Al final de las andadas
de verano, y algo retrasada por su programación, sobrevino este año la que
fuera tradicional ascensión cenefa "fin de fiestas" al Moncayo. En 2023 ya se retrasó
por motivos que no vienen al caso y al final el mal tiempo estropeó esa
edición. Así que esta es la primera desde 2022 y también la primera sin
Chema, siempre fiel a esta cita, excepcional andarín y mejor compañero.
Esta vez también la
lluvia estuvo a punto de estropear una ascensión grupal y diversa que tras
muchas idas y venidas, se concretó el 31 de agosto en la ruta tradicional desde
el parking del santuario hasta la cima. Los que fueron, véase foto, estuvieron aparcados puntuales a las 8.30 h para iniciar una caminata en un día de
buena temperatura inicial, pero algo estropeado por el fuerte viento que
soplaba tan pronto se abandonó la zona de boscosa y se subió por el pedregal que separa el circo de Gaudioso del pozo de San Miguel. Todo a buen ritmo,
sobre todo los más jóvenes, y con algún rezagado por las cornadas que da el
verano. Arriba, como de costumbre, aire sano y fogoso a partes iguales. Además
de a Chemita, a faltar se echó también la Virgen que coronaba el pilar que da forma a
la cima. Que ya Voltaire dejó dicho sobre la idiotez que es una enfermedad que no sufre quien la padece, sino los demás. Y sin vacuna después
de tantos años… ni Karikó.
Almuerzo, vino, fotos y pancarta, para volver a descender por la misma vía hasta el santuario, donde una cerveza dio
fin a una andada que seguro habrá seguido desde donde esté.
Un año más nuestros amigos de Nigüella celebran esta fiesta recuperada de San Antonio de una manera muy original. La propuesta es realizar una ruta senderista por los alrededores del pueblo para terminar en el parque de la localidad en una multitudinaria comida de hermandad.
La ruta programada para este año nos llevaría al principio por el antiguo trazado de la acequia Ardachera, acequia que pudo ser causa de la repoblación del municipio allá por época romana, quién sabe. Dejo aquí un enlace donde se explica posible origen de la localidad de Nigüella vinculada a esta obra hidráulica.
Dejamos el trazado de la acequia para ascender por un barranco, no exento de críticas, el cual nos lleva a la zona de Valdivinas, o Valdiuinas que dicen por aquí.
Desde aquí las vistas son espectaculares: Moncayo, Muela de Beratón, Sierra de La Virgen, Vicort, ...; lugar incomparable por sus vistas.
Descendemos ahora por el barranco de Valdepozos hacía el río Aranda. Por camino ahora alcanzamos pronto el famoso Salto de La Mina, donde nos esperan unas migas muy bien preparadas por los Carlos.
Tras el "frugal" almuerzo continuamos ahora por una finca abandonada hace años en la cual todavía siguen en pie las casas donde vivían los trabajadores permanentes de la finca.
Abandonamos el valle del Aranda para tras un sube y baja encontrarnos en un perdedor sendero que nos lleva directo de nuevo al Isuela.
De aquí al parque apenas cinco minutos que los recorremos a toda prisa para refrescar nuestras gargantas con la cerveza fresca, tan rica en sales minerales.
Luego, comida de hermandad, risas, alegría, alborozo, fiesta y amistad, mucha amistad la que se obtiene siempre con nuestros amigos de Nigüella.
Teníamos pendiente una visita al Puy Moné tras, como de
costumbre, un primer amago que arruinó la lluvia. Fue ya, en una primavera que
anuncia el verano, en un día que presagiaba calor cuando Paco, Carlos, Víctor,
Miguel y Luis II se arrimaron a Luesia para desde el Pozo Pígalo volver a subir
a esa maravillosa sierra.
La primera sorpresa fue que el día, aunque bueno, a la hora
de llegada era algo más fresco de lo previsto, y eso que ya eran las 8h. Y
además había una cierta niebla, que no presagiaba que la manga corta saliera
pronto a relucir. La rodilla de Víctor no auguraba lluvia, lo que nos dejó más
tranquilos. Tras esa foto de rigor en ese enclave tan idílico, iniciamos la
subida clásica por una senda frondosa, con un suelo y un ambiente húmedo, pero
siempre con unas vistas hermosas en esa zona prepirenáica que nada tiene que
envidiar a otras de más renombre. Concentrados en la subida por Malpaso, vamos
a ritmo, cruzando pequeños barrancos hasta llegar a una zona más abierta donde pacen
unas vacas con sus ternericos, en un paisaje realmente idílico y plenamente
pirenaico. Ya en breve, apuramos una última subida por una zona más despejada
hasta vislumbrar la pista que conduce por fin al Puy Moné, algo concurrido por
las obras que están haciendo en el refugio que allí se encuentra. Las vistas
espectaculares de los pireneos prometidas para el almuerzo se truncaron, y eso
que empezaba a despejar la neblina.
