El primer tramo hasta la ermita ya sabemos que es regular y pinta hacia arriba, así que con la densa fila de andarines, la lluvia y el barro no nos queda más remedio que tomarlo con tranquilidad. Conforme vamos subiendo hacia arriba se nos une el viento (también predicho por Maldi) y la cosa se pone cruda. Frío, mucho frío. Ya nos llama Miguel desde arriba para avisarnos que no pueden esperar, por el frío, y se van al siguiente avituallamiento. Llegamos el grueso de los cenefos y nos reconfortamos con un bocadillo caliente de chorizo y panceta regado con vino. Aún hay tiempo para una foto con Chema, la niña de la silga y cia. La lluvia, por supuesto ha cesado como quedó predicho (www.eltiempo.es para los escépticos).
Bajamos todos para abajo con calma y empiezan a pasarnos los primeros de la carrera de invidentes en montaña. El ritmo es lento y a Miguel y Carlos (Nigüella) no les queda más remedio que seguir huyendo del frío hacia otro avituallamiento. Mientras tanto, y para regodearse en la herida, Carlos y Chema recuerdan el estupendo rancho de la primera bloguerada que desde aquí reclamamos los ausentes.
Para reagruparnos con Miguel, en la segunda parada dejamos a los de Senderos y Carlos (Nigüella) y vamos al encuentro del resto del cenefismo. Ahora sí que el ritmo es vivo, con Rafa en plan locomotora (ojo con las interpretaciones). Tirando del resto llegamos a la siguiente parada, este año situado en una zona más recogida que otros años. No llegamos a coger a Miguel, pero no anduvimos mucho más allá cuando por fin damos con ellos y ya recuperamos un ritmo más normal. Tras una foto para enviársela al Guía ausente por reparación de chapa. vamos tirando ya con diversas conversaciones, algunas para retomar la calcenada de verano y las impresionantes vistas que pudimos disfrutar, otras para recordar a algún que otro Carlos.
La zona de pinos en la que transcurre esta agradable zona de la calcenada, y ya el frío es menor, amén de que por fin nos sale el sol que algo distrae el frío. En el siguiente avituallamiento nos reconfortamos con un caldito y un bocadillo de jamón con tomate. Las fuerzas siguen intactas y ya nos queda poco.

Con estas vamos llegando a Calcena, donde tomamos una fugaz cañita (no está el día para muchas más) y nos vamos a recoger la camiseta y el vale de comida. Nos dirigimos a la carpa a disfrutar del guisado, la ensalada, el Borsao con Casera (¡qué grandes marcas!), y ya arrancamos hacia Morata para rematar con un cafecito en el Albergue. Y así acabó una bonita Calcenada, que aunque ya es la tercera vez nos ha dejado un buen recuerdo pese al mal tiempo. Dejamos una adivinanza final para el abollado (incluso para iron-man): ¿a quién reconoces en la foto?