lunes, 25 de abril de 2011

TOCANDO CHUFAS AL RETORTERO


Contábase en la anterior crónica que el Jueves Santo estaba destinado a los castillos de Armantes por la zona de Calatayud. Pero la noche anterior (la de la finalísima de todas las finales) vino con una tormenta tremenda. Demasiada agua para arriesgarnos a no disfrutar de una etapa, que Juancho ha prometido espectacular. Así que decidimos pecar de conservadores, retrasar algo la hora de salida y hacer una andada por Morata.
A las 8 estábamos en el Albergue, Fernando, Miguel, Fernando Alonso (sección LA), Luis I, Luis, Rafa, Juancho y Fran (el León de Gerona). Solo faltaba Javi O. al que animamos a que se quite la pereza y nos acompañe, que le vendrá bien unas horas de charlita, monte y hasta falta de resuello y aire (que estamos en SS y sufrir también tiene su aquel). Ante el cambio de planes, Luis I nos propone hacer la etapa de 3 horas que tenía planeada para el sábado. Y allá que nos vamos, como el día anterior, camino del cementerio hacia adelante. De nuevo visitamos el Huerto de los Olivos, pasamos la zona de obras y tiramos hacia las Torcas, aunque antes de la subida nos desviamos ya a la derechaa porque toca rodear los linderos de Morata. Vamos en busca de las tablillas que delimitan el término, monte a través. La primera subida es de aúpa. Luis I con su típico trotar no tiene piedad y nos lleva al retortero. Cada uno a su ritmo vamos llegando al puntalico que deja Jabacín a la izquierda (mirando hacia la autovía). El león pronuncia una de las primeras frases del día que resume como ha sido la subida: ¡ha sido una putada!
Arriba las vistas son preciosas, aunque el aire aprieta y para que no pillemos frío engancha Luis I de nuevo en busca de chufas que tocar. Y así vamos descendiendo, ascendiendo, descendiendo… con las tablillas delimitadoras como referencia. Cruzamos la autovía por debajo y tiramos ya para la zona de Mularroya, o lo queda de ella.
Alcanzada la carretera, por debajo de la zona del embarcadero de Morata, debatimos algo sobre si es pertinente almorzar en una etapa tan corta. Es más gula que necesidad. Pero ya incumplimos ayer una máxima cenefa, y dos días quizás sea pecado. Así que optamos por preparar almuerzo, compartir viandas y recordarle a Miguel que a andar no se puede salir sin bota. Tocamos a rebato rápido, para que el peso de la culpa se diluya, y nos vamos por la zona de pinos que hay detrás de la antigua gasolinera. Un bonito paseo por esta zona que concluimos a la entrada del parque. Foto para el recuerdo de tantas culecas y meriendas. Será el progreso… o no. En esta zona, el cronista descubre que el fin de sus Merrell se aproxima (ya escribiremos sobre la mierda de calidad de los adhesivos de estas botas).
Tras la foto regresamos de nuevo a Morata. Ascendemos monte, dejamos que Luis I nos machaque otro rato y llegamos al pueblo antes de las 11.30. Lo sabemos porque Rafa y Fran van a cumplir con la cofradía. Nos vamos el resto a entregar a nuestro patrocinador la camiseta cenefa que le teníamos prometida y dar cuenta de una reposición como mandan los estatutos. Entretenido debate sobre las puntas de las estrellas y otros mitos que aderezamos con torreznos de ayuno, cervezas y vino tinto. Y así cumplimos con el Jueves Santo cenefo: de penitencia tocando chufas.

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