En la bajada buscamos la loma Josepín, que bien se distingue,
aunque sin GPS cuesta encontrar por no estar marcada por postes (sí mojones)
como el resto de la subida previa. Hacia ella descendemos hasta encontrar una
zona que nos proteja del viento para dar cuenta del almuerzo, que por fin ha
vuelto a sus orígenes: tortilla de patata de Paco, queso, jamón, chorizo,
longaniza, sardinas… regado con vino con gaseosa, que a falta de bota (incluso
con ella) es el mejor maridaje para estos menesteres. La guinda fue una tortas
con petaca de anís que trajo Miguel y que sentaron estupendamente después de
una excelente subida a este pico que nunca defrauda.
La bajada posterior se las trae por unas lomas pedregosas y
estrechas en las que hay que tener cuidado de una mala caída. Algún veterano
vimos subir, que cruces nos hicimos por lo escarpado del terreno. Llegado a terreno
más firme ya la bajada se simplifica y vuelve a estar indicada la bajada a Pozo
Pígalo. Bonito descenso hasta un barranco también idílico, que se cruza, para
empinarse algo el terreno por una senda siempre paralela al barranco hasta llegar
a un cruce que se divide entre la ida al Puente Celestino y el Pozo Pigalo, al
que nos dirigimos. Bonita y hermosa etapa que rematamos con unas cervecitas en
Zaragoza para dar cuenta de un nuevo día en este renacer cenefo que esperemos
nos dure y sobre todo que incorpore a los que por motivos de salud han tenido
que parar un poco. Feliz recuperación y te esperamos en la próxima!!!
Lo mismo que cuando comienzas a leer un buen libro que no puedes dejarlo a medias igualmente ocurre con retos como el que nos planteamos algunos miembros de este afamado club.
Hace mucho, antes incluso de una pandemia, algunos nos propusimos realizar el Camino de Santiago por su opción más popular el Camino Francés.
Aprovechando los nimios huecos que los deberes laborales nos ofrecen fuimos completando etapas en años sucesivos.
Comenzamos Raúl y un servidor en Roncesvalles para terminar en Estella. En la siguiente se nos unió Rubén y de Estella nos plantamos en Burgos. Luego de Burgos a León. Más tarde de León a Sarria y así nos quedamos a poco más de 100km de Santiago.
Pues bien, como no podía ser de otra manera, convencidos de que habíamos de alcanzar el objetivo, planeamos todo para la semana posterior a la Semana Santa del 2024.
Lunes 1 de abril de 2024. Partimos en avión de Zaragoza a Santiago, allí un autobús que nos devuelve a Lugo, y tras una visita gastro-turística a la ciudad pernoctamos allí la noche previa al inicio de nuestro final del Camino.
Martes 2 de abril. Nos levantamos pronto y un pequeño autobús nos acerca a Sarria donde de verdad comienza la aventura.
Comenzamos a andar en un día que no promete nada bueno, meteorológicamente hablando, y efectivamente casi desde el principio el uso de capas o chubasqueros es obligatorio. Una fina lluvia, a veces intensa, se entremezcla con ráfagas de viento que hacen que las gotas golpeen incesantemente las partes descubiertas del cuerpo.
Aún con todo, avanzamos a buen ritmo entre barros de dudosa composición, será que con tanta vaca el barro es más oscuro ...
El paisaje es idílicamente gallego, para un rato esta bien pero cuando se detiene la llovizna lo agradecemos y dejamos de mojamos por fuera, ya lo compensamos por dentro.
A lo lejos divisamos el Miño y el puente que al cruzarlo nos transportará directamente a nuestro primer fin de etapa, Portomarín.
El primer día se ha hecho algo pesado, el agua y el barro hacen que los kilómetros pesen más de la cuenta, así que toca recuperarse en el albergue (Casa do Marabillas).
