martes, 23 de abril de 2013

COSUENDA'S BLUES


FICHA TECNICA
 Fecha:  13/04/2013
 Distancia:   33 km  
 Dificultad:  Media 
 Tiempo Invertido:  algo más de 7h 
COSUENDA'S BLUES
 ...


Suele romper la primavera cuando los ciclistas peregrinan a Cosuenda. Ya son tres años compartiendo un hermoso camino, que este año húmedo ha roto en verde intenso. Y fiel a la cita estábamos unos cuantos el pasado 13 de abril, un casi republicano sábado que prometía los primeros calores de este 2013 de nuestros horrores. Había boinas negras, menos negras (léase el narrador) y hasta Javi, la feliz sorpresa. Como es de rigor, hacemos la foto de costumbre, escuchamos a Luis I protestar por lo tarde del comienzo, nos aprovisionamos en los Pelos y tiramos para adelante.
Tomamos como otras veces la ruta hacia esa Mularroya arrebatada. Hay en esos primeros instantes, dudas con los nuevos caminos (o autopistas) abiertos en la cicatriz salvaje en la que han convertido lo que fue un hermoso paraje. Caminamos rápido en este tramo típico de Moratada, en fila india con Miguel (obvio) de avanzadilla. Nos vamos hacia la Sardilla para ir, ya con menos cuestas hacía la zona de las minas de Alpartir, repitiendo el camino que se hizo en 2011. La idea es llegar hasta cerca de La Butrera para reponer fuerzas. Hay en esta zona de las minas, una buena y asilvestrada cuesta, con un sendero casi borrado, lleno de maleza, que conviene tomarse con la mayor calma posible. Lo mejor, el olor del camino. Y no es broma… está el monte plagado de aromáticas que basta rozar para sentirlas.
Además de este olor, lo que se promete arriba nos anima a continuar, porque es apenas media hora de máxima exigencia. Ni que decir tiene que algunos llegamos algo más tarde. Tanto que para entonces ya estaba el mantel puesto y salivando todos como animales. Y no era para menos. Véase esas sardinas con piparras, por poner un ejemplo, con que nos obsequió Luis I, amén de pimientos fritos, cebolla, queso (alguno todavía pica), jamón, tortillas, anchoas, sardinas, etc. Y tres botas de vino que compartimos (bueno, una para Antonio y dos para los demás). Excesivamente repuestos de lo ya andado y tras más de una hora de almuerzo, continuamos hacia la Butrera (léase cima). Chema, aún tuvo tiempo de hacer alguna serie con su excusa de dejarse la gorrica, para ir calentando lo que vendría luego.
Desde esa zona se divisa un hermoso paisaje, y podemos ver también lo que se pretende hacer este año. Ya no descendemos al valle, como en años anteriores, sino que cresteando por sendas y caminos se quiere llegar hasta algo más allá de la Falaguera y a un paso de Valdemadera. Y allá que fuimos.
En esta zona, el precursor de la ruta, Luis I, y el que nos guía, Paco, tienen algún desacuerdo en cuanto a la ruta que hay que seguir (en lo que coinciden es que es monte a través). Dejamos constancia que fue Paco quien nos iluminó correctamente. Y menos mal, porque con la otra propuesta aún estaríamos por el monte. Es una zona que realmente merece la pena en esta época. Solo monte, sin excesiva zona arbolada, pero con un paisaje precioso y un carrusel de subidas y bajadas, que hace duro el camino, pero de los que gusta seguir. Camino en el que Javi estuvo como un toro, salía a todas. Concluimos que debió ser el ibuprofeno. Cada uno a su paso nos fuimos acercando a Valdemadera, hasta llegar a un cruce que por Peña Tía nos llevará al Raso de la Cruz. En ese cruce paramos por última vez, para beber la poca agua que nos quedaba. Desde allí, tomamos una senda espectacular, de gran pendiente y según algunos ciclable. Un verdadero lujo de senda, esta vez, llena de árboles y con un riachuelo paralelo con abundante agua. Durante el descenso, por causas varias, nos dividimos en dos grupos, que ya nos vimos hasta que llegamos a la bodega que nos acogió, algo más de 7 horas y 33 kilómetros depués.
Y allí como siempre, fuimos estupendamente tratados. No voy a relatar la comida adornada de carabineros, solomillos, vino y jotas, porque lo del vestuario, se queda en el vestuario como bien nos aleccionó Luis I. Óscar para Chema. Dándolo todo Antonio, que nos regaló unas buenas joticas. Aquí contribuimos casi todos, Paco el que más. Y en definitiva, estupendo fin de andada, bien regado y homenajeado.
Excelente día como de costumbre. Saluda para el que viene.

