debemos agradecer a Fernando: bocadillo reglamentario, algo de fruta, trago de agua, charradica y adelante. Pasados los Palacios, se observa enseguida un camino a la derecha, que inicialmente transcurre entre pinos. Este, nos ha de llevar ya a la zona de la cantera que hay a la salida de Morata. Cruzamos de nuevo la autovía, y por la carretera se sigue hasta el pueblo. Alternativamente, justo antes de la señal que anuncia Morata a 0.3 km se puede coger un camino para cruzar la carretera y bajar por el barranco hasta la Fuente y de allí al albergue. Fin de la etapa.
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lunes, 10 de agosto de 2009

The First and the Last. Calcenada 2009


morata_de_jalon_senderismo_11
Distancia recorrida: 60,27 kilómetros

Altitud min: 742 metros, max: 1.493 metros
Desnivel acum. subiendo: 1.446 metros, bajando: 1.478 metros
Grado de dificultad: Difícil
Tiempo efectivo: 12 horas 8 minutos
Tiempo total: 14 horas un minuto

fotos...
Era un mito. Los cenefos habíamos oído hablar de la Calcenada de verano, una prueba hermosa por lo dura, como lo es el paisaje del somontano del Moncayo. Teníamos algunas referencias directas aunque algo confusas, además de la entrañable Calcenada de otoño en la que participamos, y decidimos probarnos. Eso sí, seleccionamos los 60 km que se ofrecían como alternativa a los 104, inalcanzables para nuestras perspectivas actuales: Calcena-Litago, una calcetinada de las gordas.

Alguno no llegamos en las mejores condiciones y las sensaciones previas no eran optimistas. Aun con todo, a las cuatro en el albergue estábamos Fernando, Juancho y Luis con su respectivo lío de mochilas, listos para salir y allá que fuimos acompañados de Javi que no quiso perderse la salida. El ambiente era el de una prueba deportiva más próxima a la competición que a una andada popular. Mucho profesional, muchas ganas de mejorar tiempos y nervios en la salida. Unos consejos de cajón antes de salir (no fumís y no tirís nada al suelo… y debemos decir que no todos lo cumplieron), una canción para relajar músculo y las 6 pm, según horario, salimos hacia Purujosa. Hermoso pueblo que ya casi se nos escapa de Aragón, enclavado en una zona privilegiada, pero dura, lo que hace tan comprensible la desbandada que hubo como el lento rebrote que hay. Allá, primer avituallamiento: Aquarius, agua, naranja y plátano. Una charladica con unos conocidos de Fernando que nos anuncian la pechada que nos viene encima y para arriba. Muy para arriba, camino de Soria. En breve entramos en el Parque Natural del Moncayo (recomendable, al menos lo que vimos) y afrontamos subidas duras. Son momentos de concentración y sudor, mucho sudor. Cuando llegamos arriba, nuevo avituallamiento: Aquarius a litros, agua, naranja y plátano (los frutos secos se los comieron los caballos). En este punto el camino se hace más amigable, camino de Borobia, ya en Soria, donde nos espera la cena (justo antes de llegar nos adelantan los primeros corredores que han salido a las 8 pm). Llegamos al pabellón de Borobia sobre las 10 pm, entre el alborozo de la gente del pueblo (cansada más bien de jalear a los muchos que llegaron antes). El chicken-in escueto. A puro de sumar bocadillos de jamón cocido con tomate, hicimos un amago de cena que apañamos con una naranja de postre, alguna cerveza y una llamada a la familia para confirmar que se habían hecho los primeros 20 km sin problemas y seguíamos adelante. Recogemos polares de las mochilas que mandamos a Borobia (mochila 1, información vital para Fernando que nunca llegó a entender bien esto de las mochilas, sus idas y venidas) y para adelante. Al salir, nos encontramos con un amigo de Zaragoza: el Cierzo. Y estaba para pocas bromas. La temperatura por debajo de 15ºC y el Cierzo alborotado no presagiaba nada bueno. Aguantando el frío nos fuimos al avituallamiento de Beratón (para los del chiste fácil: no vimos a Ton) por una zona de pastos, de buena pista y fácil de hacer. Llegamos sobre las 11:25 pm, acumulando dos avituallamientos de Aquarius, agua, naranja y plátano. Estábamos en el ecuador de la andada y, Cierzo aparte, las sensaciones eran buenas. Partimos para la Cueva de Ágreda, con un paisaje intuido más bonito, con multitud de sendas señalizadas y que adivinan un entrañable lugar para los amigos de la andada. En la Cueva sobre la 1:30 am, nos reciben los senderistas de Brea que se ocupan del avituallamiento (se obvia por concocido) y vimos un ejemplo palmario de un SNB importante (se apunta la terminología PO para estas visitas de Monsieur Masseau). Aturdidos salimos para la Aldehuela, siguiente punto de avituallamiento sólido.

