Se acabaron las fiestas y tocaba cumplir con la tradición de rendir honores al "pelado" que nos separa de Castilla. Subimos otros años al Moncayo desde Beratón o La Cueva y decidimos este hacer la subida clásica desde la parte aragonesa. Al final fuimos siete los que nos reunimos en la Plaza a eso de las 6.30 h para salir hacia el Santuario. Ya antes de alcanzar Vera, vimos que la mañana en el Moncayo no iba a ser tan calurosa como otros años. Después de una semana de un calor asfixiante, el día amanecía más relajado y una densa boina de niebla cubría la cima del monte pelado. Descartadas otras posibilidades, subimos hasta el aparcamiento más próximo al Santuario, nos calzamos las botas y tiramos para arriba.
La subida es animada en la primera parte entre pinares. Tanto Pelo como Fernando tiran fuerte y se les notan las ganas. Los demás vamos con prudencia salvando esta zona, a la vez que nos ponemos algo de ropa para soportar el frío que ya se empieza a sentir. Superado el arbolado entramos en la subida dura por el sendero de piedras al lado del circo de San Miguel. Algo sopla el viento y poco a poco la niebla se nos va echando encima. Ya por entonces Rafa y Luis habían perdido contacto visual (físico antes) con el resto que se adivina a lo lejos. Es una subida exigente, aunque son muchos los que, pese a la mañana, nos pasan con sus pantalones cortos, sus maripís (hermosa no palabra) o camisetas de tirantes. Uno de los que bajan avisa a los descolgados que el resto tira a la cima, aunque al poco se ve a Fernando, Pelo y Luis I cubiertos hasta las cejas y a buen resguardo esperando la llegada de los últimos. Solo Ángel y Miguel habían tirado para la cima. Reagrupados los cinco, nos abrimos paso por la densa niebla y soportamos como se puede el cierzo para llegar arriba. Un año más, objetivo cumplido. Algo que tardan un poco más en hacer Ángel y Miguel, pese a ser la avanzadilla, que decidieron explorar nuevas rutas de hollar el Pico San Miguel. La anécdota del día nos deja también una nueva frase para el refranero cenefo: “no se pierde quien va a un sitio por primera vez, sino quien repite”.
Hasta la próxima, quizás la de los 2000 km, ya con las vacaciones acabadas y con la vista puesta en este nuevo curso. ¡Qué nos sea leve a todos!. Salud, compañeros.
Leo vuestra crónica a la vez que en Aragón TV hablan del incendio del Moncayo y de la tristeza de esos parajes arrasados por el fuego.
ResponderEliminarSeguid contándonos vuestras "andadas" a los que estamos lejos. Nos hace sentirnos más cerca.
Lola Oriol