martes, 13 de agosto de 2013

Pietas y el músculo


FICHA TECNICA
 Fecha:   13/08/2013 
 Distancia:   23,2 km  
 Dificultad:   Fácil 
 Tiempo Invertido:   3 h 48 m (andando) 


El músculo tiene memoria. Les Luthiers añadirían algo de pimienta a semejante sentencia con su consabido “analicemos la frase…” Y a lo mejor daría para algo más que esta crónica de encuentros anunciados y deseados. Pero la metafísica es la antesala de un laberinto que no estamos dispuestos a explorar en este blog. Tocaba algo más sencillo: subir de Morata a Pietas, estirar algo la prefiesta y sacudir la acumulación de comida a deshora, bebida a todas horas y sueño por castigo que rebosa una fiesta cuando la añada acumula reserva o administra crianza.
Que sí, que nos fuimos a Pietas sobre las 7.30. Al final menos de los esperados: Fernando, Juancho y Luis (el otro, motoreando, aunque parece ser que poco). No es que sea una etapa especial. Sirve solo para reencontrarnos, que no es poco, y volver a comprobar que queremos seguir rodando. Saludos aparte, tiramos para El Frasno con paso vivo y conversación animada. Ya para entonces, se predijo que en la vuelta habría que acelerar para cumplir nuestra meta de a las 12h en Morata. Rompimos a sudar enseguida, al menos alguno, y llegamos a El Frasno casi sin enterarnos. Saludamos a gente conocida e incluso dejamos muestra de la cortesía cenefa allá donde ocasión tuvimos. Cortesía quizás poco comprendida, pero existente. Superado El Frasno tiramos para Pietas. Sin descanso y de tirón. No tardamos mucho en llegar a la famosa fuente en la que se puede degustar una fresca agua y unos jugosos mosquitos. Proteína e hidratación al cincuenta por ciento.



En breve, regreso. Aquí ya el músculo recupera memoria y atajamos tiempo con un trote cochinero aliviador de bajadas que algo mejora el promedio. Nuestro destino: los torreznos de El Frasno, que ya loamos tiempos ha. Sin embargo la decepción fue importante; llegados al bar Salón de la plaza, no había torreznos y poco (nada) era lo que podía aliviar nuestra gana de almorzar. Así que la parada fue más breve de lo normal.
Escarmentados, tiramos enseguida para abajo, de nuevo lobotizando músculo, para buscar en Morata lo que nos privó El Frasno. Así que antes del prometido mediodía llegamos al Albergue a reponer sales y dar cuenta de torreznos, salmueras o similares. Al final, como predijeron Luis I y Paco, fueron más de 20 km. Pero cumplimos en lo de llegar a la hora.
Qué mantenga fresca su memoria el músculo.



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