Han sido varias las comidas cenefas de Navidad en las que, tras subirnos arriba con los espirituosos, hemos planificado la temporada venidera con una constante: subir al Fragineto. Algo de maldito debe tener este monte cuando en varios años no hemos conseguido fijar un día para poder subir. A las excusas habituales de trabajo y familia, se han unido avatares del tiempo de todo tipo, que han ido dando al traste con cuantas fechas hemos fijado durante estos años para al menos hollarlo un número decente de cenefos . Ya completamente decididos en mayo, las fuertes lluvias de la semana, y la previsión de más, para el fin de semana elegido por entonces, nos hicieron desistir. Así que nos conjuramos para un día definitivo e ineludible: 29 de junio, antes de que empezaran las calores.
¡Ni con candil! Semana con riesgo extremo por altas temperaturas. Alertas de todos los colores por una ola de calor con pico máximo... ¡el sábado 29! Pero ya comprometidos y metidos, una retirada a tiempo no era más que otra derrota ante este monte. Así que Javi, Fernando, Rafa y los luises nos citamos a las 5.30 h para salir de Zaragoza (Javi bastante antes desde Morata).
La llegada al parking de La Tejería poco antes de las 7h no fue muy prometedora, porque ya la temperatura a esas horas de recién amanecida era de 24 graditos. Chicharrina de las gordas. Ni que decir que estábamos solos. La primera parte del camino es más o menos llano, y cuando nos metemos en el cauce del Calcón, encajonado en las gargantas de Fabana, el alivio de temperatura es evidente. Una zona muy agradable y digna de disfrutar. De agua, algo de rastro pero poco. Casi llevábamos más en las mochilas. Cuando ya se llega al cruce de caminos con un poste donde se marca la ascensión a Fragineto, la cosa se empieza a empinar y allí comenzó realmente lo duro. La senda al principio va por una zona boscosa que nos protegía de un sol que ya amenazaba. Zona empinada pero llevadera, para llegar a un collado desde el que hay una hermosa vista del embalse de Vadiello. A partir de esa zona ya no hubo misericordia y eso que era todavía temprano. Hasta ese punto todos aguantamos más o menos bien. A partir de entonces, la cosa fue por barrios.
La senda que nos había llevado al collado dejó de existir y hubo que ir buscando o imaginando los mojones entre pedregales y zonas cubiertas de erizón. Es una zona ya dura y empinada. Cuando llegamos a la primera cresta, con cortados a ambos lados y ya adivinando Fragineto, son poco antes de las 10h. De allí a Fragineto, aún queda, pero ya se empieza a sentir la sensación de por fin hemos conseguido nuestro objetivo después de tanto esperar. Lo que allí pasó, allí quedó.
La bajada fue casi tan complicada como la subida, porque se hizo por el mismo sitio, y no fue nada evidente desandar los pedregales para volver al collado. Por entonces ya apuraba en exceso el calor, así que buscamos una zona de sombra para dar cuenta de un rápido almuerzo. Eran sobre las 11.30h y subía entonces un grupo que no queremos imaginar el calor que tuvo que soportar.
Alcanzado de nuevo el cauce, esa zona se hace agradable, pero los vaivenes hasta llegar a la ermita de Fabanas, y desde allí al aparcamiento fueron ya desesperantes. El promedio de agua se fue a los casi 4 litros por persona en una andada de algo más de 15km, hecha en 6h 40min.
Como acabamos poco antes de las 13.30h nos bajamos a Zaragoza que nos recibió con una temperatura de 47 en el panel de El Portillo. El tercer tiempo lo hicimos en Paco’s donde dimos cuenta de la reposición de sales, una buena comida regada con Azpilicueta y risas varias. Allí sí que hubo pleno, cinco de cinco.
Queda pendiente regresar con aquellos que no han podido tocar chufa en este monte que tanto se nos ha resistido.