FICHA TECNICA | |
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Fecha: | 15/12/2013 |
Distancia: | 17,63 km |
Dificultad: | Paseo con pechadas |
Tiempo Invertido: | 4 h 16 min (andando) |
Peña Gratal. Las veces que la hemos visto, observando quieta
el sinfín de domingueros que atacan Monrepós fin de semana sí, fin de semana
también. Llevábamos unos días detrás de ella y hoy domingo ha sido el día. El
pronóstico no era malo, aunque Zaragoza terminaba la noche con una espesa
niebla y un frío propio de este tiempo. La quedada era sobre las 7 para
intentar comenzar a andar poco más allá de las 8h. En el coche de Miguel, completamos
los luises, Fernando y un muy soñoliento Raúl, una nueva expedición cenefa.
En el viaje fuimos teorizando sobre cuándo empezaríamos a
ver algo. La niebla era más que intensa desde la misma salida, y poco a poco
nos fuimos quedando sin referencias. Ya habíamos llegado a Huesca y la cosa más
que menguar, arreciaba. Sin embargo, poco antes de terminar la autovía y llegar
a Nueno, se abrió la boira como por arte de magia y allí estaba Gratal
esperándonos. Llegamos al pantano de Arguís, aparcamos, nos ponemos las botas y
para adelante.
La mañana es fría y buena parte del pantano presenta la
superficie helada. Atravesada la presa, se observa la pista de la Calma Baja
que es la que hay que seguir. Es zona de umbría y se algo de hielo por la
pista, aunque poco para lo que estaría por llegar. Esta primera zona es fácil y
de poca pendiente. Ya en ella pasamos por el barranco de San Antón, donde según
Luis I se puede volver luego. Poco a poco entramos en calor, y llegamos a una
bifurcación, que tomamos a la izquierda para comenzar a ascender. Comienza ya
una zona más bonita, con más árboles, que enseguida acaba en un cortafuegos con
un desnivel considerable. Optamos por coger una senda, marcada con mojones, a
la derecha y que nos depara una preciosa subida, por una zona umbría con ya restos
de nieve, poco pisada. Cuando ya llegamos a la zona de sol en lo alto del
collado a cota 1400, empieza a sobrarnos ropa, y empezamos a disfrutar de lo
hermoso del día. También para entonces se pueden distinguir a lo lejos los
Pirineos, recortados en el horizonte, aunque todavía con poca nieve en sus
cumbres. Es esa una zona sencilla y agradable y que, en poco, nos permite
distinguir Peña Gratal. Impone desde lejos.
Hay que descender, un poco, para coger una senda que nos
lleve a la cumbre. Y es la parte dura de la jornada. La senda merece la pena y
si se toma con resignación nos lleva en breve hasta una cumbre fantástica que
nos permite observar el Moncayo a lo lejos, algo de Riglos, por supuesto los
Pirineos y un denso mar de nubes debajo del cual se supone Huesca y a lo lejos
Zaragoza. En la cima llega el momento topchef del día. Ya nos espera Luis I con
el mantel desplegado al pie de la cruz de Peña Gratal y en poco presentamos
unas sardinas rancias de Luis I que aderezadas con unas piparras de Raúl están más
allá de lo decente. Sumamos a eso mejillones, fuet, chorizo de Beratón (bravo,
muy bravo), boquerones, olivas, queso manchego extra-fuerte, y algo más que se
nos olvida y sirve para mojar las dos botas de vino que llevamos. Luis I insiste
que no hay que bajar nada de peso (quiere decir que se reparta por igual y no
en la mochila precisamente, porque otra cosa…) y nos anima a acabar ambas
botas. Por un momento parece que así va a ser, pero llega un momento de
saturación que nos lleva a la torta de postre. Ya vale para más de una hora de
un almuerzo con un sol de bandera, con más de 15 grados y un estupendo paisaje.
Todo un lujo.
Cuando estamos en las últimas ya van llegando los
siguientes, así que poco a poco, recogemos, tiramos alguna foto y para abajo.
El descenso es rápido, aunque el cortafuegos (conducción de gas) algo se
atraganta. Sobre todo a Fernando que anda regular de la rodilla. Ya sabemos que
no es Luis I amigo de volver por donde se ha venido, así que, antes de llegar
al tajo cortafuego de la línea de gas, tiramos a la derecha para acercarnos a
la zona de las calmas. Es esta una zona donde la nieve no ese ha ido y el suelo
ya empieza a estar algo peligroso por lo que es conveniente extremar
precaución. Nos paramos incluso en algún nevero reconstruido que están a
orillas del camino.
Si se sigue, en un momento dado se observa el comienzo de
una senda. Tiramos por ella. Bonita. Es en ésta, más o menos a mitad de senda,
donde según el mapa comienza el famoso barranco de San Antón, donde deberíamos
habernos desviado, aunque hay luego otra oportunidad una vez recuperada la
pista. Sea como fuere, el caso es que no nos metimos en el barrando (que se las
trae desde lejos) y seguimos pista para rodear San Antón y volver a conectar
con el camino de ida. Con todas estas variantes hemos hecho algún kilómetro más
de lo previsto, lo que nos hace llegar al final sobre las 14h. Damos por
amortizado el vermú, aunque a fuerza de ser sinceros el almuerzo ha sido tal,
que hasta la comida se podría amortizar. Una estupenda mañana de domingo en un
entorno totalmente recomendable. Y salvo algún repecho, fácil de hacer.
Ya queda menos para el fin de año cenefo…
Luis, ¿revisaste en el mapa dónde nos equivocamos para no coger el barranco? Yo creo que fue en la misma senda
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