domingo, 20 de septiembre de 2009

Crónica de un debú anunciado. La subida al Pico Buitre.


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Distancia recorrida: 16,18 kilómetros

Altitud min: 491 metros, max: 984 metros
Desnivel acum. subiendo: 752 metros, bajando: 768 metros
Grado de dificultad: Moderado
Tiempo efectivo: 3 horas 10 minutos
Tiempo total: 3 horas 53 minutos
fotos...
Esta semana estrenamos el nuevo sistema de quedada vía electrónica. El destino que nos seleccionó Fernando: el pico del Buitre de Alpartir, variedad de la intrusión al valle del amor que ya hicimos al principio de verano. Otro estreno esperado: Manu anunció su debú. Confluyendo en la Almunia allá salimos desde tres sitios: Zaragoza, Nigüella y Morata. Desde Zaragoza, Yuri, Juancho, Rafa (se dudaba, pero allá estuvo como un jabato) y Luis. Desde Nigüella, Miguel Ángel y Raúl. Desde Morata, Manu, Fernando (Hernández), Luis I (que ya anunció que no se perdería el debú de Manu) y las sorpresas de la jornada, Paco y Miguel. Estaba el equipo profesional casi al completo a falta del otro Paco (el maestro) al que deseamos una pronta y feliz recuperación. Todos, junto con Fernando (Alonso) nos fuímos hacia Alpartir.

Llegados allá salimos a las 7.50 hacia nuestro destino. En la salida, primer contratiempo: Manu descubre que algo falla en su cantimplora. Lo descubre algo tarde, vamos cuando está calado en salva sea la parte. Camino inicialmente del Valle de Tiernas, tomamos dirección PR-13 de acuerdo al poste del cruce de caminos, e iniciamos una progresiva subida al monte, inicialmente cultivado (época de almendras). Pronto se va rompiendo el grupo en tres. Manu, dosifica y anuncia que seguirá con su ritmo para no desfondarse antes de tiempo. En breve comienza una subida más pronunciada por una zona de pinares de bella factura. Toca pechugada y vamos espaciados con el ritmo que a cada uno le conviene. Poco antes de cima nos reagrupamos y esperamos a Manu, que fiel a su palabra, con su chin-chano, sube. Es más, no se le ve fundido sino todo lo contrario. Ya reagrupados llegamos arriba, donde nuestro guía Fernando nos jura que es la chufa del día. Pico del buitre. Surge la polémica: Luis I que es a la izquierda, Paco que hay que seguir un poco, los demás que dónde estamos. Seguimos... pero enseguida se despejan dudas, y esta vez sí. Hay que reconocerlo. Luis I tenía razón. Al César lo que es del César. El pico del buitre no estaba en la chufa que nos dijo Fernando. Hay que tirar monte a través para llegar a un bonito puntalico que domina dos valles y con una preciosa paronámica de la sierra de Algairén y Vicort. Muy recomendable. Arriba, chicken-in reglamentario y de nuevo duelo de botas, que gana por goleada la ciclista. Arreglamos un poco el mundo, proponemos calendarios comunes y antes de que nos venza el vino, para abajo de nuevo.

Seguimos brevemente el camino inicial para luego girar a la izquierda en el primer cruce de caminos. Allí tomamos un camino que nos ha de llevar al otro valle: el de Tiernas, que ya pateamos en julio. La sorpresa llega cuando vemos que Manu nos abandona para seguir por el mismo camino de subida. La respuesta la tendríamos mucho más tarde. La pista va bajando, si bien en un momento hay que tener cuidado ya que se abandona la pista principal para tomar una senda a la izquierda que nos llevará a otra pista unos metros más abajo. En breve alcanzamos el valle de Tiernas, un poco más abajo del paso cementado en el río Alpartir. El grueso del pelotón que va delante (Miguel, Yuri, Paco, Luis I, Fernando y Raul) deciden volver por la plaza del pino. Fernando decide volver por la zona de huertas y el resto seguimos, a cierta distancia, al equipo A. La subida, ya conocida, la tomamos con tranquilidad, y a ritmo llegamos a la plaza del pino donde nos reagrupamos y ya olemos la jarra de cerveza que nos están poniendo en el bar de Alpartir. Desde allí, cuesta abajo en la rodada. Paco nos anima a hacer las 9 sendas de Algairén, oferta muy tentadora que tenemos que estudiar.

En Alpartir, momentos de esparcimiento y refrigerio. Manu harto de andar solo, va poco a poco recobrando el brío, mientras surge la lección del día: en el monte, no hay que hace caso a Lezcano. Nos metemos un poco con Luis I, echamos unas risas, hacemos planes y al poco retomamos la estrategia ACAC. Se acabó. Una bonita mañana en un hermoso paraje.

Calificaciones.
Paseo.

Muchas gracias a nuestros amigos ciclistas por su invitación a la fiesta de la cerveza. Nos veremos, compañeros.

