domingo, 18 de julio de 2010

PIM, PAM, TOMA ARCO DE PIEDRA

Seguimos aprovechando el olor a vacaciones y pueblo que nos trae el verano para seguir andando por los alrededores de Morata. En esta ocasión el organizador nos ha marcado una etapa que ya hicieran los de la gasolina: visita al arco de piedra de Alpartir. Como es costumbre, a las siete quedamos en el Albergue. Esta vez un grupo más numeroso con Fernando, Miguel Ángel, Juancho, Rafa, Luis y Ángel, que ya nos había acompañado el día de la silga, y al que esperamos en futuras ocasiones.
Llegado a Alpartir nos desviamos a la derecha para dejar el coche en la zona de eriales que corona el pueblo. Desde allí parte un camino que nos ha de llevar al cruce de caminos que marca la entrada al valle de Tiermas. Viejo conocido, emprendemos la andada por esta agradable zona, umbría a esas horas de la mañana. Nos lleva poco tiempo recorrer las huertas, y alcanzar un cruce, a la derecha, con la Senda de Ortigas Viejas, recuperada por la Butrera y excelentemente marcada con un poste a la orilla del hoy seco río Alpartir. Recordamos lo hermoso de esa zona en primavera, cuando la recorrimos en sentido inverso aprovechando la andada de Valdejalón. Tomamos la senda y tiramos para arriba. Ahora ya rompemos a sudar más de uno, conforme vamos ascendiendo hasta llegar a una paridera junto a una pista que lleva al pico del Buitre. En este lugar reponemos algo de líquido y empiezan los primeros momentos de confusión.
La hoja de ruta marca que debemos tomar la Senda Solana que parte de la paridera, prácticamente en línea recta con la de Ortigas Viejas. Escarceos y como siempre, fe en Garmin y en el organizador. Tiramos para arriba con Fernando de guía. No ha de pasar mucho, para darnos cuenta que lo que era senda, es pedregal, monte y acaso campo. En fin, que nos hemos desviado. Aun con todo tiramos monte arriba, ya con la referencia de la pista del Pico del Buitre a la izquierda. Definitivamente, hemos roto a sudar del todo. Una vez hollada cima, reflexionamos y avistamos lo que puede ser la senda, que siempre hemos tenido cerca. Allá nos vamos para poco a poco recuperar la calma, ahora que la altitud alcanzada nos dice que ya casí todo está subido.
La Senda Solana nos hace confluir al final con la pista. Después de la dureza del monte a través esto es lujo y empezamos a subir el promedio. Poco nos queda de tranquilidad porque enseguida hay que dejar la pista, en una zona llana, que tiene un monte a su izquierda (Casca Alta) con un sendero que debemos de tomar para ir al Arco de Piedra. Constancia dejamos de la presencia por allá de un cazador en una época más de senderistas que de cazadores. En todo caso, cuando alguien lleva escopeta en mano no se carga de razones pero si descarga precauciones, y ante la ausencia de Luis I, optamos por cabecear sin más.
Subida la senda se alcanza una cresta que tiene abajo un valle y a la izquieda el monte pedregoso de la Casca Alta. Hacemos un primer intento de encontrar el Arco, con poco éxito por lo que decidimos subir al monte para atisbar el panorama y el almuerzo. Ambos impresionantes. Merece la pena subir para tener una excelente panorámica de la Sierra, incluso del lejano Moncayo. Abrimos mochilas, tomates, longanizas, panes y demás, y damos cuenta de la obligada reposición. En este caso, las que han entrado han superado las gallinas salientes. Ángel, más frugal, opta por los azúcares. Todo vale.
Una vez repuestos, retomamos la búsqueda del Arco. Mole de piedra de grandes dimensiones que sale a tajo del monte, ya en descenso al valle, con un precioso agujero ojival que le da nombre. Fotos de rigor y tiramos para la pista que se ve abajo, desde la base del arco. La técnica es sencilla: a cuchillo. Solo aplicamos el raciocinio para superar una zona de zarzales. Hecho, retomamos la pista y tiramos de nuevo para alcanzar el valle que habíamos dejado a primera hora de la mañana, si bien más arriba. No era esta la primera intención, ya que queríamos tomar la Senda de Valdelagües, pero no atinamos. Tenemos excusa para volver. Ya en el valle, hay algún momento de debate, sobre qué hacer. Pero hay compromisos varios, por lo que optamos por tirar para Apartir y hacer una etapa más corta de lo habitual.
Curiosamente, no ha habido debate lingüistico, ni casi polémica. Salvo la de oquedad o cueva, que dejamos para los apasionados del google o gondal. Etapa bonita, apacible y con un toque de monte que habíamos perdido.
Lo demás ya se sabe: Albergue, jarras de cerveza y viandas varias. Gracias Juan. Reconocimiento también público al cenefo Miguel Ángel que ha tenido dos buenas ideas en una sola mañana. Así, a pelo. A concretarlas. Y por supuesto a los de la gasolina que nos inspiraron y a la buena labor de la Butrera.
Felicidades y un fuerte beso a Marta de todos los cenefos.

1 comentario:

  1. ya veo que le estais sacando rendimiento a al sierra de algairén, entre semana hemos estado por allí por las tardes, pero como ya hemos colgado todo, no queremos ser cansinos jeje hemos estado por el pirineo y la selva de irati, a ver si colgamos las andadas, que estamos un poco vagos.
    como siempre, excelente crónica.
    nos vemos pronto? calcena?
    un saludo

    ResponderEliminar