viernes, 15 de noviembre de 2013

SIN ASFALTO... SIN REBLAR


FICHA TECNICA
 Fecha:   09/11/2013 
 Distancia:   45 km  
 Dificultad:  Difícil 
 Tiempo Invertido:   9 horas andando


Tiene la Peña Ciclista la sana costumbre de preparar la hibernada con unas convivencias en Calcena o aledaños. Y fue elegido el pasado sábado 9 de noviembre como fecha de acampada, no en Calcena, cuyo albergue al parecer estaba a reventar, sino Purujosa. Precioso pueblo con el que se despide Aragón al Oeste, antes de atropellarse por Soria. La cosa consiste en que los de la bici salen de Morata y pedalean toda la mañana, y algo de tarde, hasta destino, mientras que los senderistas salen un poco más allá, en este caso Illueca, para llegar cuando se agota el día. El plan sonaba maravilloso, así que nos juntamos en la Plaza Mayor del pueblo, los Pacos, Juancho, Luis y la bota. Falló por imprevistos de última hora Luis I.

El día estaba algo fresco, pero bueno para andar, e iniciamos la ruta en el camino que lleva a la Cabrera, poco más allá de la gasolinera antes de abandonar Illueca hacia Gotor. Había que tomárselo con calma que la andada era larga. Y así lo hicimos. El principio ya lo conocemos de otras veces: ascensión por pista hacia la Sierra y se toma una bonita senda hasta la caseta donde hacemos el primer descanso del día. Ya para entonces habíamos empezado a arreglar la educación y el mundo. Aún no había entrado en juego la regla de tres, pero poco faltaba. Aprovechamos, eso sí para reivindicarla.
Repuesto el primer aliento apurado de la mañana, nos desviamos a la derecha sobre cota 1000 para seguir por la Sierra hacia el término de Jarque. La consigna era descansar y comer algo a las dos horas de marcha, y eso anima a cualquiera. En ese camino ya empieza Paco A. a encontrar rebollones, que para más de uno, debía haber esparcido el día de antes, porque era imposible tanta agudeza visual. Aprendimos, de paso, un silogismo de fácil memorización: no pinos, no rebollones. Dicho queda. En una zona de poco viento y algo de sol, decidimos detenernos para el primer homenaje del día: el almuerzo. La tortilla de Paco B. (bueno, de Pili), exquisita, queso con anchoas, algo de embutido, sardinas, etc. etc. Y comentarios varios sobre naranjas y exquisiteces sobre formas de pelarla, algo más abundantes conforme ganaba terreno el pellejo de la bota. Con unas mandarinas de postre, tiramos para la fuente de Valdeleño, eso sí, con Oseja siempre testigo de nuestra andada.
Es ya esta zona, plena de pinos, algo más dura por lo malo del día.
Bastante aire, aunque afortunadamente no demasiado frío, lo que nos hace concentrarnos en llevar un ritmo vivo. En la fuente un pequeño trago helado, foto y para adelante. Es un bonito terreno en el que se oyen especies autóctonas como el cuervo de los pinos, o podemos ver de vez en cuando variedades de la seta del corcho, que tampoco es comestible (bueno, comestibles todas son, al menos una vez). También se aprecian setas curiosas (las hubo de todos los tipos) y de considerable tamaño, al parecer exquisitas (ojo, solo de grandes). Con este panorama fúngico, llegamos cerca de la ermita de la Virgen de la Sierra, donde diversificamos caminos, para no forzar las rodillas de Paco B. Los más, seguimos el alcorce (como buenamente pudimos, la verdad) que nos marca Paco A. Con el camino ahorrado llegamos a una senda que nos ha de conducir a Aranda (ya se distingue desde allí el embalse de Maidevera). Hermoso paraje entre encinas y pinos, donde de nuevo vimos gran cantidad de setas. Una senda que merece la pena disfrutar; totalmente recomendable.