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Fotos de la salida

viernes, 19 de abril de 2013

Y el vino, ¡¡Ibérico!!


FICHA TECNICA
 Fecha:   14/04/2013 
 Distancia:   15,01 km  
 Dificultad:   Fácil 
 Tiempo Invertido:   3h44m 
Cuantas veces nos obsesionamos buscando en lugares remotos o populares rutas dignas de nuestras botas y cuantas veces también en ese levantar la vista se nos escapan paisajes cercanos y de belleza comparable o superior a la de los idealizados.
Este fue el caso de una ruta que hicimos el domingo día 14 de abril por la cercana Sierra del Espigar, en las inmediaciones de la localidad de Codos.
Bonita sierra, continuación de la Sierra de Vicort y paralela a la Sierra de Algairén, minada de pinos y con un resplandeciente verde resultado de un marzo rico en lluvias.
Para allí partimos tres aguerridos Cenefos: Raúl, Fernando y Miguel. Miguel y Raúl salieron de Nigüella temprano mientras Fernando esperaba en la plaza de Morata a las 7:15h con el pan recién hecho de "Los Pelos". De allí salimos hacia el punto de partida, pasada la localidad de Codos y alrededor del kilómetro 24 de la carretera que une las localidades de Codos y Miedes.

Aunque la mañana estaba fresca, se pronosticaba una temperatura bastante alta a lo largo de la mañana y damos fe de que esta vez los pronósticos no fallaron.
El camino inicial escogido nos propina sin compasión unas buenas rampas ascendentes que terminan por despertarnos del todo. Así que ganamos altura rápidamente y llegamos a una zona por la cual el camino transcurre sin ganar ni perder altura durante muchos metros.
Llegamos hasta el llamado Camino de los Contrabandistas. Nos imaginamos por estos lares a los fuera de la ley llevando aceite, harina, tabaco, pan, embutidos, jamones y quesos  de estraperlo; malos tiempos aquellos en que hasta los productos más imprescindibles debían ser portados clandestinamente bajo la protección del monte y de la oscura noche.
El camino nos sitúa con suavidad a los pies de una rampa tan prolongada como empinada que abre huecos importantes entre los Cenefos, con Fernando siempre a la cabeza.
Miguel mira el GPS y propone salirse del camino para atacar directamente monte a través al primero de los picos que habíamos de ascender. Dicho y hecho, nos dirigimos ladera arriba inmersos en un espectacular pinar, no muy tupido afortunadamente, blando de suelo y rico de color.
Así llegamos en un "pis pas" a nuestro primer objetivo, El Alto de los Tres Mojones (1.233m). Linde de las localidades de Codos, Miedes y Ruesca, de ahí el nombre de tres mojones, suponemos. Desde aquí, disfrutamos de la vista apenas unos minutos antes de proseguir nuestro camino.
Unos pocos metros más adelante nos espera el otro hito a conseguir en este día, El Mojón Alto (1.279m). Alcanzado éste y refugiados del viento decidimos hacer parada y fonda para cumplir con el ritual Cenefo del almuerzo compartido, esta vez con pan del día, todo un lujo.
¡¡Como somos los Cenefos!! Cuando se trata de calidad, no hay quien nos gane. Si hay que traer buen vino, pues nada de Ribera del Duero, ni Rioja, ni Cariñena, ...; el vino como el buen embutido,  IBERICO. Fernando nos obsequia con una botella de vino de la última cosecha de su tonel, vino que al deslizarse por nuestras gargantas hace que se nos pongan en tensión todos los músculos del cuerpo y los pelos de punta. Temblando la botella, coincidimos en lo grato de la situación: vistas, verdor, temperatura, vino, ...; y haciéndonos los remolones estirábamos el almuerzo cuando Luis nos llama y comparte conversación con nosotros prometiendo contarnos, en forma de crónica, lo que sucedió en la andada que realizó el día anterior con los de la PC (ahora hermanos nuestros).
No sin pereza, comenzamos el vertiginoso descenso hasta el Collado del Portijuelo, donde efectuamos un corte "a cuchillo" para buscar el camino de vuelta. Nos metemos de nuevo en el pinar que queda a nuestra derecha y andamos unos 200m por un terreno más complicado que el anterior escorce, pues en este caso hay más pinos caídos y ramas entorpeciendo nuestro avance. No obstante el tramo es corto y no nos cuesta mucho alcanzar el camino que habíamos de coger para retornar a nuestro punto de partida.
El camino ahora discurre con suavidad entre verdes pinares y pedregosos barrancos de manera que enseguida llegamos al camino principal de donde habíamos salido y ahora con más velocidad descendemos las rampas que tan duras nos parecían al principio de la mañana.
Terminada la ruta, de todos es bien sabido que a los Cenefos nos gusta conocer tierras nuevas pero también a sus gentes, por lo que siempre que podemos tratamos de visitar el pueblo y sus establecimientos de restauración, fundamentalmente bares y tabernas. De ahí que esta vez acudiésemos al bar de la localidad de Codos para disfrutar de unas jarras bien frías, pues el calor del día las reclamaba.
Finalmente 15km en una sierra de obligada exploración, para todo aquel que todavía no la conozca y siga pensando que el paisaje cercano no le puede sorprender. Fantástica excursión la que nos preparó Fernando para este día, ¡¡Enhorabuena!!





