viernes, 29 de abril de 2011

CRONOESCALADA


Sábado, 23 de abril. San Jorge. El día anterior, Viernes Santo, en vista de lo complicado del tiempo, decidimos hacer una salida corta y comenzar a las 9h. A esa hora acudimos, ya sea al albergue o a la Plaza, Javi G., Antonio, Dani, Ángel, Fernando Juancho, Rafa y los Luises. Los que en principio habíamos quedado. En la plaza nos encontramos un nutrido grupo de colegas, con Paco a la cabeza, que también habían decidido despedir la Semana Santa con una andada. Ellos lo tenían claro: subida a la Sierra. Nosotros no tanto, así que decidimos lo lógico: andada comunitaria. La subida al punto geodésico de nuestra Sierra, por el barranco, es un clásico, con tiempos de subida, según nos han referido, que dan escalofríos. Así que se presentía movimiento.

Y así fue. El inicio fue bravo, con Ángel a la cabeza, que se dispara en busca del primer grupo. En todo caso, el ritmo era llevadero, pero lo mantenido de la subida hizo que aparecieran las primeras diferencias. Atrás iban quedando Dani y Rafa. Grupo al que se sumo Luis para ir aliviando tensiones y de paso evitar la falta de resuello que se presumía adelante. No obstante, las cosas estaban calientes detrás. Rafa, se acordaba de aquella máxima cenefa: “Si quieres ir rápido, camina solo. Si quieres llegar lejos, camina en compañía” y maldecía una y otra vez. A Dani, algo castigado por el resfriado y con poco rodaje, la cuesta se le iba haciendo cada vez más dura y tuvo mérito que no abandonara. Tentado estuvo. Nos dejó la frase del día: “He salido a una andada, no a una cronoescalada”. En todo caso, si nos olvidamos de tiempos, el paseo es totalmente recomendable. Una subida exigente, un bonito paisaje, y una mezcla de senda y monte, justo en la puerta de casa, que nos permite un buen entrenamiento.

Con paciencia fuimos llegando arriba. La cima estaba mucho más concurrida que la plaza del pueblo seguro. Nutrido grupo que queda reflejado en la foto que se acompaña y de la que se desgajó Rafa. Aun hubo tiempo para alguna incorporación más, y al poco, tirar para la Atalaya. El monte está realmente impresionante y la mañana acompaña. Ahora sí, vamos cada uno a nuestro ritmo disfrutando de la andada sin excesivas prisas. En la Atalaya tenemos tiempo para un foto y unas cuantas risas, antes de descender de nuevo hacia el pueblo por el camino que va paralelo a la, ya antigua, autovía.

Allí, la mayoría nos dirigimos al Albergue para dar cuenta de una cervecitas y alguna tapita. Ya se sabe: cervezas varias, algo de picar, debates sobre cómo organizar rutas senderistas en Morata y poquito más.

Luego nos quedamos unos pocos a disfrutar del maravilloso rancho que nos había preparado Lourdes. Realmente impresionante. Comida de hermandad por todo lo alto, que disfrutamos y esperamos que se pueda repetir próximamente. Hubo jotas, buena gana y mejor humor. Ya cantamos en su momento las alabanzas pertinentes por la hospitalidad que nos dispensaron, pero la dejamos patente, y por escrito, en esta crónica. Gracias.