Miércoles 3 de abril. Aunque la noche ha sido bastante lluviosa la mañana despierta tranquila, a ver si hoy el tiempo es mejor.
Saliendo de Portomarín elegimos una variante del Camino que evita la carretera, buena elección a la postre.
Alguna gota suelta nos reta a sacar paraguas, capas y chubasqueros, pero nada serio, así que ahora podemos llevar un ritmo más vivo y continuado solo interrumpido por la llamada de la bota.
Dejamos atrás pueblos, aldeas, hórreos, vacas, perros, ...; perros que ni se inmutan cuando pasas a su lado, parecen estatuas, deben pensar están locos estos humanos, con lo bien que se está tumbado al sol, cuando lo hay, y estos andando sin parar.
Nos entretenemos bastante por el camino, esto es algo que nos suele ocurrir, así que llegamos a Palas de Rei tarde, justo para tomar una ducha y realizar una visita frugal al pueblo.
Jueves 4 de abril. De nuevo con buen tiempo partimos hacia Arzúa.
Esta etapa es dura, tiene bastantes tramos de subida y según nos dijeron es la más larga del Camino Francés, bueno dependerá de lo riguroso que seas en los inicios y fines de etapa.
De cualquier manera esta etapa tiene un aliciente especial justo a mitad. Se trata del pueblo de Melide, famoso por sus pulperías y buena gastronomía, no en vano muchos peregrinos hacen noche en este pueblo para disfrutar más a fondo de lo que ofrece.
Pues bueno, que por falta de disfrute que no sea, en Melide dimos buena cuenta de cuanto pulpo pudimos comer, además de Zamburiñas, queso, chorizo ahumado, empanada y que sé yo. Casi nos secuestran en la gastroteca "A Boa Vida", dueño y lugar impresionante, pero con mucho peligro.
Tras dos horas de "visita" a Melide salimos raudos para no caer en otra tentación.
Entre sube-baja llegamos, tarde de nuevo, a Arzúa y nos alojamos en la Pensión Arcano, buena opción y dueño muy muy simpático.
De nuevo visita rápida y cena abundante para reponer fuerzas.
Viernes 5 de abril, penúltimo día. Nos quedan un par de etapas sin ninguna dificultad y si el tiempo encima es bueno, como lo es, son para disfrutarlas a tope. Salimos de Arzúa hacía O Pedrouzo.
Días atrás habíamos tenido alguna conversación con un grupo andaluces y un extremeño, bastante disfrutones de la vida.
Pues bien, este día compartimos con ellas y ellos camino, brindis, abrazos y canciones, como no podía ser de otra manera.
Abraham, un barbero de Cáceres, nos deleita con su flamenco animado y nosotros hacemos salir "al gitano", que les deja boquiabiertos. Bueno, todo un show que otros peregrinos se detienen a contemplar como espectáculo improvisado del camino.
Con alegría alcanzamos O Pedrouzo, donde nos cambiamos a toda prisa, no hay tiempo que perder, para ir a visitar la localidad.
Menuda sorpresa cuando en uno de los establecimientos que entramos los chuletones eran los reyes de las mesas. Esto nos quedaba por hacer, saborear la ternera gallega que es buenísima, mejor la vaca que la ternera por cierto.
Cumplido con creces el día, a descansar al Albergue Mirador de Pedrouzo. ¡¡Menudo día completo que hemos vivido hoy!!
Sábado 6 de abril, fin del camino. Con una sensación entre ilusión y pena comenzamos el último día que finalmente nos llevará a Santiago de Compostela.
Con nuestros amigos del sur nos reímos de lo vivido el día anterior y con ellos vamos gastando los últimos kilómetros antes de nuestra meta.
Llegamos al Monte do Gozo, desde donde ya se divisa la Catedral de Santiago. Monte do Gozo, gozo que sentían los peregrinos de épocas pretéritas cuando con muchos menos medios y pasando muchas mas vicisitudes lograban por fin alcanzar a ver su deseado objetivo.
Ahora el recorrido es más urbano y los últimos kilómetros se recorren rápidamente.
El sonido de la gaita nos anuncia que ya estamos cerca, y así es nos basta con cruzar el arco y ya estamos en el la plaza del Obradoiro, en frente de la catedral del apóstol que quiso ser enterrado en estas tierras, tan lejos de su nación.