PD. Aprovechamos para aconsejar a los nostálgicos, con hijos pequeños, que vayan a ver Up. Preciosa película y hermosa banda sonora. Hasta la próxima.

www.cenefos.es

domingo, 13 de septiembre de 2009

Nigüellada 2009

Distancia recorrida: 21,45 kilómetros
Altitud min: 443 metros, max: 763 metros
Desnivel acum. subiendo: 618 metros, bajando: 612 metros
Grado de dificultad: Moderado
Tiempo efectivo: 3 horas 59 minutos
Tiempo total: 4 horas 58 minutos

Nigüella. Este era el destino de turno elegido este fin de semana por cortesía de Miguel, cenefo adoptivo de la villa, que había planificado como ruta la que se hace en la andada del Maestro Zapatero. Y sin embargo Juancho aceptó. Allá salimos sobre las 6.30 de la mañana desde Zaragoza, Juancho y Luis II, en un coche, y Juan Carlos (sin sus paredes) en otro, para confluir en el punto de origen de toda marcha que se precie: el albergue. Nos esperaba Luis I que quería ver con sus propios ojos el estreno andarín de Manu. No pudo ser. Según el parte médico que transmitió el interesado por culpa de un ataque de gota. Según el parte médico que improvisó Luis I por culpa de un ataque de todo un pantano. Esto habrá que aclararlo Manu. Lo que es evidente es que podemos mandar el sastre todavía.
Llegamos a Nigüella a las 7.30, donde ya esperaba Miguel. Cogemos trastos y para adelante. Novedades en trastos: Juan Carlos estrena botas y Juancho, casi. Salomon inmaculadas, que motivan nuevo debate. Según Juancho, gracias a Ana. Según Luis I, imposible. Con estas, tiramos desde la plaza, calle abajo hacia un puente sobre el río Isuela, para coger un camino que enseguida empina para arriba y que finalmente nos ha de llevar a orillas del Aranda. En esta zona vimos un par de corzas que aprovecharon estas primeras horas de la mañana para bajar a beber agua al río (se intentó foto, pero la tecnología ha fallado como puede comprobarse en la sección más fotos). Al llegar al río, hay que cruzarlo. Ojo: dos veces (no es un error, si cruzas dos veces vuelves a la misma orilla del río pero es lo que dicta la orografía). Eso sí cruzamos por una zona cementada, por lo que basta descalzarse, cruzar con el agua, fría en los tobillos, secarte y seguir.
Continuamos con el río al lado hasta el Gallizno, una bonita zona al lado del Aranda con un refugio-merendero en muy buenas condiciones y una zona abierta con mesas al lado de la fuente. Allá llegamos sin habernos desgastado todavía y tomamos posiciones para el chicken-in. Reglamentario y con duelo de botas (de vino) incluído. Nos plegamos a la bota ciclista, más grande y con Ribera de Duero autóctono (sic, y elaborado para deleite del de la gota –o pantano- que nos ha fallado). Acabado el refrigerio, retomamos el camino. Por cierto, se han empeñado en asfaltarlo, resta encanto pero aumenta comodidad a los que van de merendola al Gallizno. Es un agradable paseo que nos termina conduciendo a la parte alta de Brea, donde tras algunas dudas tomamos un camino que nos ha de conducir a Mesones (está indicado, y ni tan siquiera es necesario entrar en Brea, basta girar a la derecha una vez alcanzada la localidad). Esta es la parte dura del trayecto, con una subida continua de unos dos kilómetros (cálculo a ojo, para detalles consultar wikiloc) para alcanzar el puntalico que hay detrás de Brea (unos minutos después que Luis I, llega el pelotón). Desde allá, descendemos hasta Mesones (en todo momento esta indicado), donde nos recibe su sensacional castillo. Algunos comentarios sobre iglesias, obras, alcaldías van jalonando el camino y haciéndolo más agradable.
En Mesones, surgen las dudas. A la salida del pueblo, tomamos un camino que desciende al Isuela (afluente del Aranda y este a su vez del Jalón al que confluye aguas abajo de Morata –por las dudas-) y allá buscamos un camino que nos tiene que llevar a Nigüella. Tras varios escarceos, concluimos que hay al llegar al río, tomar la chopera de la izquierda y seguir hasta ver el Isuela encajonado en una pared de cemento y por encima un camino. Ese es. Todo recto hasta Nigüella, donde llegamos sobre las 12.35 aproximadamente. Visitamos el bar, y nos refrigeramos de nuevo con un esplendido vermú. Muchas gracias Miguel.
Con la murria que surge después de un par de jarras de cerveza (poco para lo que tocaba, según Luis I, que se ha bebido toda la que cabe en la Casa Grande o casi, dicho esto sin exagerar), tomamos carretera de nuevo a Morata. Parada y cerveza en el albergue. Y cierre. Hasta la próxima.
Calificaciones: Paseo por unanimidad
Aviso: a partir de ahora la quedada se procurará hacer vía web. Atentos al correo para consultar cuándo se sale. Cualquier sugerencia, también es de apreciar que se use la web. A ver si dinamizamos el blog.

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