Al final de la misma, nos esperaba ya Paco B. para tomar la pista todos juntos e ir al Gorro, donde esperaban los ciclistas. Es un rápido descenso, incentivado por la jarra y los torreznos que se avecinan. Unas risas, saludos a Javi Clemente que se une, botella de vino incluida, a la expedición, un par de fotos de grupo y de nuevo camino para ir a una ermita cerca del embalse de Maidevera donde se había decidido comer. Y allí fuimos los cinco.
De nuevo algo de alcorce hubo. Sobre las 14 h aterrizamos allí, y desplegamos de nuevo toda la artillería: una fenomenal ensalada de tomate y cebolla, tortillas varias, queso (cosecha Luis I), embutidos, boquerones…. Todo era bueno para tanta gana. Con la tripa llena, cuesta quitarse la pereza, pero antes de que se enquiste, revisamos botas y tiramos para adelante. Ya se distingue a lo lejos la sierra que separa Aranda de la zona de Calcena. Cuando comenzamos a ascender nos adelantan los ciclistas. Ya en esta zona se hicieron dos grupos: Paco B y Luis quedaron algo más rezagados de los demás, con Paco A. con ganas de tirar de boina (negra, of course). La subida es larga y algo pronunciada, y según cuenta algún senderista de los que iba en cabeza, llegaron a coger (o casi) a los ciclistas. El cronista no da fe. Sí de los corzos, rapaces y hermosas vistas que se distinguen, así como del cierzo que soplaba. Alcanzado el collado cerca de El Marojal, nos tiramos a la izquierda para meternos en una zona de pinos; reserva de los cestasvacías, que abundaban, y mucho, a esas horas de la tarde.
Poco a poco ya se vislumbra Calcena y nos acercamos al pueblo de Purujosa, y la famosa antena que lo corona, aunque también se precipitaba el atardecer. Entre rebollones, pies azules, y algo de cachondeo, vamos llegando a un cruce que identificamos como el que utilizan en la Calcenada de otoño para servir algo de caldo a los andarines. Allí, según las indicaciones que le habían dado a Paco A. nos fuimos a la izquierda. Parecía que quedaba poco, y el GPS marcaba que Purujosa no estaba más allá de 3 km, pero en línea recta. La referencia de la antena la hemos dejado de ver, y en poco, dejamos de ver ya nada. Incluso el GPS, que se había cascado. Aunque parecía que se habían seguido bien las indicaciones para no pisar el asfalto, y evitar la carretera, empezaron las dudas de cuánto queda. Poco a poco, vamos ascendiendo y retomamos un GR, que al menos nos da seguridad de que llevaría a alguna parte. Claro que para entonces ya hacía mucho que había atardecido. Teníamos claro que no estaba muy lejos Purujosa, y que íbamos bien, siempre cerca de la línea eléctrica, pero no teníamos referencia de cuánto quedaba. Afortunadamente, el GPS volvió a la vida y en el mapa pudimos ver el camino que nos acercaba a Purujosa. Era cuestión de seguir recto, girar a la derecha… y allí estaba. En medio del monte, con todo su esplendor. Conseguido… 45 km. Algo más de 11 horas después de comenzar la marcha, llegamos a destino. Una buena andada. Sí señor. Y para reconocimiento de los guías y de Paco A. el camino que tomamos, bien indicado, no era más largo que el oficial por la carretera (en todo caso algo más, pero como mucho un kilómetro), y visto sobre el Mapsource, no tiene pérdida. Quizás de noche, no esté tan claro.