Abrazos, choques de manos, alguna lágrima retenida y la satisfacción del trabajo cuando menos terminado, y seguramente también bien hecho.
Casualidades de la vida encontramos allí a un Cenefo ilustre, que hizo las veces de notario de la hazaña.
Ahí en la foto Rubén, Luis, Miguel, Raúl y José Luis, casi se me olvida José Luis, un "chicken" o "kitchen" que decían algunos, que nos acompañó estos días e hizo las delicias de aquellos que tuvieron la fortuna de conocerlo y oírlo cacarear.
El pobre José Luis acabó afónico con tanto estrés y desenfreno, pero cumplió como un pollo.
Contamos también con una recepción de lujo, esto si que es un buen recibimiento, con pancarta y todo. ¡Qué majas son todas! Hasta la pequeña Iratxe se atrevió a venir. Un día sabrá que su nombre nació en el Camino y que estuvo con nosotros en el destino, gracias a todas y en especial a Iratxe. ¡¡Guapas!!
Dicen que la felicidad está en el camino y no en el destino, pues esta vez el destino estuvo a la altura del camino, la emoción de vernos ahí con el deber cumplido y rodeados de tanta gente querida hace el momento indescriptible.
Nos acordamos de tantos y tantos momentos vividos con otros peregrinos con los que hemos coincidido y compartido camino, pero en especial nos acordamos de nuestras amigas de Cádiz: Mar, Toñi, Juli y el resto de las mataliebres, que acabaron el camino una semana antes que nosotros, que pena no haber coincido este año, siempre os llevaremos en el corazón.
Cerramos así este capítulo que perdurará siempre en nuestra memoria como una experiencia inolvidable y de la que no nos despedimos totalmente, ¡¡Camino, no te olvides de nosotros!!
PD: Os dejo aquí el tema "A Santiago voy" de los Tamara, aunque Novedades Carminha ha hecho un versión que tampoco está mal.
Si algo levanta ampollas en este Aragón nuestro es la palabra
trasvase. Mira que cuesta poner de acuerdo a derechas e izquierdas… pues en
esto se ponen. En coherencia con esto que lleva sacando a la calle a la gente
de Aragón desde los 70, y en coherencia también con las resoluciones judiciales
emitidas, se convocó este sábado 13 de abril una andada para recordar que no se
quiere el trasvase… ¡del Jalón! Ese humillante trasvase que da razones a otras
tierras cuando se habla de otro río más grande pero también pretendido, y que
corroe los motivos de quienes aquí se lo niegan. Y así, en plan festivo y
reivindicativo se armó una andada para recorrer los pueblos que el Jalón
bendice desde Morata a Embid y a la que se sumaron cenefos varios.
A las siete estábamos un nutrido grupo
en la Plaza de Morata, más Geles y Santiago como apoyo logístico motorizado, para
iniciar esta marcha y manifestar la oposición al trasvase del río Jalón. Un
acto más de los que lleva haciendo la asociación de Jalón Vivo desde hace 25
años, cuando se inició el proyecto y posterior realización del embalse de
Mularroya que solo puede alimentarse con el trasvase y expolio del río Jalón.
Con un ritmo alegre marcado por Luis
(de Arándiga) nos dirigimos dirección a Purroy, al principio por la carretera
hasta el desvío del camino al Barranco Villota. En la subida del barranco Luis
seguía con su buen ritmo sin parar de hablar y si en algún momento callaba,
estaba al quite Ignacio (Tuberías) para darle cuerda.En la llegada a Purroy se sumaron a la
marcha varios vecinos para continuar la andada dirección Morés por un antiguo
barranco que antaño era la vía de los lugareños para desplazarse hasta allí.
Llegados a Morés rápidamente nos dirigimos a las mesas próximas a las piscinas para
dar cuenta del almuerzo. Como de costumbre, no se pasó ni hambre ni sed, que
las viandas se regaron con una buena bota de vino y alguna botella con canuta.
De alabar el buen cortar de queso por parte de Luis (Arándiga), que ya en este
punto decidió acompañarnos desde la furgoneta de apoyo. A cambio se nos sumaron
Lola y Antonio. Hecha la foto de rigor, se reemprendió el camino hacia Sabiñán.
