lunes, 25 de abril de 2011

SENDA SIN POLVO


Después de la paliza de la Jorgeada tocaba recuperar una actividad más normal y para la Semana Santa se previó un par de andadas por Calatayud y Morata (ésta preparada por Luis I). Sin embargo, el miércoles como aperitivo Javi Gasca nos propuso una salidica para hacer gana por los alrededores de Morata. En principio contábamos con Rafa, Javi Oñate y Luis. Ante la urgencia, y dado que sabíamos que la mayoría no podía, no se hizo convocatoria vía web, como es preceptivo. Pero oficializada queda. Como no se aventuraba nada largo quedamos a las 9.45, hora poco habitual para la costumbre cenefa. 
Ya sobre las 9.00 comenzó un chispeo ligero. Allá sobre las 9.15 Javi O. acudió al albergue aunque ya anunció a este cronista que, de entrada, iba a tomar un café y ya vería… Sobre las 9.30 Rafa llamó para abortar la misión ante la insistencia de la lluvia. Y a eso de las 9.45 estaba descargando bien cuando nos juntamos todos en el albergue para sopesar pros y contras. Discutimos sobre lo nuboso y lo nublado. Todo apuntaba a que la mañana sería húmeda, aunque Maldonado no daba predicción de lluvia para más allá de las 11. Javi G. estaba esperando que remitiese para salir disparado, si bien fue Javi O. quien salió antes… eso sí para casa. Visto el panorama, parecía razonable. Pero ni Maldonado ni la experiencia de Javi G. fallaron y sobre las 10.30 dejó de llover y salimos.
Camino del Cementerio adelante, a buen ritmo, llegamos a la zona del Valle de los Fósiles, que bien pudiera llamarse Huerto de los Olivos, en honor a la semana que nos ampara y al decorado que se le está dando. Tirando para arriba a buen ritmo, con Javi (el que se quedó) siempre adelante, llegamos a una zona intermedia (¿falso llano?) en la que hay un mojón a la izquierda que marca el inicio de la senda que nos ha de llevar a Jabacín. Bonita senda que recomendamos. En ella encontramos a Luis I que finalmente había salido, incluso con lluvia. Aprovechó eso sí para coger un buen puñado de caracoles.
Llegados a Jabacín, se inicia un prolongado descenso hasta el río con unas vistas magnificas, aun con lo preñado de nubes que el día andaba. O quizás por eso nos pareció todavía más bonito que de costumbre. Hablando tranquilamente de endorfinas llegamos al final del camino, ya en la orilla del río. Se coge entonces una senda que acompaña a este en su descenso hacia el puente del ferrocarril. Cruzado el río, se puede pasar el túnel de la mineta o rodear las paredes por la senda de la izquierda. La diferencia de camino es apreciable, pero el paisaje bien merece la pena.
De vuelta a la mineta, tomamos camino hacia el monte de nuevo para subir por una senda a la cresta que nos ofrece una magnífica vista de la zona de desembocadura del Aranda. De allí, Javi nos propone seguir hacia un puntal (un cono casi perfecto) que se distingue a la izquierda y tomar el camino que ya nos ha de llevar a la zona de canteras de Chodes. Queda tiempo y resuello en la subida para que nos explique alguna senda más con la que puede estirarse la jornada.
Desde esta zona a Morata se inicia el debate típico de Rafa y sus ejemplos. Firmamos el armisticio antes de llegar a Capurnos y pensamos ya solo en la reposición de líquido y sales que nos aguarda en el Albergue. Y en efecto, repusimos.
Queda la promesa de Javi de que otro día haremos una etapa de más sendas. Un poco más larga, pero no mucho para que no le sobre a nadie. ¡Ha sido un placer!

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