Fotos de la salida

martes, 2 de abril de 2013

Alto del Picarro


FICHA TECNICA
 Fecha:   30/03/2013 
 Distancia:   14,8 km  
 Dificultad:   Fácil 
 Tiempo Invertido:   4h17m 
Retomamos ahora una salida programada por Carlos (del CSI) para el año pasado y que por motivos varios no pudo realizarse. Se trata de una bonita excursión por los alrededores de Nigüella, Arándiga y Brea de Aragón tomando como eje central el rio Aranda.
Así que aprovechando que la salida de marzo la preparaba Carlos, que mejor oportunidad que ésta, aprovechando los días festivos de la Semana Santa, para quitarnos esa espinita que nos quedó clavada el año pasado.
Convocados los Cenefos para el sábado día 30 de marzo, lo que al principio iba a ser un nutrido grupo, finalmente quedó reducido a tres humanos: Raul, Carlos y un servidor; y tres canes: Chusqui, Chiqui y Zipi; que nos acompañaron con sus ladridos y jugueteos amorosos durante toda la mañana.
Citados en la plaza de Nigüella a las 8:30 de una húmeda mañana, partimos raudos hacía nuestro primer objetivo, la Ermita de los Santos en el término municipal de Arándiga.
Como partimos del valle del Isuela y hemos de llegar al del Aranda, cruzamos de uno a otro por la zona llamada Matavacas. Sorprendía el intenso verde de la zona, otrora monotono marrón, fruto de las copiosas lluvias recibidas en las últimas semanas. ¡¡Así da gusto andar bien de mañana!! Exclamó alguno.
Cruzamos un puente sobre el rio Aranda entrando así en el termino municipal de Arándiga. Continuamos por pista bien señalizada hasta que en los Corrales de Peñalvilla, giramos a la derecha y tomamos un antiguo camino de caballerías ahora en desuso. Este camino nos conduce sin compasión hacía una fuerte rampa por terreno irregular que nos hará discurrir entre el alto de La Rocha (754m) y el Alto del Bolage (763m) para alcanzar el alto del Picarro (751m), fin de la dura aunque breve, ascensión.
Desde este punto se vislumbraba nuestro primer objetivo de la jornada, la ermita/merendero de Los Santos, donde en las fiestas de San Cosmé y San Damián se congrega el personal de Arándiga para celebrar con alegría las fiestas en honor a sus patrones.
Tiramos pues para allá y en un plis nos hayamos en pleno merendero. Ya para entonces cumplía la hora del almuerzo, así que tomamos asiento y como es costumbre en los Cenefos, participamos de un estupendo almuerzo compartido, esta vez sin vino eso si, pero con abundante carne, pescado y gana, sobre todo gana.
Foto de rigor y tiramos para nuestro siguiente objetivo,  Cabezo de Valdeoliva (749m). El camino, aunque irregular, se hace suave pues en ningún momento perdemos demasiada altitud.