Llegados a destino, tomamos unas cervezas rápidas y nos fuimos con las lactarius deliciosus, camino de Zaragoza, en el coche que Paco B. había, gentilmente, dejado preparado el día anterior. Allá dejamos a los ciclistas, a Paco A. y Javi, disfrutando de la fiesta… Otra vez será, pero fue un día maravilloso, una andada estupenda y para recordar. Un placer.

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Fotos de la salida

jueves, 7 de noviembre de 2013

No sé si os lo he dicho... pero estoy tremendamente feliz


FICHA TECNICA
 Fecha:   27/10/2013 
 Distancia:   19.3 km  
 Dificultad:   Fácil 
 Tiempo Invertido:   4h10m (andando) 



Nota previa: Esta crónica la escribió y remitió Rafa el día después de la andada como prometió. Este uploader pide disculpas por su dejadez y atocinamiento.


Después de muchos whatsapps y de conseguir cerrar día y hora de salida, por fin los Cenefos se juntan para celebrar los 2.000 km andados, tal como acordamos en aquella comida de las Navidades de 2.012. Han pasado ya más de 10 meses y creo que ya tenemos en las piernas algunos km de más, pero la mañana del pasado domingo 27 de octubre fue ideal para la celebración. La temperatura, fresca durante casi toda la jornada; el viento leve, ya que sólo nos pegó cuando cresteamos hacia la cima, y el sol, moderado para no agobiarnos, hizo que la caminata fuera más agradable de lo habitual. Tras quedar todos a las 07:30 en el consultorio médico ( por cierto, a ver si nos hacemos europeos y adoptamos el horario que nos toca, o sea el de Londres, ya que esa noche más de uno se despertó una hora antes para no hacer tarde), y tras los saludos pertinentes y revisión de la logística, partimos hacia Jabacín. Fernando, aún convaleciente de su rodilla, se quedó un rato más en el pueblo mientras el resto dábamos la vuelta  por el futuro pantano, con el compromiso de juntarnos en la subida por la “umbría de laila” (suena a canción de Tom Jones…) hacia el pico de la Sierra. Así que nada más empezar, “pechadica” y sudada hasta coronar Jabacín. Ya en esta primera subida se van haciendo grupos de cháchara según niveles de fondo. Así Luis I, Wancho y Boni se van para arriba rápido y Miguel Ángel, Luis O. y yo les vamos cubriendo la retaguardia. Pasamos por debajo de la autovía y nos encaminamos, no sin miedo ya que a lo lejos se oían más disparos que en Sarajevo, hacia la zona del pantano. Nos cruzamos con varios cazadores con sus respectivos perros y procuramos ir juntos para que a nadie le dé por dispararnos (desde lejos, todos abultamos como un elefante y no creo que a nadie le de por disparar al bulto ). Luis I nos guía (esta vez bien, aunque cómo siempre refleja en acta que hemos vuelto a cambiar de itinerario varias veces ). Pasamos por el camino al lado de lo que antiguamente fue el pinar de Mularroya. ¡Qué pena! Un sumidero, o sobradero, más grande que “pa qué” se alza en medio de la nada (ya que actualmente está todo parado ) dando una sensación de prisión futurista abandonada. La terrible herida que han hecho en el parque nos muestra con crudeza cuan egoístas, salvajes y especuladores nos volvemos a veces los humanos. Bueno, en fin, que es un día de celebraciones. Continuamos ya por el valle, cruzamos de nuevo la carretera por debajo y, de nuevo, “pechada gorda”. La umbría de laila se empina por momentos, pero todos a nuestro ritmo conseguimos coronarla para encontrarnos con Paco Aznar y su perrico en el cruce de caminos. Más cháchara y ya afrontamos los últimos 250 metros de desnivel cresteando. Por momentos la sierra nos engaña (a mi dos veces: creía que ya había llegado y aparecía a lo lejos una loma más alta ).
¡ Cima!. El Pico la Sierra. Qué sensación más agradable. Un día magnífico. Una cuadrilla de compañeros entrañable. Y una sorpresa: el destino quiso que encontráramos allí una cruz para celebrar nuestros primeros 2.000 km por esos senderos de Dios. Así que aprovechamos para atar una medida de la virgen del Pilar con los colores de la tierra en una especie de letra (“C”) que estaba en mitad del palo más largo. Luego, el almuerzo de los campeones. Vino, queso -magnífico el que nos ofrece siempre Luis I-, anchoas, longaniceta ( jó-dó, que buena estaba ), pan del “pelos” recién hecho, chorizo y más vino. Tras tener de nuevo el debate de cómo tratar mejor las botas de vino – en este viaje hemos subido dos – y del calibre óptimo del pitorro, tiramos para abajo, más rápido que deprisa ahora que Wancho ha aprendido a descender, y llegamos al pueblo a eso de la una.
Casino. Vermú torero. Albergue. No vemos a las 80 escaladoras que iban a compartir con nosotros la comida. Cervezas. Alegría (no sé si os he dicho que ese día estaba tremendamente feliz ). Torreznos. Patatas. Vídeo del Garmo Negro (de nuevo, emocionado). Ensaladas. Croquetas. Sepia….. Más vino. Chupitos. Compromiso de comprar nuevas camisetas con dos estrellas bordadas para recordar el acontecimiento. Debate de colores (gris y amarillo o naranja ). Debate de empadronamientos (disculpa, Luis I, si se me fue la mano, ya me conoces). Más felicidad. Abrazos y compromiso de volver a juntarnos a comer en Navidad para preparar los nuevos retos del año 2.014. En lo que se refiere a éste, hemos cumplido casi con creces. Nos quedan las andadas de Noviembre y Diciembre. Y la Alberca en Movera.
Ha sido un placer compartir estos kilómetros con vosotros. Y espero que haya muchos más.
Por último: ¿os he dicho que estoy tremendamente feliz?. Pues eso.
Aupa Cenefos. Nos vemos en los caminos.


Fotos de la salida