Al salir del pueblo, Juancho enciende las alarmas: algo falla. Vamos a obviar detalles, pero si dejar constancia de la importancia de llevar un buen botiquín, del efecto lubricante y mágico de derivados siliconados, parafínicos, etc. Damos las gracias a Labocane que nos salvó la marcha. (Información para el cenefo caribeño: ya predijiste hace un año que esto podía suceder con este tipo de cremitas). Lubricados, seguimos un camino que se empina cada vez más, para llegar a la máxima altura (1500) que alcanzamos en la marcha. Nos adentramos ya en una zona que se adivina cada vez más hermosa y boscosa para llegar a la Aldehuela (kilómetro 40), tras un prolongado descenso sobre las 3:30 am. Avituallamiento y revise de mochilas. Nada especial. Bocadillos de jamón, Aquarius, naranja y plátano. Como el frío arrecia, también hay leche caliente con café o Cola-Cao. Descansamos un buen rato, acumulamos tema de conversación con rubia incluida y salimos ya convencidos de que podemos llegar. Ahora casi todo es cuesta abajo, aunque no pueda decirse que más fácil porque las bisagras fallan ya, y se acusa más al descender.

Abandonamos la provincia de Soria, para entrar de nuevo en la parte aragonesa del parque sobre las 5:20am. Esta zona, más llana y agradable es de una andada fácil. Alcanzamos el kilómetro 50 poco antes de San Martín de la Virgen del Moncayo, donde llegamos bien, sin excesivos problemas físicos y convencidos de que todo esta hecho. Craso error. Allí, lo de siempre: Aquarius, agua, naranja, plátano y un lugareño con una cogorza de preocupar que nos entretiene un rato. Poco. Salimos, unidos a dos parejas, que pronto queda en una: Cigarritos y su, creíamos, acompañante que pronto tomó las de Villadiego. El camino sigue siendo pista de no excesiva dureza, pero poco a poco la cosa se va complicando, conforme nos recibe el día (momento Cigarritos imborrable). Fernando, el mejor de los tres aparentemente, no siente los dedos que ha conseguido salvar con esparadrapo. Juancho, con las rodillas un poco machacadas da pena cuesta abajo y Luis siente ya las primeras ampollas en el pie derecho (dos). Como podemos, se alcanza Lituénigo, a las 7:10am. Avituallamiento reglamentario donde ya hemos tirado de Don Rafael para recordar dónde se pueden meter el Aquarius. Solo quedan 3,6 km para el final: Litago. Pero fue un arrastrase continuo por una pista que subía y bajaba de forma infernal, o al menos nos lo parecía. Nos sobraron estos diez kilómetros. En los 50 se acabó lo divertido. Pero, aun sin la frase mágica, había que llegar. Y se hizo. Eran las 8.08 am de la mañana cuando cruzamos la meta en Litago. Objetivo cumplido. Recogemos mochilas (salvo una, perdida por la organización), almorzamos (nada especial) esperamos al abuelo-escoba y en el autobús de la organización regresamos a Calcena.