lunes, 25 de abril de 2011

Huesca_V2.1

Y cierto es que Víctor Fernández, no paró hasta que no logró fotografiarse con las huestes cenefas...
y acá dejamos la muestra de su deseo cumplido...
Todo esto sucedió, media hora antes que nuestro presidente Luis, nos dejara en las inmediaciones de su casa para que Fernando y yo, continuáramos camino para Huesca.
Si bien las sensaciones eran tan buenas como el año anterior, supimos desde un principio que nuestro estado de forma nos iba a ayudar a bajar la marca del año pasado de las 15horas y 20 minutos. Para ello, optamos por envaselinarnos los pies bien, y cambiarnos de calcetines en Zuera y Almudévar.
Y a buen paso abandonamos Zaragoza, para plantarnos en San Juan de Monzarrifar, recorriendo los primeros 8 km en apenas 1h10'. Allí dimos cuenta de una buena dosis de hidratos de carbono en forma de macarrones con atún, de los que Fernando, decide ni probarlos y meter prisa para apenas detenernos y continuar marcha.
A la salida, se nos incorporaría Javier, que hasta Huesca se convertiría en nuestro compañero de andada.
La noche estaba iluminada por la casi primera luna llena de la primavera (anunciadora de la Semana Santa), aunque se hacían necesarios los frontales sobre todo en los interminables kilómetros de pista.
Entre palabra y palabra, llegábamos a San Mateo de Gállego, una hora después con una media por encima de los 7km/h. Allí decidimos pasar por alto chocolate calentito, aunque dimos buena cuenta de los bizcochos que lo acompañaban.
Camino de Zuera, por una pista paralela a la carretera, seguimos con las buenas sensaciones y un ritmo excelente, alcanzando el polideportivo de Zuera. Eran las 2 y 10 de la madrugada, y habíamos recorrido los primeros 27km. Allí en Zuera, estaban las mochilas que habían recogido en la plaza del Pilar, y aprovechamos para revisar neumaticos, a base de vaselina y calcetines nuevos. A base de cacahuetes, plátanos y agua  nos avituallamos y decidimos emprender la marcha, con menos de 10 minutos de parada.
El tramo que nos llevaría hasta San Jorge, se hace sin duda el más pesado, los silencios duran más tiempo y el paisaje apenas ayuda a la distracción.
En San Jorge (48,5 km 7h36'), nos entregan en el primero de los controles el dorsal. 19 para Fernando y el 21 para mi, lo que anunciaba que apenas una veintena de andarines y corredores habían llegado allí antes que nosotros. La Cabañera Real de Lupiñén, nos conduciría a Almudévar. Era todavía de noche, y aunque los kilométros comenzaban a pesar, seguíamos animados y a buen ritmo. Almudevar, (km 57, 9h26') nos recibió con bocadillo de panceta y migas, en su campo de fútbol.  Segundo cuidado de pies, y otra vez en marcha, ya para encarar los ultimos 20 kilometros.
El camino por la Cabañera Real de Huesca, que el año pasado se convirtió en un suplicio por las ampollas, este año y ayudados por esas buenas sensaciones se convierte en un paseo, donde se incorporó Eloy, viejo compañero de andadas populares.
Huesca y su ermita de San Jorge, nos recibe tras 12 horas y 36 minutos de andada, con la enorme satisfacción de haber concluido nuestra segunda Jorgeada.
Foto, duchita de rigor, recogida de camiseta y media docena de cañas, para hacer tiempo hasta la comida. Allí nos reencontramos con los "manolos", que como no han llegado primeros, apenas una hora antes. El menú paella, ensalada y dalky.
Después a la una de la tarde, cogimos el primer autocar. para llegar a Zaragoza, una hora después. El "run-run" de la Calcenada de los 104km, ya planea como siguiente reto cenefo...

