lunes, 5 de abril de 2010

PIETAS: Duelo de Garmins

Pietas tiene un encanto decadente. Uno de esos refugios de relajo que florecieron (léase urbanisticamente hablando) cuando ya la presión de la ciudad había expulsado la autencidad de nuestros pueblos. Reluce agonizante en la Sierra de Vicort, con chalecitos salpicando el paisaje, calles con salpullidos de desidia, ermita rehabilitada con retazos de voluntad, su famosa fuente con merendero y una sensación, para aquellos que conocemos poco más que la excelencia de sus aguas, de que todo debería haber sido de otra manera. Ir andando a Pietas era el objetivo para esta Semana Santa de pueblo, hombro y tambor. Allá nos fuimos el Jueves Santo, 1 de abril.
A las 8 h nos reunimos en el albergue un buen número de cenefos para lo que ha sido el promedio último. Allí estaban, los habituales Fernando, Juanjo, Miguel Ángel y Luis a los que se unieron los más ocasionales Rafa, Yuri, Fernando y Fran. 8 andarines y 2 Garmins.
Tras los saludos y bravos por el quorum, tiramos a la salida del pueblo para coger el camino de El Frasno. Enseguida nos desviamos por la derecha por la Umbría del Águila, camino de la Atalaya. Admitimos aquí comentarios para confirmar el nombre definitivo de la umbría y su barranco, así como la génesis de la atalaya. En esta zona el tirón de Fernando, Fran y Rafael, nos deja realmente asombrados. Parecen fuertes y con ganas de echar fuera la toxina invernal. El camino poco a poco se empina, aunque la dureza no es excesiva. Con la Sierra de Morata a la derecha y un entorno de campos y pseudo-oasis vamos poco a poco alcanzando el alto que permite vislumbrar el llano de El Frasno. Nuestra primera foto y trazada a la izquierda para buscar el camino que sortee la cicatriz de la autovía. Por esa zona, que poco después debió patear Luis I, hubo una primera divergencia sobre cuál era el camino a seguir. A decir verdad, los Garmins ni vacilaron ni fallaron. Aclaradas dudas, cruzamos la autovía a poco ya de El Frasno, al que nos vamos acercando por la antigua carretera nacional, atacada de la misma enfermedad que las calles de la urbanización de Pietas.
En El Frasno, a callejear. De nuevo ciertas divergencias, para llegar cerca del cementerio donde se nos propone una doble ruta por arriba o bien la parte baja del pueblo para llegar a Pietas. A las propuestas grabadas en el GPS se suma la opinión buscada de un vecino que nos aconseja lo obvio: seguir por la carretera. Hacemos caso de lo planificado y tiramos para abajo por un camino que primero desaparece y posteriormente aparece para ir más o menos paralelos a la carretera. Cuando ya tenemos Pietas a tiro, nos desviamos a la izquierda para bajar (y obviamente, luego subir) por una bonita zona de pinos que nos lleva cerca del desvío que lleva a la hospedería (así reza) y la ermita. En esta zona se producen ciertas diferencias entre los Garmins y entre las filosofías de los fines y los medios que dejaron frases para la bitácora: ¿Llegaremos a Pietas, Fernando?.
Llegamos. Sin problemas. Y se hizo poco antes de las 10.30 h. Una visita a la ermita y un buen chicken-in. Rememoramos viejos almuerzos de barra palmera y vino cenefo con sabor a escaso, amén de su intermitencia que la broca del 2 de Fernando debería solventar (¿cómo está el asunto?). Poco después de las once nos pusimos en marcha, en este caso al encuentro del coche rescatador para la mitad de la flota. Alguna foto queda como constancia. Precisemos que el compromiso de la etapa corta estaba previsto de antemano: era sine qua non para aquellos que tenían preparativos de procesión. Disculpados y agradecidos de que apañaran la agenda para compaginar ambas cosas.
El resto, con un solo Garmin (asumimos el riesgo), emprendimos el regreso a Morata por camino distinto, pero con parada y fonda en El Frasno. En concreto en el Bar Manolo, donde disfrutamos de la cervecita con limón de la casa. Un interesante ejercicio de optimización de recursos. Reparadas fuerzas, comenzamos la rodada hacia Morata por la vieja carretera que pasando por encima del túnel conecta con un camino que transcurre paralelo a la autovía. Desviados en el primer cruce a la izquierda vamos ahora de nuevo por el lado contrario del barranco del Águila. Al final llegamos de nuevo al cruce, marcado con un poste castrado (es difícil de asumir que esto no tiene remedio, ¿será que somos así?), que habíamos tomado a la derecha en la ida.
A eso de las 13 h llegamos a la fuente del Portal y barranco abajo al albergue reparador. Cerveza a tutiplén para reponer fuerzas.
La próxima vez subiremos a Pietas por la Sierra con la guía de Luis I. Y confiemos que tengamos consenso sobre la importancia del camino, que se sigue haciendo al andar. Solo ha cambiado que se puede trazar de antemano, aunque sea por puro divertimento.
Hasta el sábado.

3 comentarios:

  1. Joder!
    Cada kilometro recorrido no hace sino aumentar el nivel de las crónicas.
    Me quito el sombrero!

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  2. http://www.elfrasno.es/historia.aspx

    La próxima vez visitaremos la atalaya, que después de verla de lejos, tiene delito no habernos acercado. Es una fortificación árabe del siglo XI. Más información en la web del ayto de El Frasno. Prometemos documentarnos mejor y hacerlo a priori. Eso sí, echando una mano al preparador de rutas.

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  3. Muy cuidado el relato. Así da gusto leeros.
    Un saludo

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