Recuperamos allí aliento (y la mochila perdida) y algo del chicken-out a base de cervecita. Nos unimos a Miguel, el otro representante de Morata en la marcha, que tuvo muy mala suerte, pero un valor impresionante. Tras descansar, emprendimos el regreso al pueblo para llegar al albergue, punto de partida, sobre las 1 pm. Y así, los cenefos hicimos dos veces la calcenada en una noche. Se consiguió, y estamos muy satisfechos y llenos de los muchos recuerdos y anécdotas que deja una noche intensa en el monte. También es bueno echar en la mochila nuevas lecciones: saber dosificarte, conocer tus límites en cada momento, incluso aprender a sufrir para alcanzar objetivos. Se aprende, y mucho. Pero nuestras metas cotidianas tienen ser más simples: algo de charrada, bastante de ejercicio (no hay que perder de vista que también es un deporte), un mucho de paisaje y un almuerzo o vermú en su defecto o incluso de forma aditiva. Eso sí, comprobamos la verdad de nuestro lema usurpado: si quieres llegar lejos, camina en compañía. Qué no nos falte nunca. Y esto va también por nuestras chicas, que nos tienen que aguantar.

Calificación: Inflón-inflón por unanimidad.

PD. Rodeado el Moncayo, solo nos falta coronarlo. En breve y sin excesos.
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Ruta gps wikiloc
Página oficial Calcenada

domingo, 2 de agosto de 2009

SEE YOU LATER, CYCLISTS: Aluenda-Viver de Vicor-Tobed

morata_de_jalon_senderismo_10mas fotos...
Tras varias semanas intentando hace coincidir una fecha y un destino atractivo, por fin salimos ( perfectamente duchados y sin “olores” aparentes ) con nuestros amigos de la “Peña Ciclista” de Morata, tal como reza el nombre en sus uniformes.