Esta parte del trayecto es un
recorrido encantador por la vega y frutales al lado de su protector Jalón. Llegados
a Sabiñán nos estaban esperando más gente de Paracuellos y Embid que se sumaron
a la marcha. Tras un recorrido por la Calle Mayor nos dirigimos a Paracuellos
de la Ribera, salvo algún rezagado que antes “repuso sales” para continuar.
En la Plaza de Paracuellos fuimos
obsequiados con pastas y agua mineral embotellada a falta de la robada de la fuente
de toda la vida y que las obras han secado. Con este buen ambiente, fuimos
aumentando el número de participantes en la marcha hasta nuestra próxima parada
en Embid. Recorrido que hicimos con una zona espectacular, con la Cocha a
nuestra izquierda y toda la vega del Jalón a nuestra derecha para arribar a la
plaza de Embid de la Ribera donde el número de personas fue en aumento y donde
se encontraban grabando estudiantes en práctica de la universidad.
Después de reponer fuerzas ya nos
dirigimos a realizar los últimos kilómetros hasta el túnel para el trasvase.
Dolor que se hizo por un recorrido un poco pesado, por carretera y el fuerte
calor, pero con el aliciente de la preciosidad de las hermosas montañas, vegas,
campos de frutales que en esa zona adornan el río Jalón. Una vez allí las fotos
de rigor y a dar cuenta de un buen aperitivo para terminar la andada.
Y así acabó un día de coherencia con esta tierra y con
su apreció al agua que riega nuestras huertas y debería regar nuestro futuro… ¡Qué
no diseñó Juan de Marca su puente para ver pasar un mortecino hilo de agua de
un río tan bravo!
SOMOS AGUA QUE SE DEFIENDE (Asociación Jalón
Vivo)
Cuando
hace 25 años conocimos el Proyecto del Trasvase del Jalón y del embalse de
Mularroya nuestra primera reacción fue de incredulidad, la segunda de
indignación, y la tercera de rabia. La incredulidad se pasó pronto, se trataba
de la obra recogida en el Pacto del agua que más consenso suscitaba;
sindicatos, empresarios y la totalidad de los partidos políticos con
representación estaban a favor de ese trasvase y ese pantano, no había nadie
con quien contar, estábamos solos. La rabia y la indignación todavía no han
desaparecido, no es fácil que suceda si se pretende trasvasar 8m3/s,
caudal superior el que lleva muchos días el Jalón en el punto del trasvase.
Pero
entonces cuando parecía que no había partido, se rompieron los pronósticos, ese
proyecto no iba ser tan fácil sacarlo adelante. En los pueblos más afectados
por el trasvase empezaron a surgir voces disidentes al discurso oficial, había
gente que no se creía las bondades del trasvase. Así se comenzó una lucha
jurídica, que todavía mantenemos, y que a día de hoy es la más larga y compleja
que se haya dado en el país por un conflicto hidráulico. Cuatro veces la
Audiencia Nacional y una el Tribunal Supremo (en 2013 paralizando las obras)
nos han dado la razón, pero esas sentencias han sido ninguneadas por los
diferentes Gobiernos (Populares y Socialistas), modificando el marco legal
para, con una política de hechos consumados, no retrasar la ejecución de la
obra.
La obra
está muy avanzada, las primeras consecuencias del trasvase en nuestro paisaje
ya lo estamos sufriendo: la merma del acuífero de El Frasno y el triste
episodio de la fuente de Paracuellos de la Ribera así lo confirman.
Pero en
estos 25 años hemos aprendido muchas cosas, que el agua que se pretende
trasvasar será para grandes fincas en manos de fondos de inversión y no para la
agricultura familiar, que en todo el planeta hay gentes como nosotros
defendiéndose del expolio de sus ríos por parte de grandes compañías.
Y en estos
25 años los impulsores y ejecutores de esta obra siguen sin explicarse como de
un puñado de pueblos de la “España Vaciada” haya surgido una oposición tan
molesta, digna, tenaz e irreverente. Ellos no entienden el vínculo emocional
que tenemos con el río y sus aguas; nosotros vivimos esta lucha como una deuda
para con las futuras generaciones, como un homenaje con nuestros antepasados y
como un recuerdo para los que a lo largo de estos 25 años nos han acompañado y
ya no están entre nosotros.
Por esa
deuda, por ese homenaje y por ese recuerdo vamos a seguir en la pelea.
