lunes, 10 de agosto de 2009

The First and the Last. Calcenada 2009


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Distancia recorrida: 60,27 kilómetros

Altitud min: 742 metros, max: 1.493 metros
Desnivel acum. subiendo: 1.446 metros, bajando: 1.478 metros
Grado de dificultad: Difícil
Tiempo efectivo: 12 horas 8 minutos
Tiempo total: 14 horas un minuto

fotos...
Era un mito. Los cenefos habíamos oído hablar de la Calcenada de verano, una prueba hermosa por lo dura, como lo es el paisaje del somontano del Moncayo. Teníamos algunas referencias directas aunque algo confusas, además de la entrañable Calcenada de otoño en la que participamos, y decidimos probarnos. Eso sí, seleccionamos los 60 km que se ofrecían como alternativa a los 104, inalcanzables para nuestras perspectivas actuales: Calcena-Litago, una calcetinada de las gordas.

Alguno no llegamos en las mejores condiciones y las sensaciones previas no eran optimistas. Aun con todo, a las cuatro en el albergue estábamos Fernando, Juancho y Luis con su respectivo lío de mochilas, listos para salir y allá que fuimos acompañados de Javi que no quiso perderse la salida. El ambiente era el de una prueba deportiva más próxima a la competición que a una andada popular. Mucho profesional, muchas ganas de mejorar tiempos y nervios en la salida. Unos consejos de cajón antes de salir (no fumís y no tirís nada al suelo… y debemos decir que no todos lo cumplieron), una canción para relajar músculo y las 6 pm, según horario, salimos hacia Purujosa. Hermoso pueblo que ya casi se nos escapa de Aragón, enclavado en una zona privilegiada, pero dura, lo que hace tan comprensible la desbandada que hubo como el lento rebrote que hay. Allá, primer avituallamiento: Aquarius, agua, naranja y plátano. Una charladica con unos conocidos de Fernando que nos anuncian la pechada que nos viene encima y para arriba. Muy para arriba, camino de Soria. En breve entramos en el Parque Natural del Moncayo (recomendable, al menos lo que vimos) y afrontamos subidas duras. Son momentos de concentración y sudor, mucho sudor. Cuando llegamos arriba, nuevo avituallamiento: Aquarius a litros, agua, naranja y plátano (los frutos secos se los comieron los caballos). En este punto el camino se hace más amigable, camino de Borobia, ya en Soria, donde nos espera la cena (justo antes de llegar nos adelantan los primeros corredores que han salido a las 8 pm). Llegamos al pabellón de Borobia sobre las 10 pm, entre el alborozo de la gente del pueblo (cansada más bien de jalear a los muchos que llegaron antes). El chicken-in escueto. A puro de sumar bocadillos de jamón cocido con tomate, hicimos un amago de cena que apañamos con una naranja de postre, alguna cerveza y una llamada a la familia para confirmar que se habían hecho los primeros 20 km sin problemas y seguíamos adelante. Recogemos polares de las mochilas que mandamos a Borobia (mochila 1, información vital para Fernando que nunca llegó a entender bien esto de las mochilas, sus idas y venidas) y para adelante. Al salir, nos encontramos con un amigo de Zaragoza: el Cierzo. Y estaba para pocas bromas. La temperatura por debajo de 15ºC y el Cierzo alborotado no presagiaba nada bueno. Aguantando el frío nos fuimos al avituallamiento de Beratón (para los del chiste fácil: no vimos a Ton) por una zona de pastos, de buena pista y fácil de hacer. Llegamos sobre las 11:25 pm, acumulando dos avituallamientos de Aquarius, agua, naranja y plátano. Estábamos en el ecuador de la andada y, Cierzo aparte, las sensaciones eran buenas. Partimos para la Cueva de Ágreda, con un paisaje intuido más bonito, con multitud de sendas señalizadas y que adivinan un entrañable lugar para los amigos de la andada. En la Cueva sobre la 1:30 am, nos reciben los senderistas de Brea que se ocupan del avituallamiento (se obvia por concocido) y vimos un ejemplo palmario de un SNB importante (se apunta la terminología PO para estas visitas de Monsieur Masseau). Aturdidos salimos para la Aldehuela, siguiente punto de avituallamiento sólido.

Al salir del pueblo, Juancho enciende las alarmas: algo falla. Vamos a obviar detalles, pero si dejar constancia de la importancia de llevar un buen botiquín, del efecto lubricante y mágico de derivados siliconados, parafínicos, etc. Damos las gracias a Labocane que nos salvó la marcha. (Información para el cenefo caribeño: ya predijiste hace un año que esto podía suceder con este tipo de cremitas). Lubricados, seguimos un camino que se empina cada vez más, para llegar a la máxima altura (1500) que alcanzamos en la marcha. Nos adentramos ya en una zona que se adivina cada vez más hermosa y boscosa para llegar a la Aldehuela (kilómetro 40), tras un prolongado descenso sobre las 3:30 am. Avituallamiento y revise de mochilas. Nada especial. Bocadillos de jamón, Aquarius, naranja y plátano. Como el frío arrecia, también hay leche caliente con café o Cola-Cao. Descansamos un buen rato, acumulamos tema de conversación con rubia incluida y salimos ya convencidos de que podemos llegar. Ahora casi todo es cuesta abajo, aunque no pueda decirse que más fácil porque las bisagras fallan ya, y se acusa más al descender.

