FICHA TECNICA | |
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Fecha: | 19/12/2015 |
Distancia: | 40 km |
Desnivel positivo: | no mucho |
Dificultad: | Calcetinada (llevadera) |
Tiempo Invertido: | con paradas 11h |
La mañana era algo fría, más por la
niebla, no muy espesa en la zona de Morata, que por la propia temperatura que
para ser diciembre ya mediado estaba un par de grados por encima de cero. Con
un ritmo vivo vimos caer Chodes y Arándiga, ya con luz diurna, muy difusa, eso
sí, por la niebla del día. Como el año pasado, volvimos a tener un momento de
confusión para seguir el GR por la zona de Arándiga, donde parece cortarse el
camino. Confusión motivada también porque nos hallábamos en medio de esa
discusión que nos asola estos días: que si podemos, que si ciudadanos, que si
la menina, que si el ausente, que si el guapo, que si el garzón, que si nos
hemos liado, que si han cortado el camino, que si nos hemos desviado… En fin,
que hubo que retroceder, poco porque ya se sabe que Paco para atrás ni para
coger impulso. En esa zona, hubo el primer remojón del día, nada agradable tal
y como pintaba la mañana. Camino de Nigüella empieza el móvil a sonar con los
inquietos del encuentro en Mesones. Obliga pues a pasar más rápido de lo que
aconsejaba el mal temple del día, por esa zona, siempre agradable por lo
singular de la disposición de este bonito pueblo.
En la zona de Mesones, este año Paco por
fin parece que ha afinado su GPS de serie y mejora el alcorce del año pasado,
encontrado más fácil la senda que transcurre por una zona de olivares que nos
presenta y guía Juan Carlos que ya acudido por entonces al encuentro. En nada
llegamos a la mesa del almuerzo, donde todos nos venimos arriba como suele ser
costumbre. Es el momento del debate sobre Cataluña y sus vinos, Arándiga y sus
quesos, Illueca-Mesones y sus Audis, los boletus, los ibéricos y otros asuntos
más que quedaron cortados por el Whatsapp del excelentísimo ayuntamiento de
Mesones que nos animó a lo evidente: más andar y menos comer.
Replegadas velas, fuimos camino de
Tierga. Ahora sí que el frío era algo más intenso, posiblemente agravado por
nuestra cualidad de buenos aragoneses. Es esta zona, entre Mesones y Tierga, en
la que el GR90 nos depara de todo, con una primera visita al río, que ya no nos
abandonará prácticamente hasta el final. Hay que bordear alguna zona rocosa, no
muy peligrosa, pero sí delicada, y sobre todo hacer camino entre zarzales que
denotan que desde el año pasado son pocos los que han vuelto a caminar por esta
zona. Una pena porque hay sitios verdaderamente bonitos.
Tierga la pasamos con rapidez y ya
animados por una mejor temperatura e incluso el barrunte de que algo de sol
íbamos a poder disfrutar. Tiene esta parte del camino a Trasobares desde Tierga
un especial encanto, que Paco asocia a El Último Mohicano. No sabríamos decir
si tanto, pero sí que es un bonito paisaje, y algo de picante con ese par de
cruces del río que tenemos que abordar con nuestras dotes pontoneras y el morbo
de ver quién capuza. En la primera aun improvisamos un puente con varias
piedras. En la segunda, el árbol caído del año pasado había desaparecido y hubo
que ir a las bravas: descalzos unos o con bolsas de basura otros. Por entonces ya
el sol era una realidad y tuvimos que hacer varias paradas para quitar ropa
camino de Trasobares. Era una mañana estupenda por entonces, más propia de
mediados de noviembre.
La llegada a la Ponderosa de Trasobares
se hizo sobre las 15h, ya con el olor a cerveza impregnando el último tramo.
Allí preparamos una mesa con todo tipo de quesos, tortillas, latas, embutidos y
frutas. Buena comida rematada con un café reponedor y una foto a las puertas
del bar que preludiaba el último acto. Los diez últimos kilómetros hasta Calcena.
De nuevo una ruta interesante y con la mayor pendiente de la andada. Tuvimos
por supuesto un momento para esa curva de los 3000, que a diferencia de otras
efemérides cenefas solo queda marcada en el recuerdo. Paco se retrasó un poco y
se veía la posibilidad de atacar el puerto desde lejos para darle algo de
morbillo al día. Sin embargo, ese pundonor y algún alcorce que otro hizo que
neutralizara casi al principio de la subida y a partir de ahí la cosa de
desperdigó con cada uno a su ritmo. Desde la cima hasta Calcena todo fue ya
suave, de nuevo con el río a nuestro lado en un precioso camino que ya nos
pilló con las últimas luces del día o mejor debería decirse con las primeras
penumbras de la noche.
Foto en el puente y llegada conjunta al
albergue para dar cuenta de más de una cerveza, una magnifica paella y una
estupenda sobremesa, canciones incluidas, que prometía una larga noche. Mariano
acudió al rescate a la hora en que se recoge Cenicienta y menos mal, que la
cosa preludiaba tormenta. Con algo de niebla (en la carretera y en la cabeza)
regresamos a nuestro punto de partida. Nos citamos para el 20 de febrero en
Cosuenda. Buenas fiestas compañeros.
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