TOCANDO CHUFAS AL RETORTERO


Contábase en la anterior crónica que el Jueves Santo estaba destinado a los castillos de Armantes por la zona de Calatayud. Pero la noche anterior (la de la finalísima de todas las finales) vino con una tormenta tremenda. Demasiada agua para arriesgarnos a no disfrutar de una etapa, que Juancho ha prometido espectacular. Así que decidimos pecar de conservadores, retrasar algo la hora de salida y hacer una andada por Morata.
A las 8 estábamos en el Albergue, Fernando, Miguel, Fernando Alonso (sección LA), Luis I, Luis, Rafa, Juancho y Fran (el León de Gerona). Solo faltaba Javi O. al que animamos a que se quite la pereza y nos acompañe, que le vendrá bien unas horas de charlita, monte y hasta falta de resuello y aire (que estamos en SS y sufrir también tiene su aquel). Ante el cambio de planes, Luis I nos propone hacer la etapa de 3 horas que tenía planeada para el sábado. Y allá que nos vamos, como el día anterior, camino del cementerio hacia adelante. De nuevo visitamos el Huerto de los Olivos, pasamos la zona de obras y tiramos hacia las Torcas, aunque antes de la subida nos desviamos ya a la derechaa porque toca rodear los linderos de Morata. Vamos en busca de las tablillas que delimitan el término, monte a través. La primera subida es de aúpa. Luis I con su típico trotar no tiene piedad y nos lleva al retortero. Cada uno a su ritmo vamos llegando al puntalico que deja Jabacín a la izquierda (mirando hacia la autovía). El león pronuncia una de las primeras frases del día que resume como ha sido la subida: ¡ha sido una putada!
Arriba las vistas son preciosas, aunque el aire aprieta y para que no pillemos frío engancha Luis I de nuevo en busca de chufas que tocar. Y así vamos descendiendo, ascendiendo, descendiendo… con las tablillas delimitadoras como referencia. Cruzamos la autovía por debajo y tiramos ya para la zona de Mularroya, o lo queda de ella.
Alcanzada la carretera, por debajo de la zona del embarcadero de Morata, debatimos algo sobre si es pertinente almorzar en una etapa tan corta. Es más gula que necesidad. Pero ya incumplimos ayer una máxima cenefa, y dos días quizás sea pecado. Así que optamos por preparar almuerzo, compartir viandas y recordarle a Miguel que a andar no se puede salir sin bota. Tocamos a rebato rápido, para que el peso de la culpa se diluya, y nos vamos por la zona de pinos que hay detrás de la antigua gasolinera. Un bonito paseo por esta zona que concluimos a la entrada del parque. Foto para el recuerdo de tantas culecas y meriendas. Será el progreso… o no. En esta zona, el cronista descubre que el fin de sus Merrell se aproxima (ya escribiremos sobre la mierda de calidad de los adhesivos de estas botas).
Tras la foto regresamos de nuevo a Morata. Ascendemos monte, dejamos que Luis I nos machaque otro rato y llegamos al pueblo antes de las 11.30. Lo sabemos porque Rafa y Fran van a cumplir con la cofradía. Nos vamos el resto a entregar a nuestro patrocinador la camiseta cenefa que le teníamos prometida y dar cuenta de una reposición como mandan los estatutos. Entretenido debate sobre las puntas de las estrellas y otros mitos que aderezamos con torreznos de ayuno, cervezas y vino tinto. Y así cumplimos con el Jueves Santo cenefo: de penitencia tocando chufas.

SENDA SIN POLVO


Después de la paliza de la Jorgeada tocaba recuperar una actividad más normal y para la Semana Santa se previó un par de andadas por Calatayud y Morata (ésta preparada por Luis I). Sin embargo, el miércoles como aperitivo Javi Gasca nos propuso una salidica para hacer gana por los alrededores de Morata. En principio contábamos con Rafa, Javi Oñate y Luis. Ante la urgencia, y dado que sabíamos que la mayoría no podía, no se hizo convocatoria vía web, como es preceptivo. Pero oficializada queda. Como no se aventuraba nada largo quedamos a las 9.45, hora poco habitual para la costumbre cenefa. 
Ya sobre las 9.00 comenzó un chispeo ligero. Allá sobre las 9.15 Javi O. acudió al albergue aunque ya anunció a este cronista que, de entrada, iba a tomar un café y ya vería… Sobre las 9.30 Rafa llamó para abortar la misión ante la insistencia de la lluvia. Y a eso de las 9.45 estaba descargando bien cuando nos juntamos todos en el albergue para sopesar pros y contras. Discutimos sobre lo nuboso y lo nublado. Todo apuntaba a que la mañana sería húmeda, aunque Maldonado no daba predicción de lluvia para más allá de las 11. Javi G. estaba esperando que remitiese para salir disparado, si bien fue Javi O. quien salió antes… eso sí para casa. Visto el panorama, parecía razonable. Pero ni Maldonado ni la experiencia de Javi G. fallaron y sobre las 10.30 dejó de llover y salimos.
Camino del Cementerio adelante, a buen ritmo, llegamos a la zona del Valle de los Fósiles, que bien pudiera llamarse Huerto de los Olivos, en honor a la semana que nos ampara y al decorado que se le está dando. Tirando para arriba a buen ritmo, con Javi (el que se quedó) siempre adelante, llegamos a una zona intermedia (¿falso llano?) en la que hay un mojón a la izquierda que marca el inicio de la senda que nos ha de llevar a Jabacín. Bonita senda que recomendamos. En ella encontramos a Luis I que finalmente había salido, incluso con lluvia. Aprovechó eso sí para coger un buen puñado de caracoles.
Llegados a Jabacín, se inicia un prolongado descenso hasta el río con unas vistas magnificas, aun con lo preñado de nubes que el día andaba. O quizás por eso nos pareció todavía más bonito que de costumbre. Hablando tranquilamente de endorfinas llegamos al final del camino, ya en la orilla del río. Se coge entonces una senda que acompaña a este en su descenso hacia el puente del ferrocarril. Cruzado el río, se puede pasar el túnel de la mineta o rodear las paredes por la senda de la izquierda. La diferencia de camino es apreciable, pero el paisaje bien merece la pena.
De vuelta a la mineta, tomamos camino hacia el monte de nuevo para subir por una senda a la cresta que nos ofrece una magnífica vista de la zona de desembocadura del Aranda. De allí, Javi nos propone seguir hacia un puntal (un cono casi perfecto) que se distingue a la izquierda y tomar el camino que ya nos ha de llevar a la zona de canteras de Chodes. Queda tiempo y resuello en la subida para que nos explique alguna senda más con la que puede estirarse la jornada.
Desde esta zona a Morata se inicia el debate típico de Rafa y sus ejemplos. Firmamos el armisticio antes de llegar a Capurnos y pensamos ya solo en la reposición de líquido y sales que nos aguarda en el Albergue. Y en efecto, repusimos.
Queda la promesa de Javi de que otro día haremos una etapa de más sendas. Un poco más larga, pero no mucho para que no le sobre a nadie. ¡Ha sido un placer!

