miércoles, 6 de agosto de 2014

La Mola de Colldejou


FICHA TECNICA
 Fecha:   31/07/2014 
 Distancia:   12,69 km  
 Desnivel positivo:   785 m  
 Dificultad:   Difícil 
 Tiempo Invertido:   4h05m 
Aprovechando el casi obligado desplazamiento de las vacaciones estivales, siempre está bien explorar otros territorios lejos de nuestra queridísima tierra.
En este caso coincidimos Raul y un servidor en La Pineda, en la Costa Daurada cerca de Salou.
Cerca, a unos 30km, se encuentra una empinada y encañonada sierra famosa por las rutas senderistas que en su seno se encuentran trazadas, la sierra de Llabería.
Allí se encuentra una montaña mítica de Tarragona, La Mola de Colldejou. 
Cuenta Polibio de Megalópolis en sus Historias, que cuando el general cartaginés Aníbal Barca se dirigía hacia el Pirineo y los Alpes, durante la Segunda Guerra Púnica, se encontró con la Gran Mola en las proximidades de Kesse, la que mas tarde sería llamada Tarraco.
Había cruzado el Ebro y pensó destruir la ciudad, tal como había hecho antes con Sagunto, para dirigirse después contra Roma. Una enorme montaña de caliza le impedía el paso hacia la costa.
Desenvainó su espada íbera de doble filo y golpeó la gran mole por su parte central intentando partirla en dos. No pudo, porque la dureza de la roca de estas tierras solo era comparable al valor y fiereza de sus habitantes, los íberos ilercavones…
Pero quedó la marca: un corte justo en la parte central de la montaña, el Tall del Mig, como se le conoce desde entonces…
Pues bien, la ruta a hacer este día era justamente cortar la Mola justo por su centro ascendiendo por un canal casi vertical, El Canal del Mig.
Salimos temprano de La Pineda y no sin perdernos llegamos a Colldejou media hora más tarde de lo previsto, lo que hace no estar atento de los carteles en las carreteras secundarias.
Desde el pueblo salimos por una senda limpia, bien marcada y empinada. Subimos bastante, casi alcanzamos la parte baja de la pared de la muela, pero nuestro destino quedaba todavía lejos pues debíamos rodear la muela para encontrar el canal casi en la cara opuesta de la muela.
Seguimos la GR-7 que nos deja en una carretera por la que hemos de seguir durante algunos metros atajando por donde podemos, para quitarnos algo de alquitrán.
Ya cuando divisamos La Torre de Fontaubella y la carretera nos dirige directamente a esta localidad tomamos un camino a la izquierda que sin compasión tira para arriba primero por piso agradable y poco a poco se va tornando sendero boscoso y umbrío.
Las pendientes cada vez mayores y la excasa, por no decir nula, señalización en realidad no es necesaria porque fuera del sendero es imposible hacer camino.
Cuando la pendiente parecía imposible, el terreno se nos muestra casi invencible. Avanzamos torpemente entre los espesos pinares hasta que alcanzamos una pedriza que bordeamos a un ritmo casi de cámara lenta.
Finalizada la pedriaza nos topamos con la pared de la muela, una pared vertical inexpugnable en apariencia y en la que debíamos buscar el único paso que nos permitiría subir los más de 100 metros que todavía nos quedaban de desnivel.
Como Murphy no se está quieto ni en estos lares, está vez tuvo que ser el GPS quien sufriera la mala suerte. La pared de piedra que casi nos envolvía hizo que el GPS se volviese loco y nosotros ante la disyuntiva de izquierda o derecha, fuimos hacia la derecha y justo era hacia donde no teníamos que ir.
Avanzando casi reptando en algunos tramos no veíamos luz y algún momento crítico hubo en el que casi nos volvemos para abajo, con lo pesada que debería ser esta bajada tan directa.
Nos damos una oportunidad más y tiramos ahora hacía la izquierda un poco más para encontrar casi de casualidad el Canal del Mig, una subida de grandes piedras escalonadas, buenos agarres, que no tiene excesiva dificultad técnica y poco expuesta, eso si mejor no sufrir de vértigo, pues en un momento se suben unos 100m de desnivel de forma casi vertical.
Finalizado el canal vemos la luz por fin y la planicie de la muela se extiende suavemente a ambos lados de nuestros ojos.
En la meseta apacentan multitud de cabras domésticas sin pastor ni perro que las cuide, ¿Quién va a atreverse a subir aquí? solo algún intrépido aventurero sin otra cosa mejor que hacer.
Relajamos un poco paseando por la muela y contemplando el paisaje que se nos ofrece desde este privilegiado mirador, pero hemos perdido mucho tiempo en la subida, así que hemos de bajar rápido, sin cumplir con el obligado rito del almuerzo siquiera.
Buscamos la ruta de bajada que es más clara y menos empinada que la de subida, eso si más larga y al final se hace pesada.
Alcanzamos el valle que nos llevará directos, ahora por pista forestal, de nuevo a la localidad de Colldejou. Fin de recorrido.

Nota:
Hemos calificado esta ruta como difícil no por la dificultad técnica, pues el único paso complicado es el canal de acceso a la muela y en realidad no tiene mucha complicación. Si no por lo mal señalizada, empinada y enmarañada de la senda que lleva a los pies del canal. No es una ruta recomendable para hacer solo, salvo que se conozca el camino a la perfección.
 

Fotos de la salida

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