Abandonamos la provincia de Soria, para entrar de nuevo en la parte aragonesa del parque sobre las 5:20am. Esta zona, más llana y agradable es de una andada fácil. Alcanzamos el kilómetro 50 poco antes de San Martín de la Virgen del Moncayo, donde llegamos bien, sin excesivos problemas físicos y convencidos de que todo esta hecho. Craso error. Allí, lo de siempre: Aquarius, agua, naranja, plátano y un lugareño con una cogorza de preocupar que nos entretiene un rato. Poco. Salimos, unidos a dos parejas, que pronto queda en una: Cigarritos y su, creíamos, acompañante que pronto tomó las de Villadiego. El camino sigue siendo pista de no excesiva dureza, pero poco a poco la cosa se va complicando, conforme nos recibe el día (momento Cigarritos imborrable). Fernando, el mejor de los tres aparentemente, no siente los dedos que ha conseguido salvar con esparadrapo. Juancho, con las rodillas un poco machacadas da pena cuesta abajo y Luis siente ya las primeras ampollas en el pie derecho (dos). Como podemos, se alcanza Lituénigo, a las 7:10am. Avituallamiento reglamentario donde ya hemos tirado de Don Rafael para recordar dónde se pueden meter el Aquarius. Solo quedan 3,6 km para el final: Litago. Pero fue un arrastrase continuo por una pista que subía y bajaba de forma infernal, o al menos nos lo parecía. Nos sobraron estos diez kilómetros. En los 50 se acabó lo divertido. Pero, aun sin la frase mágica, había que llegar. Y se hizo. Eran las 8.08 am de la mañana cuando cruzamos la meta en Litago. Objetivo cumplido. Recogemos mochilas (salvo una, perdida por la organización), almorzamos (nada especial) esperamos al abuelo-escoba y en el autobús de la organización regresamos a Calcena.

Recuperamos allí aliento (y la mochila perdida) y algo del chicken-out a base de cervecita. Nos unimos a Miguel, el otro representante de Morata en la marcha, que tuvo muy mala suerte, pero un valor impresionante. Tras descansar, emprendimos el regreso al pueblo para llegar al albergue, punto de partida, sobre las 1 pm. Y así, los cenefos hicimos dos veces la calcenada en una noche. Se consiguió, y estamos muy satisfechos y llenos de los muchos recuerdos y anécdotas que deja una noche intensa en el monte. También es bueno echar en la mochila nuevas lecciones: saber dosificarte, conocer tus límites en cada momento, incluso aprender a sufrir para alcanzar objetivos. Se aprende, y mucho. Pero nuestras metas cotidianas tienen ser más simples: algo de charrada, bastante de ejercicio (no hay que perder de vista que también es un deporte), un mucho de paisaje y un almuerzo o vermú en su defecto o incluso de forma aditiva. Eso sí, comprobamos la verdad de nuestro lema usurpado: si quieres llegar lejos, camina en compañía. Qué no nos falte nunca. Y esto va también por nuestras chicas, que nos tienen que aguantar.

Calificación: Inflón-inflón por unanimidad.

PD. Rodeado el Moncayo, solo nos falta coronarlo. En breve y sin excesos.
www.cenefos.es
EXTRAS
Ruta gps wikiloc
Página oficial Calcenada

3 comentarios:

  1. Polvo, niebla, viento y luna!

    Impresionante crónica...

    Aunque es dificil plasmar en apenas cien líneas todo los que vivimos esa noche de luna llena a las falds del Moncayo.

    Ya sabeis que el año que viene la Calcenada os espera (Rafa, Yuri, javi, y los demás cenefos que no fuisteis) porque a mi no me cojen en otra...

    A partir del km 50 se acabó la diversión, y comenzó el calvario, yo pensaba que no llegaba, pero al final lo conseguimos, cosa para sentirse especialmente orgulloso!!!

    Compañeros, salud para la próxima que el Moncayo nos espera.

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  2. Nosotros queríamos hacer la Calcenada en la misma versión (la de 60 km.) y m'iquedau un poco acojoná.... más vale que mi marido no lea esta crónica, que si no se apalancará... jijiji
    Y bueno, sino mi otra opción es ir de voluntaria, que también tiene que ser toda una experiencia!!
    saludos!!

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  3. Para papus gallorum: Tampoco es eso. Depende de la forma en que uno se encuentre. En cualquier caso es una experiencia preciosa. Hay que intentarlo

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