sábado, 16 de abril de 2011

Huesca_v2.0

Parte (pre) de la Jorgeada 2011 (música de No-Do)
Por segundo año consecutivo las diezmadas huestes cenefas han partido a las 22.00 del 15 de abril desde la plaza de Nuestra Patrona, a romper la madrugada a las orillas de Huesca. Nueva Jorgeada. Para dar fe, se desplazó el cronista a la Plaza del Pilar y encontrose el panorama que alumbra la foto: cenefos a la cerveza.
Una vez repuesto de la impresión y tras participar en la aparente celebración, se procede a la declaración de intenciones cenefas: nada competitivo, pero antes que el año pasado. Dos estiramientos, cuatro tragos, meadica de rigor, y pasamos a la plaza a escuchar el himno de salida (mejorable). Con música de gaita, mucho cachondeo y mejor ambiente, se procede al corte de cinta por Victor Fernández, que hasta que no se hizo la foto de rigor con los cenefos no paró quieto. Menos mal que pudimos complacerle (hubo de ser con la cámara del camarada Fernando porque se le acabó el carrete al cronista). En la salida, ritmo boina negra a tope. Con el resuello justo llegamos al Camino de los Molinos, y allá el cronista abandona la marcha y deja abandonados a su suerte, soledad y arrojo a Fernando y Juancho. ¡Qué haya suerte cenefos!. (en la llamada a las 00.30 h, el ritmo era bueno, habían superado los 16 km y todo era esperanza). Continuará....

domingo, 3 de abril de 2011

BOINAS NEGRAS


Circula una leyenda en el pueblo de nuestros orígenes que habla de un grupo especializado de la PC. Son un grupo AAA de élite (elite para los puristas). Hay quien los definió como los “boinas negras” del monte.

Teníamos cita e invitación de nuestros hermanos de la PC para el sábado 2 de abril con el simple objetivo de cubrir de huellas el hermoso camino de Morata a Cosuenda, y rematar la jornada con una buena comida, como viene haciendo la Peña Ciclista desde hace años. Al final, solo Juancho y Luis nos apuntamos al evento. La cita era a las 7 h de la mañana, aunque acudimos a Morata el día anterior para concentrarnos. Quizás la concentración se alargó más de lo debido (tanto en tiempo como en cervezas), pero estuvimos a las 7h en la plaza, y allí con el equipo A3, tiramos para adelante.