La logística fue algo más dura de lo habitual para nuestro grupo, ya que al carecer las cenefas de documentación para manejar vehículos, tuvimos que levantarnos una hora antes para poder dejar un coche al final del recorrido ( en Tobed ).Nada más salir del pueblo nos topamos con una parte del grupo que había decidido salir directamente desde Morata para intentar darnos caza antes de finalizar la etapa. Así que a las 07:25 nos presentamos en la plaza de Aluenda el que suscribe y su hermano Wancho. Allí nos esperaban desde hacía un ratico Luis I ( Lezcano ), Paco “ el maestro”, Juan Carlos, Luis Enrique y Javi Catalán. Tras breves saludos y presentaciones, y una vez ajustadas las correas y cinchas de nuestras botas y mochilas, salimos para afrontar la parte más dura de la andada: la senda de Aluenda, vieja conocida nuestra ya que al año pasado la subimos en compañía de Javi Gasca. Wancho empieza poniendo un ritmo bastante rápido y enseguida el grupo se divide en 3. La verdad es que yo recordaba la ascensión más dura, pero también más bonita, ya que el otoño suele dar a las sendas con mucha umbría, como ésta, un aroma de bosquejo y tierra húmeda que por momentos te hace recordar…. en fin. Que en 25 minutos estábamos casi todos arriba esperando a los últimos y después de una larga espera ( nos quedamos bastante fríos ) y varias llamadas de teléfono, Luís y Juan Carlos tuvieron que desandar el camino porque Javi sufrió un percance. “Lo que pasa en el campo, se queda en el vestuario”. El caso es que el septeto se convirtió en sexteto para el resto del día. En 15 minutos más llegamos al cruce con la carretera militar que sube a la Vícora. Y poco más tarde nos encontrábamos andando por la pista forestal que recorre la faja de la sierra. El otro grupo seguía llamando por teléfono para saber por dónde íbamos. Por un momento recordé las viejas películas del Oeste donde el grupo de los “buenos” perseguían a los forajidos ( tirotiroriiiiii, tooooriiiroooooo – música de “La muerte tenía un precio” ). Wancho oteaba el horizonte para ver la nube de polvo acercarse, pero éstos, al parecer, eran más sigilosos y no nos mostraban su posición, con lo que el miedo a verlos aparecer por algún cortado empezaba a atenazar nuestras piernas. Intentamos abstraernos de la situación y continuamos disfrutando de las magníficas vistas y de las experiencias de los más veteranos. Así aprendimos que la mejor forma de atacar el Pico del Rayo es “a cuchillo por la sierra” y que cresteando se recorta bastante el camino hasta Viver ( además de poder disfrutar de las bellas vistas de los dos valles.
A las 09:30, en un recodo protegido, y a los pies del Pico del Rayo, nos dimos el homenaje pertinente ( Chiken in ). Longaniza, queso, alguna anchoa, jamón y vino de guarda de la bota de Lezcano ( es de guarda porque Luis lo tenía “guardao” desde antes de su operación ). Yo ya no me hubiera movido de aquí, pero alguien vio la nube de polvo acercarse y, tras recoger rápidamente los restos de nuestro avituallamiento, iniciamos la marcha hacia Viver de Vicor. Juan Carlos impuso un ritmo frenético y en mi intento por seguirle casi pierdo medio pulmón. Que situación más frenética. Los “buenos” encorriéndonos por detrás, y algunos de los nuestros “tirando a muerte” por delante. Así que tomé la decisión de relajarme y disfrutar del resto del camino a mi ritmico. A las 11:30 llegamos a Viver. El pueblo sigue igual. Me recordó mucho a Miravete de la Sierra, el pueblo donde nunca pasa nada. Ni rastro de la amiga de Wancho ( nuestro gozo en un pozo ). Recarga de agua en la fuente. Tenemos que hacer cola porque otro grupo de ciclistas la tienen controlada. ¡¡ Diosss¡¡ Están por todas partes¡¡¡. Cargamos agua en un descuido suyo y salimos hacia la senda de Tobed. Territorio nuevo para los cenefos. De nuevo, tras una aproximación por otra pista forestal ( todas perfectamente señalizadas ), giramos a la izquierda y subimos por la senda de Tobed. Nuestros pasos van acompañados de interesantes conversaciones. Paco me cuenta su experiencia en el Camino de Santiago ( que los Cenefos pensamos empezar a andar este año ), y hablamos de muchos de los valores que afloran entre los que abordan esta experiencia ( solidaridad, compañerismo, igualdad… ) y que nuestra sociedad tiene bastante “enterrados”. Tras un nuevo y erróneo “ ¡es por aquí, es por aquí! “ de Lezcano, su camino es más “jodido” y acaba confluyendo en el original perfectamente señalizado unos metros más allá ( y un puntalico menos aquí ). Ya vemos el pueblo. No vemos la nube ( tí torí torí torí totiiiiiiiiiiiiiii ). Iniciamos el descenso hacia el pueblo por una senda serpenteante entre el bosque de coníferas sin prisa pero sin pausa. El suelo está muy resbaladizo por el acumulo de hojas de pino. Hay que tener mucho cuidado especialmente en las curvas pues “esbaran“ mucho. Media hora más tarde estamos ya en Tobed. Paco y yo nos vamos a refrescar a la fuente. El resto se está refrescando con cervezas en las piscinas. Allí llegamos un poco más tarde y nos hacemos la foto de rigor. Risas, anécdotas, más cervezas, logos en las camisetas, nuevos proyectos, el alto de Valdemadera al fondo, y…. llegan las primeras unidades del grupo que ha salido directamente de Morata. Un breve saludo y volvemos a casa. Ya en el coche una reflexión de película. O los buenos no son tan buenos. O los malos tampoco lo somos tanto. Nos vemos en otra, amigos ciclistas.

Gracias a Luis Lezcano, Paco, Juan Carlos y Luis Enrique por compartir esta andada con nosotros. Ha sido un placer, de verdad. También un recuerdo especial para nuestro Camarlengo y presidente ( Luis Oriol ). Me cago en Canadá y en sus sierras mecánicas sin freno de seguridad que por poco trunca la incipiente carrera de senderista de Luis.. Ponte bueno pronto que la Calcenada os espera dentro de unos días.
Calificaciones: Javi Catalán: Monsieur Masseau.
Wancho y Rafa : Paseo entretenido.