domingo, 16 de noviembre de 2014

EL CORAJILLO Y EL PICO DEL ÁGUILA


FICHA TECNICA
 Fecha:  16/11/2014 
 Distancia:   14,3 km  
 Desnivel positivo:  casi 700 m  
 Dificultad:   Fácil 
 Tiempo Invertido:   4horas y media





Hoy, domingo 16 de noviembre, tocaba de nuevo Guara. Miguel nos propuso subir al Pico del Águila, una ascensión sencilla a unos 1600 partiendo desde el pantano de Arguís. Así que con el frescor típico de estas fechas nos montamos en la furgo de Raúl a eso de las 6 para rodear los 3000 km que ya los tenemos acorralados. Tardamos más bien poco en alcanzar Arguís y como no había amanecido buscamos resguardo en el Hostal Migalón y encontrar el corajillo necesario para la subida. Unos más reglamentarios que otros dimos cuenta de un reparador tónico que nos alegra la mañana.
Base del pantano, botas y para arriba. Enseguida se distingue la senda, con la tablilla correspondiente que marca la ascensión al pico. La subida es espectacular entre un hermoso pinar, algo embarrado por la lluvia del día anterior. Eso sí, nada de sol y si acaso alguna nube amenazante que solo se quedó en eso durante toda la mañana. Con Raúl de guía y llevándonos con el gancho fuimos ascendiendo los algo más de cuatro kilómetros que separan el pantano de la cota 1600. Bonitas vistas del pantano y toda la zona de las estribaciones de Guara, con barrancos de vértigo y algunos pedregales difíciles de atajar, aunque por lo visto más de uno lo ha intentado. Una buena sudada, y alguna lección de setas que va dejando Raúl.
En la cumbre tenemos las antenas del Pico del Águila, que al parecer debe su nombre a la forma del pico, o puede ser que a la vista lejana de Guara, la Hoya, el Moncayo o los Pirineos que se puede tener desde lo alto. Eso sí, si el tiempo lo permite. No era el caso, si bien podemos ver el Tozal, el Salto del Roldán, distinguir el Moncayo e intuir Pirineos al fondo. Hacía frío arriba, así que enseguida nos damos la vuelta y ascendemos a otro pico gemelo también antenado que hay cerca. Ya para entonces empezamos a ver a seteros y ciclistas que abundan en esta zona a partes iguales, al menos en esta época. Hoyados los montes, damos cuenta del almuerzo, algo menos contundente que de costumbre. Que ni el frío, ni la hora daban todavía para mucho más. Eso sí, la bota casi cae. Faltó Luis I.
Ya lo demás es todo bajada. Por sitio diferente y algo complicada por lo pronunciada y porque el barro, las raíces sueltas o las piedras mojadas no juegan a nuestro favor, como pudo comprobar Miguel. En esto Raúl y su rodilla están menos suelto que para subir. Pronto llegamos a la ermita de la Virgen de Ordás, un bonito paraje con un excelente merendero al que prometemos regresar con alguno kilo de chuletas para echar algo más que la mañana. Puestos, nos acercamos a ver el castillo de Ordás, que en realidad es una pared, pero en un bonito cortado que nos permite ver a unos cuantos buitres leonados a nuestros pies. Cumplido el cupo de visitas del día, volvemos al camino y seguimos descendiendo hasta alcanzar la carretera que seguimos, en paralelo, hasta llegar de nuevo al pantano. Bonita mañana que rematamos en un merendero con chimenea y brasas, y botellas del siglo XIX. Si alguno no ha probado gin-tonic de Green Fish que se acerque. De una sentada no se acaba. Tampoco el porrón de la barra.
Repuestas sales, vuelta a Zaragoza. Y ya no queda nada para las tres estrellas.



Fotos de la salida

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