domingo, 26 de mayo de 2024

PUY MONÉ: EL QUE NUNCA DEFRAUDA


FICHA TECNICA
 Fecha:   25/05/2024  
 Distancia:  11.2 km  
 Desnivel positivo:   623 m  
 Dificultad:   Paseíco con alguna pechugada agradable
 Tiempo Invertido:   4h22min con almuerzo largo  


Teníamos pendiente una visita al Puy Moné tras, como de costumbre, un primer amago que arruinó la lluvia. Fue ya, en una primavera que anuncia el verano, en un día que presagiaba calor cuando Paco, Carlos, Víctor, Miguel y Luis II se arrimaron a Luesia para desde el Pozo Pígalo volver a subir a esa maravillosa sierra.

La primera sorpresa fue que el día, aunque bueno, a la hora de llegada era algo más fresco de lo previsto, y eso que ya eran las 8h. Y además había una cierta niebla, que no presagiaba que la manga corta saliera pronto a relucir. La rodilla de Víctor no auguraba lluvia, lo que nos dejó más tranquilos. Tras esa foto de rigor en ese enclave tan idílico, iniciamos la subida clásica por una senda frondosa, con un suelo y un ambiente húmedo, pero siempre con unas vistas hermosas en esa zona prepirenáica que nada tiene que envidiar a otras de más renombre. Concentrados en la subida por Malpaso, vamos a ritmo, cruzando pequeños barrancos hasta llegar a una zona más abierta donde pacen unas vacas con sus ternericos, en un paisaje realmente idílico y plenamente pirenaico. Ya en breve, apuramos una última subida por una zona más despejada hasta vislumbrar la pista que conduce por fin al Puy Moné, algo concurrido por las obras que están haciendo en el refugio que allí se encuentra. Las vistas espectaculares de los pireneos prometidas para el almuerzo se truncaron, y eso que empezaba a despejar la neblina.



En la bajada buscamos la loma Josepín, que bien se distingue, aunque sin GPS cuesta encontrar por no estar marcada por postes (sí mojones) como el resto de la subida previa. Hacia ella descendemos hasta encontrar una zona que nos proteja del viento para dar cuenta del almuerzo, que por fin ha vuelto a sus orígenes: tortilla de patata de Paco, queso, jamón, chorizo, longaniza, sardinas… regado con vino con gaseosa, que a falta de bota (incluso con ella) es el mejor maridaje para estos menesteres. La guinda fue una tortas con petaca de anís que trajo Miguel y que sentaron estupendamente después de una excelente subida a este pico que nunca defrauda.


La bajada posterior se las trae por unas lomas pedregosas y estrechas en las que hay que tener cuidado de una mala caída. Algún veterano vimos subir, que cruces nos hicimos por lo escarpado del terreno. Llegado a terreno más firme ya la bajada se simplifica y vuelve a estar indicada la bajada a Pozo Pígalo. Bonito descenso hasta un barranco también idílico, que se cruza, para empinarse algo el terreno por una senda siempre paralela al barranco hasta llegar a un cruce que se divide entre la ida al Puente Celestino y el Pozo Pigalo, al que nos dirigimos. Bonita y hermosa etapa que rematamos con unas cervecitas en Zaragoza para dar cuenta de un nuevo día en este renacer cenefo que esperemos nos dure y sobre todo que incorpore a los que por motivos de salud han tenido que parar un poco. Feliz recuperación y te esperamos en la próxima!!!


Fotos de la salida