FICHA TECNICA | |
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Fecha: | 24/08/2019 |
Distancia: | 12 km |
Desnivel positivo: | casi 1000 m |
Dificultad: | Pechadica |
Tiempo Invertido: | 4h (con almuerzo) |
Se rinde pleitesía a quien lo merece y sabe reconocer el
valor de los que honran. Es por estas fechas de un ya maduro verano, cuando los
cenefos miramos al noroeste y buscamos la mirada, algo lánguida, del rey Moncayo,
para rendirle pleitesía de tú a tú y confiarle nuestros deseos de salud,
amistad y camino durante un nuevo año.
Para este décimo aniversario de la primera subida cenefa nos
conjuramos una más que notable hueste: once que bien pudieron ser doce (o trece),
si el trabajo no le hubiera jugado una mala pasada a Paco A. (y por ende a
Matucán). Seguimos fiel a la subida por Cueva de Ágreda, que nos permite una
subida bonita, exigente y relativamente corta para completar el día con otros
menesteres que aderecen, como merece, la jornada. A las 6.15 h en la Plaza
Mayor estábamos Chema, Javi, José Mari (se estrenaba este año), Rafa, Alfredo y
los Luises, para salir, primero camino de Nigüella y recoger a Miguel A. y
Raúl, sección CSI que después de algún año de ausencia se apuntó a la fiesta. Tras
sufrir la carretera hasta Beratón (¡qué zona tan hermosa desde Tierga hasta
Beratón y qué pena de carretera!; aunque quizás cualquier arreglo mal concebido
matara buena parte de su encanto), llegamos a Cueva sobre las 7.45 donde ya esperaban Ángel y Javier (y Chiqui), que
se apuntaron este año al ascenso.
La subida, para quien no la conozca, totalmente recomendable.
Preciosa zona inicial por un robledo acompañados por el ruido vital del agua
del incipiente río que nace a los pies
del barranco del Colladillo. Como suele ser costumbre nos distribuimos por
ritmos: Chema y Alfredo a lo suyo, un equipo intermedio y el pelotón de cola,
que subió este año bastante bien ese barranco algo interminable que supone la
única dificultad de la subida. Arriba este año un día realmente espectacular:
nada de viento y una temperatura que animaba al almuerzo y a disfrutar de este
hermoso monte, seco, duro, tenaz y acogedor pese a todo. En el almuerzo lo
dimos todo. Piparras, chorizo, queso, mejillones… en fin, lo que suele ser
costumbre, regado con una bota que, pese a las protestas, subió el guía
supremo. Incluso puede decirse que se hizo corta la bota.
Tras reponer, una foto en la que por fin estuvimos todos
bien atentos y concentrados en mirar a cámara (o al móvil). Inmortalizados, nos
dispusimos a bajar a guiñarón o cornejal, según apuntó Ángel. En la bajada del
barranco, de nuevo cada uno según su ritmo: sea trote, paso ligero o con
precaución, que la bajada se las trae. Poco antes de las 12 ya estábamos
haciendo los oportunos estiramientos de recuperación y celebrando que una vez
más, y van diez, podamos seguir caminando juntos. Oportunas despedidas y
algunos seguimos ya en el pueblo, con una degustación de tomates, piparras y
pimientos a la plancha, unas migas de quitar el hipo (Chema Adrià se supera
cada año) y unos excelentes vinos que trajo Alfredo. Aun llegó a tiempo Paco A.
para esta cima culinaria que una vez superada completamos con los correspondientes
gin-tonics o similares espirituosos. A eso de las 21h se acabó la jornada con la vista ya
puesta en el próximo año. ¡Qué el Moncayo nos proteja, compañeros! Salud y
camino.
(Y con esta subidica al Moncayo, superamos los 4000 km oficiales... camiseta y estrella)