El ritmo, ni que decir tiene, era alto pero aguantable, camino de Mularroya. Allí Juan Carlos y Juancho comienzan a tirar monte arriba como desesperados y alguno ya nos empezamos a temer que la leyenda es algo más que tal. Poco a poco, todos los demás van sumándose al ritmo salvo el cronista, concentrado en exclusiva en su acelerada respiración. Con todo, no perder de vista al vigoréxico y los boinas negras (o al revés) ya fue un éxito. No hubo mucho tiempo para recuperar arriba, pero al menos disfrutamos de la belleza de ese monte que nos están desgajando de árboles y rompiendo a cicatrices y estupidez. Con el aroma del romero, tiramos para abajo camino de la Sardilla.

Paco, con su GPS de serie, nos demuestra cómo atajar con la técnica a cuchillo y recuperar camino y ventaja. Superada la zona de la Sardilla, nos encaminamos al Pico del Águila y la zona de las minas. Un precioso paraje de carrascas por el que hay que hacer camino paso a paso. Juan Carlos tiene algunas molestias y el cronista tiene el resto, con lo que nos quedamos en retaguardia del grupo. Lo bueno que tiene esforzarse más que los demás para hacer lo mismo, es que aprecias mejor los momentos de descanso. Así que al llegar arriba y ver el panorama (bota y viandas) se nos abrió el alma. El almuerzo, estupendo; y el vino mejor. Fue aquí, donde comenzamos a pensar en cómo le iba al otro grupo que salía desde Alpartir. Entre la llamada de Luis I (para azuzar el avispero) y las ganas de marcha de Paco, se tocó a rebato y salimos hacia el Valle del Amor como desesperados. 31 minutos, los primeros. El último (ya adivinarán) algo más y con la certidumbre de que la leyenda algo de cierta tiene.

La subida por el Valle del Amor, con la primavera explotando, fue realmente preciosa y eso que esta zona fue la que peor llevó el cronista, con el resuello justo para seguir a Juan Carlos y sus rozaduras. La última parada fue en la fuente que precede a la senda del collado del Tío Francisco, donde nos inmortalizó Chema jugándose la cámara. Agua fresca y algo de aire, antes de tirar para arriba. En breve se llega a la senda que arranca a la derecha del camino y que transcurre entre carrascas. Buena senda, que cada cual sube a su ritmo, y que nos lleva al último puntal del día, en una pequeña explanada (para que conste el podio: Kikín, Chema y Miguel). Descendemos hacía el Raso de la Cruz, cada uno a su aire. Sobre todo Paco, que de nuevo da muestras de su técnica a cuchillo, y se va por libre. Los demás, por grupos, disfrutamos de la hermosa serranía de Algairén que dejamos a la derecha. En el área recreativa encontramos a Chema, con el que apalabramos la próxima bloguerada. Allí, Juan Carlos recibe la llamada de Paco que no termina de encontrar el camino, aunque nos anima a seguir. Así lo hicimos y en poco llegamos a Cosuenda, donde nos espera lo mejor del día.

En la bodega de Silverio se reúnen por fin los dos grupos. Tras unas cervecitas de tanteo con algo de picoteo, pronto comienza el Zamburiña Team a animar la fiesta. El cocinero mayor, Luis I, se viene arriba con sus carabineros a la sal gorda. Deliciosos, como también el vino de Cosuenda con que regamos el asunto. Para rematar, una pequeña bacanal de carne de auténtico lujo. Supremo. Entre tanto, alguna jotas (hay cantera con Rosa), algunos chistes (ya dudamos si Chema sube mejor que interpreta o al revés), buen humor y excelente ambiente. Cuando la tarde comienza a languidecer, la última cerveza en el Casino y dejamos Cosuenda y a los últimos boinas negras cantando jotas (al menos a Paco, que resuena en la plaza).

Al final la leyenda puede que sea cierta. Como no lo es menos que son muy buena gente estos de la Peña Ciclista. Muchas gracias a todos por dejarnos disfrutar y compartir con vosotros este excelente día. 
Datos técnicos: Salida #53 | Distancia 32,11km | Desnivel acumulado 1.406m | Tiempo efectivo 5h32' | vel efectiva 5,8km/h | Tiempo total 7h07'