jueves, 31 de diciembre de 2009

Primera Temporada: Epílogo

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Allá por el verano de 2008 bajando de El Frasno, camino de Morata, en una de estas conversaciones que por prudencia se deben sigilar, surgió un nombre para lo que hasta entonces era un sentimiento: Cenefos. Si el almuerzo, el vermú, la charlica y el ejercicio de una buena mañana en el monte nos reconfortaba, ¿por qué no darle continuidad?. Nos planteamos dejar la hibernación para un poco más allá de la jubilación, y seguir pateando senderos, sin abusar pero con continuidad, y empezamos 2009 con ese propósito. Incluso estrenamos nuestras ropas cenefas con orgullo, allá por la Sierra de Alcubierre… pero teníamos nuestras dudas. La familia, el trabajo, la pereza, el tiempo… la cosa empezó a diluirse. Sin embargo, asomando la primavera volvimos a la carga: llegó Tauste y la famosa calcetinada y poco antes de la Semana Santa asumimos el reto de la andada de Valdejalón: 30 km. Y luego llegó la Vicorada y disfrutamos como enanos por Vicort a pesar de esos 20 minutos de sobra. ¡Ya estábamos lanzados!. Luego llegó la ernestada, salidicas por esa Mularroya que nos están machacando y esas salidas con Luis I y nuestros compañeros de La Almunia. El verano nos animaba, y empezamos a compartir experiencias con nuestros amigos los ciclistas, que nos abrieron nuevas rutas y horizontes. Aún quedaba un reto: esa calcenada de 60 km que se nos clavó en el alma. Qué dura entonces y qué hermosa en la distancia.

Aprendimos para qué sirve el horizonte: para andar. Aprendimos que hay que caminar en compañía para llegar lejos. Y esa compañía fue llegando (aunque alguna la seguimos esperando). La Sección LA y Nigüella están con nosotros. ¡Hasta se nos agotaron las camisetas!. Hubo pájaras (algunas gloriosas), piques, algo de competitividad pese a todo, mucho de vino (ciclista y cenefo) y almuerzo. ¡Cómo olvidar ese chicken-in reglamentario en Alpartir preparado por la Sección LA!. Y las jarricas de cerveza del final. También hubo momentos tristes como aquella subida al Moncayo marcada por la ausencia. Es la vida, como el camino jalonado de dureza, de duro deambular a veces y de apacible belleza siempre, a poco que sepamos mirar, escuchar, meditar y dejarnos acompañar.

En esas fuimos llegando hasta aquí con casi todos en el camino. Alguno convaleciente, por poco tiempo. Pero con ilusión. Acabamos la primera temporada y esperemos que lleguen muchas más, que saldemos cuentas pendientes: Riglos, Pirineos, Camino de Santiago… ¿la Calcenada de 104?. Pero que poco a poco nuestra botas se vayan curtiendo de polvo, de aire limpio, de paisaje, de franca charla y animados almuerzos.

Salud compañeros para este 2010. Es mucho lo que nos queda por andar. Sólo hace falta dar el primer paso.
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domingo, 20 de diciembre de 2009

final de temporada 2009: Zaragoza-Cadrete-Zaragoza



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...más fotos                                                     Tiempo efectivo: 4 horas 36 minutos
Tiempo total: 5 horas 11 minutos
 .. Y se acabó. Se nos fue la primera temporada cenefa, y había que celebrarlo. Consensuamos el día 20, poco antes de la lotería y los excesos navideños para ir cogiendo el tranquillo a estos días. El objetivo: hacer ganica para ir a comer a El Cerdo, evocador nombre. Y para hacer ganica una salida alrededor de Zaragoza: evitamos así coger coches, que el cenefo es previsor. El pronóstico no era alentador: aventuraban uno de los días más fríos del año.
En la explanada de entrada del Parque Grande acordamos la quedada a las 8. Allí estábamos a dos grados bajo cero, Fernando, Carlos, Yuri, Juancho y Luis, esperando a Miguel Ángel que confió en Tuzsa para el dispositivo de salida. Con ligero retraso salimos sobre la 8.10 por el Parque Grande, camino de los Pinares de Venecia. A esas horas, con el sol a medio gas, el frío se deja notar, aunque ya son muchos los que están correteando por allá. Poco a poco la subida, sin ser exigente nos va haciendo entrar en calor. Llegamos al velódromo (al menos eso parece), el camino de tiro de bola y luego el cuarto cinturón para dejar ya Zaragoza y los pinares. El paisaje estepario está salpicado de la nieve caída esta semana. El frío arrecia y así nos lo recuerdan los múltiples ciclistas (inseparables compañeros durante esta temporada) que nos pasan. Camino de Valdeconsejo, vamos planificando lo que puede ser la próxima temporada. Sea por el frío, sea por el sol que empieza asomar, nos subimos arriba y llegamos a planificar salidas de varios días... no hay que emocionarse: paso a paso. Habrá que consolidar lo conseguido y seguir haciendo grupo. Sin embargo, son varias las ideas que cuajan y esperamos llevarlas a cabo.
Guiados por el GPS de Juancho y con Yuri y Fernando como liebres tiramos para el barranco de las Almunias, la zona más divertida y bonita del recorrido. Terreno erosionado con fuerza por el agua, que nos va a llevar a Cadrete. Antes, parada para almorzar y rendir el último homenaje de este año a la bota cenefa. Llegados a Cadrete, tenemos que coger asfalto para dirigirnos a la Fuente de la Junquera, que ya nos ha explicado brevemente un paisano (de un pequeño pueblo de Aragón) lo que fue y lo que es. Foto comunitaria, tozolón de Fernando y para adelante. Ah!, por una vez, los cenefos (que para eso es Navidad) hemos hecho una parada técnica en un bar de la localidad: reponemos líquidos y, ahora sí, para adelante.
De la Fuentes de la Junquera hasta Zaragoza, un paseico que salpicamos de más fotos en el Batallador, antes de aterrizar en el Parque de Bomberos, como meta de la etapa. De allí hasta el final, cervezas, vino, una buena comida y mejor compañia. Esto ya queda intramuros, que hasta los blogueros senderistas gustan cerrar los ojos para recordar según qué momentos.
Ha sido un placer, compañeros. El primer paso de la próxima temporada está al caer, y esperemos estar todos. ¡Ah!, y recordad: Nuestra Tierra pertenece al Cierzo (Juancho dixit).