Jueves
de Semana Santa: se inicia marcha de penitencia a La Chaparrilla con Manuel,
Minino, Pelo, Emilio, Luis I y Jorge (nuevo para la causa), advirtiendo en la
salida a Manuel que nos acompañaría hasta la hoya Sanz y se volvería por el
barranco Villota. La Chaparrilla no está para sus condiciones físicas y vale
más evitar cualquier accidente.
El
principio del recorrido es el habitual de la ruta 2 por la hoya Sanz, hasta un
punto en el que nos desviamos a la derecha monte a través, si bien parece que antaño
ese era el Camino Real a Sabiñán. Sea como fuere y con alguna duda, llegamos al
collado del inicio de la Chaparrilla.
La subida es sencilla,
y apurando progresivamente sus desniveles se llega a una zona rocosa en la que
se tiene que poner un cuidado extra para avanzar. Pese al aire que soplaba en
esa mañana santa, en unos minutos estábamos en el Pico Purroy que nos agradece
la visita con unas vistas espectaculares de las Sierras de Morata, Morés,
Illueca, Vicora o Moncayo.
Una vez hechas las
fotos de cima, dimos cuenta del almuerzo habitual y de nuevo con la bota de
rigor, gracias al nuevo porteador.
El descenso es un poco
más complicado por el tipo de piedra, pero con calma fuimos bajando y a unos 500
metros decidimos atajar, pese al buen desnivel que había, hasta el camino que
lleva al barranco Villota y finalmente al pueblo. Para cuando llegamos, Manuel
se cansó de esperar para dar cuenta de su almuerzo.
Cabía la duda si la conjura de la comida de Navidad de recuperar las salidas de antaño, amén de los periódicos paseos veraniegos por el pueblo, iba a surtir algún efecto. Y Gratal fue entonces el primer destino previsto. No pudo ser en el primer intento, pero tras proponer dos fechas con tiempo suficiente para que quien tuviera voluntad se apuntase, al final pudimos hollar de nuevo este ahora Santo Gratal que obró el milagro de reunir un nutrido grupo de ¡¡ocho!! cenefos.
El día planteaba alguna duda por el viento, pero una vez en el pantano de Arguís, puntuales a las 8h tanto los que venían de Morata como de Zaragoza, vimos que soplaba flojo y que se prometía una mañana más que agradable. La subida, desconocida para algunos de los que se apuntaron, tiene una parte inicial suave y agradable, que poco a poco se va empinando hasta llegar a un cortafuegos de exigente rampa. Existe la posibilidad de sortearlo por una senda que sale al pie del mismo a la derecha, pero decidimos subir directos y hacer la bajada por dicha senda según la ruta que llevábamos grabada de la última subida de hace ya demasiados años. Cada uno a su ritmo, con Víctor destacado y en plena forma, fuimos ascendiendo para llegar arriba y tener ya una preciosa vista del pico Gratal. Ya solo por eso vale la pena la excursión.Una vez superada esa primera, dura y exigente rampa se inicia un descenso hacia una llano que hay a los pies del pico. En esa zona el viento era algo más desagradable y auguraba mala mañana arriba.
Seguimos hacia arriba para vencer la segunda y última rampa exigente del día por una bonita pero también embarrada senda, que poco a poco lleva a la cumbre. Arriba el paisaje es espectacular con el Pirineo nevado de fondo al norte y la Hoya de Huesca al sur, algo brumosa, pero incluso en la distancia pudo apreciarse el Moncayo. Allí arriba, justo a los pies de la cruz no se sentía el viento e invitaba la mañana a un almuerzo reglamentario. Primero la foto de rigor, con reivindicación incluida sobre ese embalse y ese trasvase que ahí siguen, Justicia desoída mediante. Y luego arreo con bota que se acabó en primera ronda y aun pudo rellenarse con una botella de buen vino, embutidos varios, queso y algunas viandas más de las que dimos cuenta, disfrutando del paisaje y apreciando lo merecido del esfuerzo.
El descenso, ¡ah, crudil!, fue algo más caótico. Quisimos buscar la senda, pero la maleza ya se comió la que hace años pisamos y no dimos con ese descenso, así que optamos por descender por el cortafuegos, no entero afortunadamente porque se hace más duro descender que ascender.
Al final, en la llegada, ronda de vino dulce para celebrar el reencuentro y vuelta para casa. En Zaragoza aun hubo tiempo de reponer sales y calorías. Hasta la próxima que será otro reencuentro: Puig Moné.