lunes, 28 de febrero de 2011

Cierzo en los pinares de Zuera.




Dudábamos los cenefos entre emprender camino por los pinares de Zuera o acudir a Castejón de Valdejasa, ya que debido al incendio del 2008, no queríamos hacer una ruta por mucho pinar calcinado.
A las 7:30 la mañana, en el Paseo Teruel, en la panadería de La Tahona del Pastos, estábamos los andarines de hoy (Miguel, Carlos que debutaba, Fernando y un servidor), para comprar el pan del día y emprender marcha dirección Huesca.
Llegamos en las inmediaciones de la ruta de los pinares de Zuera, y al no observar restos de la zona incendiada, optamos por realizar esta marcha. Dejamos el coche junto a la carretera comarcal A-1102 (San Mateo-Ejea) al inicio del camino que debíamos tomar. Una botella de agua mal cerrada, hace que mi bolsa esté empapada, por lo que reparto mis enseres, y decido hacer el camino sin ella, que es un placer para mi espalda. Eran las 8:20 de la mañana, el viento (ya anunciado por Maldonado) era insufrible, y en los primeros metros, ya comienzan los comentarios negativos acerca del día elegido y distancia a realizar. El camino transcurre por amplia pista forestal, por el camino de las Casas Altas del Castelar, que nos conduciría a las cercanías del Pico Esteban (746m.), donde se halla situado un recinto de comunicaciones militares. Queda para los que estuvimos, la lección magistral del origen del Cierzo y la Tramontana. Ese cierzo, que seguía soplando de forma y manera brutal, y que no nos abandonaría en toda la jornada. Cuando nos disponíamos a seguir con nuestro camino, un séquito de "landrovers" con sus correspondientes hombres de verde nos avisan que estaban en sus propias palabras "de batida de jabalins", por lo que tuvimos que utilizar la improvisación del cenefo precavido y cambiar la dirección del recorrido para desviarnos a buscar la subida a la Palomera por otro sitio. La exigente subida a la Palomera(635m) prevista, se convierte en apenas un centenar de metros, que damos cuenta con la mente puesta en el almuerzo. Eran las 10 de la mañana, habíamos metido en nuestras botas los primeros 10km, y en la caseta Forestal de la Palomera, esparcimos las viandas del almuerzo cenefo: jamón, lomo, queso, tomate y pan, todo ello regado con vino de la bota cenefa. En pleno almuerzo, unos compañeros ciclistas, llegaron a la cima. Su almuerzo muesli, avellanas y barritas enérgeticas, hacen que a todos ellos se les salten las lágrimas al ver los bocatas en nuestras manos. Jejeje, es lo que tienen los ciclistas...
Les invitamos a un trago de vino, al que no dijeron que no, y nos dieron un poco de dulce de nueces que llevaban. Las vistas desde allí impresionantes, con los Pirineos nevados al fondo. Recogimos todo, y emprendimos marcha de nuevo. Teníamos el coche a apenas 4km, por lo que decidimos sin perder su referencia dar una vuelta por las amplias pistas que discurren por los pinares de Zuera, y a las 11:45, después de totalizar 18 kilométros llegamos al coche.
Después paramos en el Polígono de San Mateo, a cumplir con unas jarras de cerveza, acompañadas con olivas y cacahuetes, para vernos en Zaragoza una hora después, y refrendar los votos de nuestra máxima cenefa de A COMER A CASA!
Hasta la próxima cenefos!
..y a los que no han debutado, decirles que acá siempre se les espera!

2 comentarios:

  1. Nos quedamos sin la lección magistral del cierzo. ESo nos pasa por desertores. En cuanto a los de la batida de jabalins, si eran más y con escopetas, está justificada la retirada. Al fin y al cabo si un perro asmático y un microcan nos hacen recular, aquellos ojos negros (o siniestros para los jabalins) también. Así es el cenefo: coherente.

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  2. Una aclaración, lo que nos dijo exactamente el "man in green" lider de la expedición fue: "va a comenzar una batida de jabalín", en singular, pues si hubiese sido plural sería: "jabalines" que no "jabalins", pues esta última expresión es más del este de Aragón.

    Jabalines: tiradores de lanza en las olimpiadas. Algo así diría el Tiokuk.

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