Disfrutemos de unas hermosas Navidades y mucha salud, amor y amistad para este próximo año.

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lunes, 7 de diciembre de 2009

Aluenda again. (El Frasno-Aluenda-Nevera Erilla Alta-El Frasno)

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más fotos...                                   Tiempo efectivo: 3 horas 7 minutos
Tiempo total: 3 horas 41 minutos

Fracasada por la metereología la intentona de Riglos, o aguada más bien, dedicimos celebrar Santa Bárbara por Aluenda y aledaños. Diezmados por las fiestas, sólo nos apuntamos Juancho, Rafa, Luis y la mitad de Fernando (a la otra mitad se quedó en la cama). De alguno más se tuvo noticia sobre las 7 h, pero no parecía que superase un control laxo, muy laxo, de alcoholemia y su previa prudencia lo descartó. Bien hecho. Subimos desde Morata Rafa, Luis y la mitad de Fernando. Juancho, estrategia ACAC, subió desde Zaragoza. El punto de encuentro era el cementerio del Frasno, para salir camino de Aluenda.
Se emprende la subida por el camino de la izquierda, marcado por un letrero que anuncia la nevera de la Erilla Alta (antes tuvimos algún despiste menor). Enseguida el camino se empina y se hace exigente, amén de que el viento alborotaba y hacía del frío compañero de viaje. Lo que toca a esta alturas de otoño, incluso con cambio climático encima (a ver Copenhague qué nos traes para los que poco esperamos de la codicia humana). En el segundo desvio a la derecha, tomamos la pista que entre pinares nos ha de llevar a Aluenda. Es una zona más llevadera en la que vamos arreglando el mundo y desgranando esa economía sostenible que se nos viene encima (curioso el adjetivo sostenible, si miramos más abajo en qué se está convirtiendo Mularroya). El camino finalmente baja hasta la antigua carretera nacional, ya residual, que enfila la entrada al pueblo. Llegamos ya allí convencidos de que la perspectiva incial de llegar al Pico del Rayo se esfumaba dada las apreturas de horario. Así que nos concentramos en disfrutar de la senda que sale del hotel-restaurante y que está perfectamente anunciada como una PR hacía Viver de Vicort (11.5 km si no falla la memoria, tienen la culpa). Para los cenefos esta senda ya viene marcada como la PO. De inicio es un camino con algunas huertas que pronto se convierte en un sendero con vegetación tupida. Un maravilloso túnel de carrascas y encinas (creemos adivinar, pero agradeceremos precisiones técnicas sobre la vegetación de la zona) de aproximadamente 1 km, empinado (o encarrascado) que pone a prueba pulmones y piernas. Cada uno a su ritmo vamos llegando a la pista principal que conecta El Frasno con la Erilla Alta. Juancho, que se encuentra fuerte, la subió en 19 min. Los demás, más alejados y en procesión. A esas horas, parece que Fernando comenzaba a despertar. Dejamos constancia de que es la primera vez que le vemos flaquear, pero todo tiene su explicación.
Toca reponer fuerzas, y tiramos de almuerzo para compensar el esfuerzo. Escueto esta vez. Casi efímero. Además no está el tiempo para alegrías, por lo que retomamos la subida enseguida por la pista que nos ha de llevar a la carretera militar que sube a lo que conocemos como la Vicora, pico distinguible por la bolas allí instaladas. Punto militar de control aéreo. Lo suyo hubiera sido seguir por la pista que nos lleva a Viver, para afrontar luego la subida al pico del Rayo, pero el tiempo se nos había echado encima y no era cuestión de abusar. Así que decidimos como solución de urgencia visitar la nevera de la Erilla Alta. Está perfectamente señalizada. En la cima, justo antes de la carretera un camino a la derecha (según se sube) que baja unos centenares de metros para llevar a una vallado que rodea una preciosa construcción de piedra. Es la nevera que servía para la producción de hielo. Qué lejos quedan esos tiempos. Es lo que había. Tras la sesión de fotos correspondiente, decidimos regresar.
Ahora todo es cuesta abajo. En 45 minutos, estamos en nuestro punto de partida, con el tiempo justo para echar unas cañitas en el albergue. Y como dijo Rafa: tonificados.
Hasta la última del año compañeros. Recordad que es día 20, domingo.

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