martes, 2 de abril de 2013

Alto del Picarro


FICHA TECNICA
 Fecha:   30/03/2013 
 Distancia:   14,8 km  
 Dificultad:   Fácil 
 Tiempo Invertido:   4h17m 
Retomamos ahora una salida programada por Carlos (del CSI) para el año pasado y que por motivos varios no pudo realizarse. Se trata de una bonita excursión por los alrededores de Nigüella, Arándiga y Brea de Aragón tomando como eje central el rio Aranda.
Así que aprovechando que la salida de marzo la preparaba Carlos, que mejor oportunidad que ésta, aprovechando los días festivos de la Semana Santa, para quitarnos esa espinita que nos quedó clavada el año pasado.
Convocados los Cenefos para el sábado día 30 de marzo, lo que al principio iba a ser un nutrido grupo, finalmente quedó reducido a tres humanos: Raul, Carlos y un servidor; y tres canes: Chusqui, Chiqui y Zipi; que nos acompañaron con sus ladridos y jugueteos amorosos durante toda la mañana.
Citados en la plaza de Nigüella a las 8:30 de una húmeda mañana, partimos raudos hacía nuestro primer objetivo, la Ermita de los Santos en el término municipal de Arándiga.
Como partimos del valle del Isuela y hemos de llegar al del Aranda, cruzamos de uno a otro por la zona llamada Matavacas. Sorprendía el intenso verde de la zona, otrora monotono marrón, fruto de las copiosas lluvias recibidas en las últimas semanas. ¡¡Así da gusto andar bien de mañana!! Exclamó alguno.
Cruzamos un puente sobre el rio Aranda entrando así en el termino municipal de Arándiga. Continuamos por pista bien señalizada hasta que en los Corrales de Peñalvilla, giramos a la derecha y tomamos un antiguo camino de caballerías ahora en desuso. Este camino nos conduce sin compasión hacía una fuerte rampa por terreno irregular que nos hará discurrir entre el alto de La Rocha (754m) y el Alto del Bolage (763m) para alcanzar el alto del Picarro (751m), fin de la dura aunque breve, ascensión.
Desde este punto se vislumbraba nuestro primer objetivo de la jornada, la ermita/merendero de Los Santos, donde en las fiestas de San Cosmé y San Damián se congrega el personal de Arándiga para celebrar con alegría las fiestas en honor a sus patrones.
Tiramos pues para allá y en un plis nos hayamos en pleno merendero. Ya para entonces cumplía la hora del almuerzo, así que tomamos asiento y como es costumbre en los Cenefos, participamos de un estupendo almuerzo compartido, esta vez sin vino eso si, pero con abundante carne, pescado y gana, sobre todo gana.
Foto de rigor y tiramos para nuestro siguiente objetivo,  Cabezo de Valdeoliva (749m). El camino, aunque irregular, se hace suave pues en ningún momento perdemos demasiada altitud.
Alcanzamos nuestro objetivo y desde el mismo acertamos a ver a lo lejos allá abajo la fuente donde los Breanos pasan momentos tan bacanales, la famosa fuente de El Gollizno. Desde nuestra posición una impresionante y vertiginosa perspectiva del merendero que en ocasiones hace de obligada parada en la marcha del Maestro Zapatero, que en breve nos reunirá.
No nos detenemos mucho rato, pues el tiempo corre y no es cuestión de malgastar tal preciado bien, así que hemos ahora de descender por una ladera que nos obliga a mostrar nuestras mejores dotes de equilibrista a cada paso que damos, menos mal que el trecho es corto y que la recompensa que nos espera es grande.
El primer complicado descenso nos conduce hasta una zona de pinos espectacular; la verdad es que todavía quedan rincones cerca de casa que no dejan de sorprenderme. Un descenso suave entre una zona de pinos casi sin luz y abundantemente acolchada de vegetación nos conduce poco a poco hasta la rivera del río Aranda, pero antes una sorpresa más, unos corzos se cruzan en nuestro camino corriendo velozmente entre los pinos y hacen que nuestros escoltas de cuatro patas arranquen a correr como locos en pos de los astutos bichejos que terminan por darles un inflón del quince.
Aprovechamos la pausa que nos ofrecen nuestros amigos para dentenernos apenas unos minutos,  tomar resuello y remojar el gaznate, pues el calor a estas horas ya nos hacía sudar más de lo habitual.
Con canes y todo, llegamos al rio Aranda el cual cruzamos por un antiguo puente de obra, ahora con los ojos cegados por la gravilla. Hemos de poner a prueba el tejido impermeable de nuestras botas pues el agua pasa por encima de la plataforma del puente y a ninguno nos apetece descalzarnos, total apenas cuatro o cinco dedos de agua, no es nada.
Terminada nuestra hidráulica experiencia, continuamos por la pista que nos debería conducir de vuelta a Nigüella, y digo debería pues en la parte más alta de la pista, cuando apenas quedaban un par de kilómetros para llegar al pueblo, Carlos, no muy amigo de las pistas bien señalizadas y gratas al andar, nos propone una variante algo más "técnica", llamémosle así. Nos guía por un sendero antiguo, ahora apenas mantenido, el cual de nuevo pone a prueba nuestras dotes de equilibristas y nos hace recordar nuestra infancia correteando por montes y barrancos en el pueblo.
Llegamos por fin a Nigüella, miro el GPS y casi 15km de un paseo que aunque tuvo algunos tramos de terreno irregular, es altamente recomendable considerando además el gratificante verde del monte fruto de los días de lluvia pasados.
Y claro, como no podía ser de otra manera terminamos tomando un profuso vermú con anchoas, boquerones, mejillones, ...; eso si, sin torreznos, y lo que no fastidia no poder enviarle una foto de uno de ellos al ínclito De Tierra, pero bueno, otra vez será.
 


Fotos de la salida

1 comentario:

  1. Bonita crónica y mejor paseo. Una pena que causas mayores nos impidieran ir. ESperemos que se reactive esto pronto.

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