jueves, 7 de noviembre de 2013

No sé si os lo he dicho... pero estoy tremendamente feliz


FICHA TECNICA
 Fecha:   27/10/2013 
 Distancia:   19.3 km  
 Dificultad:   Fácil 
 Tiempo Invertido:   4h10m (andando) 



Nota previa: Esta crónica la escribió y remitió Rafa el día después de la andada como prometió. Este uploader pide disculpas por su dejadez y atocinamiento.


Después de muchos whatsapps y de conseguir cerrar día y hora de salida, por fin los Cenefos se juntan para celebrar los 2.000 km andados, tal como acordamos en aquella comida de las Navidades de 2.012. Han pasado ya más de 10 meses y creo que ya tenemos en las piernas algunos km de más, pero la mañana del pasado domingo 27 de octubre fue ideal para la celebración. La temperatura, fresca durante casi toda la jornada; el viento leve, ya que sólo nos pegó cuando cresteamos hacia la cima, y el sol, moderado para no agobiarnos, hizo que la caminata fuera más agradable de lo habitual. Tras quedar todos a las 07:30 en el consultorio médico ( por cierto, a ver si nos hacemos europeos y adoptamos el horario que nos toca, o sea el de Londres, ya que esa noche más de uno se despertó una hora antes para no hacer tarde), y tras los saludos pertinentes y revisión de la logística, partimos hacia Jabacín. Fernando, aún convaleciente de su rodilla, se quedó un rato más en el pueblo mientras el resto dábamos la vuelta  por el futuro pantano, con el compromiso de juntarnos en la subida por la “umbría de laila” (suena a canción de Tom Jones…) hacia el pico de la Sierra. Así que nada más empezar, “pechadica” y sudada hasta coronar Jabacín. Ya en esta primera subida se van haciendo grupos de cháchara según niveles de fondo. Así Luis I, Wancho y Boni se van para arriba rápido y Miguel Ángel, Luis O. y yo les vamos cubriendo la retaguardia. Pasamos por debajo de la autovía y nos encaminamos, no sin miedo ya que a lo lejos se oían más disparos que en Sarajevo, hacia la zona del pantano. Nos cruzamos con varios cazadores con sus respectivos perros y procuramos ir juntos para que a nadie le dé por dispararnos (desde lejos, todos abultamos como un elefante y no creo que a nadie le de por disparar al bulto ). Luis I nos guía (esta vez bien, aunque cómo siempre refleja en acta que hemos vuelto a cambiar de itinerario varias veces ). Pasamos por el camino al lado de lo que antiguamente fue el pinar de Mularroya. ¡Qué pena! Un sumidero, o sobradero, más grande que “pa qué” se alza en medio de la nada (ya que actualmente está todo parado ) dando una sensación de prisión futurista abandonada. La terrible herida que han hecho en el parque nos muestra con crudeza cuan egoístas, salvajes y especuladores nos volvemos a veces los humanos. Bueno, en fin, que es un día de celebraciones. Continuamos ya por el valle, cruzamos de nuevo la carretera por debajo y, de nuevo, “pechada gorda”. La umbría de laila se empina por momentos, pero todos a nuestro ritmo conseguimos coronarla para encontrarnos con Paco Aznar y su perrico en el cruce de caminos. Más cháchara y ya afrontamos los últimos 250 metros de desnivel cresteando. Por momentos la sierra nos engaña (a mi dos veces: creía que ya había llegado y aparecía a lo lejos una loma más alta ).
¡ Cima!. El Pico la Sierra. Qué sensación más agradable. Un día magnífico. Una cuadrilla de compañeros entrañable. Y una sorpresa: el destino quiso que encontráramos allí una cruz para celebrar nuestros primeros 2.000 km por esos senderos de Dios. Así que aprovechamos para atar una medida de la virgen del Pilar con los colores de la tierra en una especie de letra (“C”) que estaba en mitad del palo más largo. Luego, el almuerzo de los campeones. Vino, queso -magnífico el que nos ofrece siempre Luis I-, anchoas, longaniceta ( jó-dó, que buena estaba ), pan del “pelos” recién hecho, chorizo y más vino. Tras tener de nuevo el debate de cómo tratar mejor las botas de vino – en este viaje hemos subido dos – y del calibre óptimo del pitorro, tiramos para abajo, más rápido que deprisa ahora que Wancho ha aprendido a descender, y llegamos al pueblo a eso de la una.
Casino. Vermú torero. Albergue. No vemos a las 80 escaladoras que iban a compartir con nosotros la comida. Cervezas. Alegría (no sé si os he dicho que ese día estaba tremendamente feliz ). Torreznos. Patatas. Vídeo del Garmo Negro (de nuevo, emocionado). Ensaladas. Croquetas. Sepia….. Más vino. Chupitos. Compromiso de comprar nuevas camisetas con dos estrellas bordadas para recordar el acontecimiento. Debate de colores (gris y amarillo o naranja ). Debate de empadronamientos (disculpa, Luis I, si se me fue la mano, ya me conoces). Más felicidad. Abrazos y compromiso de volver a juntarnos a comer en Navidad para preparar los nuevos retos del año 2.014. En lo que se refiere a éste, hemos cumplido casi con creces. Nos quedan las andadas de Noviembre y Diciembre. Y la Alberca en Movera.
Ha sido un placer compartir estos kilómetros con vosotros. Y espero que haya muchos más.
Por último: ¿os he dicho que estoy tremendamente feliz?. Pues eso.
Aupa Cenefos. Nos vemos en los caminos.


Fotos de la salida

1 comentario:

  1. Empadronamiento o residencia fiscal? Me has convencido, me acabo de empadronar en Villanueva de Jalón...

    ResponderEliminar