Alcanzamos nuestro objetivo y desde el mismo acertamos a ver a lo lejos allá abajo la fuente donde los Breanos pasan momentos tan bacanales, la famosa fuente de El Gollizno. Desde nuestra posición una impresionante y vertiginosa perspectiva del merendero que en ocasiones hace de obligada parada en la marcha del Maestro Zapatero, que en breve nos reunirá.
No nos detenemos mucho rato, pues el tiempo corre y no es cuestión de malgastar tal preciado bien, así que hemos ahora de descender por una ladera que nos obliga a mostrar nuestras mejores dotes de equilibrista a cada paso que damos, menos mal que el trecho es corto y que la recompensa que nos espera es grande.
El primer complicado descenso nos conduce hasta una zona de pinos espectacular; la verdad es que todavía quedan rincones cerca de casa que no dejan de sorprenderme. Un descenso suave entre una zona de pinos casi sin luz y abundantemente acolchada de vegetación nos conduce poco a poco hasta la rivera del río Aranda, pero antes una sorpresa más, unos corzos se cruzan en nuestro camino corriendo velozmente entre los pinos y hacen que nuestros escoltas de cuatro patas arranquen a correr como locos en pos de los astutos bichejos que terminan por darles un inflón del quince.
Aprovechamos la pausa que nos ofrecen nuestros amigos para dentenernos apenas unos minutos,  tomar resuello y remojar el gaznate, pues el calor a estas horas ya nos hacía sudar más de lo habitual.
Con canes y todo, llegamos al rio Aranda el cual cruzamos por un antiguo puente de obra, ahora con los ojos cegados por la gravilla. Hemos de poner a prueba el tejido impermeable de nuestras botas pues el agua pasa por encima de la plataforma del puente y a ninguno nos apetece descalzarnos, total apenas cuatro o cinco dedos de agua, no es nada.
Terminada nuestra hidráulica experiencia, continuamos por la pista que nos debería conducir de vuelta a Nigüella, y digo debería pues en la parte más alta de la pista, cuando apenas quedaban un par de kilómetros para llegar al pueblo, Carlos, no muy amigo de las pistas bien señalizadas y gratas al andar, nos propone una variante algo más "técnica", llamémosle así. Nos guía por un sendero antiguo, ahora apenas mantenido, el cual de nuevo pone a prueba nuestras dotes de equilibristas y nos hace recordar nuestra infancia correteando por montes y barrancos en el pueblo.
Llegamos por fin a Nigüella, miro el GPS y casi 15km de un paseo que aunque tuvo algunos tramos de terreno irregular, es altamente recomendable considerando además el gratificante verde del monte fruto de los días de lluvia pasados.
Y claro, como no podía ser de otra manera terminamos tomando un profuso vermú con anchoas, boquerones, mejillones, ...; eso si, sin torreznos, y lo que no fastidia no poder enviarle una foto de uno de ellos al ínclito De Tierra, pero bueno, otra vez será.
 


Fotos de la salida