sábado, 2 de abril de 2016

JUST SINGING IN COSUENDA


FICHA TECNICA
 Fecha:   12/03/2016 
 Distancia:   29.4 km  
 Desnivel positivo:   aprox. 850 m  
 Dificultad:   Calcetinada gorda 
 Tiempo Invertido:   7 h 30 min



Cada año tenemos cita obligada en Cosuenda. Incluso cuando no hay invierno, como este año, conviene desperezarse de este tiempo de modorra. Y no se les ha ocurrido mejor manera a los PC que ir saludando a la primavera monte a través, desde Morata hasta la cueva de Silverio. En la cita de este año estábamos casi los de costumbre, recuperando a Miguel tras su paso por boxes, a la hora y lugar de costumbre. También es costumbre comprar pan en nuestros fotógrafos favoritos: Los Pelos. Este año innovamos un poco; o sea compramos pan como siempre, pero nos lo dejamos olvidado en la misma panadería. Pero de eso nos dimos cuenta algo más de 3 horas y casi 14 km más tarde. Una vez hecha la foto de rigor, comprado el pan y, supuestamente, metido en las mochilas, tiramos para adelante.
Es el primer tramo una zona algo fea, tajada por ese pantano de nuestros desamores, hasta que llegamos cerca de la Sardilla para tirar hacia Alpartir. En este primer tramo nos asombra Rafa, que con Miguel, van siempre en cabeza tirando como locos. En el operado se ve normal (los cirujanos no le han cambiado el hándicap por lo que se ve); no tanto en Rafa que no guarda muchas energías para lo que está por venir. Cuando llegamos al cruce que lleva al convento, Carlos decide tirar por la ruta más sencilla (y algo más larga), evitando las primeras cuestas, que esta vez sí, se le atragantan algo (algo mucho) a Rafa.
Es esta zona de subida a las minas, de lo más bonito del recorrido. Monte a través en muchas ocasiones, e incluso de difícil acceso en otras. Merece la pena. Más si al final de tanta subida te espera un almuerzo, que esta vez debemos decir no fue reglamentario. La falta de Luis I y la ausencia de bota cenefa, dejó todo en manos de la única bota que trajo Paco. Y gracias. Si a eso sumamos que solo cogimos una de las cuatro barras que compramos de pan, la cosa se puede entender que no fue lo mismo. Y se notó. En poco almorzamos y pudimos reemprender la marcha hacia el valle de Tiernas. Es una bajada bonita y animada. Ahora ya con los boinas negras algo nerviosos y que enseguida llegaron a la fuente Jordana. No consta si se cansaron de esperar a Javi, Rafa y Luis. Fue tan rápido llegar, hacer la foto de rigor y volver al camino, que ni preguntar se pudo.
El collado del Tío Francisco es siempre la puntilla de esta rurta. Una senda única en esta sierra que conviene tomarse con calma, porque al final hay pechada. Se le atragantó a un Rafa que iba con la rodilla en malas condiciones. Es allí cuando ya todo parece superado, sin pensar que aún queda una bajada larga hasta el Raso de la Cruz, primero, y a Cosuenda después. En dos grupos y con animada charla se hizo este tramo para llegar, los últimos, allá por las 14.30 a la cueva. Es ese un momento mágico. Saludos, besos, reencuentros, cervezas, cervezas, cervezas, carabineros, vino, vino, carabineros, vino, vino, vino, chuletas, chuletas, vino, vino, vino, vino, chuletas, vino, algo de postre, un buen café, mucha y animada conversación y… Cantar. Se ve que Carlos no se desgastó, o quizás
que las italianas (canciones, se entiende) lo trajeron arriba. Y que lo de Rafa en el Collado fue más bien una reserva de fuerzas, porque desde luego si subiera con la misma pasión que canta, Pauner lo tendría crudo. Allí se invirtieron las fuerzas. Quedaba Antonio, que nos deleitó con una jotica en fabla, Chema y Paco, y los demás que hicimos lo que pudimos. Algo ayudaron los bajativos post-café, por supuesto. Pero vamos, que la tarde fluyó como hacía tiempo. Incluso nos arrancamos a bailar, cuando ya la noche amenazaba…
A algunos nos rescató Mariano, que no olvidará el pseudogol de Sergio Gil. A otros, después de pasar por El Casino de Cosuenda los rescataron como pudieron. Incluso alguno perdió lo que no perdió, pero eso es otra historia. Ni pasamos hambre, ni tuvimos sed. Como mucho afonía y ganas de volver a romper el invierno el próximo año de la misma manera y con los mismos compañeros de viaje, o más si pueden ser. Salud.

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