FICHA TECNICA | |
---|---|
Fecha: | 19/07/2014 |
Distancia: | 62.7 km |
Desnivel positivo: | poco |
Dificultad: | Calcetinada-Inflón |
Tiempo Invertido: | Mucho |
Los años de olimpiadas o mundial (el del pelotón y los
chanchullos, que parece que no haya otro), son años de santabarbarada:
peregrinación que lleva a quienes deseen, a desandar ese camino que tantos han
hecho desde el pueblo a ese charco que todo fagocita. Peregrinación que une la
basílica del Pilar con nuestra ermita de Santa Bárbara. Peregrinación nocturna,
para evitar el castigo de un paisaje duro, poco complaciente con el andarín,
pero llena del placer que supone compartir muchos kilómetros con sana
conversación, humor y ganas de pasarlo bien; con la certeza de que la felicidad
no está en la aparente grandeza del objetivo sino en conseguirlo, o al menos en
intentarlo. Sin más.
Salida a 21.30h. La primera parte sigue el canal para desviarse
luego hacia Plaza, donde nos esperaba Ángel. Ya para entonces se veía que el
ritmo era vivo y que la noche no iba a ser demasiado calurosa: algo de viento y
el calorcito justo. Cuando llegamos a Plaza, más de una cara de asombro, algo
de bebida, cambio de guardia y para Centrovía, ya por la parte izquierda de la
carretera que no íbamos a dejar en todo el camino. Fue esta parte algo dura por
lo intenso del ritmo y el viento que soplaba. Por esta zona ya iba Moncho
trackeando el camino.
Al alcanzar Centrovía, nuevo cambio y demostración de
solidaridad senderista con el conductor de la nave cenefa, que tuvo más que
alguna dificultad con su gobierno. Al parecer hubo muchas risas, salvo en dos.
Queda también para el imaginario cenefo una de las varias frases que generó la
noche: “Cabrones ¡qué huele a quemado desde aquí!”. Debe decir el cronista que
la subida a La Muela por la parte izquierda se hizo rápida, con poco esfuerzo y
sin ceda el paso que valga. Eso sí, aterrizamos con suavidad en la gasolinera
que hay en la parte izquierda donde íbamos a dar cuenta de la cena en unas
mesitas que amablemente nos cedieron en la gasolinera. Lo típico, carne y
pescado, algo de fruta y bota cenefa que corrió lo justito. Hubo tiempo hasta
para un cafecito caliente que la noche lo merecía; no sobraba nada de calor.
Repuestos, le tocó a Carlos el relevo y ahí se vino arriba.
Parecía increíble que a la primera arrancara y saliera derrapando camino de la
siguiente parada. Esta zona de molinos se hizo larga y con Ángel siempre en
cabeza, algo que ya no abandonaría en toda la marcha. Se le nota en forma. Conversaciones,
silencios, algún que otro animal y guasaps varios de Miguel fueron animando
esta parte de la andada en noche cerrada. Una santa compaña de frontales, siempre
dividida en dos partes. En la zona de El Sabinar nos esperaba una sorpresa:
Miguel había salido pronto de trabajar y se pasó a saludarnos camino del
pueblo.
Seguíamos con los relevos reglamentarios, aderezados con la
campaña iniciada por Juancho para convencer a alguno de los presentes de que la
condujese. y que dejo alguna otra frase para el imaginario como ese intercambio
“Olveguita”, “Lorito” que aguantó hasta la comida. Por entonces, el cronista
descubrió que la nave en segunda arranca sin problemas, y que se cambia fácilmente
a tercera. También aparecieron las primeras gotas, poco preocupantes y que nos
había anticipado Miguel. En la gasolinera siguiente a Los Navarros aparecieron
las primeras luces del día y un panorama de nubes amenazantes, que iban
avanzando perpendicular a nuestra marcha y que terminó por descargar algo de
lluvia que obligó a echar mano de los chubasqueros y a Moncho y Pelo a
refugiarse a dormir en la furgoneta.
Un vez más hemos desandado el camino. Salud para la próxima,
compañeros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario